Jiménez Díaz C. El Asma y Otras Enfermedades Alérgicas. 1ª ed. Madrid: Editorial España; 1932.
Recientemente, gracias al patrocinio de Menarini, tuvo lugar el primer encuentro de especialistas en Alergología integrantes de las Unidades de Asma Grave avaladas por la SEAIC para compartir su experiencia clínica y establecer protocolos conjuntos de atención sanitaria en esta patología.
Os dejamos la nota de prensa:
Nota de prensa Menarini 1 Edición Encuentro UAG de SEAIC (144 descargas )
El Comité de Alergia Infantil de la SEAIC ha elaborado este protocolo para facilitar el tratamiento de las crisis asmáticas de los niños en los centros educativos, con el objetivo es colaborar con los profesores en el control integral de los niños con asma.
El asma es una enfermedad inflamatoria del bronquio, en la mayoría de los casos relacionada con la sensibilización a un alérgeno ambiental (pólenes, hongos, ácaros o epitelios de animales domésticos, entre otros). En otros casos, la causa del proceso inflamatorio es desconocida, aunque parece estar relacionada con ciertos determinantes genéticos y antecedentes de infecciones respiratorias en la infancia.
Las crisis de asma ocurren por un estrechamiento del bronquio inflamado (broncoespasmo), causado por estímulos como la exposición a una elevada carga ambiental de alérgenos, las infecciones respiratorias, el ejercicio físico, el humo del tabaco y otros contaminantes. También algunos medicamentos como los antiinflamatorios no esteroideos y ciertos antihipertensivos (betabloqueantes) pueden inducir un broncoespasmo.
Boletín publicado por la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (noviembre de 2010).
Los días 6 y 7 de mayo de 2022 tendrá lugar el III Curso On-Line de procedimientos en Asma CAJMIR/SEAIC. El curso se divide en 2 salas virtuales a lo largo de 2 jornadas. Para más información, puede consultar los programas a continuación:
III Curso Online CAJMIR/SEAIC, programa día 1 (2241 descargas )
III Curso Online CAJMIR/SEAIC, programa día 2 (2198 descargas )
Con el aval de SEAIC y el patrocinio de GSK.
Programa VI Curso CAJMIR (1399 descargas )
El tabaquismo agrava los síntomas alérgicos en los pacientes alérgicos y dificulta su tratamiento. Ello provoca una peor calidad de vida en comparación con los alérgicos no fumadores. “Dejar de fumar evitaría el desarrollo y frecuencia de muchas enfermedades alérgicas, como el asma y la rinitis”, afirma el doctor Ricardo Abengózar, alergólogo del Hospital Virgen del Valle de Toledo y especialista en tabaquismo.
Descargar documento: Alergia y tabaco (6507 descargas )
Actualización RESCAL para el ejercicio de pruebas de función pulmonar, pruebas de provocación bronquial y procedimientos de una unidad de asma en Alergología
La Fundación de la SEAIC tiene el propósito, como en años anteriores, de ayudar a los organizadores de “Campamentos para niños con asma y alergia”. Esta ayuda se materializará en una “Ayuda de Asistencia” para los citados niños.
Plazo de presentación de solicitudes: 15 de marzo de 2024.
Toda la información: Convocatoria-AYUDAS-SEAIC-Campamentos-2024-plazo-15.03.24.pdf (2205 descargas )
Jiménez Díaz C. El Asma y Afecciones Afines. 1ª ed. Madrid: Editorial Paz Montalvo; 1953
Impact of Asthma Inhalers on Global Climate: A Systematic Review of Their Carbon Footprint and Clinical Outcomes in Spain. J Investig Allergol Clin Immunol 2023; Vol 33(4) : 250-262
Resumen
Antecedentes: Los inhaladores presurizados de dosis medidas (pMDI) tienen cierto impacto sobre las emisiones de CO2. Existen alternativas terapéuticas con menor impacto que están siendo ampliamente utilizadas. Sin embargo, la elección del dispositivo y del tratamiento debe considerar las necesidades clínicas y características del paciente.
Objetivo: El objetivo principal fue estimar el impacto de los pMDI, prescritos para cualquier indicación, en las emisiones anuales de CO2 en España. En segundo lugar, evaluamos el impacto potencial del cambio de pMDI a inhaladores de polvo seco (DPI) en pacientes con asma.
Métodos: Se realizó una revisión sistemática de la evidencia publicada entre 2010-2021. Se calculó la media de emisiones anuales de CO2 de DPI y pMDI en dos escenarios: situación actual y una hipotética de cambio de los pMDI por DPI. Se evaluó el posible impacto clínico del cambio.
Resultados: El valor total de CO2-eq/año derivado del uso de DPI y pMDI supone, respectivamente, el 0,0056% y el 0,0909% de las emisiones totales en España. Estos porcentajes serían 0,0076% y 0,0579% substituyendo los pMDI por DPI, excepto la medicación de rescate. La evaluación de la eficacia, manejo, satisfacción, seguridad y utilización de recursos no fue concluyente.
Conclusión: Las emisiones actuales de CO2 derivadas de los pMDI representan un pequeño porcentaje de la huella total de CO2 en España. Es necesario desarrollar nuevos dispositivos más sostenibles y con menor huella de carbono. La idoneidad de los inhaladores y los criterios clínicos de los pacientes (edad o flujo inspiratorio) deben priorizarse en la prescripción.
Artículo completo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36648318/
El grupo de trabajo “Global Steering Group on Improving Asthma Outcomes” ha desarrollado un documento sobre el uso de medicación de rescate para el asma, que se incluye a continuación, por si fuera de vuestro interés.
Global Quality Standard for reliever use in asthma V2 (2416 descargas )
La telemedicina, definida por la OMS como la prestación remota de servicios médicos o sanitarios (1), no es un fenómeno nuevo y de hecho tiene más de cien años de historia en paralelo a avances en tecnologías de telecomunicación (2). Sin embargo, hasta la llegada de la pandemia del COVID-19 su utilización quedó limitada a experiencias piloto (especialmente en situaciones de aislamiento extremo de los pacientes) y no llegó a penetrar en la práctica asistencial principalmente por barreras regulatorias y por la ausencia de incentivos económicos para su adopción (3). Los confinamientos impuestos tras el inicio de la pandemia supusieron una relajación de estas restricciones y marcaron un punto de inflexión en la expansión de estos servicios, cuya utilización llegó en 2021 a niveles 38 veces superiores a los prepandémicos (4). Este mayor uso provocó cambios en las actitudes ante la telemedicina en la sociedad y destapó carencias en infraestructura tecnológica y en procesos y protocolos para la atención remota de pacientes en los sistemas sanitarios de todo el mundo. En este periodo se ha producido, además, un cambio conceptual en el que la telemedicina queda englobada en un campo más amplio de “sanidad digital” (5), la aplicación de tecnologías digitales en el campo de la salud, incluyendo, además de teleconsultas, componentes como la computación en la nube, el big data, la inteligencia artificial, apps de salud y dispositivos de monitorización remota entre otros.
El interés por iniciativas de sanidad digital también es previo a la pandemia, como refleja la creciente inversión en este terreno a partir del año 2013, para llegar a una cifra récord de 52.000 millones de dólares en el 2021 (6, 7). Aunque posteriormente las inversiones han disminuido, el cambio cualitativo permanece: la sanidad digital se ha consolidado como un nuevo segmento en el sector, ya es parte de la medicina convencional (8). Revistas prestigiosas como Lancet y Nature han lanzado publicaciones específicamente dedicadas a la sanidad digital y el New England Journal of Medicine ha creado una dedicada a la inteligencia artificial y otra (Catalyst) a innovaciones en la prestación de servicios sanitarios. Nuevos actores han entrado en el sector -notablemente, las grandes empresas tecnológicas-, se están produciendo cambios en la dinámica competitiva (9) y se ha operado un cambio de paradigma: la prestación de servicios médicos y sanitarios ya no es una actividad exclusivamente presencial o vinculada a ubicaciones concretas (10).
La utilización de nuevos modelos de sanidad digital es así un fenómeno en evolución ante el que los diversos agentes están reaccionando de manera diversa. En Alergología se ha observado tras el inicio de la pandemia una elevada adopción de consultas síncronas (por ejemplo, videoconsultas), pero un escaso uso de otras modalidades de prestación digital (11).
La sanidad digital incluye la aplicación de varias tecnologías de la información y comunicación en diversas etapas de la cadena de valor sanitaria. Estas tecnologías son en su mayoría transversales -útiles en distintos tipos de actividades y no sólo sanitarias- y en todo caso son simplemente instrumentos facilitadores. La innovación que supone la sanidad digital surge cuando una o varias de estas tecnologías son utilizadas para el diseño y desarrollo de nuevos productos, servicios, modelos operativos y modelos de negocio (12).
Una clasificación basada la forma última de prestación de servicios médicos y en los tipos de comunicación (humano-humano, humano-máquina, máquina-máquina) distingue (13, 14) tres grandes categorías de modelos de provisión sanitaria digital:
Teleconsultas. Consultas remotas entre médico y paciente, que pueden ser síncronas (por video o voz) o asíncronas (vía chat, mensajería instantánea, correo electrónico, SMS). Algunas de las interacciones pueden ser -en parte o en su totalidad- automatizadas mediante el empleo de chatbots basados en algoritmos. La categoría de teleconsultas incluye también la interacción médico-médico para la transmisión (“store & forward”) de elementos de la historia clínica electrónica del paciente (por ejemplo, pruebas de laboratorio o de imagen).
Gestión remota de enfermedad crónica. i) Terapias digitales (Digital Therapeutics o DTx en su acrónimo en inglés): intervenciones terapéuticas implementadas en un programa de software y habitualmente accesibles a través de una app dedicada, con el objetivo de mejorar el control de enfermedades crónicas, apoyando el tratamiento prescrito; utilizan habitualmente técnicas basadas en ciencias del comportamiento (como el gamification) para tratar de mejorar la adherencia al tratamiento farmacológico prescrito e inducir cambios en estilo de vida del paciente. ii) Monitorización remota del paciente (RPM en sus siglas en inglés): sistemas, sensores y dispositivos que capturan datos médicos del paciente para su evaluación remota.
Autocuidado dirigido y conectado. “E-triaje”: comprobadores de síntomas, utilizando inteligencia artificial e implementados a través de chatbots; aplicaciones y dispositivos para el uso por el paciente, basadas en software ejecutable en la web, teléfonos móviles o dispositivos no-médicos; motores de búsqueda, que permiten al paciente encontrar información médica y de salud en buscadores generales o en sitios web dedicados y seguros para acceder a su propio historial clínico electrónico.
En la actualidad, los servicios digitales suelen prestarse de manera aislada y no integrada con la atención presencial. Sin embargo, el escenario más probable de desarrollo futuro es la combinación de intervenciones remotas y en persona dentro del concepto emergente de modelos de asistencia “híbridos”, que abren nuevas posibilidades en el diseño de protocolos y vías clínicas en diversas especialidades y, entre ellas, en Alergología (11).
En la década anterior al inicio de la pandemia, diversos artículos habían discutido la utilización de la telemedicina en otras especialidades y su posible aplicabilidad en Alergología (15-19) siempre que se pudiera garantizar la calidad y la seguridad en la asistencia. A partir del comienzo de los confinamientos, surgen publicaciones que tratan de ofrecer guías para la utilización de la telemedicina -un imperativo en ese momento- en el tratamiento de pacientes alérgicos (20,21). Un position paper de la asociación alemana de alergólogos AeDA publicado en este contexto (22) destaca la utilidad de la telemedicina y de otras aplicaciones digitales no sólo como alternativa en situaciones en las que la atención presencial no es posible sino también como herramientas que facilitan la práctica diaria del alergólogo, si bien destaca que aún existen barreras tecnológicas, legales y profesionales que superar. El artículo alaba el impulso a la digitalización de la sanidad en ese país que supuso la Ley de Salud Digital de 2019, que creó la posibilidad de empezar a prescribir apps digitales de salud (DiGa en acrónimo alemán) por parte de los médicos y con reembolso en el sistema público. La publicación del consenso multidisciplinar para el seguimiento y control del asma en la era de la telemedicina -proyecto COMETA- concibe la teleasistencia como una herramienta complementaria fundamental para garantizar el control del asma más allá de cualquier situación restrictiva de la visita presencial (23).
El reciente position paper de la EAACI sobre telemedicina (24) destaca que la asistencia remota reduce costes y ahorra tiempo a profesionales y pacientes, pero no puede reemplazar completamente a la atención en persona por la importancia de la exploración física y de algunas pruebas diagnósticas esenciales en el seguimiento de los pacientes. El artículo enumera también otras ventajas y desventajas de la telemedicina. Entre las primeras, una mayor accesibilidad de los servicios, mayor conveniencia y más fácil seguimiento del paciente. Entre las segundas, la falta de garantía sobre la seguridad y privacidad de datos del paciente, problemas en el reembolso o pago de los servicios, barreras tecnológicas para su adopción generalizada y la falta de estandarización de procesos y protocolos. Se discute también el posible impacto en la relación médico-paciente de la telemedicina y la necesidad de que el profesional desarrolle nuevas competencias para adaptarse a esta nueva forma de interacción.
Gran parte de la bibliografía sobre uso de sanidad digital en Alergología se centra en el asma, y el caso de uso más mencionado es en el seguimiento de pacientes ya diagnosticados, con el potencial de lograr un mejor control de la enfermedad. Las teleconsultas posibilitan nuevas formas de interacción con el paciente, las terapias digitales pueden contribuir a mejorar la adherencia al tratamiento, y los inhaladores digitales aportan datos en tiempo real sobre el grado de adherencia a la medicación de control, uso de beta-agonistas de acción corta y técnica de uso del inhalador (25). La sanidad digital ha tenido hasta la fecha mayor desarrollo en otras especialidades, por ejemplo, en el tratamiento y seguimiento de diabetes con los sensores de monitorización continua de glucemia (26) y otras aplicaciones, y el desarrollo y validación de biomarcadores digitales centrados en el paciente para asma y rinitis alérgicas podría aumentar la utilidad de los modelos de prestación digitales además de tener aplicaciones en la práctica presencial (27). Las intervenciones remotas, digitales, son generalmente bien aceptadas por los pacientes y los profesionales (28), y pueden mejorar el seguimiento del asma especialmente cuando incluyen inhaladores conectados y elementos de software para evaluar síntomas y grado de control, y para facilitar la educación y activación del paciente en el seguimiento de su enfermedad (29). Las tecnologías digitales posibilitan teóricamente el diseño de nuevos modelos asistenciales que, en combinación con la atención presencial, mejoren el control del asma, aunque aún son escasos los estudios de eficacia clínica de estos nuevos enfoques terapéuticos (30).
En años recientes hay publicaciones sobre la utilización de terapias digitales en dermatitis atópica como complemento al tratamiento habitual y con buenos resultados en la reducción de síntomas (31), de apps para el seguimiento de actividad y control en urticaria crónica espontánea (32), y de diversas aplicaciones digitales en la gestión de la inmunoterapia con alergenos, en la estratificación de pacientes, en su seguimiento y en la evaluación de eficacia, si bien, señalan los autores, son necesarios más estudios para comprobar su eficacia en mejorar resultados asistenciales (33).
La inteligencia artificial es una tecnología emergente con gran potencial disruptivo en diversos sectores de actividad y también en la medicina y la sanidad. En alergología, se explora (34) su utilización en, entre otros casos de uso, investigación básica y clínica (ensayos clínicos descentralizados, gemelos digitales), su integración en dispositivos de monitorización remota, el desarrollo de modelos predictivos de curso de la enfermedad, o en el diagnóstico y fenotipado de pacientes, si bien aún existen numerosos retos técnicos, éticos y regulatorios que afrontar antes de generalizar la utilización de esta tecnología en la práctica diaria.
La expansión de la telemedicina y otras formas de sanidad digital es un fenómeno reciente y su adopción en alergología y en otras especialidades está aún en una fase temprana. Estas nuevas modalidades asistenciales ofrecen diversos beneficios potenciales que deben ser balanceados por las limitaciones inherentes a servicios provistos a distancia -sin estar el paciente “presente”- y en algunos casos utillizando algoritmos automatizados. La evaluación y uso de los nuevos modelos digitales debe seguir las mismas reglas exigidas a otras tecnologías sanitarias y al estándar de calidad de los procesos asistenciales de demostración de evidencia científica y respeto a las preferencias e individualidad del paciente, priorizando la seguridad de los procedimientos y la privacidad de los datos. Adicionalmente, para que la sanidad digital llegue a tener impacto en la práctica asistencial, es necesario que los profesionales y las sociedades médicas desarrollen guías clínicas y protocolos, para cada especialidad, enfermedad y procedimiento (35). Aún es escasa la evaluación de impacto asistencial de soluciones de sanidad digital utilizando ensayos prospectivos aleatorizados controlados, y de impacto económico comparando resultados asistenciales y costes medidos longitudinalmente, y tal vez sea necesario también emplear nuevas metodologías de evaluación en esta área (36-38). Otro reto pendiente es la evaluación comparada de modelos asistenciales híbridos que combinen intervenciones presenciales y digitales, especialmente porque aún hay pocos ejemplos de su implementación (39). En cualquier caso, parece imperativo abordar el reto de adaptar las guías clínicas en medicina a la era digital (40).
La regulación de tecnologías digitales en sanidad fue una restricción a su adopción prepandemia y actualmente es un proceso en evolución (41), al igual que su reembolso o financiación, tanto en sistemas públicos como privados (42). Ambos factores tendrán gran influencia en el ritmo de adopción de estas nuevas modalidades asistenciales. La actitud que adopten médicos y otros profesionales será también un elemento crítico en la evolución de la sanidad digital: existen barreras relacionadas con el acceso a estas tecnologías y a formación específica en ellas, y también dudas sobre su utilidad y sobre el impacto que puedan tener en la carga de trabajo asistencial (43).
El gran desarrollo reciente de telemedicina y otras formas de sanidad digital presenta la posibilidad de innovar y de actualizar guías clínicas, protocolos y modelos asistenciales en alergología al igual que en otras especialidades, pero aún existen limitaciones y retos que superar antes de que estas nuevas modalidades sean adoptadas de forma generalizada en la práctica diaria (44).
La rinitis alérgica es una condición común caracterizada por síntomas como estornudos, congestión nasal y picazón en los ojos, no es solo una dolencia aislada en los niños. Las investigaciones indican que los niños que padecen rinitis alérgica tienen un mayor riesgo de desarrollar asma a medida que crecen1.
Esta conexión entre las dos condiciones no es coincidencia, ya que tanto la rinitis alérgica como el asma comparten características fisiopatológicas subyacentes. La coexistencia de estas dos enfermedades alérgicas se observa con frecuencia en poblaciones pediátricas1.
Esto subraya la importancia de un diagnóstico temprano y una intervención a tiempo, ya que abordar la rinitis alérgica en sus etapas iniciales puede potencialmente mitigar el riesgo de que un niño desarrolle asma en el futuro1.
La inmunoterapia sublingual ha demostrado ser efectiva en la reducción de exacerbaciones de asma en niños con asma2,3 y menor frecuencia de síntomas diurnos de asma3,4.
Se ha demostrado que la inmunoterapia sublingual con altas dosis de ácaros del polvo fue capaz de reducir la Puntuación Combinada Total de Rinitis (TCRS, por sus siglas en inglés), en niños con rinitis alérgica causada por ácaros del polvo5; esta puntuación es la suma total de puntos que valoran la gravedad de cuatro síntomas: estornudos, mucosidad nasal, congestión nasal, picor nasal.
Además, se consiguió mejorar la puntuación en el Cuestionario de Calidad de Vida de Rinitis (RQLQ, por sus siglas en inglés) en niños con rinitis alérgica causada por ácaros del polvo5. Este cuestionario está diseñado para medir los problemas físicos, emocionales, sociales y en el colegio causados por la rinitis.
En un estudio realizado en niños con rinitis alérgica que fueron seguidos durante 3 años, se le administró inmunoterapia para pólenes a un grupo y al otro solamente fueron observados para saber si desarrollaban asma al cabo de los 3 años6.
Estos mismos niños fueron seguidos durante los siguientes 7 años tras el estudio, y se observó que en los niños que recibieron inmunoterapia específica para pólenes, la probabilidad de NO TENER ASMA fueron 4.6 veces más altas en comparación con los niños que no recibieron inmunoterapia para pólenes7.
Aunque los alérgicos no tienen mayor riesgo de infección por COVID-19, la SEAIC pide que se tomen precauciones con los niños asmáticos y alérgicos tras la vuelta al cole, incluyendo suministrar la vacuna de la gripe a los niños asmáticos.
9ª Sesión Clínica CAJMIR
Ponente: Dra. Gabriela Alcalá.
La SEAIC ha realizado una encuesta que pretende obtener una descripción de lo que ha ocurrido en las consultas de alergia pediátrica durante la pandemia por COVID-19. Durante el período de confinamiento, el 90% de las consultas de alergia infantil se realizaron por vía telefónica.