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Umbrales de alérgenos y hábitos de compra de los consumidores con alergia alimentaria

Los pacientes  con alergia a alimentos y  sus  familiares presentan dificultades para encontrar alimentos seguros y confiar en que el etiquetado sea fiable . Por ello las asociaciones de pacientes Food Allergy Research & Education (FARE), Food Allergy Canada (anteriormente Anaphylaxis Canada) y otras, han liderado  el primer estudio para evaluar las diferencias de los consumidores con alergia a alimentos , en cuanto su percepción sobre los niveles umbral , así como en  el etiquetado. En esta encuesta han participado  casi 10000 personas , de  16 paísses , entre los que se encuentra España . Los resultados han sido presentados en le congreso de la EAACI en Viena , Austria,  en junio de este año.

 

Las frases que normalmente se utilizan en los etiquetados no se  entienden bien , la mayoría de los encuestados tuvieron problemas al leerlas , también les resultó difícil entender el significado del nivel umbral de alérgeno ( la cantidad más pequeña de un alérgeno alimentario capaz de provocar reacción ) . Los datos más relevantes fueron los siguientes :

  • Menos del 20 % de los participantes en 11 de los 16 países contestaron que estarían dispuestos a comprar alimentos que contengan su alérgeno si la cantidad no es capaz de causar una reacción alérgica.
  • Un promedio del 3 % del total de los participantes contestaron que comprarían un alimento que contuviera su alérgeno si este sólo pudiera causar una reacción leve.
  • Los consumidores parecían evaluar el riesgo basándose en el tipo de frase de la advertencia precautoria
  • Alrededor del 16 % de los participantes contestaron que comprarían alimentos con la advertencia “Puede contener alérgenos” (los encuestados de España fueron los de menor índice <6 %)
  • Al preguntar si comprarían un alimento etiquetado “Puede contener trazas del alérgeno”, la media ponderada de respuestas afirmativas fue ligeramente más alta , 25 %
  • Al preguntar si comprarían un alimento que etiquete “Elaborado en una fábrica/instalaciones donde también se procesa el alérgeno”, la media ponderada de respuestas afirmativas fue la más alta, 41%.
  • El cacahuete fue el alérgeno más común de los que se informó en 9 de 16 países.

Hay poca correlación entre la cantidad de alérgeno presente en un producto alimentario y el tipo de frase que se utiliza en el etiquetado . Existe mucha confusión  con las frases que se utilizan , por lo que los consumidores siguen asumiendo riesgos al comprar estos productos . Este estudio aboga por la inclusión de las asociaciones de consumidores  en la elaboración de las frases utilizadas en el etiquetado y los niveles umbral de alérgenos validados

Por lo tanto , es necesario más claridad y consistencia en el etiquetado , para evitar el riesgo al consumir estos alimentos , y cantidades de alimentos que puedan estar presentes por contaminación cruzada. Hasta entonces lo más recomendable es no consumir ningún producto que contenga o pueda contener  el alérgeno o trazas del mismo.

 

Dra. Mª Isabel Alvarado Izquierdo

Artículo de revisión – LEAP study

Realizamos una revisión sobre un artículo que  ha sonado en todos lados desde su publicación en Febrero 2015,  y que habla de la introducción temprana de los alimentos considerados alergénicos como prevención primaria de alergia en niños con alto riesgo de alergia alimentaria.
cacahuete

Randomized trial of peanut consumption in infants at risk for peanut allergy

Du Toit, Roberts G, Sayre PH, Bahnson HT, Radulovic S, Santos AF, Brough HA, Phippard D, Basting M, Feeney M, Turcanu V, Sever ML, Gomez Lorenzo M, Plaut M, Lack G; LEAP Study Team. New England Journal of Medicine. 2015 Feb 26;372(9):803-13 (doi: 10.1056/NEJMoa1414850).

Este estudio parte al observar que niños judíos que viven el Reino Unido tenían 10 veces más riesgo de desarrollar alergia al cacahuete en comparación con los niños de Israel con ancestros similares, hecho que fue correlacionado con la edad de introducción de alimentos con cacahuete en lactantes en esos países. En el Reino Unido no se consume cacahuete en el primer año de vida y en Israel se introduce desde los 7 meses en la dieta.
El estudio LEAP fue concebido para determinar si la introducción temprana en la dieta de cacahuete puede ser efectiva como estrategia tanto en prevención primaria como secundaria para evitar el desarrollo de alergia al cacahuete.
Para el estudio, se seleccionaron 640 lactantes entre 4 y 11 meses con eccema grave y/o alergia al huevo, estos fueron divididos en 2 grupos, según resultados de skin prick test (SPT) con cacahuete, en un grupo sin pápula (SPT negativo)  y otro con pápula (1-4 mm) y posteriormente fueron subdivididos en otros 2 grupos aleatorizados, uno en que se iba a realizar consumo de cacahuete (cohorte de consumo y otro evitación (cohorte de evitación) del mismo, previo a una provocación basal con proteína de cacahuete. El grupo de consumo, tenía que comer 6 g de proteína de cacahuete/semana hasta alcanzar los 60 meses de edad.
Se midió la adherencia a la dieta con un cuestionario y se realizaron evaluaciones clínicas al inicio (basal), a los 12, 30 y 60 meses, visitas en las cuales se realizaba SPT con cacahuete, se medían niveles de IgE específica de cacahuete así como IgG e IgG4 y el ratio específico de cacahuete IgG4:IgE. Al alcanzar lo 60 meses de edad, se realizaba una provocación oral con proteína de cacahuete a todos los participantes.
Para el análisis de los datos, se comparó la proporción de pacientes alérgicos al cacahuete en el grupo de evitación como alérgicos a cacahuete en el grupo de consumo.
De los 640 lactantes seleccionados, 542 pertenecieron al grupo con SPT negativo y 98 al grupo con SPT positivo. A los 60 meses de edad, de los pacientes que pertenecieron al grupo con SPT negativo, el 13.7% de la cohorte de evitación de cacahuete y el 1.9% de la cohorte de consumo desarrollaron alergia al cacahuete. Esto representa un 86.1% de reducción relativa en la prevalencia de alergia al cacahuete entre el consumo y no consumo de cacahuete en este grupo.
De los 98 pacientes del grupo con SPT positivo, el 35.3% de la cohorte de evitación y el 10.6% de la cohorte de consumo desarrollaron alergia al cacahuete. Esto representa un 70% de reducción relativa en la prevalencia de alergia al cacahuete en este grupo.
El estudio LEAP mostró que la introducción temprana de cacahuete en la dieta puede prevenir el desarrollo de alergia al cacahuete en lactantes con alto riesgo de padecerla.
El estudio ha sido tan interesante que incluso tiene una carta al editor en ese mismo journal escrito por el Dr. Sampson en el que llega a sugerir que mientras se hacen más estudios respecto a esta teoría, se deberían testar a los lactantes entre 4 y 8 meses de edad con riesgo de alergia al cacahuete con un SPT y si el resultado fuese negativo, el niño debería iniciar una dieta que incluya el consumo de 2 gramos de proteína de cacahuete tres veces a la semana durante al menos 3 años. Y en caso que el SPT fuese positivo, se debería haber una provocación oral con cacahuete que si fuese negativa, se debería iniciar una dieta que contenga cacahuete.

¿Deberíamos entusiasmarnos tanto con los resultados de este estudio a pesar de tener sólo un estudio prospectivo de este tipo al punto de empezar a introducir alimentos conocidos como alergénicos en pacientes con riesgo de alergia? ¿Deberíamos esperar un poco más?

Más acerca de este estudio:
Acceso directo a la carta al editor: http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMe1500186