Noticias alergia alimentos

Inmunoterapia sublingual para alergia a cacahuete a largo plazo: evidencia de desensibilización clínica e inmunológica

Se estima que la alergia a alimentos afecta a un 6-8% de los niños y hay evidencia de un incremento global en la prevalencia. Los alimentos que con mayor frecuencia causan reacciones anafilácticas en los niños mayores son los frutos secos. Hasta hace pocos años, el tratamiento se basaba en la evitación del alimento y el tratamiento de las reacciones alérgicas. La inmunoterapia con alimentos supone una alternativa de tratamiento en pacientes con alergia persistente, aunque no está aprobado como tratamiento en la práctica clínica habitual.

La inmunoterapia sublingual podría representar, a diferencia de la inmunoterapia oral o epicutánea, una alternativa viable por su vía de administración sencilla y el buen perfil de seguridad y eficacia observado en pequeños ensayos clínicos.

En esta publicación (Long-term sublingual immunotherapy for peanut allergy in children: Clinical and immunologic evidence of desensitization. J Allergy Clin Immunol 2019;144:1320-6.) se evalúa la eficacia y seguridad de la inmunoterapia sublingual con cacahuete a largo plazo en niños de 1 a 11 años que recibieron una dosis de mantenimiento de 2 mg/d de proteína de cacahuete durante 5 años. Los criterios de inclusión eran los siguientes: niños de 1 a 11 años, con anamnesis de reacción tras ingesta de cacahuete e IgE específica de 7 KU/L o mayor.

Treinta y siete de los cuarenta y ocho pacientes (77,1%) completaron el estudio y once (22,9%) abandonaron antes de finalizar.

Hubo reacción en 4,78% de las dosis. La mayoría de los síntomas se resolvieron espontáneamente y solo un 0,21% requirió tratamiento con antihistamínicos, no requiriendo el uso de adrenalina en ninguno de los casos. El prurito orolingual fue el síntoma más frecuente (3,6% de las dosis), y fue disminuyendo con las siguientes dosis. El edema labial se reportó en un 0,15% de las dosis y los síntomas gastrointestinales en 0,3% de las dosis.

El 67% de los sujetos toleraron al menos 750 mg de proteína de cacahuete, un 48% toleraron al menos 1750 mg y un 35% toleraron 2750 mg o más. Doce de los cuarenta y ocho sujetos (25%) tuvieron una prueba de provocación controlada negativa con 5000 mg de cacahuete. Tras un período de evitación de 2-4 semanas, diez de los doce sujetos tuvieron una prueba de provocación negativa, demostrando tolerancia permanente.

La media de la reactividad cutánea para los diez pacientes que demostraron tolerancia permanente fue de 11,5 mm al inicio del estudio, al finalizar el tratamiento dicha reactividad cutánea se redujo a 5,8 mm.

El nivel basal de IgE específica a cacahuete para los diez pacientes con una prueba de provocación oral negativa fue de media 28 KU/L y al finalizar el tratamiento la media de IgE específica fue de 7,8 KU/L.

Para los diez pacientes que alcanzan tolerancia permanente los niveles basales de IgG4 fueron de 0,4 mg/L y al finalizar el estudio se incrementan a 10,9 mg/L.

También se redujo de forma significativa el test de activación de basófilos al finalizar el estudio, comparativamente con el basal.

Entre los posibles sesgos del estudio destacar la falta de un grupo placebo control y la no realización de una prueba de exposición controlada al inicio del estudio.

En este estudio el tratamiento con inmunoterapia sublingual durante 5 años alcanzó desensibilización clínicamente significativa en la mayoría de los pacientes alérgicos a cacahuete compensado con una fácil administración y un favorable perfil de seguridad.

 

Dra. Sandra Blanco Bermejo

Hospital Universitario Infanta Elena

Comité de Alergia Infantil SEAIC

Atención del niño alérgico en Urgencias: El Papel del Triaje

Cuando diagnosticamos a un paciente de anafilaxia, le indicamos una serie de medidas de actuación en caso de que presente un nuevo episodio que incluyen la autoadministración de adrenalina y la necesidad de acudir a un centro médico para ser evaluado y tratado. Es más, asumimos que ese paciente será atendido correcta y rápidamente en Urgencias.

Somos poco conscientes del papel que han cobrado los sistemas de Triaje en la mayoría de los servicios de urgencias para hacer frente a la creciente presión asistencial. En los últimos 25 años se han implantado progresivamente múltiples sistemas de triaje hospitalario1, en base a los que se decide cuándo (tiempo de espera), quién (según la organización propia del centro) y dónde (Consulta o Sala de Exploración, Sala de Reanimación…) se atiende a los pacientes. La sala de triaje es donde debe identificarse al paciente con anafilaxia.

Nuestro hospital utiliza el Canadian Paediatric E.D. TRIAGE and Acuity Scale (PaedCTAS)2, con 5 posibles niveles de prioridad (I: Reanimación, de atención inmediata; II: Emergencia, con un tiempo de espera de atención inferior a 15 minutos; III: Urgencia, con un tiempo de espera de unos 30 minutos; IV: Semi urgencia, con tiempo de espera de 1 hora y finalmente, la No Urgencia, con una espera de hasta 2 horas). Estos tiempos recomendados para atender a los pacientes se cumplen en mejor o en peor medida según la afluencia. Según este sistema de triaje una anafilaxia es una patología de prioridad I.

Nos planteamos evaluar la calidad del triaje del niño alérgico a raíz del comentario de un paciente en la Consulta. Nuestro paciente, con anafilaxia previa por alergia a alimentos, siguió todos los pasos indicados en consulta y en su informe clínico, incluidos el uso de su autoinyector y traslado a Urgencias de nuestro hospital. Una vez allí, y tras el triaje, se le envió a la Sala de Espera y fue dado de alta en menos de 2 horas.

Al evaluar triaje en urgencias de pediatría de otros niños atendidos por alergia encontramos que más de la mitad de los niños con diagnóstico de anafilaxia habían recibido una prioridad III (categoría: urgente; prioridad intermedia; tiempo de espera estimado: 30 minutos). En la práctica, una prioridad intermedia supone esperar en la Sala de Espera el mismo tiempo que niños con enfermedades tan frecuentes como la fiebre, gastroenteritis y bronquiolitis. En periodos epidémicos esto se traduce en retrasos de horas por el gran aumento de la demanda asistencial. Además, este retraso podría condicionar peor respuesta a la adrenalina (por su administración más tardía), y aumentar el riesgo de mortalidad. En nuestro centro Sólo un caso de cada 3 fue identificado correctamente como prioridad I-II3.

El siguiente paso fue proponer medidas de mejora de 2 tipos:

  • Formación del personal de enfermería que realiza labores de Triaje: Se destacaron la importancia del tiempo de evolución y la duración de síntomas, la importancia de la anamnesis obtenida de los padres sobre la apariencia del paciente al llegar a Urgencias….
  • Modificaciones en el propio Sistema de Triaje (no fue posible la implementación de modificaciones en el Soporte informático, por lo que se introdujo material de apoyo (chuleta) al personal encargado del triaje): Se destacó la importancia de la afectación multisistémica, la prescripción y/o el uso de dispositivos de adrenalina autoinyectable y la duración de síntomas.

Al reevaluar el funcionamiento de nuestra urgencia 12 meses después de estas medidas, encontramos que el número de niños correctamente triados había pasado del 36.2 % al 72.2 % y lo que es más importante, que el tiempo de espera medio se había reducido de 8 min a 1 min. También se observaron modificaciones en la ubicación de los pacientes, que, en lugar de ser enviados a la sala de espera, quedaron en observación4.

Nuestros resultados no son extrapolables a otros hospitales dado que en nuestro país se utilizan varios sistemas de triaje distintos, incluyendo, entre otros, el Sistema Canadiense de Triaje Pediátrico, Sistema Estructurado de Triaje-Modelo Andorrano de Triaje, Sistema Manchester de Triaje5. Cada uno de estos sistemas consta de procesos propios en su aplicación e idiosincrasia a la hora de gestionar la prioridad de los pacientes y de las patologías. Además, precisan de formación específica para su aplicación.

 Como alergólogos:

  • Debemos ser conscientes de que el triaje del servicio de urgencias es clave para que el paciente diagnosticado de anafilaxia reciba el tratamiento adecuado en el momento preciso.
  • Deberíamos conocer el sistema de triaje que se utiliza en nuestros hospitales y saber si tiene (o no) problemas en la identificación de los pacientes con anafilaxia.
  • Debemos colaborar con el personal de urgencias para, desde nuestro conocimiento de las peculiaridades de la anafilaxia, proponer medidas de mejora que faciliten la identificación precoz y por tanto, la atención correcta de los pacientes.

Dra. Esozia Arroabarren Alemán, Servicio de Alergia, Complejo Hospitalario de Navarra, Pamplona. Comité de Alergia Infantil SEAIC

Bibliografía

  1. Mínguez Navarro MC, Guerrero Márquez G, Ignacio Cerro MC, editores. Manual de Clasificación y Triage del paciente Pediátrico en Urgencias. Primera  Edición. Majadahonda (Madrid): Ergon; 2015.
  2. Warren DW, Jarvis A, LeBlanc L, Gravel J; CTAS National Working Group; Canadian Association of Emergency Physicians; National Emergency Nurses Affiliation; Association des Médecins d’Urgence du Québec; Canadian Paediatric Society; Society of Rural Physicians of Canada. Revisions to the Canadian Triage and Acuity Scale paediatric guidelines (PaedCTAS). CJEM. 2008; 10(3):224-43.
  3. Arroabarren E, Alvarez-Garcia J, Anda M, de Prada M, Ponce MC, Palacios M. Quality of the Triage of Children With anaphylaxis at the Emergency Department. Pediatr Emerg Care. 2018 May 15. doi: 10.1097/PEC.0000000000001442
  4. Arroabarren E, Alvarez-García J, Anda M, de Prada M, Ponce C, Alvarez-Puebla MJ. Impact of specific training in anaphylaxis of the Triage nursing staff in a Tertiary Hospital’s Paediatric Emergency Department.  J Investig Allergol Clin Immunol. 2018 May 2:0. doi: 10.18176/jiaci.0271.
  5. https://www.aetsa.org/download/publicaciones/antiguas/AETSA_2011-4_Triage_def.pdf (ultimo acceso: junio 2019)

 

 

Alergia alimentaria y seguridad: ¿Qué pasa con las trazas?

Las trazas alimentarias es un tema recurrente y difícil que ya hemos comentado en otras entradas del blog.

La definición de traza se estableció por el Real Decreto 1245/2008: “no serán de declaración obligatoria en el etiquetado aquellos alimentos que estén por debajo del 2% del producto final, salvo las excepciones de los alimentos que producen alergia con más frecuencia”.  Estos alimentos alergénicos han sido establecidos posteriormente por el reglamento europeo 1169/2011, anexo II : leche, huevo, pescados, crustáceos, moluscos, frutos secos, cacahuete, soja, sésamo, mostaza, apio, cereales y apio.

Según este mismo reglamento, “la Unión Europea debe contribuir a lograr un alto nivel de protección de la salud de los consumidores, así como la libre circulación de alimentos seguros y saludables.”

Pues bien, gracias a recientes estudios publicados, la forma de conseguirlo para los pacientes alérgicos, puede no ser tan complicada.

En Australia, gracias al estudio VITAL 2.0 publicado en 2014 (1), han establecido una dosis con la que se espera que sólo el 1% de los pacientes alérgicos a ese alimento reaccione. El cálculo está basado en 55 estudios de pruebas de tolerancia oral alimentaria en su país. Han conseguido establecer la dosis para los siguientes alimentos: 0.2 mg de proteína de cacahuete, 0.1 mg de proteína de leche, 0.03 mg para huevo y 0.1 mg para avellana.

Gracias a un método publicado en un estudio en The Journal of Allergy and Clinical Immunology Agosto 2019 (2) y desarrollado por Netherlands Organisation for Applied Scientific Research (TNO) y The Food Allergy Research and Resource Program (FARRP) en la Universidad de Nebraska-Lincoln; podemos ser capaces de estandarizar el valor de las trazas para cada alimento en nuestra población.

Consiste en aprovechar las pruebas de tolerancia oral realizadas en la práctica clínica habitual no sólo para comprobar si el paciente es alérgico o no, si no también para calcular la dosis a la que el 1% o el 5% de los pacientes alérgicos a un alimento concreto reaccionaría.

Para realizar este cálculo, para cada sujeto alérgico a un alimento en una prueba de tolerancia debemos recoger la dosis máxima tolerable y la dosis mínima que produce una reacción. Ambas dosis se pueden calcular gracias a las directrices con ejemplos que ofrece el artículo en las tablas adjuntas (en función de síntomas objetivos o subjetivos, dosis entre síntomas etc.), directrices estipuladas tras realizar pruebas de tolerancia a lo largo de 20 años.

Para una correcta estimación de las distribuciones de dosis umbral basadas en la población, para cada alérgeno se necesitaría una muestra representativa de al menos 20 o 30, pero idealmente 60 pacientes.

Éste proceso ya ha sido llevado a la práctica con el cacahuete por el Dr. Hourihane en Irlanda (3), lo que le permitió calcular la dosis a la que se espera que el 5% de los pacientes alérgicos a cacahuete reaccionen (ED05). En un segundo paso, realizó una prueba de tolerancia oral abierta a 387 pacientes alérgicos a cacahuete (sin selección previa) con una única dosis igual a la ED05 calculada de cacahuete. El resultado fue que sólo 8 de 387 pacientes reaccionaron a esa dosis (es decir, 2.1% en vez del 5% esperado), concluyendo que el método es suficientemente conservador para establecer medidas poblacionales de control de riesgo.

“La legislación sobre información alimentaria debe proporcionar flexibilidad suficiente para mantenerse al día sobre las nuevas exigencias informativas de los consumidores y garantizar el equilibrio entre la protección del mercado interior y las diferencias en la percepción de los consumidores de los Estados miembros.” dice el reglamento anteriormente citado.

Nosotros creemos que con este nuevo estudio, podríamos encontrar puntos de corte para cada alérgeno en la población española. Proporcionando estos datos al Ministerio, podría ajustarse la definición de “traza alimentaria” al menos para los alérgenos más prevalentes (leche, huevo, frutos secos…) y modificar las etiquetas de los productos que se comercialicen en España. Así conseguiríamos que nuestros pacientes alérgicos estén protegidos y sepan exactamente qué alimentos pueden consumir con seguridad.

“Los mayores logros de la humanidad han ocurrido por hablar y sus mayores fracasos, por no hablar” – Stephen hawking

 “Me enseñaron que el camino del progreso no es ni rápido ni fácil” – Marie Curie

Laura Arguiz Álvarez

Comité de Alergia Infantil. SEAIC

  1. Allen KJ, Remington BC, Baumert JL, Crevel RWRR, Houben GF, Brooke-taylor S, et al. Allergen reference doses for precautionary labeling (VITAL 2.0): Clinical implications. J Allergy Clin Immunol [Internet]. 2014;133:156–64. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.jaci.2013.06.042
  2. Westerhout J, Baumert JL, Blom WM, Allen KJ, Ballmer-Weber B, Crevel RWR, et al. Deriving individual threshold doses from clinical food challenge data for population risk assessment of food allergens. J Allergy Clin Immunol. 2019 Aug. doi: 10.1016/j.jaci.2019.07.046
  3. Hourihane JO, Allen KJ, Shreffler WG, Dunngalvin G, Nordlee JA, Zurzolo GA, et al. Peanut Allergen Threshold Study (PATS): Novel single-dose oral food challenge study to validate eliciting doses in children with peanut allergy. J Allergy Clin Immunol [Internet]. 2017 [cited 2017 Feb 27];139:1583–90.

El impacto emocional del diagnóstico de anafilaxia por alimentos en población infantil y cómo influye la ansiedad de los padres al transmitirla a sus hijos. Parte II: Consecuencias del diagnóstico y posibles estrategias de abordaje dirigidas a modificar la percepción familiar del mismo.

Tras la evaluación previa de los agentes agravantes y probables desencadenantes de sobrecarga psíquica familiar en torno a este diagnóstico (Parte I), abordaremos las consecuencias que se generan y las posibles herramientas de mejora.

 

Consecuencias frecuentemente generadas:

  • Mayor sobreprotección y favoritismo hacia el hijo alérgico en contraposición a los demás. La obsesión e hiperpreocupación familiar derivan en mayor inseguridad a la hora de educar.
  • Síndrome de alienación parental. Los hijos cuyos padres están separados o divorciados con una relación de hostilidad latente entre ellos, influye inexorablemente en los hijos. En ocasiones, una nueva reacción en el domicilio de uno de ellos es usado en contra por el otro progenitor, manipulando a veces lo sucedido y creando disputas por la custodia de la descendencia.
  • Falta de confianza de los familiares sobre la capacidad de manejo de reacciones en la escuela. Incluso se llega a optar por un cambio de colegio por no disponer de protocolos de atención ante reacciones alérgicas. Aún hoy existen diferencias entre Comunidades Autónomas a pesar de la aprobación del “Documento de consenso sobre recomendaciones para una escolarización segura del alumnado alérgico a alimentos y/o látex”.
  • Cuanto más comorbilidades alérgicas coincidan, peor. El estrés y la ansiedad sufrida no es exclusiva de la alergia alimentaria sino que es extrapolable a otras enfermedades alérgicas tales como la dermatitis atópica o el asma.
  • Las transgresiones alimentarias, una mala evolución incluso un aumento de la IgE específica frente al alimento, se traducen en sentimientos de culpabilidad de los padres.
  • Llama la atención que existan tantos casos en los que se prefiere seguir evitando el alimento por temor a la reproducción de una nueva reacción a pesar de haberse demostrado su tolerancia mediante una provocación oral controlada en medio hospitalario.
  • Aislamiento y exclusión social de los niños alérgicos al comer en un lugar apartado en su centro escolar. Se infravalora cómo merma la autoestima de aquellos niños que son sometidos a esta diferencia.
  • A pesar de todo esto, es sorprendente la madurez y el control que los niños tienen a una edad temprana a la hora de detectar qué alimentos tienen prohibidos, mostrando una gran responsabilidad y conciencia de su patología.

Por otro lado, a continuación pueden describirse una serie de intervenciones cuya intención final pretende reducir el miedo exagerado y mejorar la calidad de vida del paciente.

  • Mostrar empatía, escuchar y asegurar que el paciente y su familia hayan comprendido toda la información dada.
  • Necesidad de un correcto diagnóstico con el fin de conocer y no evitar innecesariamente grupos de alimentos enteros.
  • Reforzar el optimismo en el núcleo familiar al conocer las instrucciones de evitación y entrenamiento previo para el manejo del uso del autoinyector de adrenalina en caso de un evento de anafilaxia.
  • Consejos dietéticos para eludir el comportamiento neofóbico a la hora de introducir o rechazar alimentos nuevos por recelo, para así, evitar adquirir una relación aversiva con la comida.
  • Un etiquetado alimentario correcto, conciso y claro.
  • Talleres, encuentros, jornadas y campamentos organizados por iniciativa de las Asociaciones de pacientes.
  • Informar, educar y formar a todos los miembros del entorno familiar, así como a educadores y personal de todos los centro educativos.
  • Vivir el diagnóstico con normalidad sin bajar la guardia, evitando mostrar una tensión constante desmedida, encontrando el equilibrio entre obsesión y dejadez, asegurando siempre una protección adecuada.

 

Pese a las limitaciones de tiempo en las consultas, es importante que los médicos nos ganemos la confianza del paciente, lo que llevará siempre a un mejor cumplimiento de los consejos y tratamientos que se prescriban y una mayor seguridad para el paciente ante los potenciales riesgos de sufrir una nueva reacción.

En conclusión, intentemos mirar a los ojos al paciente y a su familia y sentar una buena comunicación que profundice en la empatía, la transferencia, abarque los aspectos emocionales y establezca esas relaciones humanas; pues no debemos olvidar que el médico trata enfermos, no simplemente enfermedades.

 

Dra. Talía María de Vicente Jiménez

Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Madrid

Comité de Alergia infantil SEAIC – Grupo de interés anafilaxia

El impacto emocional del diagnóstico de anafilaxia por alimentos en población infantil y cómo influye la ansiedad de los padres al transmitirla a sus hijos. Parte I: Análisis de la situación, factores desencadenantes y potenciales agravantes.

“Curar a veces, aliviar a menudo y consolar siempre”.

“Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours”.

Es un famoso aforismo atribuido al psicólogo Claude Bernard que empleó de epitafio el Dr. Edward Trudeau y utilizaba con frecuencia el médico francés Adolphe Gubler. Estos célebres clínicos del siglo XIX apostaban por la relación médico-paciente como base.

Recuperando la esencia de esta relación medico-paciente, como especialistas en Alergología infantil nos enfrentamos a diario ante nuevos diagnósticos que trascienden lo meramente inmunológico para abarcar también el plano psicológico.

Haber vivido una anafilaxia en el entorno familiar puede tener un impacto psicológico significativo, pudiendo generar tal sobrecarga psíquica a diferentes niveles que afecta habitualmente el funcionamiento social, académico y la salud emocional del infante. En multitud de casos esta aflicción es transferida en gran medida de padres a hijos.

Un estudio publicado en The Journal of Paediatrics and Child Health acerca de los factores que suponen una carga parental en niños alérgicos a alimentos en Australia concluye, tras examinar cuestionarios de seguimiento, que alrededor del 65% de los participantes aseguró que la prescripción del autoinyector de adrenalina no supuso un empeoramiento en la calidad de vida del paciente ni en la libertad familiar. Sin embargo, al considerar factores tales como la gravedad de la alergia alimentaria, el número de alimentos a los que se es alérgico, así como haber sufrido dos o más episodios de anafilaxia en los últimos seis meses, se confirmaba un mayor impacto familiar en el control de la alergia que la prescripción de adrenalina por sí misma.

En esta línea, el Dr. Eyal Shemesh, Jefe de la División de Comportamiento Social del Departamento de Psiquiatría Pediátrica del Hospital Mount Sinaí de Nueva York, publicó recientemente en The Journal of Allergy and Clinical Immunology: In Practice un artículo sobre la importancia de las intervenciones psicológicas relacionadas con la alergia alimentaria, de recomendable lectura.

En esta revisión proporciona una visión general de las preocupaciones psicosociales comunes entre los niños con alergia alimentaria y sus familias en todo el espectro del desarrollo y ofrece orientación a los médicos con respecto a la identificación y el tratamiento de los desafíos psicosociales relacionados.

Resumiendo a grandes rasgos la literatura científica acerca de este tema, se pueden concluir como agravantes y potenciales desencadenantes de ansiedad los siguientes elementos:

  • Un mayor número de alimentos a los que el paciente está sensibilizado aumenta potencialmente el temor ante una nueva reacción.
  • Aquellos niños que han experimentado una anafilaxia suelen describir su enfermedad como más grave, reconocen mayor preocupación a diferencia de los jóvenes alérgicos que nunca habían sufrido una. Asimismo, a mayor número de anafilaxias ocurridas, mayor preocupación.
  • La manipulación de alimentos y utensilios de cocina en el domicilio e incluso las muestras de afectividad al individuo alérgico tras contacto con el alimento prohibido, pueden recrear una nueva reacción.
  • Etiquetados poco claros suponen un estrés añadido familiar a la hora de comprar nuevos productos. Ante la obligación de declarar los etiquetados, la industria alimentaria a veces opta por el “puede contener” para evadir incidencias legales.
  • Nutrición deficitaria. Toda restricción dietética crea un miedo desproporcionado a un insuficiente aporte nutritivo. Como consecuencia, los niños siguen dietas monótonas y rutinarias con las que se sientes cómodos.
  • El miedo a la introducción de alimentos nuevos, descrita como neofobia a alimentos, desencadena manías y rituales obsesivos con la alimentación. El término de trastorno de alimentación selectiva fue introducido en el DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría).
  • Incremento de la carga económica familiar.
  • Fiestas de cumpleaños, eventos sociales, visitas a amigos, comidas fuera de domicilio suponen un sobreesfuerzo y una amenaza para adaptarse y enfrentar el miedo.

 

En la segunda parte de este artículo estudiaremos las consecuencias implícitas de los factores anteriores. Asimismo, se evaluarán las habilidades que pueden enfocar al profesional o familiar del paciente para enfrentarse de la mejor manera posible a estos casos.

Dra. Talía María de Vicente Jiménez

Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Madrid

Comité de Alergia infantil SEAIC – Grupo de interés anafilaxia

Así se cuela la alergia a los alimentos en las medicinas

La alergia a alimentos afecta en torno al 8% de los menores de 14 años. Cuando se diagnostica a un paciente de alergia a alimentos, se adiestra a los padres en el reconocimiento de los alergenos a los que su hijo/a es alérgico aprendiendo a leer el etiquetado de los diferentes alimentos, pero los alergólogos muchas veces olvidamos advertir a los padres, de la posibilidad, de encontrar alergenos alimentarios, en las medicinas que administramos a nuestros hijos.

El artículo de El País, (artículo completo) comienza relatando el caso clínico de Clara, una paciente con alergia a las proteínas de la leche de vaca. Por eso, lo primero que hicieron sus padres antes de administrarle una ampolla para la anemia, fue leer la composición del medicamento. Como no encontraron ninguna mención a la caseína, leche de vaca, o proteínas lácticas, no dudaron en dárselo, convencidos de estar ayudándola. Pero la reacción anafiláctica, no tardó en llegar. Su error fue no leer el prospecto hasta el final: más abajo, y poco destacado, el texto sí recogía la contraindicación. El fármaco contiene proteína de la leche porque, cuando se añade al hierro, mejora la tolerancia digestiva y el sabor del medicamento, además de favorecer su absorción en el organismo.

Recientemente se publicó en Science Translational Medicine, 13 de marzo de 2019, vol 11, issue 483, un trabajo titulado “Inactive ingredients in oral medications”, llevado a cabo entre los especialistas del Hospital Brigham and Women´s de Boston y el Instituto Tecnológico de Massachusetts. El estudio refiere que solo en los 42.052 medicamentos por vía oral analizados en el trabajo, hay 354.597 ingredientes inactivos, y 38 de esos ingredientes, podría generar algún tipo de reacción adversa. Identificarlos por parte del consumidor, puede ser un problema de primer orden para quienes tienen alguna alergia alimentaria.

Las sustancias que desencadenan la reacción alérgica pueden estar presentes en las dos partes que componen los medicamentos: el principio activo y los excipientes.

El problema para los pacientes con alergia a alimentos, es que, mientras es obligatorio que los fabricantes declaren la composición completa del principio activo en los prospectos y en la ficha técnica de los medicamentos, no existe la misma obligación para los excipientes (y son muchas las sustancias potencialmente alérgicas que forman o pueden formar parte de ellos, como las proteínas lácteas, la lactosa, las proteínas del huevo, el cacahuete…).

La industria farmacéutica, solo debe incluir los alérgenos que figuran en un listado de declaración obligatoria.

La lista de excipientes que los fabricantes deben declarar obligatoriamente y los que no están obligados a hacerlo es muy limitada, y va cambiando según las consideraciones de la Agencia del Medicamento Europea (normalmente va en concordancia con el tipo de ingredientes que más se usan en la elaboración de los medicamentos).

Según la última actualización publicada por el Ministerio de Sanidad, de 2018, estos son los alérgenos que deben incluir y los que no tienen porqué mencionarse en el prospecto y ficha técnica son:

Están incluidos los azúcares, como la glucosa, fructosa, galactosa y lactosa (no las proteínas lácteas), el gluten, algunos aceites, como el de cacahuete, de soja y de sésamo; el almidón de arroz, maíz y patata, así como sus derivados; el almidón de trigo, avena, cebada, centeno y sus derivados, que contienen gluten.

No están incluidos el huevo, proteínas lácticas, el pescado y derivados, el marisco, los frutos de cáscara, la soja, los altramuces, el apio y derivados, la mostaza y derivados.

La jefa del servicio de Alergología del Hospital Universitario de Getafe, Beatriz Rodríguez, confirma que no todos los excipientes son de declaración obligatoria, pero puntualiza que hay excepciones. “En el caso de medicamentos inyectables, oftálmicos y tópicos, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios establece que se deben declarar todos los excipientes (no solo los de declaración obligatoria). Para el resto de fármacos, los excipientes de declaración obligatoria se van actualizando conforme a los avances científicos y técnicos, y de acuerdo con lo que se establezca en la Unión Europea”, asegura la especialista.

Este problema ya es conocido desde hace tiempo en España y fue denunciado por el comité de Alergia a medicamentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, en 2010, cuando identificó aquellos medicamentos que podían ser más peligrosos para las personas alérgicas en un documento elaborado en colaboración con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

No obstante, el problema no se centra únicamente a los excipientes, pese a que la legislación obliga a los laboratorios a declarar toda la composición del principio activo en el prospecto o la ficha técnica del fármaco, la normativa es un poco tibia, y la información de los alergenos puede pasar desapercibida, si está vagamente indicada al final del prospecto, como les pasó a los padres de Clara.

Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios del año pasado denunció el caso de la lisozima, que se obtiene mediante una síntesis o extracción de la clara del huevo y que se usa como agente bactericida. El prospecto del fabricante que la comercializaba no mencionaba la posibilidad de una reacción en personas con alergia al huevo, ni tampoco se informaba de que el fármaco provenía de la clara de huevo.

Por tanto, en el momento actual se nos plantea el interrogante de hasta que punto la dispersión en la normativa es peligrosa para los alérgicos, hasta entonces, es fundamental, comentar siempre el historial de alergia previo a una prescripción médica.

Marta Reche.

Servicio de Alergología. Hospital Universitario Infanta Sofía. San Sebastián de los Reyes. Madrid.

Comité de Alergia Infantil de la SEAIC.

Algo muy pequeñito puede suponer la diferencia.

Sabemos desde hace años que estamos colonizados por millones de bacterias y cada vez más, nuestro microbioma personal, va ganando importancia en el desarrollo de las patologías que afectan al ser humano como la alergia.

Según lo publicado en el artículo de la revista Nature Medicine, Healthy infants harbor intestinal bacteria that protect against food allergy, Taylor Feehley, Catherine H. Plunkett, Riyue Bao, Sung Min Choi Hong, Elliot Culleen, Pedro Belda-Ferre, Evelyn Campbell, Rosita Aitoro, Rita Nocerino, Lorella Paparo,  Jorge Andrade, Dionysios A. Antonopoulos, Roberto Berni Canani and Cathryn R. Nagler, Nature Medicine volume 25, pag 448–453; Issue 3, march 2019, las colonias bacterianas que se asientan en el íleon, por ser el lugar de absorción de los nutrientes (y no en el colon como se analiza en otros estudios) tienen un importante papel regulador en la homeostasis de la luz intestinal y en la transcripción genética de las células epiteliales del íleon.

Se ha observado que familias bacterianas como Lachnospiraceae o Anaerostipes caccae, dentro de la clase Clostridia, son más frecuentes en las heces de niños con tolerancia a proteínas de leche de vaca (PLV) y escasas en las muestras de niños alérgicos a PLV. De hecho, los ratones que estaban monocolonizados por Anaerostipes caccae, estaban protegidos frente a la anafilaxia por PLV. Normalmente estas bacterias degradan oligosacáridos de leche humana y lactosa durante los primeros meses de vida, y favorecen la transición de la flora intestinal del niño al adulto, consistente en FirmicutesBacteroidetes. Además actúan sobre los Linfocitos T-reg de la mucosa intestinal y producen metabolitos inmunomoduladores.

Si bien los autores no insinúan que sea la única causa de estado alérgico/tolerancia a alimentos, sí consideran que las estrategias de modulación de la microbiota intestinal pueden ayudar a prevenir o tratar este tipo de enfermedad.

 

Silvia Veza Perdomo

Servicio de Alergología. Hospital Universitario de Getafe, Madrid. Comité de Alergia Infantil de la SEAIC.

Alergias alimentarias en los centros educativos.

Por desgracia, el pasado 28 de marzo de 2019 se publicaba en el periódico (Articulo completo aquí) “ la alergia de mi hijo puede matarle y en el colegio hacen la fiesta del huevo”, una madre de un colegio de Badajoz denunciaba un proyecto piloto “proyecto pollito “, que se realizó en la clase de primero infantil, con el fin de estudiar el huevo y realizar actividades sobre el mismo, conociendo que en esa clase uno de los niños presentaba alergia al huevo, en este proyecto se pedía a los padres que llevaran a clase huevos de distintos tipos. La madre comenta que desde el inicio de su escolarización había presentado un informe del especialista en el que costaba la alergia que padecía y el mecanismo de actuación en el caso de anafilaxia y que todo el colegio,  era conocedor de su patología. A pesar de ello, y de la denuncia de la madre, el proyecto se llevó a cabo, pues según la directora del centro se aseguró que se siguió el protocolo de forma estricta y se garantizó la seguridad del paciente, al parecer el referente de salud les comunicó que “el paciente tenía alergia a la clara del huevo y siempre que estuviese abierto…” En el informe del especialista claramente figuraba: que la exposición a huevo crudo, frito, o cocido le podía provocar anafilaxia, y que esa reacción se podía producir por ingestión, inhalación o contacto.

Con este artículo quiero remarcar la desinformación en la actualidad en lo que se refiere a alergias alimentarias en los centros educativos. Los referentes en salud, son enfermeros del Equipo de Atención Primaria de la zona de salud a la que pertenece el centro educativo, designado por el coordinador  y con experiencia en la aplicación de protocolos, en este caso del ”Protocolo de actuación ante urgencias sanitarias en los centros educativos de Extremadura” realizado en el 2016, por docentes, médicos de primaria, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos y pediatras de atención primaria. En este manual se dedican dos capítulos a la alergia: reacción anafiláctica y asma, que ocupan 8 folios, en las que únicamente se explica la actuación y tratamiento en el caso de sufrir una crisis, que por supuesto es absolutamente necesario conocer; pero para nada se habla de alergia a alimentos, ni medidas de evitación, en las que el personal docente, referente educativo y referente en salud debería estar formado por Alergólogos.   Además entre los objetivos de dicho manual figura:  “ favorecer la inclusión educativa de todo  el alumnado, teniendo en cuenta las enfermedades más frecuentes con el fin de prevenir situaciones de riesgo “, que claramente no se ha cumplido en esta ocasión.

Dra. Mª Isabel Alvarado Izquierdo

Alergóloga Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres

Presidenta de la SAICEX

Comité de Alergia Infantil SEAIC.

 

Tratamiento dietético en la esofagitis eosinofílica

La esofagitis eosinofílica (EEo) es una enfermedad inmunológica crónica, desencadenada predominantemente, aunque no exclusivamente, por antígenos alimentarios. En el momento actual, las pruebas de alergia alimentaria no son capaces de predecir los alimentos responsables de la EEo, especialmente en adultos.

Las dietas elementales (basada en una dieta exclusiva con fórmulas a base de aminoácidos) y las dietas empíricas de 6 grupos de alimentos (6 GA) (exentas de leche, trigo, huevo, soja, frutos secos y pescado/marisco durante 6 semanas) han demostrado de manera consistente la mejor tasa de eficacia (entorno al 90% en el caso de las dietas elementales y del 72% en el caso de las dietas de 6 GA, tanto en niños como en adultos). Sin embargo, el alto nivel restrictivo (que conlleva una mala adherencia a la dieta y un importante impacto económico, social, psicológico y en la calidad de vida) y la necesidad de múltiples endoscopias, han dificultado su implementación en la práctica clínica.

Actualmente, la leche, gluten y huevo son los alimentos causantes más comunes tanto en niños como en adultos de EEUU, España y Australia. Por consiguiente, estrategias basadas en dietas menos restrictivas como la dieta de eliminación de 4 grupos de alimentos (4 GA) (leche, gluten, huevo y leguminosas) o una dieta de 2 grupos de alimentos (2 GA) (leche y gluten) se han venido desarrollando últimamente con buenas tasas de eficacia. En adultos, la tasa de eficacia de las dietas de eliminación de 4 GA es del  54%, siendo la leche, gluten o ambos los responsables en la mitad de los pacientes. En niños, esta dieta alcanza una tasa de remisión mayor (64%), con la leche (85%), el huevo (35%), el trigo (33%) y la soja (19%) como principales responsables de la EEo. Es de destacar que el 55% de los niños respondedores a la dieta de 4 GA tenían la leche como único desencadenante.

Una aproximación dietética escalonada (2-4-6 GA) podría resultar en un reconocimiento temprano de la mayoría de los respondedores a dietas con pocos alimentos responsables, reduciendo el número de endoscopias, los costes y acortando el proceso diagnóstico. En un estudio realizado en 130 pacientes (25 de los cuales eran niños), observaron una tasa de remisión del 43% con la dieta de 2 GA tanto en niños como en adultos. La dieta de 4 y 6 GA presentaba tasas similares a las referidas previamente (60% y 79% respectivamente). Con este protocolo se redujeron los procedimientos endoscópicos en un 20%. Además, el 90% de los pacientes fueron respondedores a una dieta de 2 ó 4 GA, con 1 ó 2 alimentos como causantes de la EEo, evitándose la dieta de 6 GA en la gran mayoría de los pacientes. Estos respondedores a dietas de pocos alimentos son los mejores candidatos a un tratamiento dietético mantenido, ya que dietas más amplias tienen peor adhesión al tratamiento. Los respondedores a la dieta de 6 GA tenían 3 ó más alimentos implicados en la enfermedad, por lo que se observa que a mayor restricción dietética necesaria, mayor el número de grupos de alimentos implicados en la EEo. Quizá estas dietas deberían reservarse para aquellos pacientes que estén muy motivados y que, tras el fracaso de las dietas de 2-4 GA, sigan deseando conocer los alimentos responsables de su enfermedad. Los resultados obtenidos en este estudio definitivamente mejoraría la aceptación del paciente al tratamiento dietético.

En cuanto a la dieta de eliminación de leche en niños, las tasas de remisión publicadas han sido del 65% y 61% en dos estudios, pero ambos presentan errores metodológicos. El primero de ellos incluía pacientes con EEo tras inmunoterapia oral con leche, que son siempre respondedores a una dieta de eliminación de leche. En el segundo, los pacientes recibían, concomitantemente a la dieta de evitación de leche,  fármacos inhibidores de la bomba de protones que obtienen por sí solos una tasa de remisión del 50% en niños y adultos, con lo que desconocemos qué número de pacientes en remisión se debe realmente a la dieta de leche y no al uso de este fármaco.

El tiempo de eliminación del alimento necesario para una remisión histológica es de un mínimo de 6 semanas, aunque se desconoce el tiempo exacto necesario. Ocurre lo mismo con el tiempo de reintroducción del alimento que, aunque desconocido, se estima que también debe ser como mínimo de 6 semanas.

Es necesaria la estandarización de la reintroducción de los alimentos, nuevas pruebas de alergia alimentaria, y estudios que evalúen la dieta de eliminación en niños y las consecuencias a largo plazo de las intervenciones dietéticas.

Molina-Infante J, Lucendo AJ. Dietary therapy for eosinophilic esophagitis. J Allergy Clin Immunol 2018; 142:41-47.

Eva Mª Lasa Luaces. Médico Adjunto de la Unidad de Alergología Infantil (Sº Alergologái). Hospital Universitario Donostia. San Sebastián. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

 

El efecto de la leche horneada en la aceleración de la tolerancia a leche no horneada: ensayo clínico randomizado controlado

Recientemente se ha publicado un artículo  que evalúa la posibilidad de que niños con alergia a proteínas de leche de vaca puedan tomar leche horneada.

Esmaeilzadeh H, Alyasin S, et al. The effect of Baked milk on Accelerating Unheated Cow´s Milk Tolerance: A Control Randomized Trial. Pediatr Allergy Immunol. 2018 Jul 20. doi: 10.1111/pai.12958.

Objetivo: valorar el efecto de añadir productos con leche horneada en la dieta de los pacientes con alergia a proteínas de leche de vaca (APLV) en la adquisición de tolerancia frente a este alimento.

Método: ensayo clínico randomizado en 84 pacientes (6 meses-3 años de edad) diagnosticados de APLV tolerantes a leche horneada en forma de muffin comprobada mediante prueba de exposición oral controlada (PEOC). Los participantes fueron divididos de manera randomizada en  grupo de casos y controles ajustados por edad y sexo. A los pacientes del grupo activo se les solicitó consumir leche horneada en forma de muffin durante 6 meses y después consumir queso en forma de pizza durante otros 6 meses. El grupo control fue instruido para evitar estrictamente cualquier producto con contenido en leche durante 1 año. Se realizaron, antes y después del estudio, pruebas intraepidérmicas (PC), determinación de IgE específicas (IgEe) (ImmunoCAP) frente a leche, caseína y betalactoglobulina. Además, aquellos en el grupo activo que toleraron satisfactoriamente los productos horneados durante el estudio y todos aquellos participantes del grupo control, llevaron a cabo una PEOC para evaluar la tolerancia a leche fresca al final del estudio.

Resultados: se observó al final de periodo del estudio de 1 año, que el 88.1% (37/42) de los pacientes del grupo activo y 66.7% (28/42) del grupo control desarrollaron tolerancia a leche fresca (p: 0.018). Los resultados de las PC e IgEe mostraron un descenso significativo en el grupo activo. Los niveles iniciales de IgEe no pudieron predecir la tolerancia a leche fresca en ninguno de los dos grupos.

Conclusión: la introducción de productos horneados en la dieta de los pacientes con APLV puede acelerar la tolerancia a leche fresca en estos pacientes. La IgEe frente a leche, caseína y betalactoglobulina no predicen la tolerancia a leche fresca.

Este estudio muestra que, independientemente de que aquellos pacientes que toleran la leche horneada pudieran ser pacientes con APLV de mejor pronóstico, la ingesta de productos horneados acelera la tolerancia frente a leche fresca.

Eva Mª Lasa Luaces. Médico Adjunto de la Unidad de Alergología Infantil (Sº Alergologái). Hospital Universitario Donostia. San Sebastián. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Cuándo recomendar una dieta de eliminación de alimentos en niños dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad muy prevalente en niños, calculándose que hasta un 20% de la población infantil podría padecerla. Afecta notablemente a la calidad de vida del paciente y sus familiares por las repercusiones en su vida social y familiar y porque puede afectar a la autoestima del niño.

El carácter recurrente de esta enfermedad y la falta de un tratamiento definitivo han animado a pacientes, familiares y comunidad científica a detectar sus posibles desencadenantes o factores agravantes, tanto ambientales como alimentarios. A lo largo de nuestra experiencia probablemente se nos haya sugerido por parte de algunos padres la posible relación de algún alimento o grupo de alimentos con los brotes que padece su hijo, pudiendo generarnos dudas sobre la necesidad o conveniencia de realizar dietas de exclusión en dichos casos.

Para intentar responder a la pregunta sobre la posible implicación de los alimentos o el beneficio de determinadas dietas en la evolución de la dermatitis atópica, se ha publicado una revisión sistemática de la literatura médica que comprende hasta julio 2016 (Lim et al. The role of elimination diets in atopic dermatitis -a comprehensive review. Pediatric Dermatology 2017; 34:516-527). Los autores han agrupado los estudios según el tipo de dieta utilizada y las características de pacientes (sensibilizados o no sensibilizados a los alimentos). La metodología de los estudios es variable , lo que hace difícil obtener conclusiones claras, siendo la mayoría no controlados con placebo y con resultados contradictorios. Teniendo en cuenta solo aquellos con nivel I de evidencia, sí se detecta una mejoría en la dermatitis atópica en pacientes con alergia confirmada mediante provocación oral doble ciego controlada con placebo, teniendo en cuenta tanto reacciones inmediatas como tardías. No hay datos que apoyen aconsejar dietas de eliminación estrictas de varios alimentos en pacientes con dermatitis atópica no alérgicos a los alimentos.

Teniendo en cuenta estos resultados solo deberían eliminarse los alimentos a los que el paciente se ha confirmado alérgico. La evitación de dichos alimentos no ofrece ninguna duda en el caso de las reacciones inmediatas, pero varios de los estudios de la referida revisión incluyen también las respuestas tardías, y con frecuencia no se especifican los criterios de positividad tenidos en cuenta en las prueba de exposición oral con el alimento. Hay que recordar que, según recomendaciones de la EAACI (Allergy 2007; 62: 723-728) para evaluar el empeoramiento de la dermatitis atópica por un alimento deben realizarse dietas de exclusión con el mismo durante al menos 4-6 semanas y en caso de mejoría, reintroducirlo a continuación para detectar, mediante datos objetivos (SCORAD), el empeoramiento o no de la dermatitis en los días siguientes  a la prueba de exposición.

Por otro lado, la cada vez más amplia experiencia con la inmunoterapia oral con alimentos contradice la idea de que el alimento que provoca una reacción inmediata en el paciente también podría empeorar la dermatitis atópica ya que, entre los efectos adversos de este tipo de inmunoterapia no se describe, al menos como frecuente, el empeoramiento de la dermatitis atópica que padecen con cierta frecuencia estos pacientes .

De todo ello podría concluirse que, en los pacientes con dermatitis atópica, debe valorarse muy cuidadosamente la recomendación de una dieta de exclusión de uno o varios alimentos. No deberá indicarse si solo hay una sensibilización detectada mediante pruebas cutáneas en prick o determinación de IgE específica sino cuando exista una verdadera alergia al alimento, con una respuesta clínica inmediata o tardía que, en este último caso, requerirá de una dieta de exclusión durante varias semanas y la reintroducción del alimento bajo control del especialista, ante la eventualidad de una reacción inmediata por pérdida de tolerancia durante el periodo sin exposición oral al alimento.

Rosa García Rodríguez. Facultativa especialista de área del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Comité de Alergia Infantil

Utilidad del Diagnóstico Molecular en Alergia a Alimentos

La alta prevalencia de la alergia a los alimentos y  el importante impacto socioeconómico de esta patología sobre los pacientes, el sistema sanitario y la sociedad hace imprescindible poder contar con herramientas de diagnóstico validadas. La primera línea de diagnóstico en la alergia  a los alimentos es la historia clínica adecuada y la demostración de anticuerpos de clase IgE frente a los alimentos implicados, mediante prueba cutánea o determinación de IgE específica. Sin embargo, está única aproximación no es siempre concluyente, ni para el propio diagnóstico ni para establecer el riesgo futuro del paciente. La confirmación ideal, es la prueba de exposición frente al alérgeno implicado, realizada en condiciones de doble ciego y controlada con placebo, tipo de metodología que consume tiempo, recursos y no está exenta de reacciones que pueden ser graves, por lo que se convierten en estudios difíciles de realizar en la práctica clínica. Las técnicas de diagnóstico fundamentadas en la identificación de los alérgenos moleculares de los alimentos, comúnmente denominada como diagnóstico por componentes, ha permitido la identificación de fenotipos clínicos en cuanto a la gravedad de la respuesta clínica y la detección de las moléculas alergénicas responsables de la reactividad cruzada entre los alimentos.  En la última década se ha avanzado en la identificación de los alérgenos mayores, sin embargo, el valor diagnóstico y la utilidad clínica del diagnóstico por componentes aún no está establecido.

Determinar la validez del diagnóstico por componentes en la alergia a los siguientes grupos de alimentos: leche, trigo, cacahuete, soja, frutos secos, pescados y maricos, así como estimar  el coste-efectividad del diagnóstico por componentes  en comparación con  las técnicas convencionales, y por último, resumir la evidencia de la capacidad del diagnóstico por componentes de predecir la gravedad de las reacciones alérgicas han sido los objetivos de una revisión sistemática recientemente publicada (Diagnostic accuracy, risk assessment, and cost-effectiveness of component-resolved diagnostics for food allergy: A systematic review. Flores Kim J, McCleary N, Nwaru BI, Stoddart A, Sheikh.  Allergy. 2018 Jan 10. doi: 10.1111/all.13399).

Los autores pudieron incluir un total de 11 artículos elegibles entre más de 7000 artículos revisados. Los componentes moleculares evaluados fueron: para la leche de vaca (Bos d4, Bos d 4, Bos d 5, Bos d 8,  y las caseínas); para el huevo (Gal d 1, Gal d 2, Gal d 3, Gal d 4); para el cacahuete (Ara h 1, Ara h 2, Ara 3, Ara h 6, Ara h 8,  Ara h 9); para la avellana ( Cor a 1, Cor a 8, Cor a 9, Cor a 14, Bet v 1, Bet v 2); para la gamba (Pen a 1, Lit v 1, Lit v 4), no se encontraron estudios válidos para trigo, soja y pescados. Los componentes con  mejor validez diagnóstica teniendo en cuenta  el binomio sensibilidad- especificidad han sido: Bos d 4 para Leche de vaca (62.0%- 87.5%),  para huevo Gal d 1 (84.2%- 89.8%) para huevo cocido  y  60.6%-97,1%  para huevo crudo, para cacahuete Ara 6 (94.9%-95.1%), para avellana  Cor a 14 (100%-93,8%), y para gamba Lit v1 (82.8%-56.3%).

Los autores ponen de manifiesto la necesidad de estudios de calidad incluyendo la utilización del patrón de oro, la provocación oral doble ciego controlada con placebo, o bien de  alternativas, que podrían estandarizarse como la combinación de pruebas de exposición abiertas y otros marcadores de sensibilización. Igualmente, es necesario definir unos puntos de corte que faciliten la agrupación de datos provenientes de diferentes estudios, se requiere la estandarización de  los ensayos técnicos, para asegurar resultados comparables, es necesario tener estudios que evalúen en términos económicos el  coste- efectividad de esta prueba y  por último, los autores concluyen en que no es posible evaluar la capacidad del diagnóstico por componentes para  evaluar el riesgo de la enfermedad en el contexto de los modelos clínicos actuales, si bien en algunos casos la sensibilización frente a algunos alérgenos moleculares,  si pueden identificar los fenotipos más graves de la enfermedad como  Ara h 2  y Ara h 6  para la alergia al cacahuete y  Cor a 9 y Cor a 14 para la avellana.    En resumen, esta revisión sistemática pone de manifiesto, que el diagnóstico por componentes es una herramienta muy importante para el conocimiento de la alergia a los alimentos, pero son necesarios estudios bien diseñados y con muestras de pacientes suficientes que abarquen todo el espectro de  fenotipos desde los pacientes con clínica leve hasta los que tienen manifestaciones muy graves,  para conocer realmente su utilidad en la práctica clínica.

Autor: Belén de la Hoz Caballer. Servicio de Alergología. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Comité de Alergia Infantil.

“Participa en mejorar el conocimiento sobre Inmunoterapia con Alimentos!”

La inmunoterapia es el tratamiento estrella de la especialidad de alergología, claramente diferenciado del resto de tratamientos por su enfoque etiológico. La inmunoterapia con alimentos ha experimentado un auge en las últimas dos décadas que se ha disparado a partir del momento en que la industria farmacéutica ha tomado una posición predominante liderando proyectos de investigación con poblaciones mucho más grandes que las que se reunían mediante iniciativas meramente académicas.

Este desarrollo a nivel de investigación se ha visto respaldado con la nueva publicación de la guía de inmunoterapia europea, en la que por primera vez, se abre una puerta oficial al empleo de inmunoterapia con alérgenos para la alergia alimentaria fuera del contexto de la investigación en centros con un nivel de experiencia y recursos elevado. Hasta la fecha de esta importante publicación, la posición oficial de las organizaciones científicas era la de no recomendar este tipo de tratamiento fuera del contexto de la investigación, a pesar de que su uso se estaba produciendo en determinados centros de muchos países europeos.

En los próximos años, es probable que nos encontremos con productos farmacológicos aprobados para el uso en inmunoterapia oral con alimento, que a su vez, aumenten la demanda de los pacientes para recibir este tipo de tratamiento. Sin embargo, puede darse la situación de que la demanda supere la capacidad de los servicios de alergia para atender dichas peticiones por la complejidad del tratamiento y las dificultades en instaurarlo como parte de la cartera de servicios en departamentos donde no sea un tratamiento en el que no se tenga experiencia.

Con la meta de realizar un mapa a nivel europeo de los centros donde se administra este tratamiento y conocer la forma en que se está realizando, surge el proyecto FIND, del acrónimo en inglés Food Immunotherapy Practice: Nation Differences Across Europe (Práctica de inmunoterapia con alimentos: diferencias entre las naciones en Europa). Este proyecto inicia su camino en Noviembre de 2017, cuando consigue financiación por parte de la EAACI para su puesta en marcha. El grupo de trabajo está constituido por 12 miembros de distintos países europeos y un comité asesor con expertos en alergia a nivel mundial. Tras elaborar un cuestionario, el estudio inicia su fase de recopilación de datos el 20 de Junio de 2018 con el envío de una invitación masiva a todos los miembros de la EAACI para comunicar su experiencia con el tratamiento.

En caso de no haber recibido dicha invitación, y querer participar, puedes hacerlo a través de este link: (https://www.surveymonkey.com/r/FINDproject_Level2) o bien, ponerte en comunicación con el coordinador en nuestro país (find.spain2018@gmail.com) para recibir la información que quieras solicitar y decidir tu participación.

Desde el Comité Infantil de Alergia, os invitamos a participar para que conozcamos cual es la realidad sobre este tratamiento tan relevante.

Pablo Rodriguez Del Rio. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Día internacional de concienciación de la Enterocolitis Inducida por Proteínas de la Dieta (FPIES).

El pasado 4 de mayo se celebró el día de Star Wars (May the 4th) que coincidió con el día internacional de concienciación de la Enterocolitis Inducida por Proteínas de la Dieta (FPIES).

La FPIES es una alergia a alimentos no mediada por IgE, que típicamente comienza en la infancia, y que se caracteriza por vómitos repetidos, prolongados en el tiempo, que comienzan entre 1 y 4 horas tras la ingesta del alimento y que a menudo se acompañan de decaimiento, letargia o palidez y deposiciones diarreicas.

Los datos epidemiológicos referentes a esta enfermedad son escasos y variables, esto es debido a que, hasta finales de los años 70 no se había reconocido ni definido formalmente este síndrome y también a que no ha recibido una codificación adecuada hasta octubre de 2015 cuando se implementó el código K52.2 en la décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10).

El diagnóstico de FPIES se basa fundamentalmente en la presencia de síntomas característicos que mejoran tras la retirada del alimento causal de la dieta. Estos criterios se han ido modificando según ha ido avanzando el conocimiento y reconocimiento de esta enfermedad. Actualmente están en vigor los propuestos por el Consenso Internacional para el Diagnóstico y Manejo de la Enterocolitis Inducida por Proteínas de la Dieta, elaborado por el grupo de trabajo de reacciones adversas a alimento de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI).

Actualmente se reconocen dos presentaciones clínicas:

  1. FPIES aguda.- Que se manifiesta por los síntomas típicos previamente mencionados.
  2. FPIES crónica.- Peor caracterizada que la FPIES aguda, descrita fundamentalmente en lactantes menores de 4 meses alimentados con fórmula adaptada de proteínas de leche de vaca o de soja. Las manifestaciones clínicas incluyen vómitos intermitentes, diarrea acuosa y fallo de medro. Los síntomas se producen a lo largo de varios días o semanas y no tienen una clara relación causal con el alimento.

Cualquier alimento es susceptible de producir FPIES, los alimentos más frecuentemente implicados son las proteínas de leche de vaca, y en nuestro medio el pescado. El alimento implicado varia en función de la localización geográfica y no resultan extrapolables las series anglosajonas o japonesas publicadas. En el área mediterránea no es tan frecuente la asociación de FPIES por leche de vaca y la FPIES por soja, por lo que la evitación de este último alimento es discutible y debe ser evaluarse de manera individual. En cuanto a los alimentos sólidos, el pescado es si duda el principal agente causal de FPIES en el área mediterránea. En estos casos se pueden evitar dietas restrictivas innecesarias testando pescados alternativos, minimizando los riesgos de déficits nutricionales en nuestros pacientes para mas información sobre este punto: Infante et al. Food protein-induced enterocolitis syndrome by fish: Not necessarily a restricted diet. Allergy. 2017;00:1-5.

Dado que las manifestaciones clínicas son exclusivamente gastrointestinales y la edad más frecuente de presentación es la infancia, el retraso diagnóstico o un diagnóstico erróneo suele ser habitual. La mayoría de los niños sufren mas de una reacción, en ocasiones grave y con necesidad de acudir a Urgencias, antes de que sean correctamente diagnosticados. Por ello es importante tener presente esta patología ante cuadros exclusivamente digestivos y con resolución en las siguientes 24 horas.

Para un mejor conocimiento de esta patología recomendamos la lectura de:

  1. International consensus guidelines for the diagnosis and management of food protein-induced enterocolitis syndrome: Executive summary-Workgroup Report of the Adverse Reactions to Foods Committee, American Academy of Allergy, Asthma and Immunology. Nowak-Wegryzn et al. J Allergy Clin Immunol. 2017 Apr;139(4):1111-1126.e4. doi: 10.1016/j.jaci.2016.12.966
  2. Food Protein-Induced Enterocolitis Syndrome. Nowak-Wegryzn A et al. J Investig Allergol Clin Immunol 2017;27(1):1-18. Doi: 10.18176/jiaci.0135.

 

Ambos artículos, de acceso libre, resumen de manera práctica y didáctica el conocimiento actual de FPIES. “Aquello que no se conoce no se diagnostica”

 Sonsoles Infante Herrero. Médico Adjunto. Unidad de Alergia Pediátrica. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.   

Nuevo documento de consenso sobre la introducción precoz de los alimentos en niños de “riesgo alérgico”.

En los últimos años se han publicado algunos estudios que han hecho replantear determinados aspectos la práctica clínica habitual respecto al a alergia a los alimentos que parecían bien establecidos.

Las recomendaciones previas sobre la introducción de los alimentos en pacientes de “riesgo alérgico” eran hasta hace algunos años retrasar la introducción de los alimentos sólidos e incluso en algunas guías restricción materna de alimentos potencialmente alergénicos durante la lactancia. A pesar de estas medidas la prevalencia de alergia a alimentos ha ido en aumento en las últimas décadas.

Los resultados del estudio LEAP (The Learning Early About Peanut Allergy), y otras observaciones previas, han dado lugar a la modificación de las recomendaciones respecto a la introducción del cacahuete en las guías de las sociedades de alergia Americanas (AAAAI y AAP), Europea(EAACI), y Australiana(ASCIA). Recomendándose la introducción de forma precoz del cacahuete, en pacientes de alto riesgo de presentar alergia (pacientes con eccema severo y/o alergia al huevo), en contra de las recomendaciones previamente establecidas.

Recientemente la APAPARI Asia Pacific Association of Pediatric Allergy , Respirologi & Immunology ha publicado  un documento de consenso a este respecto en el que analiza los resultados de los estudios publicados hasta el momento, las características de la población asiática y los puntos comunes y diferencias con las poblaciones del oeste.

Early introduction of allergenic foods for the prevention of food allergy from an Asian perspective-An Asia Pacific Association of Pediatric Allergy, Respirology & Immunology (APAPARI) consensus statement.

Tham EH, Shek LP, Van Bever HP, Vichyanond P, Ebisawa M, Wong GW, Lee BW; Asia Pacific Association of Pediatric Allergy, Respirology & Immunology (APAPARI). Pediatr Allergy Immunol. 2018 Feb;29(1):18-27

 

Destaca un estudio realizado en población asiática publicado en 2017 en el Lancet “Two-step egg introduction for prevention of egg allergy in high-risk infants with eczema (PETIT): a randomised, double-blind, placebo-controlled trial”.

En este trabajo, analiza los resultados de 121 pacientes con eccema,   60 pacientes en el grupo de intervención y 61 pacientes en el grupo placebo, en los que  se realizó  la introducción precoz de huevo cocinado mediante un protocolo de 2 pasos.  Se inició con dosis equivalente a 0.2 gramos de huevo cocido, que se administraba de los 6-9 meses diariamente, seguido de administración de una dosis equivalente a 1.1 gramo de huevo cocido diariamente de los 9-12 meses en el grupo de intervención y dosis similares de placebo en el grupo de no intervención. Se realizó tratamiento intensivo de la DA en todos los pacientes a lo largo del estudio.

A los 12 meses se realiza provocación abierta con dosis equivalentes a 32 gr de huevo cocido presentado resultado positivo el 8% (5/60) de los pacientes en el grupo de intervención frente al 29.4% (23/61) en el grupo placebo. NNT 3.40(2.30-6.52). El estudio concluye que la introducción en dos pasos del huevo  combinado con el tratamiento intensivo del eccema reduce la prevalencia de alergia al huevo en los niños de alto riesgo.

En los estudios revisados realizados con leche, trigo, soja, mariscos, cereales y nuez los resultados de los estudios no son consistentes.

El documento de consenso concluye que con la evidencia actual parece que la introducción precoz de cacahuete y huevo en pacientes de alto riesgo disminuye el riesgo de padecer la enfermedad alérgica pero que actualmente no existe evidencia respecto a si la introducción precoz de otros alimentos podría disminuir la frecuencia de alergia a estos.

Por otra parte existe acuerdo con las recomendaciones previas de otras guías sobre la población de bajo riesgo en la que no existe indicación de introducción precoz de los alimentos.

Autora: Mónica Rodríguez Álvarez. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Médico Adjunto Servicio de Alergia Hospital Universitario Fundación Alcorcón.

Anafilaxia a carne de cocodrilo: reactividad cruzada por parvalbuminas

La carne de cocodrilo se  consume fundamentalmente en el sur de Estados Unidos y en Australia, en España se considera una carne exótica pero con frecuencia la podemos encontrar en restaurantes y mercados. La carne de cocodrilo tiene una buena proporción proteína/grasa, motivo por el que es una fuente muy saludable de alimento. La prevalencia de alergia a este alimento es desconocida, sin embargo en el último año se han publicado dos artículos de alergia a este reptil en dos niños que nunca lo habían consumido previamente.

Severe anaphylaxis due to crocodile-meat allergy exhibiting wide cross-reactivity with fish allergens. Haroun-Díaz E, Blanca-López N, et al. J Allergy Clin Immunol Pract. 2017 Sep 8. pii: S2213-2198(17)30540-8. doi: 10.1016/j.jaip.2017.07.015 Anaphylactic Reactions to Novel Foods: Case Report of a Child With Severe Crocodile Meat Allergy. Ballardini N, Nopp A ,et al. Pediatrics. 2017;139(4): e2016140.

En el primero de los artículos se trataba de un niño de 9 años, con antecedentes de dermatitis atópica y alergia a pescado blanco diagnosticado a los 19 meses de edad. A los pocos minutos de la ingesta de un trozo de hamburguesa de carne de cocodrilo comienza a presentar prurito oral intenso, eritema perioral, habones generalizados y disnea. Acudieron a urgencias donde se le trata con adrenalina, antihistamínico y corticoide con resolución completa del cuadro en 6 horas. En el segundo artículo se trataba de un niño de 13 años, con antecedentes personales de alergia a aves de corral (pollo y pavo) diagnosticado a los 5 años de edad. De manera inmediata a la ingesta de un trozo de carne de cocodrilo el niño presenta prurito oral y faríngeo, habones en cara, conjuntivitis, angioedema palpebral y dificultad respiratoria con opresión torácica. En el domicilio se le administra adrenalina intramuscular y b2-agonistas inhalados acudiendo a urgencias donde no se evidencia broncoespasmo pero si disnea intensa, con resolución del cuadro en 4 horas sin reaparición de la sintomatología. El estudio alergológico realizado confirmó en ambos casos la alergia a la carne de cocodrilo. En el primer caso, el niño es diagnosticado mediante prueba cutánea: prick positivo con extracto de carne cruda (10x7mm) y con extracto de carne cocinada (6x6mm). Se realizó prick-prick con alimento fresco con resultado positivo con carne cruda (12×12 mm) y con carne cocinada (6×6 mm) y una IgE específica a parvalbúmina de pescado positiva (rGad C1: 24.6 KU/L).

En el segundo caso, el niño es diagnosticado mediante determinación de IgE específica a carne de cocodrilo (6 KUA/L) y mediante test de activación de basófilos. En ámbos pacientes se descartó alergia a otros componentes de la carne de cocodrilo mediante administración controlada (mezcla de ajo, cebolla, arroz, patata y especias) en el primer caso, y mediante estudio de DNA y de proteínas de pollo o pavo en el segundo caso. Para tratar de demostrar la proteína causante de la reacción alérgica en el primer artículo se realiza un IgE Immunoblotting con el suero del paciente obteniéndose una banda de entre 10-14 KDa en el extracto realizado con carne cruda de cocodrilo. Mediante SDS-.PAGE se determina que se trata de una banda de 11 KDa que tras ser analizada mediante proteómica se detectan en esa banda péptidos que contienen la misma secuencia que otros péptidos de otras parvalbúminas (rana, aves, peces y caimán). Al realizar un IgE immunoblotting con el suero del paciente y extractos de merluza y bacalao se obtiene también una banda de entre 10-14 KDa. Este mismo perfil de inmunoglobulina se detecta en este extracto con antisuero de conejo frente a la parvalbúmina de sardina, revelando que es la parvalbúmina el origen de la banda descrita. Se realiza un SDS-PAGE inmunoblotting inhibición utilizando carne cruda de cocodrilo en la fase sólida, observándose una inhibición completa cuando se incuba con extracto de carne cruda de cocodrilo, con extracto de carne cocinada de cocodrilo, así como con extractos de merluza y bacalao.

En el segundo artículo se realiza un IgE immunoblotting con el suero del paciente y extracto de carne cruda de cocodrilo obteniéndose una banda de entre 18-50 KDa; un IgE immunoblotting con carne cocinada de cocodrilo obteniéndose una única banda de 14 KDa y un IgE immunoblotting con carne de pollo obteniéndose 3 bandas: 14 KDa, 19-22 KDa y de 30 KDa. La preincubación con el extracto de cocodrilo no inhibió completamente la unión de la IgE a los alérgenos del pollo, y si se inhibió completamente cuando se preincubó con extracto de pollo. Finalmente, dado que la carne de pollo se consume preferiblemente cocinada se realizó un immunoblotting con un extracto de carne de pollo cocinado observándose que la IgE del suero reconocía una única banda de 14 KDa. Se confirmó que la banda de 14 KDa era una parvalbúmina al emplear un anticuerpo antiparvalbúmina. La secuencia de aminoácidos reveló un 94% de homología entre la parvalbúmina de cocodrilo y la de pollo. En el primer artículo descrito se demuestra la reactividad cruzada entre parvalbúmina de pescados y de carne de cocodrilo, mientras que en el segundo artículo se demuestra la reactividad cruzada entre carne de pollo y la parvalbúmina de la carne de cocodrilo. El primer paciente tolera bien la ingesta de carne de aves y el segundo niño toleraba la ingesta de pescados. Las parvalbúminas son proteínas ácidas de bajo peso molecular ligadoras de calcio, presentes en animales vertebrados. Resisten tanto la digestión enzimática como la exposición al calor, por lo que producen reacciones incluso con el alimento cocinado.

Las parvalbúminas son las responsables de la reactividad cruzada entre especies de pescado, siendo mayor en las especies taxonómicamente más cercanas (como la merluza y el bacalao que pertenecen al orden Gadiformes o entre el lenguado, gallo, rodaballo del orden Pleuronectiformes). Se ha descrito reactividad cruzada entre parvalbúminas de pescado y de rana y entre pescado y carne de pollo.

Nunca antes se había descrito la reactividad cruzada con carne de cocodrilo. En el primer niño que había presentado reacciones alérgicas con varios pescados, la presencia de IgE específica a parvalbúmina y la inhibición completa sugiere que la parvalbumina de pescado es el alérgeno responsable de la sensibilización primaria. En el segundo caso los autores concluyen que no es posible determinar si la sensibilización primaria fue por la carne de pollo o por la de pavo, pero que debido a que la alfa-parvalbúmina es idéntica en ambas carnes deben ser especies muy cercanas filogenéticamente.

La importancia de estos hallazgos son de especial interés dado que en ámbos casos los niños presentaron una reacción anafiláctica la primera ocasión que probaban la carne de cocodrilo. El hecho de que ocurrió con pequeña cantidad de carne de cocodrilo  pone de relevancia su alto potencial alergénico, no descrito previamente.

La accesibilidad a este tipo de carnes exóticas tanto en restaurantes como en mercados, asociado a la posibilidad de viajes al extranjero donde este tipo de carnes son con frecuencia consumidas, hace que debamos aconsejar a nuestros pacientes alérgicos a pescados y/o carne de aves de corral evitar la toma de carne de cocodrilo (y por ende de otros reptiles) hasta que se confirme su tolerancia en los Servicios de Alergia por un alergólogo.  

Autor: Francisco Javier Ruano Perez. Medico Adjunto Servicio de Alergia Hospital Universitario Infanta Leonor

Estudios experimentales sobre Inmunoterapia con péptidos de huevo, resultan esperanzadores en la inducción de tolerancia a huevo.

Daniel Lozano Ojalvo ha recibido hace unas semanas el Premio a la Investigación del Instituto de Estudio del Huevo. Ha sido premiado por sus trabajos en el tratamiento de la alergia a huevo realizados en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid. En dicho organismo, realizó su Tesis Doctoral sobre “El uso de péptidos de huevo, para el tratamiento de la alergia persistente a huevo”.

Los estudios iniciales realizados por el Dr. Lozano en modelos animales, se basaron en la utilización de péptidos de huevo, con menor capacidad alergénica que el huevo completo, pero que mantienen su capacidad inmunogénica, y por tanto, la posibilidad de inducir tolerancia con la administración continuada de dichos péptidos.

Según explica  el Dr. Daniel Lozano, al Diario Hoy: «Nosotros atacamos la alergia al huevo utilizando péptidos. Lo que hacemos es coger el huevo, partirlo en pequeñas porciones que hacen que no den alergia a aquellas personas que lo son, pero van a estimular su sistema inmunológico hacia la tolerancia. Se ha probado en ratones con éxito, y ahora nos acaban de conceder un proyecto de investigación, del Ministerio de Economía, para pasar a aplicarlo a pacientes con alergia a huevo. El tratamiento y manejo clínico de estos pacientes, será llevada a cabo por el Servicio de Alergia del Hospital Universitario Infanta Sofía de Madrid».

 

http://www.hoy.es/caceres/bueno-tomar-cinco-20180108000423-ntvo.html

 

El huevo es introducido en la dieta en España actualmente, alrededor de los 9-12 meses de edad. Es un alimento con un alto contenido proteico, nutricionalmente muy completo, y cuya aplicación en la cocina puede ser muy variada, dando lugar a innumerables recetas.

Una vez superada la campaña de desprestigio sufrida por el huevo, en las décadas de los años 70 y 80, actualmente,  son muchos los estudio, que avalan su calidad como alimento, así como el beneficio a nivel cardiovascular, que genera la ingesta regular de huevo.

Se recomienda una ingesta en niños de la toma de huevo, al menos 3 veces por semana.

 

La alergia a huevo es la principal causa de alergia a alimentos en nuestro medio en la población menor de 5 años de edad. La incidencia a huevo en el primer año de edad se ha estimado en torno al 1-2% de la población infantil. La mayoría de las reacciones alérgicas a huevo son reacciones inmediatas mediadas por IgE, de gravedad  variable, aunque también han sido descritas reacciones de mecanismo no IgE. La clínica cutánea es la más frecuente, seguida de la clínica digestiva.

 

El pronóstico de la alergia a huevo, es, en la mayoría de los casos, favorable. El 50% de los pacientes alcanzan la tolerancia completa entre los 3 y los 5 años de edad, persistiendo el estado alérgico a huevo, en alrededor de un 20% de los pacientes cuando llegan a la pubertad.

 

Para los pacientes con alergia persistente a huevo en la práctica clínica actualmente, se puede inducir desensibilización o tolerancia al huevo, mediante la administración gradual de cantidades crecientes del huevo. La tasa de éxito es alta,  en torno al 70% para la mayoría de los protocolos clínicos. Sin embargo, la inmunoterapia oral con alergeno intacto tiene inconvenientes, principalmente la larga duración del tratamiento, y sobretodo, por la tasa relativamente alta de reacciones adversas durante el mismo, que pueden llegar a afectar al 70% de los pacientes, y en ocasiones ser graves, disminuyendo de forma severa la calidad de vida del paciente y de sus familiares.

 

En modelos animales se ha demostrado, que los ratones sensibilizados oralmente a proteínas de huevo que se tratan posteriormente con péptidos de huevo y no con la proteína intacta de huevo, están protegidos frente a las reacciones alérgicas a huevo, mientras dura esta inmunoterapia, pero recuperan la reactividad una vez interrumpido el tratamiento.

Las investigaciones del Dr. Lozano et al, ponen de manifiesto que la administración de ovoalbúmina hidrolizada en ratones sensibilizados a huevo durante tres semanas, disminuía significativamente los síntomas de anafilaxia ras la provocación oral e intra-peritoneal del alergeno y que la protección se mantenía 3 semanas después de la interrupción del tratamiento, coincidiendo con una disminución de los anticuerpos IgE específicos.

 

El efecto del hidrolizado se asociaba a una reducción en el porcentaje de los linfocitos Th2 y en la expresiómn de su factor de transcripción, GATA3, así como al aumento de las células T reguladoras (Treg) y a la sobreexpresión del factor de transcripción Foxp3, en los nódulos linfáticos mesentéricos y en el bazo de los ratones tratados, lo que señala a la inducción de células Treg como el principal mecanismo responsable de la aparición de tolerancia.

Por tanto el uso de péptidos puede ser una nueva herramienta para el tratamiento de las alergias alimentarias persistentes y graves.

 

Marta Reche Frutos.

Servicio de Alergología. Hospital Universitario Infanta Sofia.

San Sebastián de los Reyes. Madrid.

Novedades de la 5ª reunión Bianual centrada en alergia pediátrica de la EAACI, “The 5th Pediatric Allergy and Asthma Meeting (PAAM 2017)”

El Congreso PAAM (Pediatric Allergy and Asthma Meeting) se centra en alergia en población infantil y es la reunión más grande a nivel mundial sobre este tema. Recientemente se ha celebrado su quinta edición, en Londres, del 25 al 27 de Octubre.

Ha habido prácticamente 1300 participantes de 81 países distintos. Siguiendo la estructura habitual del congreso anual de la EAACI, el congreso se inició el jueves 26 a primera hora con cursos para posgraduados. Dichas sesiones se centraron en distintos aspectos (inmunología, patología digestiva no mediada por IgE, patología alérgica respiratoria, y ensayos clínicos en niños) de la alergia en población pediátrica. Dichas sesiones tuvieron un formato más extenso, con charlas de alrededor de 50 minutos, estructuradas a modo de clase magistral y aportando un repaso de la evidencia sobre cada uno de los temas.

Estas sesiones son especialmente recomendables para aquellos que deseen tener una panorámica general de los temas tratados. El congreso fue oficialmente inaugurado el jueves a las 13:00, con bienvenida y primera plenaria. A lo largo del congreso se impartieron tres sesiones plenarias, Asma en población pediátrica, Avances en alergia a alimentos, y Tratamiento y prevención de la alergia, todas ellas de gran interés e impartidas por especialistas de primera línea. La estructura del congreso permitió dar cabida a otros tipos de sesiones con formatos interesantes como simposios, talleres y debates pro y con, donde pudimos disfrutar de la visión de los expertos sobre temas actuales en la alergia de la población infantil.

Como viene siendo habitual, se creó un “Clinical Village” con distintos puestos dedicados a varios aspectos del niño alérgico, desde su nutrición, hasta la práctica de la inmunoterapia con aeroalérgenos pasando por calidad de vida y provocaciones orales con alimentos. Los miembros junior de la academia tuvieron la oportunidad de participar con sesiones especialmente dirigidas para ellos, manteniendo la apuesta que la EAACI hace para fomentar el desarrollo de jóvenes especialistas. A nivel académico, el protagonismo de la edición lo tuvieron las Guías de Consenso sobre inmunoterapia, recientemente publicadas por la EAACI. El último gran proyecto presidencial de la EAACI está siendo culminado en este 2017, y para la fecha del PAAM muchas de estas importantes guías ya estaban publicadas o están en vías de publicación. Los asistentes tuvimos la oportunidad de recibir de manos de sus propios autores la información más relevante de las mismas. Merece la pena, por último, hacer mención a la representación española (hasta 7 representantes en el programa) dentro de este congreso de la EAACI.

En los últimos años nuestro enfoque de la alergia y nuestros conocimientos tienen más cabida, gracias al esfuerzo de todos por mantener y aumentar nuestra representación en la Academia Europea. Queremos hacer una llamada a la participación en la EAACI a cualquier nivel, por los distintos cauces que existen, para que podamos tener el peso que la alergia y la inmunología clínica pediátricas en España merece. El alto nivel científico, así como su utilidad como punto de encuentro y de fomento de colaboraciones lo convierten en una cita imprescindible para los que tratamos niños alérgicos.

Para aquellos que pudieron asistir este año y quieran repetir, y los que se quedaron con ganas de haberlo hecho, es bueno ir reservando hueco en las agendas para la siguiente cita, que será en Florencia en 2019.

Pablo Rodríguez del Rio Miembro del“Pediatric Board de EAACI”

Montserrat Alvaro Lozano “Chair” del “Pediatric Board de EAACI”

Primera Guía mundial sobre Inmunoterapia con Alimentos

La alergia a los alimentos es un importante problema de salud pública que puede en algunos casos comprometer incluso la vida de las personas que la padecen. Personas que deben llevar un estricto control de los alimentos que toman para evitar la ingestión accidental de aquellos a los que son alérgicos. El riesgo y el temor a una reacción, la dificultad para poder realizar actividades familiares y sociales en las que hay presentes alimentos, e incluso en ocasiones el rechazo por parte de otros, limita la vida de estas personas, más aun cuando son niños. De unos años a esta parte, la inmunoterapia con alimentos (ITO) se ha convertido en una esperanza para ellos.

Alergólogos y pediatras, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), han publicado la primera guía sobre ITO con alimentos de la literatura científica (1,2). En este caso, aborda la dirigida a la alergia a leche de vaca y huevo, aunque abre la puerta al tratamiento de otras alergias alimentarias.

La publicación de la Guía es el fruto del trabajo coordinado de más de 30 especialistas de 18 centros de toda España, cinco de ellos miembros del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC. La Guía se basa en la evidencia científica disponible de los estudios publicados hasta junio de 2016, y en la opinión de expertos. Se establecen recomendaciones acerca de las indicaciones y contraindicaciones del procedimiento, requerimientos de personal y medios materiales, aspectos prácticos del tratamiento en las diferentes fases de la ITO, y pautas especiales para los pacientes con alto riesgo de presentar reacciones adversas durante el tratamiento.
La Guía marca las directrices para el manejo de la ITO con leche y huevo en la práctica clínica y recoge la opinión consensuada de expertos españoles.

Destacar por último, que el Instituto de Estudios del Huevo (IEH) acordó conceder su Galardón de Oro anual a SEAIC y SEICAP por la publicación de la Guía de inmunoterapia con leche y huevo. El IEH es una asociación sin ánimo de lucro creada para fomentar la investigación relacionada con el huevo en España y la divulgación sobre su interés como alimento y su adecuado manejo. El IEH reconoció la importante labor desarrollada por los profesionales de ambas sociedades para curar la alergia alimentaria infantil al huevo. El Galardón fue entregado durante el Día Mundial del Huevo 2017 en un acto que el IEH celebró en Calatayud (Zaragoza) el día 25 de octubre.

 

  1. Martorell A, Alonso E, Echeverría L, Escudero C, García-Rodríguez R, Blasco C, et al. Oral Immunotherapy for Food Allergy: A Spanish Guideline. Immunotherapy Egg and Milk Spanish Guide (ITEMS Guide). Part I: Cow Milk and Egg Oral Immunotherapy: Introduction, Methodology, Rationale, Current State, Indications, Contraindications, and Oral Immunotherapy Build-up Phase. J Investig Allergol Clin Immunol 2017; Vol. 27(4): 225-237.

 

  1. Martorell A, Alonso E, Echeverría L, Escudero C, García-Rodríguez R, Blasco C, et al. Oral Immunotherapy for Food Allergy: A Spanish Guideline. Egg and Milk Immunotherapy Spanish Guide (ITEMS GUIDE). Part II: Maintenance Phase of Cow Milk (CM) and Egg Oral Immunotherapy (OIT), Special Treatment Dosing Schedules. Models of Dosing Schedules of OIT With CM and Egg. J Investig Allergol Clin Immunol 2017; Vol. 27(5): 279-290.

 

Dr. Carmelo Escudero Díez

Los Aditivos Alimentarios: El mal de todo paciente, el olvido de todo alergólogo.

Los aditivos alimentarios son sustancias que habitualmente no se consumen como producto alimentario. No obstante, tienen un papel fundamental a la hora de mantener la calidad y las características de los alimentos que exigen los consumidores y hacen que estos alimentos sigan siendo seguros, nutritivos y deseables. De este modo, los aditivos no son alimentos en sí, sinó sustancias que se añaden a los alimentos para mejorar su conservación, color, sabor o consistencia.

A este grupo de sustancias se les ha atribuído con bastante frecuencia la capacidad de producir reacciones adversas, e incluso alérgicas. No obstante, en la actualidad se desconoce la prevalencia exacta de reacciones adversas frente aditivos, si bien sabemos y se ha demostrado que los aditivos alimentarios muy raramente provocan auténticas reacciones inmunológicamente mediadas (hecho poco creíble entre la población general).

A continuación se describen los grupos de aditivos existentes en el mercado actual, sus características fundamentales y algunas de las principales reacciones adversas descritas hasta el momento debido a estas sustancias:

Antioxidantes y conservantes: Son aditivos que mantienen la frescura e impiden su deterioro. Contribuyen a qué los alimentos se puedan conservar durante más tiempo protegiéndolos contra el daño ocasionado por la oxidación o los microrganismos. Los antioxidantes evitan la oxidación de las grasas de los alimentos e impiden que se decoloren y se vuelvan rancios. Los conservantes limitan, retrasan o previenen la proliferación de los microorganismos.

Antioxidantes: Ácido ascórbico E300, Ascorbato De Sodio E301, Ascorbato De Calcio E302, Ascorbato De Potáseo E303, palmitato ascorbil E304, estearato ascorbil E305, Extractos Naturales Ricos En Tocoferol E306, Alfa Tocoferol E307, gamma tocoferol E308, delta tocoferol E309, Galato De Propil E310, Galato De Octil E311, Galato De Dodecil E312, Ácido Eritórbico E315, Eritorbato Sódico E316, Butilhidroquinona (Bhq) E319, Butilhidroxianisol (Bha) E320, Butilhidroxitolueno (Bht) E321, lactato de sodio E325, lactato de potáseo E326, lactato de calcio E327, etileno diamino tetra acetato E385, ácido etilendiaminotetracético E386, extracto de romero E392, Tocoferoles (E306-307-308-309), Ácido ascórbico (E300), BHA (butilhidroxianisol o E320) y BHT (butilhidroxitoluol o E321). La incidencia de broncoespasmo debido a estos aditivos es realmente muy baja. Se han descrito casos de urticaria de contacto, urticaria crónica y dermatitis atópica debido a estos antioxidantes.

Los conservantes físicos son muy efectivos, pero, en muchos casos, tienen una duración muy corta y un elevado coste. Los conservantes físicos serían el frío (refrigeración o congelación), la liofilización y el envasado al vacío. Existen también los conservantes químicos que según su origen pueden dividirse en:

  1. Minerales
  • Cloruros: cloruro sódico o sal común, es el primer conservante químico utilizado y un eficaz agente antimicrobiano.
  • El dióxido de azufre y los sulfitos (E220 hasta 228): Anhídrico sulforoso y sulfitos con concentraciones superiores a 10 mg/l expresados como SO2: Los sulfitos y bisulfitos son sustancias derivadas del azufre y se utilizan como antioxidantes o conservantes. La normativa europea obliga a etiquetar cualquier alimento que contenga sulfitos a concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/l, y estos productos han de ser declarados con el término sulfito o dióxido de azufre (E-220, E-221, E-222, E-223, E-224, E-225, E-226, E-227 i E-228). Los sulfitos pueden ser responsables de reagudizaciones asmáticas en pacientes con asma. Los principales alimentos que contiene sulfitos son: el vino (que contiene sulfitos producidos durante la fermentación) y otras bebidas alcohólicas o no alcohólicas envasadas (zumos, mosto, sidra), alimentos envasados, alimentos pre-cocinados, conservas, alimentos ultracongelados y vinagre. A parte de síntomas respiratorios bronquiales, los sulfitos también pueden ocasionar molestias nasales (rinitis), digestivas y/o cutáneas (urticaria, angioedema y dermatitis de contacto).
  • Nitratos y nitritos (sales potásicas y sódicas) (desde E249 a 252). Se utilizan como conservantes en el procesado de carnes como el jamón y otros embutidos con la finalidad de garantizar la seguridad de los productes e inhibir el crecimiento de la bacteria botulínica. Los nitritos y los nitratos se encuentran en productos cárnicos curados, derivados del pescado y los quesos. La formación de nitrosamina se considera cancerígena. Pueden ser responsables de agravar la clínica de dermatitis atópica en algunos pacientes. También se han descrito casos de reacciones alérgicas graves (anafilaxia) debido a estos conservantes.

 

  1. Orgánicos:
  • Ácidos grasos saturados y sus derivados: Ácido acético y acetatos, ácido fórmico y formiatos, ácido propiónico y propionatos.
  • Ácido sórbico y sorbatos. Tienen actividad frente Clostridium botulinum. Se han descrito casos de urticaria de contacto perioral debida a estos conservantes.
  • Ácido benzoico y benzoatos. Los benzoatos se encuentran de manera natural en las cerezas y la canela. Son unos de los aditivos más relacionados con reacciones alérgicas. Pueden ser responsables de agravar la clínica de dermatitis atópica en algunos pacientes. También se han descrito casos de urticaria, urticaria de contacto, angioedema, rinitis y asma debido a estos conservantes si bien la incidencia es muy baja. Los benzoatos también se han asociado a otras reacciones como por ejemplo el dolor de cabeza, la migraña, la dificultad de concentración, la hiperactividad y las artralgias, si bien la incidencia es también muy baja.
  • Antioxidantes fenólicos.
  • Antibióticos. Se utilizan poco por el riesgo de producir efectos indeseables así como por la posibilidad de producir cepas microbianas resistentes. La nisina es el más utilizado ya que inhibe el crecimiento de

Aditivos que aumentan o potencian las cualidades sensoriales.

  1. Modificadores del sabor y la textura:
  2. Emulsionantes y estabilitzantes: se utilizan para mantener la consistencia de la textura y evitar que los ingredientes se disgreguen. La lecitina (E322), los monoglicéridos y los diglicéridos, entre otros pertenecen a este grupo. Entre los estabilizantes destaca la metilcelulosa (E461), habiéndose descrito sobre todo reacciones adversas gastrointestinales debidas a este estabilizante (predominantemente dolor, distensión abdominal y en algunos casos incluso obstrucción intestinal). De entre los emulsionantes, destaca el triestearato de sorbitán (E492), el cual puede incrementar la absorción de sustancias solubles en grasas.

 

  1. Espesantes: ayudan a incrementar la viscosidad de los alimentos. Habitualmente se utilizan como espesantes sustancias naturales como la gelatina (E441: se han descrito reacciones alérgicas graves –anafilaxia- debidas a la gelatina) o la pectina [E440a: grandes cantidades pueden producir síntomas gastrointestinales (sobre todo dolor y distensión abdominal)]. Otros espesantes son el ácido algínico (E400), el alginato de sodio (E401), el alginato de potáseo (E402), el alginato de amonio (E403), el alginato de calcio (E404) o el agar-agar (E406). A pequeñas cantidades no se les conocen efectos adversos atribuíbles. No obstante, grandes cantidades pueden inhibir la absorción de algunos nutrientes y ocasionar patología gastrointestial. Las gomas naturales también se utilizan como espesantes. Pertenecen a la familia de las legumbres la goma arábiga (E414), la goma de algarroba (E410), la goma guar (E412), la goma de tara (E417) y la goma de tragacanto (E413). La goma guar (E412) es una goma natural proviniente de la semilla de la planta Cyamopsis tetragonoloba (familia Fabaceae). Este aditivo se encuentra casi siempre en forma de polvo, pero, cuando se combina con otros ingredientes también puede verse en forma líquida o de gel. Debido a qué es una fibra soluble en agua, la goma guar puede tener un efecto laxante en aquellas personas que la consuman. Muy frecuentemente también es la responsable de ocasionar patología gastrointestinal (diarrea, dolor abdominal, distensión abdominal), habiéndose incluso descrito casos de obstrucción intestinal debido a su consumo. Al igual que la goma de algarroba puede incrementar los niveles de colesterol. La goma de tragacanto (E413) se obtiene de diversas especies de Astragalus. Se han descrito reacciones alérgicas por contacto (dermatitis de contacto y/o urticaria).
  2. Edulcorantes: proporcionan un sabor dulce a los alimentos y se utilizan en productos bajos en calorías. Son edulcorantes intensos el acesulfam K (E950), el aspártamo (E951) y la sacarina (E954). También son edulcorantes la taumatina (E957), que es una proteína edulcorante natural que se extrae de la planta Thaumatococcus danielli (es 2.500 veces más dulce que el azúcar), el sorbitol (E420), la isomaltosa (E953), el maltitol (E965i), el ciclamato E 952, la sucralosa E955, la glicirricina E958, la neohesperidina (Nhdc) E959, la estevia (extracto de stevia) E960, el jarabe de maltitol E965ii, el lactitol E966, el xilitol E967, el eritritol E968, el advantamo E969, el sorbitol (E420), el manitol (E421) y el glicerol (E422). Principalmente pueden producir trastornos gástricos (náuseas, vómitos y diarreas).
  1. Potenciadores del sabor: El más conocido es el glutamato monosódico (se identifica con los códigos GMS o E621). Se utiliza sobre todo en productos salados, alimentos de sobre y en una gran variedad de platos orientales. Es la sal sódica del ácido glutámico. Originariamente se extraía de las algas y del trigo. Se utiliza sobre todo para la preparación de alimentos de sobre y en las cocinas orientales. Las manifestaciones clínicas más características de las reacciones adversas por glutamato se engloban dentro del “síndrome del restaurante chino” que se describe como la aparición de dolor de cabeza, sensación de ardor en la piel (sobre todo en escote y cara) que posteriormente afecta al resto del cuerpo y se acompaña de náuseas, palpitaciones y en ocasiones incluso pérdida de conocimiento. El cuadro se inicia a los pocos minutos de la ingesta de una alta cantidad de glutamato y cede en 2-3 horas. Actualmente está todavía en controversia el papel del glutamato monosódico como desencadenante de crisis de asma o de patología cutánea (urticaria y/o angioedema). Parece que sí que podría estar relacionado con la clínica de rinitis.
  2. Acidulantes: Un acidulante es un aditivo alimentario que incrementa la acidez de un alimento o le da un sabor ácido. Entre los diversos acidulantes que se utilizan están los ácidos orgánicos y los ácidos inorgánicos.
  3. Otros: antiaglomerantes, antiespumantes, gases de envasado, midones, disolventes, entre otros.
  4. Colorantes: Los colorantes se utilizan en los alimentos para añadir o restaurar el color con el objetivo de mejorar su aspecto visual. Pueden inducir reacciones de urticaria, angioedema (hinchazón), asma, rinitis, eczemas cutáneos, dermatitis de contacto e incluso anafilaxia. Parece que también pueden inducir reacciones pseudoalergicas o anafilactoides. Los colorantes también se han involucrado en otras reacciones afortunadamente bastante infrecuentes tales como dolor de cabeza, migraña, hiperactividad, dificultad de concentración y atención así como artralgias. Desde el punto de vista de su origen, los colorantes alimentarios se pueden clasificar en colorantes naturales [extracto de pimiento (paprika)], minerales y de síntesis. Dentro de los colorantes de síntesis encontramos dos grupos principales:
  • Azoicos: Los colorantes azoicos son los que más frecuentemente se han implicado en reacciones adversas. Tartrazina: La tartrazina puede provocar clínica de urticaria en algunos pacientes aunque la prevalencia en la actualidad se sabe que es realmente muy baja. Tampoco queda claro su posible papel como desencadenante de crisis de asma. Sí parece que podría ser responsable de agravar la clínica de dermatitis atópica en algunos pacientes. Amarillo naranja: Se han descrito casos de urticaria, angioedema, eczemas y clínica gastrointestinal debidas a este colorante. Rojo de cochinilla: Es un colorante de síntesis muy utilizado en la industria, sobre todo para la conservación del color de los frutos rojos y de las conservas de marisco. Se han descrito casos de anafilaxia debido a este colorante en los que se ha podido demostrar un mecanismo alérgico mediado por anticuerpos IgE. Rojo carmín o ácido carmínico: Se obtiene a partir de la maceración de las hembras del insecto conocido popularmente como cochinilla (Dactylopius coccus). Es un colorante de color rojo intenso y no debe confundirse con el mismo colorante de origen sintético llamado rojo de cochinilla. Se ha implicado en casos de reacciones adversas y en muchos casos se ha podido demostrar un mecanismo alérgico mediado por anticuerpos IgE. Se han descrito reacciones de urticaria, asma, rinitis e incluso anafilaxia debidas a este colorante. Amarillo tartrazina: Este colorante se ha involucrado en reacciones alérgicas cruzadas con los derivados pirazolónicos (grupo de medicamentos antiinflamatorios donde pertenece el metamizol) así como con múltiples reacciones alérgicas.
  • No azoicos: eritrosina, amarillo quinoleína e indigosina. Eritrosina: Es un polvo de color marrón que disuelto proporciona una tonalidad roja y puede presentar reactividad cruzada con la eosina. Según el lugar donde se añadan pueden ser de dos tipos:
  1. Los que se añaden directamente al alimento y se pueden consumir con ellos. En la Unión Europea se identifican con la letra E seguida de un número de 3 cifras.
  2. Los que se utilizan para dar un determinado color en el exterior de algunos alimentos y que no se suelen consumir. En la Unión Europea se identifican con la letra C, seguida de un número.

 

Aditivos que pueden contener trigo:

Almidones modificados: 1400, 1401a, 1402, 1403, 1404, 1405, 1410, 1412, 1414, 1420, 1.422, 1440, 1442, 1450, 1451. Los almidones abundan en los alimentos amiláceos (cereales y patata). El almidón más utilizado es el que se obtiene del maíz.

Polidextrosa E-1200.

E-306 Vitamina E. Son extractos de origen natural ricos en tocoferoles. Pueden ser de trigo, de arroz, de maíz o de soja.

 

Aditivos que contienen proteína de leche de vaca:

H-4511 caseinato cálcico

H-4512 caseinato sódico

H-4513 caseinato potásico

 

Aditivos que pueden contener proteína de leche de vaca:

E-101 Riboflavina o lactoflavina: Se utiliza como colorante. Actualmente casi siempre es de origen sintético.

E-270 Ácido láctico, E-325 Lactato sódico, E-326 Lactato potásico, E-327 Lactato cálcico: Tanto el ácido láctico como los lactatos se producen comercialmente a partir de la fermentación bacteriana del almidón y melazas, sin embargo, es posible que el cultivo para iniciar la producción de ácido láctico pueda contener leche.

E-966 Lactitol: Es un azúcar-alcohol sintético producido a partir de la lactosa que es un azúcar que contiene la leche de vaca. Aunque es bastante improbable que este aditivo contenga proteína de leche de vaca, el hecho de provenir de la lactosa hace que no se pueda descartar alguna posible contaminación.

E-472b Ésteres lácticos de los mono y diglicéridos de ácidos grasos, E-481 Estearoil-2-lactilat sódico, E-482 Estearoil-2-lactilat cálcico: Generalmente se producen a partir de grasas vegetales. Sin embargo, también pueden provenir de grasas animales por lo que en caso de provenir de grasas animales bovinos podrían contener proteína de leche de vaca.

 

Aditivos que contienen huevo:

E-161B Luteína, E-1105 Lisozima

 

Aditivos que pueden contener huevo:

E-101 Riboflavina: Se utiliza como colorante. Actualmente casi siempre es de origen sintético.

E-322 Lecitina: Actualmente casi siempre se obtiene de la soja, pero, en caso de duda se debe consultar al fabricante.

 

Aditivos que pueden contener pescado:

Potenciadores del sabor (E-626, E-627, E-628, E-629, E-630, E-631, E-632, E-633, E-634, E-635): Se obtienen a partir de levaduras o de extractos de carne o de peces.

Dra. Teresa Garriga Baraut