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Alergia al veneno de abejas y avispas (himenópteros )

Bomberos en alerta contra las abejas

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– Fuente: http://www.lasprovincias.es/valencia

 

Una picadura casi cuesta la vida a un miembro del cuerpo de Valencia y obliga a hacer pruebas de alergia al veneno de los himenópteros a todos sus trabajadores.
Un bombero de Valencia estuvo cerca de la muerte el año pasado. No fue fuego, ni humo, ni una caída lo que le colocó a un paso de fallecer. El motivo fue un shock anafiláctico tras la picadura de una abeja, una reacción alérgica imprevista que ha puesto en alerta al servicio de emergencia.

Con más de 20 años al servicio de los bomberos, Isidro Álvarez, no podía imaginar que un aguijón iba a llevarle a las puertas de la muerte. “Vivo gracias a mis compañeros y a la rapidez con la que actuaron”, confiesa mientras recuerda lo ocurrido el 26 de mayo del año pasado.

El peligroso picotazo lo recibió durante unas prácticas en una emergencia real. El enemigo era un enjambre de cuatro metros cuadrados en una casa deshabitada de la plaza Santa Mónica de Valencia.

No era la primera vez que se las veía con abejas, como bombero y como agricultor. “Creía que no era alérgico, porque me han picado otras veces y no había pasado nada, pero el rechazo puede aparecer en cualquier momento”, explicó.

Eso fue precisamente lo que ocurrió. “Desmontamos los panales y, de repente, una abeja me picó en un codo. Al principio, no le di importancia pero comencé a notarme mareado”, relató Álvarez. “Sentía como si me hubiera picado el enjambre entero. Me tumbé y perdí el conocimiento”. Acababa de sufrir un shock anafiláctico, una reacción adversa extrema al veneno de abeja.

Sus propios colegas lo trasladaron de inmediato a un hospital. Cuando llegó estaba casi en parada cardiorrespiratoria. Otro aguijón, el de una jeringuilla con adrenalina, se clavó tres veces en su corazón. Sólo el último pinchazo logró retornarle a la vida. Pasó dos días en la UCI y un mes de baja. “Nunca antes había estado tan cerca de la muerte”, confesó.

Tras el susto, el cuerpo de bomberos, puntero en España en retirada de enjambres y nidos de abejas, quiere curarse en salud. Casi todos sus efectivos se están sometiendo a pruebas para detectar a aquellos susceptibles de desarrollar alergia a las picaduras. De los 387 bomberos que han pasado un test inicial, 77 podrían generar una reacción adversa a las picaduras de himenópteros. Ahora están pendientes de análisis de sangre y pruebas cutáneas con veneno real para confirmar si dan positivo y, por tanto, integran el grupo de riesgo ante los temidos aguijones.

El estudio, primero que se realiza en Europa en prevención laboral contra picaduras, está impulsado por la Universidad Miguel Hernández, el investigador y médico de trabajo Rubén Cabrera y el médico jefe de los bomberos, José Manuel Álvarez. “Se trata de intentar prevenir lo imprevisible porque una alergia de este tipo se puede generar en cualquier momento”, resume Álvarez.

Como medida de precaución, a aquellos bomberos que están entre los 77 con riesgo de alergia se les ha apartado de los servicios con abejas. “Además, se les ha recetado medicación de urgencia para reaccionar a tiempo ante posibles picaduras”, explicó el jefe médico de los bomberos.

Casi 12 víctimas al año
Según Cabrera, “entre 10 y 12 personas mueren cada año en España por picadura de abeja y en Suramérica ya falleció un bombero el año pasado por este motivo”. La importancia de esta herramienta de prevención radica en que los bomberos de Valencia han llegado a realizar hasta 300 de estos servicios, diarios en mayo debido al proceso de floración que atrae a abejas y avispas.

“Valencia es la ciudad de las flores y las abejas”, aseguró el suboficial Robert Álvarez, experto en estos peculiares servicios. “Posiblemente sea el lugar de España donde más emergencias de este tipo atienden los bomberos”, agregó. Según este mando, en la retirada de nidos de abeja “cada bombero sufre unas cuatro picaduras, aunque hay quien ha acabado con nueve”. Los monos de apicultor superpuestos al traje de bombero “dan mucho calor y protegen bastante, pero no son una garantía total”. “Como atacamos su nido, las abejas se defienden con enorme agresividad. Se cuelan por todas partes, por las cremalleras, los guantes… Los aguijones llegan a atravesar el mono”, detalló.

De los dos tipos de emergencias con abejas que realizan los bomberos de Valencia, la recogida de enjambres es la menos peligrosa. La verdadera dificultad llega con la extracción de nidos, que puede durar horas e incluso días. En opinión del suboficial, “a veces son servicios más costosos y complicados que algunos incendios. Sin duda, son las emergencias en las que acabamos más lesionados”.