El próximo 13 de septiembre de 2024 tendrá lugar la VI reunión de humanidades SEAIC en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
VI Reunión humanidades SEAIC septiembre 2024.pdf (1050 descargas )
La Junta directiva de la SEAIC se congratula con la contratación de tres Alergólogos en la sanidad pública balear en el hospital de Son Espases. De esta manera se crea el germen del primer servicio de alergología en la sanidad pública balear, demandado durante muchos años por las sucesivas juntas directivas de nuestra sociedad. La población alérgica de las islas Baleares se situará así en igualdad de condiciones en esta prestación sanitaria. con respecto al resto de las autonomías españolas.
Los próximos días 8 y 9 de mayo, se celebrará una nueva edición del curso de Diagnóstico Molecular para Residentes de último año de la especialidad de Alergología, que organiza el Hospital Vall d’Hebrón, con el aval de SEAIC. La inscripción es gratuita, pero el número de plazas es limitada.
Programa Diagnóstico Molecular para Residentes 2020 (1355 descargas )
Estimados socios,
Se adjunta información de las Jornadas: Retos de la Alergología para el Siglo XXI que se celebrarán el 13 y 14 de Marzo en el Hospital Ramón y Cajal, por si fuera de vuestro interés.
Un cordial saludo,
Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
Tríptico Retos de la Alergología para el Siglo XXI (2650 descargas )
La prevalencia de la alergia alimentaria ha aumentado dramáticamente en las últimas dos décadas a nivel mundial, lo que indica que los factores ambientales pueden estar impulsando la progresión de la enfermedad.
Actualmente sabemos que factores como el estilo de vida, los hábitos dietéticos y las interacciones materno-neonatales juegan un papel fundamental en el desencadenamiento de la alergia alimentaria, incluida la composición cualitativa y cuantitativa de la microbiota. Estos factores parecen tener una mayor influencia en las primeras etapas de la vida, observación que ha llevado a la generación de diversas hipótesis para explicar la epidemia de alergia alimentaria en la que nos vemos actualmente inmersos y que incluye la “hipótesis de la exposición dual al alérgeno”.
Clásicamente, se creía que la alergia alimentaria se originaba en el intestino, a través de un fallo en los mecanismos de tolerancia oral. Sin embargo, la observación de que la mayoría de los alérgicos a cacahuete reaccionaban durante la primera exposición oral, llevó a los investigadores a plantear que la sensibilización podría producirse por vías distintas a la vía oral.
La ruta de sensibilización cutánea a alérgenos alimentarios se ha establecido con fuerza en la última década y, actualmente, se está proponiendo la vía respiratoria como otra interesante y potencial ruta de sensibilización a los alérgenos alimentarios.
La “hipótesis de la exposición dual al alérgeno” (a través de la piel y el intestino) se basa en la observación de que los bebés con eczema tienen un alto riesgo de desarrollar alergia alimentaria mediada por IgE. Esta hipótesis establece que el contacto con alérgenos a través de la piel eccematosa puede causar sensibilización alérgica, mientras que es más probable que la exposición a través del tracto gastrointestinal induzca tolerancia inmunológica.
Esta hipótesis evolucionó al profundizar en el conocimiento de la alergia al cacahuete. De esta manera, se determinó que la exposición oral a los alérgenos del cacahuete conduce a tolerancia oral, mientras que la exposición a través de la piel, en ausencia de exposición oral previa, conduce a alergia.
Un ensayo clínico histórico, LEAP (N Engl J Med 2015), demostró claramente que la administración oral temprana y regular de proteínas de cacahuete, en bebés sensibilizados de alto riesgo y no sensibilizados, redujo drásticamente la incidencia de alergia a cacahuete en niños de 5 años, en comparación con bebés que evitaron la ingestión de cacahuete.
Estos hallazgos respaldan la “hipótesis de la exposición dual al alérgeno” y enfatizan la importancia de la exposición oral temprana al cacahuete antes de que pueda ocurrir la sensibilización a través de rutas alternativas.
Años más tarde, los mismos autores (JACI 2018) concluyen, en un nuevo estudio, que el consumo temprano de cacahuete en lactantes con alto riesgo de alergia al cacahuete es alérgeno específico y no previene el desarrollo de otras enfermedades alérgicas ni la sensibilización a otros alérgenos alimentarios o aeroalérgenos, y que el consumo de cacahuete no acelera la resolución del eczema o la alergia al huevo.
Kulis y cols (JACI 2021) proponen una actualización de la “hipótesis de la exposición dual”, con la vía respiratoria como otra potencial ruta de sensibilización a los alérgenos alimentarios. Así, las células dendríticas tanto de la vía respiratoria como de la piel atópica, migran a los ganglios linfáticos regionales donde presentan el alérgeno alimentario a las células T (CD4+) vírgenes que, en un ambiente rico en citocinas innatas, se diferenciarán a TH2 con la producción de citocinas específicas que activarán a los linfocitos B para producir IgE específica de antígeno, mientras que, por el contrario, cuando la exposición inicial se produce por vía oral, las células dendríticas presentan el antígeno alimentario a los linfocitos T (CD4+) vírgenes en los ganglios linfáticos mesentéricos, en un ambiente tolerogénico característico del tracto gastrointestinal, que hará que se diferencien en linfocitos T reguladores, favoreciendo así la tolerancia alimentaria.
En los países en los que la alergia a cacahuete es muy prevalente, y donde el consumo es frecuente, parece que existe una fuente ambiental de cacahuete en el polvo doméstico, así como también en comedores y aulas escolares, donde los niños pasan la mayor parte del tiempo, pudiendo ser inhaladas. Las proteínas de cacahuete dentro del polvo parecen estar estructuralmente intactas y se ha demostrado que contienen epítopos de unión a IgE. Estos autores han demostrado, mediante estudios realizados en ratones y en células humanas, que la vía aérea es una vía factible de sensibilización a alérgenos alimentarios.
No obstante, en la actualidad se desconoce si la sensibilización ocurre exclusivamente a través de una ruta o una combinación de rutas, aunque los autores propugnan que esto difiere entre individuos. Además, no está claro si la exposición por ruta no oral al cacahuete ambiental puede promover la tolerancia en algunas personas. De hecho, los estudios en animales han demostrado que, tanto en la vía respiratoria como en la cutánea, la exposición a antígenos en condiciones no inflamatorias puede inducir tolerancia, y la inmunoterapia epicutánea se está investigando como tratamiento para la alergia al cacahuete.
Los autores defienden que los estudios futuros deben centrarse en el papel de la exposición de las vías respiratorias y la sensibilización a otros alimentos, ya que también se han detectado otras proteínas alimentarias como proteínas de leche y huevo en el polvo doméstico.
Además, no debemos olvidar que, otros factores ambientales como los contaminantes del aire, pueden desempeñar un papel en la sensibilización de las vías respiratorias, dado que las tasas urbanas de alergia alimentaria son más altas que las tasas en las zonas rurales.
Por lo tanto, los autores demuestran, mediante estudios realizados en ratones y en células humanas, que la vía respiratoria puede tener un papel en la “hipótesis de la exposición dual al alérgeno”, al igual que la ruta cutánea. Por último, alientan al desarrollo de nuevas investigaciones, ya que quedan muchas preguntas por resolver, y defienden que la modulación de los componentes ambientales (microbioma, proteoma, metaboloma del entorno doméstico), incluida la eliminación del cacahuete del medio ambiente antes de la exposición oral, podría conducir a la prevención de la alergia alimentaria.
Angélica Feliú Vila. Hospital del Tajo, Aranjuez, Madrid. Comité de Alergia Infantil SEAIC
BIBLIOGRAFÍA
1.- Heine RG. Food Allergy Prevention and Treatment by Targeted Nutrition. Ann Nutr Metab. 2018;72 Suppl 3:33-45. doi: 10.1159/000487380. Epub 2018 Apr 9. PMID: 29631274.
2.- Renz H, Allen KJ, Sicherer SH, Sampson HA, Lack G, Beyer K, Oettgen HC. Food allergy. Nat Rev Dis Primers. 2018;4:17098. doi: 10.1038/nrdp.2017.98. PMID: 29300005.
3.- Wang S, Wei Y, Liu L, Li Z. Association Between Breastmilk Microbiota and Food Allergy in Infants. Front Cell Infect Microbiol. 2022;11:770913. doi: 10.3389/fcimb.2021.770913. PMID: 35096637; PMCID: PMC8790183.
4.- Du Toit G, Roberts G, Sayre PH, Bahnson HT, Radulovic S, Santos AF, Brough HA, Phippard D, Basting M, Feeney M, Turcanu V, Sever ML, Gomez Lorenzo M, Plaut M, Lack G; LEAP Study Team. Randomized trial of peanut consumption in infants at risk for peanut allergy. N Engl J Med. 2015;372(9):803-13. doi: 10.1056/NEJMoa1414850. Epub 2015 Feb 23. Erratum in: N Engl J Med. 2016 Jul 28;375(4):398. PMID: 25705822; PMCID: PMC4416404.
5.- Du Toit G, Sayre PH, Roberts G, Lawson K, Sever ML, Bahnson HT, Fisher HR, Feeney M, Radulovic S, Basting M, Plaut M, Lack G; Immune Tolerance Network Learning Early About Peanut Allergy study team. Allergen specificity of early peanut consumption and effect on development of allergic disease in the Learning Early About Peanut Allergy study cohort. J Allergy Clin Immunol. 2018;141(4):1343-53. doi: 10.1016/j.jaci.2017.09.034. Epub 2017 Oct 31. PMID: 29097103; PMCID: PMC5889963.
6.- Michael D. Kulis, Johanna M. Smeekens, Robert M. Immormino, Timothy P. Moran. The airway as a route of sensitization to peanut: An update to the dual allergen exposure hypothesis. Journal of Allergy and Clinical Immunology. 2021. 148(3);689-693.
7.- McGowan EC, Bloomberg GR, Gergen PJ, Visness CM, Jaffee KF, Sandel M, O’Connor G, Kattan M, Gern J, Wood RA. Influence of early-life exposures on food sensitization and food allergy in an inner-city birth cohort. J Allergy Clin Immunol. 2015;135(1):171-8. doi: 10.1016/j.jaci.2014.06.033. Epub 2014 Aug 13. PMID: 25129677; PMCID: PMC4440482.
XXXI JORNADA DE CLAUSURA AVAIC.
14 y 15 de junio.
Organizada por la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica (AVAIC), en el Hospital de Sagunto.
Hospital de San Pedro (Logroño).
Consultar en Empleo.
En los últimos años se ha incrementado el uso de quimioterápicos y de anticuerpos monoclonales para el tratamiento del cáncer, asociando a su vez un mayor número de reacciones de hipersensibilidad debidas a estos fármacos. Las reacciones alérgicas son imprevisibles, potencialmente graves, y pueden conllevar la restricción en el uso de tratamientos de primera línea, y como consecuencia, generar un gran impacto en la supervivencia y en la calidad de vida del paciente.
Las manifestaciones clásicas de las reacciones oscilan desde leves, con afectación cutánea como picor o habones, hasta shock anafiláctico de compromiso vital. Pero la presentación puede ser atípica como ocurre con el dolor asociado a las reacciones por taxanos, o a los escalofríos y la fiebre descritos con oxaliplatino y los anticuerpos monoclonales. Las reacciones tardías tras la quimioterapia, que suelen aparecer tras 24 horas de la infusión, pueden deberse a la vida media prolongada de los anticuerpos monoclonales y a la administración de premedicación.
El término desensibilización se utiliza para describir el proceso mediante el cual se modifica la respuesta inmune del paciente para generar tolerancia temporal, y se basa en modelos in vitro e in vivo que demuestran que mastocitos y basófilos pueden inhibirse mediante el incremento progresivo de dosis de antígeno, desactivando señales de transducción y liberación de mediadores. Los protocolos de desensibilización se han utilizado con éxito con antibióticos, antiquimioterápicos, anticuerpos monoclonales y otros fármacos, en pacientes con reacciones de hipersensibilidad mediadas y no mediadas por IgE.
Debe considerarse en aquellos pacientes cuyas reacciones sugieran un mecanismo tipo I y tipo IV sin terapia alternativa o en aquellos cuya terapia alternativa tenga menor valor o pueda inducir más efectos secundarios. Se pueden realizar desensibilizaciones en pacientes de cualquier edad y en mujeres embarazadas cuando no hay tratamientos alternativos, o cuando retrasar un tratamiento puede acortar la vida. El proceso de desensibilización es seguro, se ha demostrado que las reacciones que ocurren generalmente son leves y menos graves que la reacción inicial del paciente, sin haberse descrito fallecimientos. Deben realizarse por alergólogos entrenados en los protocolos personalizados y en el manejo de las posibles reacciones.
No se debe desensibilizar a los pacientes que hayan presentado reacciones de hipersensibilidad de tipo II y III, reacciones descamativas, síndrome de Stevens–Johnson, necrolisis epidérmica tóxica, porque pequeñas cantidades del fármaco pueden inducir reacciones potencialmente fatales.
Durante los días 1 y 2 de diciembre de 2017 tuvo lugar el Curso de Avances en Desensibilización a Medicamentos (DDIM) en la Universidad Internacional de Catalunya (UIC) en Barcelona. Se trata de un evento anual internacional monográfico en desensibilización a fármacos, que cuenta con expertos de talla mundial como la Profesora Mariana Castells, Catedrática de la Universidad de Harvard.
María Rueda García
Alergóloga
Servicio de Alergología y Neumología, Hospital Quirón, Barcelona
En toda consulta médica, el paso previo para tratar a un paciente consiste en realizar un diagnóstico correcto. Los dos pilares básicos sobre los que se establece el diagnóstico de alergia a venenos de himenópteros son la historia clínica y el estudio alergológico, que consiste en la realización de las pruebas de alergia que se realizan sobre la piel del paciente y mediante un análisis de sangre específico.
Estas pruebas diagnósticas, así como el tratamiento específico de la alergia al veneno de abejas y avispas, son realizadas por especialistas en alergología, generalmente en un hospital.
Con ello se pretende demostrar la existencia de los anticuerpos IgE específicos frente a un determinado veneno. Esa IgE, como antes se ha comentado, es la responsable de la reacción presentada por el paciente. El diagnóstico de alergia se realiza mediante la conjunción de una historia sugestiva de alergia y unas pruebas, bien en piel o en sangre, positivas.
Fuente: M.G. – Segovia para eladelantado.com
La Asociación Provincial de Apicultores Segovianos (APASE) celebró ayer en el Centro “Aniano Bravo” de Segovia la decimosegunda edición de las Jornadas Apícolas que desde 1996 sirven de punto de encuentro para los profesionales de este sector.
Este año, los apicultores segovianos han dedicado esta reunión a uno de los principales problemas que abordan a la hora de trabajar en las colmenas, como es el de las alergias a las picaduras de estos insectos himenópteros, que suelen causar no pocos quebraderos de cabeza a los profesionales.
La doctora María Isabel Esteban, médica adjunta de la Unidad de Alergología del Hospital General de Segovia, analizó los pormenores derivados de las alergias producidas por la picadura de estos insectos, y aseguró que el 80 por ciento de la población que padece alergias a los himenópteros en Segovia son a las avispas, mientras que sólo el 10 por ciento lo son a las abejas.
Pese a estas cifras, la doctora Esteban precisó que sólo el tres por ciento de la población tiene reacciones generalizadas a esta picadura, y únicamente el uno por ciento de los casos provocan serios problemas de salud o incluso la muerte.
La alergóloga destacó ante los apicultores la importancia de identificar los síntomas de la alergia, que pasan desde el picor y el enrojecimiento e hinchazón de la piel hasta las dificultades respiratorias, sudoración o bajadas de tensión, y señaló que una vez detectados “es conveniente acudir a la consulta de alergias para establecer una inmunoterapia de vacunación para evitar reacciones inesperadas”.
Asimismo, señaló que ante la picadura de una avispa o una abeja, las medidas más eficaces son la aplicación de hielo sobre la zona afectada para eliminar el veneno, así como la de algún medicamento antihistamínico para prevenir cualquier reacción; así como acudir al centro médico más cercano en el caso de que los síntomas no remitan.
La amenaza de plaguicidas y clima
El uso en ocasiones indiscriminado de plaguicidas para proteger los cultivos, así como las consecuencias derivadas del cambiop climático están generando una seria preocupación entre los apicultores, que ven como lenta pero progresivamente sus colmenas tienen cada vez menos abejas.
El responsable de Apicultura de UCCL, Juan Carlos Pérez Domingo, destacó que las colonias de abejas “son muy sensibles a los cambios de temperatura y a los compuestos químicos cada vez más potentes que se usan para la eliminación de las plagas”, y abogó por una mayor sensibilización social a la hora de abordar este problema. “No hay que olvidar que sin las abejas no es posible la polinización y hay muchas especies vegetales que dependen de las abejas para su mantenimiento”. En cuanto a la problemática general del sector, señaló que los cerca de 10 apicultores que en Segovia se dedican profesionalmente a esta actividad producen anualmente entre 15 y 20 kilos de miel por colmena, aunque este año, las circunstancias climatológicas han reducido sensiblemente la producción, lo que ha obligado a encarecer el precio de venta al público.
La dermatitis atópica es una condición dermatológica cuya cronicidad afecta la calidad de vida de pacientes pediátricos y de sus cuidadores.
A menudo nuestros esfuerzos terapéuticos se centran en tratar lo más visible, olvidándonos o subestimando las heridas y cicatrices más profundas e invisibles.
El artículo “Skin Disease in Children: Effects on Quality of Life, Stigmatization, Bullying, and Suicide Risk in Pediatric Acne, Atopic Dermatitis, and Psoriasis Patients” se centra en investigar las consecuencias emocionales que pueden desencadenaralgunas patologías dermatológicas crónicas, entre ellas la dermatitis atópica.
El peso emocional de la dermatitis atópica es más extenso que el prurito que puede manifestar. La carga emocional producida por la percepción negativa de la propia imagen corporal dificulta las relaciones sociales con otros coetáneos o incluso con los familiares más cercanos.
Los padres u otros familiares manifiestan a menudo sensación de frustración, agotamiento, culpabilidad e impotencia que inconscientemente puede repercutir en la relación con el menor y alterar las dinámicas familiares.
Se ha observado que pacientes los pediátricos con dermatitis atópica sufren alteraciones del comportamiento (mayor dependencia, aflicción, trastornos del sueño) similares a las que pueden padecer los pacientes pediátricos con otras enfermedades crónicas de mayor afectación sistémica.
El prurito les limita no sólo en sus casas, sino también fuera, en las actividades de ocio y extraescolares. Les exponen a actos de bulling que a veces conllevan a estados de ansiedad e incluso depresión que, en ocasiones, por suerte raras, pueden conducir a ideas autolíticas e intento de suicidio.
Para frenar esa deriva es necesario implantar herramientas para aquellas figuras que a todos los niveles son referencia en la vida del menor:
Concluyendo, la dermatitis atópica es una patología con gran impacto en todos los niveles de la vida del paciente, tanto físico como psicológicos. Se necesita de una visión multidisciplinar que incluya a todas las figuras capaces de mejorar la calidad de vida del paciente y limitar las afecciones de la dermatitis atópica, que va “mas allá de la piel”.
Nicola Giangrande, Hospital público da Mariña, Burela, Lugo. Comité de Alergia Infantil. SEAIC.
¿Pueden los probióticos durante el embarazo ayudar a Prevenir la alergia en nuestros bebés?
Desde el Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, sabemos que muchos padres, sobre todo los que ya tienen otros hijos con alergia, se hacen esta pregunta cuando esperan un nuevo bebé. ¿Y si hubiera algo que pudiera hacerse durante el embarazo para reducir el riesgo de alergia en el futuro?
Entre las posibles estrategias preventivas, una que ha generado especial interés en los últimos años es el uso de probióticos. Se ha estudiado su impacto en el desarrollo de diabetes gestacional, en el desarrollo del síndrome metabólico y en otras patologías. Pero ¿y en la prevención de alergia? ¿Qué dice la ciencia al respecto? ¿Sirven realmente? Aquí te lo contamos de forma clara y sencilla.
¿Qué son los probióticos y por qué se habla tanto de ellos?
Los probióticos son microorganismos vivos, como algunas bacterias, que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, pueden tener efectos beneficiosos para la salud. Se encuentran de forma natural en algunos alimentos (como yogures o productos fermentados) y también en forma de suplementos alimenticios.
Ya desde el embarazo, el sistema inmunitario de nuestro bebé se está desarrollando. Se sabe que la microbiota intestinal (los microorganismos que habitan en nuestro intestino) juega un papel importante en la maduración del sistema inmune del neonato. Por eso, los científicos se han planteado si los probióticos podrían ayudar a “entrenar” ese sistema inmunitario y reducir el riesgo de desarrollar alergias más adelante.
¿Qué dice la ciencia? Vamos a analizarlo en los diferentes tipos de alergia posible: la cutánea, alimentaria y la alergia respiratoria.
🧴 1. Dermatitis atópica: la evidencia más prometedora
Este es el campo donde los estudios han mostrado resultados más esperanzadores. Algunas investigaciones han encontrado que tomar probióticos en el embarazo, y a veces también durante la lactancia o dárselos al bebé tras el nacimiento, podría reducir el riesgo de que el niño desarrolle dermatitis atópica, sobre todo si tiene antecedentes familiares de alergia.
Determinadas cepas de microorganismos y determinadas combinaciones de varias cepas parecen funcionar mejor que usar una sola cepa de forma aislada.
Cepas como Lactobacillus rhamnosus y algunas bifidobacterias han sido las más estudiadas.
La Organización Mundial de Alergia (WAO) ha hecho una recomendación condicional para usarlos con este fin pero advierte que la calidad de la evidencia aún es baja.
Es decir: hay indicios positivos, pero no es una solución mágica ni garantizada.
🍳 2. Alergias alimentarias: ¿una posible ayuda?
Aquí la evidencia científica es más limitada. Algunos estudios sugieren que el uso de algunos probióticos podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar alergia alimentaria en el futuro (como a la alergia a la leche o al huevo), pero los resultados no son consistentes.
Las principales guías científicas, como las de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), aún no recomiendan su uso generalizado con este objetivo.
Se necesitan más estudios para poder considerar el empleo de probióticos como una herramienta preventiva de la alergia alimentaria.
🌬️ 3. Asma bronquial y sibilancias: sin pruebas sólidas de beneficio
En el caso del asma infantil o los episodios de sibilancias (pitos en el pecho), los estudios hasta ahora no han demostrado beneficios claros del uso de probióticos durante el embarazo para prevenir su aparición tras el nacimiento.
Incluso, algunos trabajos han observado un posible (aunque no confirmado) aumento de infecciones respiratorias en bebés que recibieron probióticos. Esto subraya la importancia de seguir investigando.
Cosas importantes que debes saber antes de lanzarte a comprar probióticos:
✅ No todos los probióticos son iguales: cada cepa tiene efectos distintos. Que uno funcione no significa que todos lo hagan.
🕒 El “cuándo” también importa: no está claro si es mejor empezar antes del parto, después, o si continuar durante la lactancia, tampoco cuánto tiempo deben tomarse.
👶 ¿Tu bebé es de “alto riesgo”? Muchos estudios se han hecho con bebés con antecedentes familiares de alergia. Para la población general, los beneficios podrían ser menores.
📊 La evidencia es aún limitada: aunque se han hecho muchos estudios, no todos tienen la misma calidad. Las conclusiones deben tomarse con cautela.
Entonces… ¿debería tomar probióticos en el embarazo para prevenir la aparición de enfermedades alérgicas en mi bebé?
La respuesta corta es: depende.
Para bebés con alto riesgo de eccema, algunas organizaciones internacionales consideran que podría ser útil… pero no es una recomendación firme.
Para prevenir otras alergias (como la alergia alimentaria o el asma bronquial), aún no hay suficiente evidencia.
Lo más importante: consulta siempre con tu médico o especialista antes de empezar cualquier suplemento probiótico durante el embarazo.
El uso de probióticos durante el embarazo es una línea de investigación interesante, especialmente en relación con la dermatitis atópica. Pero aún no hay una receta única para prevenir las enfermedades alérgicas y son necesarios más estudios para saber qué cepas, dosis y duración son las más eficaces.
Desde el Grupo de Trabajo de Microbiota del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, seguiremos atentos a las novedades científicas para poder informar con la mayor claridad y rigor posible. Mientras tanto, la mejor estrategia sigue siendo el acompañamiento médico personalizado y la información basada en evidencia.
Isabel Fernández de Alba. Hospital HLA Inmaculada. Comité de Alergia Infantil de la SEAIC
Bibliografía:
Recomendaciones generales y dermatitis atópica:
Alergias alimentarias:
Asma bronquial y sibilancias:
Revisiones sistemáticas y metaanálisis generales sobre probióticos en embarazo y prevención de alergia
Lo primero, ¿Qué es eso de la microbiota intestinal?
La microbiota intestinal se define como la comunidad de microorganismos que habita en nuestro tracto digestivo. Esta comunidad está formada por una gran variedad de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos que desempeñan un papel fundamental en la salud humana.
La composición de la microbiota intestinal depende de factores como la genética, la dieta, el modo de nacimiento, el tipo de lactancia y la toma de antibióticos entre otros, sobre todo en los tres primeros años de vida, que es cuando se establece la composición de nuestra microbiota intestinal que tiende a persistir en la vida adulta.
Nuestro estilo de vida urbano e industrializado nos expone a una menor diversidad microbiana y hace que esa exposición microbiana sea frente a una serie ¿concreta? O ¿microorganismos específicos? de microorganismos, lo que se traduce en una menor diversidad de nuestra microbiota intestinal y el desarrollo de una microbiota intestinal ¿específica? concreta que a su vez se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar una patología alérgica en general y alergia alimentaria en concreto.
En los últimos años, se ha demostrado que la microbiota intestinal juega un papel importante en la alergia alimentaria, lo que hace plantearnos si este papel podría aprovecharse a nuestro favor para prevenir e incluso llegar a tratar la alergia alimentaria.
Pero… ¿y qué es exactamente la alergia alimentaria?
La alergia alimentaria es una reacción exagerada e inapropiada del sistema inmunológico ante la proteína de un alimento específico. Puede producir diferentes síntomas desde los más leves (ej. picor en la boca) hasta las reacciones más graves potencialmente mortales llamadas anafilaxias.
¿Qué relación existe entre la microbiota intestinal y la alergia alimentaria?
Entre las funciones de la microbiota intestinal se encuentra el desarrollo y mantenimiento de un sistema inmunológico saludable.
Cuando se produce la introducción de la alimentación complementaria en los lactantes, la microbiota intestinal juega un papel fundamental en el desarrollo de tolerancia oral a los alimentos. Se trata de un momento crucial en el que una microbiota intestinal alterada puede contribuir a la aparición y desarrollo de la alergia alimentaria. A continuación, resumimos los hallazgos más relevantes obtenidos en estudios observacionales y preclínicos que apuntan al papel de la microbiota intestinal en el desarrollo de alergia alimentaria:
Los conocimientos adquiridos en estos estudios han sentado las bases para llevar a cabo ensayos clínicos en humanos en los que se emplean probióticos, prebióticos y simbióticos con el fin de manipular la microbiota intestinal existente como herramienta preventiva o terapéutica en la alergia alimentaria. Sin embargo, a día de hoy no existe evidencia científica suficiente que avale el empleo de estas terapias microbianas para prevenir o tratar la alergia alimentaria aunque sin duda es un campo prometedor en el que seguir trabajando.
Dra. Isabel Fernández de Alba Porcel, Hospital HLA Inmaculada, Granada. Comité de Alergia Infantil
Bibliografía
Los próximos días 26 y 27 de noviembre de 2021, se celebrará una nueva edición del curso de Diagnóstico Molecular para Residentes de último año de la especialidad de Alergología, que organiza el Hospital Vall d’Hebrón, con el aval de SEAIC. La inscripción es gratuita, pero el número de plazas es limitada.
Programa Diagnóstico Molecular para Residentes 2021 (1575 descargas )
El veneno, tanto de abejas como de avispas, es la suma de diferentes sustancias, muchas de ellas tóxicas, que por sí mismas producen irritación en el cuerpo humano.
Reacciones por la acción propia del veneno
Tras una picadura de abejas o avispas se produce una reacción en la piel que generalmente es de corta duración, con enrojecimiento e hinchazón alrededor del sitio de la picadura, de un diámetro menor de 10 cm, dolor más o menos intenso dependiendo del lugar seguido de picor, de unas pocas horas de duración, aunque en algunas ocasiones puede durar más tiempo.
(Figura 17).

Generalmente estas aparecen rápidamente tras la picadura y se resuelven en unas pocas horas.
Son respuestas de los tejidos a los componentes del veneno con un alto poder farmacológico y enzimático.
En individuos con un buen estado general de salud y no alérgicos al veneno de abeja o avispa, se ha demostrado que se pueden soportar bastante bien de 1 a 25 picaduras.
Se ha estimado que los efectos tóxicos aparecen a partir de 50 picaduras y que la dosis letal para un niño sería de 100 picaduras y de 500 picaduras para un adulto. Estos efectos tóxicos pueden afectar a la piel, músculos, riñón, hígado, sistema nervioso y pueden producir alteraciones de la coagulación y ruptura de los glóbulos rojos.
Reacciones locales extensas

Consisten en una zona de inflamación alrededor del sitio de la picadura, con un diámetro superior a los 10 cm y que permanece más de 24 horas.
Se acompañan de dolor, picor, enrojecimiento y endurecimiento.
Cuando la picadura se produce en una extremidad, la inflamación puede afectar a 2 articulaciones contiguas.
(Figura 18).
En estos pacientes, posteriores picaduras con frecuencia vuelven a producir reacciones locales extensas pero raramente reacciones generalizadas (menos del 5%).
Reacciones generalizadas: Anafilaxia.
En individuos alérgicos una simple picadura bastará para provocar un cuadro general con, ronchas o habones, dificultad para respirar, mareo… Estos síntomas, con afectación de diferentes órganos del cuerpo, son lo que llamamos una reacción anafiláctica o anafilaxia.
Ante un cuadro de anafilaxia la rapidez a la hora de administrar el tratamiento adecuado determinará la eficacia del mismo. Se debe recibir de forma inmediata atención médica.
Ante la sospecha de un cuadro de anafilaxia el médico indicará fundamentalmente la administración de adrenalina y otros fármacos, como antihistamínicos o corticoides, para reducir los síntomas posteriores. Aunque se haya recibido un tratamiento médico inmediato debe transportarse al paciente a un hospital para mayor control. El tratamiento en caso de shock requiere líquidos intravenosos y medicamentos que ayuden al corazón y al sistema circulatorio a realizar su trabajo.
El riesgo de padecer una reacción generalizada (sistémica) tras una nueva picadura depende de varios factores como son:
La dermatitis atópica (DA) es la enfermedad inflamatoria cutánea más frecuente en la infancia y representa un verdadero desafío clínico por su curso crónico-recidivante y el importante impacto que genera en la calidad de vida de los niños y sus familias. En los últimos cinco años, las opciones terapéuticas se han ampliado de manera notable gracias al desarrollo de nuevos fármacos biológicos e inhibidores de JAK. La guía EuroGuiDerm 2025 (segunda actualización de la guía europea) incorpora en su última versión las novedades más relevantes para el manejo de la DA en población pediátrica.
La principal novedad del documento europeo radica en las terapias sistémicas avanzadas para la DA grave. En este escenario, cuando la enfermedad no se controla con un tratamiento tópico optimizado, la EuroGuiDerm 2025 recomienda como primera opción los biológicos. Actualmente existen tres aprobados en población pediátrica: dupilumab, autorizado desde los 6 meses de edad; y lebrikizumab y tralokinumab, indicados a partir de los 12 años. Dupilumab sigue siendo el fármaco de referencia por su amplio rango de edad y su perfil de seguridad favorable. Los anti-IL-13 selectivos ofrecen una eficacia comparable y, en el caso de lebrikizumab, la ventaja de una administración mensual en fase de mantenimiento, lo que mejora la adherencia.
Junto a ellos, los inhibidores orales de JAK se consolidan como una alternativa eficaz. La guía incluye baricitinib, aprobado desde los 2 años, así como abrocitinib y upadacitinib, autorizados a partir de los 12 años. Estos fármacos destacan por su inicio de acción rápido y su alta eficacia en la reducción del prurito y las lesiones. Sin embargo, requieren un seguimiento analítico estrecho debido a potenciales efectos adversos (hematológicos, metabólicos, cardiovasculares e infecciosos), por lo que se reservan a pacientes seleccionados, especialmente cuando no hay acceso o respuesta a biológicos.
Cuando los biológicos y los inhibidores de JAK no están disponibles, la ciclosporina A se mantiene como una opción válida en ciclos cortos bajo supervisión especializada, siendo el único inmunosupresor aprobado en pediatría. Otros inmunosupresores, como metotrexato, azatioprina o micofenolato mofetilo, se utilizan de forma off-label, aunque con evidencia limitada.
A pesar de estos avances, los pilares básicos del tratamiento permanecen inalterables. La restauración de la barrera cutánea mediante el uso sistemático de emolientes continúa siendo el fundamento de toda estrategia terapéutica. Se recomienda su aplicación al menos dos veces al día en toda la superficie corporal, incluso en áreas sin lesiones visibles. La llamada “regla del minuto”, que consiste en aplicar el emoliente en el primer minuto tras el baño, mejora la hidratación y previene la pérdida transepidérmica de agua. Los baños, lejos de estar contraindicados, forman parte del tratamiento si se realizan de forma breve, con agua tibia y limpiadores syndet, seguidos de un secado suave sin fricción.
De forma paralela, el control de factores ambientales —evitar fibras irritantes, reducir la exposición a alérgenos en pacientes sensibilizados, mantener una humedad ambiental estable y limitar irritantes como detergentes o humo de tabaco— contribuye a disminuir los brotes y la severidad. Los programas educativos para pacientes y familias son también un componente esencial, ya que mejoran la adherencia, el manejo diario de la enfermedad y el bienestar psicológico de los afectados.
En el abordaje de los brotes agudos, la primera línea continua siendo el tratamiento tópico. Los corticoides tópicos se recomiendan de manera individualizada según la edad, la localización y la intensidad de las lesiones, en pautas de 1–2 aplicaciones diarias durante un máximo de dos semanas. En zonas sensibles o en casos que requieren mantenimiento prolongado, los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus 0,03% y pimecrolimus) son una alternativa no esteroidea clave, indicados desde los 2 años y, en algunos países, desde los 3 meses en el caso de pimecrolimus. Su uso intermitente, dos veces por semana en fases de mantenimiento (“estrategia proactiva”), reduce de forma significativa las recaídas. La guía también contempla el empleo de vendajes húmedos con corticoides de baja o media potencia en brotes extensos y refractarios, así como la fototerapia en adolescentes cuando el tratamiento tópico resulta insuficiente, aunque con un grado de recomendación menor. El uso de corticoides orales no se aconseja de manera rutinaria y debe reservarse únicamente como terapia puente en brotes graves, en ciclos cortos y siempre con monitorización estrecha.
Finalmente, las estrategias de modulación del microbioma se han consolidado como un campo clave en la investigación de la dermatitis atópica. Los probióticos —sobre todo combinaciones de Lactobacillus y Bifidobacterium— han mostrado cierto beneficio en formas moderadas-graves, mientras que los prebióticos (como FOS y GOS) favorecen el crecimiento de bacterias protectoras y refuerzan la barrera cutánea. Su combinación en simbióticos parece especialmente útil en niños a partir del primer año de vida. Además, se están desarrollando terapias innovadoras como los probióticos tópicos con cepas como Roseomonas mucosa o Staphylococcus hominis, capaces de reducir la inflamación y limitar la colonización por S. aureus. Aunque aún faltan estudios que definan qué cepas, dosis y duración son más eficaces, todo apunta a que el microbioma jugará un papel decisivo en el futuro de la dermatitis atópica pediátrica.
En conclusión, la EuroGuiDerm 2025 refleja el cambio de paradigma en la dermatitis atópica pediátrica. Los biológicos y los inhibidores de JAK se consolidan como pilares en los casos graves, sin perder de vista que la base del tratamiento sigue siendo la restauración de la barrera cutánea, el control ambiental y la educación familiar. El f uturo apunta hacia una medicina cada vez más personalizada, en la que la elección del tratamiento dependerá del fenotipo y endotipo clínico, la edad y las comorbilidades de cada paciente con el objetivo último de mejorar la calidad de vida de los niños y los adolescentes afectados.
Autora: Dra. Ana Láinez Nuez. Servicio de alergología, Hospital Vithas Turia, Valencia, Comité de Alergia Infantil SEAIC
– Fuente: http://www.lasprovincias.es/valencia
Una picadura casi cuesta la vida a un miembro del cuerpo de Valencia y obliga a hacer pruebas de alergia al veneno de los himenópteros a todos sus trabajadores.
Un bombero de Valencia estuvo cerca de la muerte el año pasado. No fue fuego, ni humo, ni una caída lo que le colocó a un paso de fallecer. El motivo fue un shock anafiláctico tras la picadura de una abeja, una reacción alérgica imprevista que ha puesto en alerta al servicio de emergencia.
Con más de 20 años al servicio de los bomberos, Isidro Álvarez, no podía imaginar que un aguijón iba a llevarle a las puertas de la muerte. «Vivo gracias a mis compañeros y a la rapidez con la que actuaron», confiesa mientras recuerda lo ocurrido el 26 de mayo del año pasado.
El peligroso picotazo lo recibió durante unas prácticas en una emergencia real. El enemigo era un enjambre de cuatro metros cuadrados en una casa deshabitada de la plaza Santa Mónica de Valencia.
No era la primera vez que se las veía con abejas, como bombero y como agricultor. «Creía que no era alérgico, porque me han picado otras veces y no había pasado nada, pero el rechazo puede aparecer en cualquier momento», explicó.
Eso fue precisamente lo que ocurrió. «Desmontamos los panales y, de repente, una abeja me picó en un codo. Al principio, no le di importancia pero comencé a notarme mareado», relató Álvarez. «Sentía como si me hubiera picado el enjambre entero. Me tumbé y perdí el conocimiento». Acababa de sufrir un shock anafiláctico, una reacción adversa extrema al veneno de abeja.
Sus propios colegas lo trasladaron de inmediato a un hospital. Cuando llegó estaba casi en parada cardiorrespiratoria. Otro aguijón, el de una jeringuilla con adrenalina, se clavó tres veces en su corazón. Sólo el último pinchazo logró retornarle a la vida. Pasó dos días en la UCI y un mes de baja. «Nunca antes había estado tan cerca de la muerte», confesó.
Tras el susto, el cuerpo de bomberos, puntero en España en retirada de enjambres y nidos de abejas, quiere curarse en salud. Casi todos sus efectivos se están sometiendo a pruebas para detectar a aquellos susceptibles de desarrollar alergia a las picaduras. De los 387 bomberos que han pasado un test inicial, 77 podrían generar una reacción adversa a las picaduras de himenópteros. Ahora están pendientes de análisis de sangre y pruebas cutáneas con veneno real para confirmar si dan positivo y, por tanto, integran el grupo de riesgo ante los temidos aguijones.
El estudio, primero que se realiza en Europa en prevención laboral contra picaduras, está impulsado por la Universidad Miguel Hernández, el investigador y médico de trabajo Rubén Cabrera y el médico jefe de los bomberos, José Manuel Álvarez. «Se trata de intentar prevenir lo imprevisible porque una alergia de este tipo se puede generar en cualquier momento», resume Álvarez.
Como medida de precaución, a aquellos bomberos que están entre los 77 con riesgo de alergia se les ha apartado de los servicios con abejas. «Además, se les ha recetado medicación de urgencia para reaccionar a tiempo ante posibles picaduras», explicó el jefe médico de los bomberos.
Casi 12 víctimas al año
Según Cabrera, «entre 10 y 12 personas mueren cada año en España por picadura de abeja y en Suramérica ya falleció un bombero el año pasado por este motivo». La importancia de esta herramienta de prevención radica en que los bomberos de Valencia han llegado a realizar hasta 300 de estos servicios, diarios en mayo debido al proceso de floración que atrae a abejas y avispas.
«Valencia es la ciudad de las flores y las abejas», aseguró el suboficial Robert Álvarez, experto en estos peculiares servicios. «Posiblemente sea el lugar de España donde más emergencias de este tipo atienden los bomberos», agregó. Según este mando, en la retirada de nidos de abeja «cada bombero sufre unas cuatro picaduras, aunque hay quien ha acabado con nueve». Los monos de apicultor superpuestos al traje de bombero «dan mucho calor y protegen bastante, pero no son una garantía total». «Como atacamos su nido, las abejas se defienden con enorme agresividad. Se cuelan por todas partes, por las cremalleras, los guantes… Los aguijones llegan a atravesar el mono», detalló.
De los dos tipos de emergencias con abejas que realizan los bomberos de Valencia, la recogida de enjambres es la menos peligrosa. La verdadera dificultad llega con la extracción de nidos, que puede durar horas e incluso días. En opinión del suboficial, «a veces son servicios más costosos y complicados que algunos incendios. Sin duda, son las emergencias en las que acabamos más lesionados».
Fuente: Juan Casado para http://www.elmundo.es/elmundosalud
Las picaduras de insectos son frecuentes, especialmente durante los meses de primavera y verano. Aunque la mayoría de estas picaduras sólo producen una pequeña lesión local de poca importancia, a veces dan lugar a problemas graves en niños alérgicos a los venenos de los insectos.
Algunos insectos son comunes a todas las zonas: abejas, avispas, abejorros, mosquitos, pulgas, chinches, hormigas y garrapatas. Las arañas no pican, muerden.
Afortunadamente, la mayoría de estas picaduras producen sólo problemas locales leves, consistentes en hinchazón, dolor, enrojecimiento y picor en el lugar de la picadura.
Algunas personas, muy pocas, son muy alérgicas a las picaduras de algunos insectos, especialmente avispa y abeja. Estos niños tienen una reacción grave inmediatamente después de la picadura que consiste en dificultad para hablar y respirar, hinchazón de los labios y la cara, debilidad, mareo y algunas veces urticaria, que se reconoce por la aparición de manchas rojas, ronchas o habones en la piel, que pican mucho. Este cuadro se llama anafilaxia y es tan grave que puede matar al niño. Por ello tienes que reconocerlo inmediatamente para trasladarlo rápidamente a un centro sanitario.
Algunos padres saben que su hijo es alérgico pero otros no, lo averiguan cuando al niño le ha picado el insecto.
En primer lugar, debe mirar si el aguijón permanece en la piel. En este caso hay que quitarlo sin romperlo, con una pinza o con una aguja estéril, moviendo el aguijón hacia los lados. Después la herida se lava, y si es posible, se aplica un antiséptico para evitar la infección. Para el dolor se aplica hielo cubierto con un paño limpio o bien compresas o paños fríos, tanto para las picaduras de avispas, como para las de abejas, araña u otros insectos. El dolor se puede aliviar también poniendo sobre la picadura una mezcla casera hecha al 50 por ciento con agua y amoníaco o una loción en forma de espray, pomada o barritas comercializadas para estos casos, que contienen amoníaco, analgésicos locales o corticoides, que pueden adquirirse en la farmacia.
La garrapata tiene que ser retirada de la piel, cogiéndola con unas pinzas o con las uñas protegidas con un pañuelo de papel. La garrapata, que debe ser atrapada lo más cerca de la piel, se moverá hacia un lado y hacia el otro, lentamente, sin brusquedad, hasta que se desprenda. Cuando se tira hacia fuera bruscamente, la garrapata se rompe, quedando la cabeza adherida a la piel. No aplaste ni tire la garrapata al suelo, ponla en el inodoro y deja que el agua la arrastre. Después lávese las manos con agua y jabón y aplique compresas o paños fríos sobre la picadura, esto hará disminuir el dolor y la inflamación. Algunas veces, las picaduras se infectan, en la mayoría de los casos por el rascado del propio niño. En estas situaciones, la inflamación y el enrojecimiento persisten más de 24 horas.
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Apreciados socios:
De nuevo la tragedia se ceba en los miembros de la SEAIC. Ayer falleció trágicamente en accidente de circulación la Dra. Carmen Morales Amodeo, socia de la SEAIC desde 1983. Sevillana de nacimiento y formada en Valencia, últimamente trabajaba en el servicio de Alergia del Hospital de Huelva.
La Junta Directiva de la SEAIC desea expresar su más sentido pésame por este suceso a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Descanse en Paz.
NB: Asimismo, deseamos una pronta recuperación a su acompañante en este trágico suceso, también alergóloga y miembro de la SEAIC, la Dra. Cesárea Sánchez Hernández.