Cuando una enfermedad infectocontagiosa presenta una amplia capacidad de diseminarse, el aumento de la morbi-mortalidad puede llegar a ser considerable. Los efectos adversos relacionados con la administración de una vacuna en desarrollo durante dicho período pueden ser aceptados por un balance riesgo-beneficio (efecto secundario vs efecto protector) para alcanzar el control de la enfermedad y su diseminación. Una vez que el uso de la vacuna lleva al descenso dramático de la enfermedad, los efectos adversos parecen presentarse de forma más frecuente, disminuyendo la aceptación de la misma por parte de la población.
Pandemia y enfermedad
El coronavirus es un patógeno importante que afecta tanto a los humanos como a los animales. A finales del año 2019 se identificó una nueva cepa de coronavirus como causa de brotes de Neumonía en Wuhan (China), con una rápida diseminación, resultando en una epidemia a lo largo de todo el país. En febrero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) asignó a la enfermedad el término de infección por la COVID-19, caracterizado por el desarrollo de un síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) con alta tasa de morbimortalidad. Como ha ocurrido con otras pandemias en la historia de la humanidad se comenzó a desarrollar una vacuna para erradicar dicha enfermedad.
Las vacunas utilizadas durante la fase de emergencia (la pandemia COVID-19) fueron sometidas de manera rigurosa a los mismos pasos preclínicos y clínicos estandarizados que requiere todo ensayo clínico.
El punto clave en la creación de la vacuna contra el SARS-CoV-2 fue la proteína de superficie denominada Spike, dicho antígeno mayoritario se encuentra en la superficie del virus y es la que se une al receptor de la enzima de angiotensina tipo 2 (ECA-2) localizado en la superficie celular del huésped, favoreciendo la infección y replicación del mismo. Los anticuerpos generados durante las fases de la respuesta inmune, van dirigidos contra dicha proteína evitando así la unión de la proteína spike a la célula huésped (ECA-2) y la fusión de las partículas víricas a la membrana celular, favoreciendo de esta manera la neutralización del virus.
En la actualidad se dispone de dos tipos de vacunas: 2 vacunas de ARNm (Ácido Ribonucleico mensajero), la vacuna de COVID-19 Moderna y PFizer-BioNTech y por otro lado, la vacuna de proteína recombinante monovalente ( Novavax COVID-19).
Según las recomendaciones de la CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades) y la OMS (Noviembre 2023), establecen vacunar a todos los individuos a partir de los seis meses de edad con las vacunas disponibles del período actual 2023-2024 (nuevas variantes del virus). En particular, individuos mayores de 65 años, inmunocomprometidos y con diferentes comorbilidades asociadas, debido a que dicha población presenta mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave al contraer la COVID-19.
El uso de las vacunas actuales se ha asociado a una reducción sustancial de desarrollar enfermedad grave, hospitalizaciones y muerte por dicha causa, incluso en el contexto de otras variantes que evaden parcialmente la respuesta inmune del huésped. Sin embargo, no todos los individuos presentan el mismo riesgo de presentar la enfermedad de forma grave.
Las personas con inmunodepresión moderada o grave tienen un mayor riesgo de padecer la COVID-19 (grave), independientemente de la edad, aunque el riesgo aumenta aún más con la edad. En la categoría de las personas con inmunodepresión moderada o grave se incluye a las personas con patología oncológica activa o trasplante de órgano, así como las personas con inmunodeficiencias que reciben tratamiento inmunosupresor. También se incluye a las personas con infección por el VIH con un recuento de linfocitos CD4+ inferior a 200 células/µl, con indicios de infección oportunista y que no reciben tratamiento contra el VIH o con una carga viral detectable.
Entre el grupo de riesgo alto, también cabe mencionar, pacientes con tratamiento inmunosupresor en curso para tumores sólidos o neoplasias hematológicas (leucemia, linfoma o mieloma), o que lo hayan recibido en los 12 meses siguientes a la finalización de dicho tratamiento. También individuos receptores de trasplantes, es decir, personas que hayan recibido un trasplante de víscera u órgano sólido y que estén tomando un tratamiento inmunosupresor; personas que hayan recibido un trasplante de células madre (si no han pasado dos años desde el trasplante o si están tomando fármacos inmunosupresores). Inmunodeficiencias como por ejemplo, inmunodeficiencia primaria grave y diálisis crónica también se incluye en este grupo de riesgo.
La hoja de ruta de la OMS sobre el uso de las vacunas contra el SARS-CoV-2 en el contexto de la variante ómicron y de la elevada inmunidad de la población incluida en la lista OMS de uso en emergencias, apuntan a que la eficacia real y la inmunogenicidad de las vacunas son menores en las personas inmunodeprimidas que en las inmunocompetentes, sin embargo, los nuevos datos probatorios indican que administrar una dosis adicional como parte de una pauta de primovacunación ampliada, refuerza la respuesta inmunitaria de algunas personas inmunodeprimidas. Las pruebas científicas publicadas, indican que en el caso de las personas inmunodeprimidas es necesario ampliar la pauta de primovacunación, por ejemplo, administrándoles más dosis que a las personas inmunocompetentes. El momento más adecuado para administrar la dosis adicional varía en función del entorno epidemiológico y del alcance y el momento del tratamiento inmunosupresor, y debe analizarse con el médico tratante.
Las adultas y adolescentes embarazadas conforman un grupo de prioridad alta, debido a los posibles efectos adversos de la COVID-19 para la madre, el feto y el bebé. Aunque el riesgo de enfermedad grave en la época de la variante ómicron es menor que en la época anterior, las mujeres embarazadas que han contraído la COVID-19 siguen teniendo un mayor riesgo de morbilidad materna grave o de desenlace adverso del embarazo, como el parto prematuro. También pueden presentar un mayor riesgo de mortalidad materna.
La cobertura de vacunación en los trabajadores de la salud ha aumentado considerablemente en todo el mundo. Se debe dar prioridad a los trabajadores de la salud, en particular a los que se encuentran en primera línea, que tienen contacto directo con los pacientes y a los empleados de los centros de atención de salud.
Al igual que en la población general, la tasa de letalidad por la COVID-19 entre los trabajadores de la salud aumenta con la edad. Todos los trabajadores de la salud que son adultos mayores o tienen comorbilidades o enfermedades que ocasionan inmunodepresión de moderada a grave deben permanecer en la categoría de prioridad alta para vacunarse.
Como ocurre con todos los productos farmacológicos, medicamentos, tratamientos de inmunoterapia, fármacos biológicos y vacunas, existe el riesgo de presentar reacciones adversas o reacciones de hipersensibilidad. En relación con la vacuna contra el SARS-CoV-2, una contraindicación absoluta de administrar la misma, sería haber presentado una reacción alérgica grave (anafilaxia) o presentar alergia con algún componente de la misma de forma previa.
Dado que las vacunas disponibles actualmente confieren una reducción escasa y de corta duración de los síntomas de la enfermedad y tienen poco efecto en disminuir la transmisión en dicha población, se deben adoptar otras medidas de control de infecciones para disminuir la transmisión y proteger a los pacientes vulnerables, como el uso de la mascarilla y el lavado de manos, entre otras medidas de protección. Así como asegurar que los familiares y contactos estrechos de dichos pacientes, estén vacunados para la enfermedad.
Beneficios de la vacunación
Protección contra el desarrollo de la enfermedad grave y muerte:
Se ha demostrado de forma amplia en los estudios observacionales basado en poblaciones, una reducción de las tasas de hospitalización y muerte en paciente vacunados en comparación con los no vacunados, así como una reducción del desarrollo de enfermedad grave (COVID-19). Además, una dosis de refuerzo genera el llamado efecto “booster”, protegiendo aún más el individuo y manteniendo la respuesta inmune a lo largo del tiempo.
En el estudio de Link-Gelles R. (Updates on COVID-19 Vaccine Effectiveness during Omicron), se observó un riesgo de muerte mayor a causa de la COVID-19, de 7.3 a 16.3 veces más en pacientes no vacunados en comparación con los sujetos vacunados, con variaciones dependiendo de la cepa de SARS CoV-2 involucrada. En un estudio en Estados Unidos (Lin DY, Gu Y, Xu Y, et al. Association of Primary and Booster Vaccination and Prior Infection With SARS-CoV-2. Infection and Severe COVID-19 Outcomes, JAMA 2022), el riesgo de enfermedad grave en pacientes vacunados y muerte por la COVID-19 fue de 1.5 y 0.3 respectivamente. De igual forma se ha visto baja prevalencia de eventos cardiovasculares (infarto agudo de miocardio, ictus, etc) en pacientes vacunados con infección aguda por la COVID-19.
En conclusión, las vacunas contra el SARS CoV-2 son esenciales en la prevención y transmisión de la enfermedad, sobre todo en la población de riesgo anteriormente nombrada. Mantener la respuesta inmune a lo largo del tiempo mediante los planes de vacunación, favorece una mejor evolución clínica de la enfermedad, haciéndola más corta, menos sintomática y con menos posibilidad de diseminar el virus.
BIBLIOGRAFÍA
Échale un vistazo al documento que elaboró nuestro Comité conjuntamente con el Comité de Comunicación para el Día del Asma 2021
El documento nos da conceptos y explicaciones fáciles y comprensibles para aquellas preguntas frecuentes y ciertos mitos que las personas con asma suelen tener.
El documento consta de 11 mitos. ¡Descúbrelos todos, no te quedes con la duda!
Apreciados socios:
Se ha recibido esta información en la Secretaría de la SEAIC para el que pueda estar interesado en presentarse a esta convocatoria de premios de investigación.
Un saludo
Dr. Pedro Ojeda
Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
Estimados doctores:
Quisiera informarles de que la Fundación Pfizer ha abierto el plazo para la presentación de candidaturas a la XIII Edición de los Premios de Investigación que, desde 1999, reconoce y apoya la excelencia de los trabajos realizados en investigación biomédica. El plazo para la presentación de trabajos finaliza el próximo 1 de abril.
Este año se ha creado una nueva categoría titulada ‘Investigación para profesionales sanitarios en fase de especialización’, que se añade a las ya existentes de ‘Investigación básica’ e ‘Investigación clínica o de salud pública’.
La dotación de los premios será de 14.000 euros en las categorías de Investigación Básica y Clínica/Salud Pública, y de 5.000 euros en la categoría de Investigación para profesionales sanitarios en fase de especialización. Las bases detalladas se encuentran en el PDF adjunto, en la página web de la Fundación Pfizer o a través del siguiente enlace.
Desde la Fundación Pfizer les agradecemos la difusión que puedan hacer de esta convocatoria entre sus asociados y conocidos que puedan estar interesados en participar. La entrega de premios se realizará en un acto público que tendrá lugar durante el último trimestre del año y se anunciará oportunamente.
Esperamos que resulte de su interés.
Maite Hernández Presas
Jefe de la Fundación Pfizer y RSC
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Documento para la descarga:
Convocatoria de Premios Fundación Pfizer 2012 (2800 descargas )
El angioedema hereditario (AEH) es una enfermedad rara que produce episodios recurrentes de hinchazón (edema) de algunas partes del cuerpo – piel o mucosas (gastrointestinal y de vía aérea superior). A diferencia del edema alérgico, es de instauración lenta, duro (sin fóvea), cursa sin urticaria (ronchas), sin picor y habitualmente la hinchazón dura más de 24-48 horas.
Es una enfermedad genética y en la mayoría de los casos se debe a una mutación en el cromosoma 11 de transmisión autosómica dominante (la posibilidad de transmisión de la enfermedad es de un 50%). Esta mutación conduce a un déficit enzimático – cuantitativo (AEH tipo I) o funcional ( AEH tipo II) del factor C1 inhibidor del sistema del complemento. Como consecuencia se produce hinchazón en diversas localizaciones a través de un mediador bioquímico denominado bradicinina. Existen algunos desencadenantes conocidos, como la manipulación de la cavidad oral o de la vía respiratoria superior, algunos fármacos (anticonceptivos orales que contengan estrógenos, antihipertensivos del grupo de los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina), las infecciones y los traumatismos. En muchas ocasiones no se reconoce un precipitante concreto.
El AEH suele debutar en edad infantil y y se agrava a partir de la pubertad. Los ataques pueden afectar a cualquier órgano y pueden ser letales si afectan a la vía aérea superior. Sin embargo, el diagnóstico suele ser tardío debido a la inespecificidad de los síntomas:
La frecuencia y la intensidad de los ataques son muy variables. Varían tanto en un mismo paciente, como en los familiares afectados por la misma mutación genética.
El diagnóstico se realiza a través de un análisis de sangre, donde se objetiva una disminución del C4 del complemento y del C1 inhibidor (actividad y/o cantidad). El estudio genético establece el diagnostico definitivo.
Tratamiento
Los ataques causados por esta enfermedad no responden al tratamiento antialérgico habitual -corticosteroides, antihistamínicos, adrenalina-. Se han de tratar con medicación específica, por lo que es fundamental establecer la sospecha en la crisis aguda. Los objetivos del tratamiento se basan en 3 principios:
El inhibidor específico de C1 es el tratamiento de primera elección para los ataques agudos, en los países en los que está disponible. Se recomienda su uso via intravenosa para el tratamiento de las crisis en niños. La dosis recomendada es de 20 U/kg. El icatibant (un antagonista del receptor B2 de bradicinina, subcutáneo) es una alternativa válida aprobada para su uso en niños mayores de 2 años.
Se recomienda realizar profilaxis a corto plazo con inhibidor C1 purificado intravenoso ante procedimientos quirúrgicos o manipulaciones dentales/ en la cavidad oral (aplicable de 6 horas a 1 hora antes).
La necesidad de profilaxis a largo plazo deberá ser individualizada para cada paciente.
Dra. Krasimira Baynova. UGC Alergología, CSUR Angioedema hereditario. Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla. Comité de Alergia Infantil de SEAIC
Enlaces de interés:
Bibiliografía
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Alfaya-Arias T, Soriano Gomis V, Soto Mera T, Vega Castro A, Vega Gutierrez JM, Alonso LLamazares A, Antolin Amérigo D, Carballada González FJ, Domínguez Noche C, Gutierrez Fernández D, Marques Amat L, Martínez Aecediano A, Martínez San Ireneo M, Moreno Ancillo A, Puente Crespo Y, Ruiz León B, Sánchez Morillas L. Key Issues in Hymenoptera Venom Allergy: an update. J Investig Allergol Clin Immunol 2017;27(1):19-31.
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Bilo BM, Rueff F, Mosbech H, Bonifazi F, Oude-Elberink JN. Diagnosis of Hymenoptera venom allergy. Allergy. 2005;60(11):1339-1349.
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Bonifazi F, Jutel M, Biló BM, Birnbaum J, Muller U. Prevention and treatment of hymenoptera venom allergy: guidelines for clinical practice. Allergy. 2005;60:1459-70.
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Monsalve RI, Vega A, Marques L, et al. Component-resolved diagnosis of vespid venom-allergic individuals: phospholipases and antigen 5s are necessary to identify Vespula or Polistes sensitization. Allergy. 67(4):528-536.
La Fundación SEAIC se complace en anunciar una nueva edición de los Premios Nacionales Fundación SEAIC a la trayectoria profesional, que reconocen la excelencia en el ámbito de la Alergología.
Podrán ser nominados miembros de la SEAIC con al menos 25 años de afiliación, cuyas candidaturas sean propuestas por sociedades científicas, universidades o grupos de investigación.
Una situación común con la que nos encontramos en nuestra práctica clínica con los niños asmáticos, son las agudizaciones que presentan a pesar de realizar un tratamiento de mantenimiento con corticoides inhalados. En muchas ocasiones las exacerbaciones son graves y requieren tratamiento con corticoides sistémicos. Para prevenir estas crisis, ante los primeros signos de menor control del asma, tenemos tendencia a aumentar la dosis de corticoides inhalados durante un periodo de tiempo. En este sentido, según la recomendación de la estrategia de la GINA (Global Iniciative for Asthma), en los pacientes asmáticos que reciben corticoides inhalados de forma continua, estaría indicado aumentar su dosis durante un periodo corto de tiempo ante los primeros indicios de pérdida de control del asma.
Sin embargo, esta estrategia actualmente es controvertida en niños, y existen varios trabajos que han puesto en duda la eficacia de esta actuación en este grupo de edad en lo que se refiere a la prevención de exacerbaciones asmáticas, así como a su seguridad. Hay que tener en cuenta que el 70-80 % de las veces esos primeros indicios no se convierten en verdaderas exacerbaciones, por lo que se podría haber creado la falsa idea de que aumentar la dosis del corticoide tendría un efecto protector de exacerbaciones. Recientemente, se ha publicado un artículo en el N Engl J Med que va en esta línea.
Quintupling Inhaled Glucocorticoids to Prevent Childhood Asthma Exacerbations. Jackson DJ, Bacharier LB, Mauger DT, Boehmer S, Beigelman A, Chmiel JF, Fitzpatrick AM, et al.N Engl J Med. 2018 Mar 8;378(10):891-901. doi: 10.1056/NEJMoa1710988. Epub 2018 Mar 3.
El trabajo fue financiado por el National Heart, Lung, and Blood Institute, y realizado por investigadores de diferentes centros de USA. Se trata de un ensayo de grupos paralelos, doble ciego y randomizado. Estudiaron a 254 niños, de 5 a 11 años de edad, que padecían asma bronquial leve-moderado persistente y que habían presentado al menos una exacerbación tratada con corticoides sistémicos en el último año. Todos los pacientes realizaron tratamiento de mantenimiento con dosis bajas de propionato de fluticasona inhalada (44 µg por inhalación, dos inhalaciones dos veces al día) durante 48 semanas. Ante los primeros signos de pérdida de control del asma (zona amarilla) se dividió a los pacientes en dos grupos de forma randomizada, de manera que una parte de los niños quintuplicaba la dosis de fluticasona durante 7 días (220 µg por inhalación, dos inhalaciones dos veces al día) y la otra parte continuaba con la misma dosis. En esta fase, en ambos grupos la terapia era doble ciego.
En el estudio no se encontraron diferencias significativas entre los dos grupos respecto al número de exacerbaciones asmáticas graves que requirieron corticoides sistémicos. Tampoco hubo diferencias en otros resultados secundarios como el número de visitas a urgencias por asma, el número de hospitalizaciones, el fracaso del tratamiento en el control del asma, la puntuación de síntomas y el uso de salbutamol durante los episodios de la «zona amarilla», el porcentaje de días con control del asma o los valores del flujo espiratorio máximo.
No hubo diferencias tampoco respecto a los eventos adversos, aunque en el grupo que quintuplicó la dosis de fluticasona mostró una tasa de crecimiento 0,23 cm menor por año respecto al grupo que no aumentó la dosis (diferencia no significativa, p=0.06). El primer grupo tuvo un 16% más exposición total a corticoides.
Aunque algunos aspectos metodológicos del estudio, como el tamaño la muestra y la heterogeneidad de la población en que se ha realizado, no permiten obtener conclusiones definitivas, parece que el empleo de corticoides inhalados a dosis altas, con intención de prevenir las exacerbaciones asmáticas, hoy día es controvertido en este grupo de edad (5-11 años, niños no preescolares). Se requieren más estudios que confirmen o no su beneficio clínico.
Autor: José Carlos García Ortiz. Médico adjunto del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid. Comité de Alergia Infantil SEAIC.
El término inglés «hay fever» (fiebre del heno) todavía se usa comúnmente en revistas y publicaciones científicas para referirse a la rinitis alérgica. Invito a revisores, editores y miembros de sociedades científicas a reconsiderar el uso de esta expresión, que pertenece más al lenguaje coloquial histórico que a la terminología médica precisa.
El término «fiebre del heno» se introdujo por primera vez en 1819, cuando John Bostock (1773-1848) presentó a la comunidad científica un caso que describió como una «afección periódica de los ojos y el pecho» [1]. Interpretó la afección como una variante del resfriado común que ocurría durante la cosecha del heno, atribuyendo la exposición al heno como el principal factor desencadenante. Desde entonces, el término se ha popularizado y se sigue utilizando en la actualidad. En España, el profesor Jiménez Díaz, en su obra fundamental El asma y otras enfermedades alérgicas (1931), destacó la insuficiencia de este término, señalando que en la rinitis alérgica inducida por polen (polinosis) no hay fiebre ni el heno es el único agente causal.
Una búsqueda en PubMed del término «fiebre del heno» arroja actualmente más de 16 000 resultados, y Google devuelve más de 130 000, lo que confirma que su uso sigue estando muy extendido. Sin embargo, las expresiones «fiebre del heno», «rinitis estacional» y «rinitis extrínseca» son ambiguas y carecen de la precisión científica propia del siglo XXI.
Actualmente, el consenso ARIA (Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma, OMS, 1999), concretamente su actualización más reciente, «Vías clínicas ARIA de nueva generación para la rinitis y el asma» [2], clasifica la rinitis alérgica según la duración y la intensidad de los síntomas. Este enfoque unificado garantiza claridad, reproducibilidad y coherencia en la comunicación científica y la investigación clínica.
En vista de estas consideraciones, propongo respetuosamente que las revistas científicas, los autores y las sociedades profesionales abandonen progresivamente el término «fiebre del heno» en favor de la terminología estandarizada «rinitis alérgica». Esto fomentará la precisión terminológica y alineará el campo con el consenso actual y la nomenclatura basada en la evidencia.
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1. Bostock J. Case of a periodical affect of the eyes and chest. Med Chir Trans. 1819;10:161–165.
2. Bousquet J, et al. Next-generation ARIA care pathways for rhinitis and asthma. Clin Transl Allergy. 2020 Jan;10:58.
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The English term “hay fever” is still commonly used in scientific journals and publications to denote allergic rhinitis. I invite reviewers, editors, and members of scientific societies to reconsider the use of this expression, which belongs more to historical vernacular than to accurate medical terminology.
The term “hay fever” was first introduced in 1819, when John Bostock (1773–1848) presented to the scientific community a case he described as a “periodical affection of the eyes and chest” [1]. He interpreted the condition as a variant of the common cold that occurred during hay harvesting, attributing hay exposure as the main triggering factor. Since that time, the term has gained widespread popularity and remains in use to this day.
In Spain, Professor Jiménez Díaz, in his seminal work El asma y otras enfermedades alérgicas (1931), emphasized the inadequacy of this term, noting that in pollen-induced allergic rhinitis (pollinosis) there is neither fever nor is hay the only causative agent.
A search in PubMed for the term “hay fever” currently yields more than 16,000 entries, and Google returns over 130,000 results, confirming that its use remains widespread. However, the expressions “hay fever,” “seasonal rhinitis,” and “extrinsic rhinitis” are ambiguous and lack the scientific precision appropriate for the 21st century.
At present, the ARIA (Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma, WHO, 1999) consensus—specifically its most recent update, Next-generation ARIA care pathways for rhinitis and asthma [2]—classifies allergic rhinitis according to symptom duration and intensity. This unified approach ensures clarity, reproducibility, and consistency in scientific communication and clinical research.
In light of these considerations, I respectfully propose that scientific journals, authors, and professional societies progressively abandon the term “hay fever” in favor of the standardized terminology “allergic rhinitis.” Doing so will promote terminological precision and align the field with contemporary consensus and evidence-based nomenclature.
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1. Bostock J. Case of a periodical affection of the eyes and chest. Med Chir Trans. 1819;10:161–165.
2. Bousquet J, et al. Next-generation ARIA care pathways for rhinitis and asthma. Clin Transl Allergy. 2020 Jan;10:58.
Si no lo ha hecho, identifíquese aquí
Fecha y hora: miércoles 22 de mayo a las 16 horas.
Duración estimada: 60 minutos.
Se puede hacer preguntas.
Impartido por:
María Alecha, Unidad de bibliometría, Universidad de Navarra.
Moderadores:
Dra. Marta Ferrer, catedrática. Decana de la facultad de medicina de la Universidad de Navarra.
Dra. Carmen D’Amelio, profesora colaboradora Universidad de Navarra.
Para no perderte ninguna actualización, ¡recuerda inscribirte!
El proyecto VAC-ASMA, busca conocer la actitud de los profesionales ante la vacunación en pacientes con asma grave desde las consultas de Alergología y Neumología de España.
Dirigido a especialistas que realicen labor asistencial en asma grave en hospitales españoles y cuenten con más de tres años de experiencia.
Participa: https://vacasma.gruposaned.com/
Código de acceso: ASMA
Estudio VAC-ASMA (884 descargas )
Centros con actividad asistencial pública en Alergología

Desde el Hospital General Universitario de Ciudad Real, los doctores Alberto Palacios, Aranzazu Martin, Alba Extremera y Carmen García, nos proporcionan los datos a pólenes.com.
A continuación os dejamos un interesante video que han realizado donde podéis observar su captador y la recogida de muestras.
Muchas personas sufrimos enfermedades respiratorias alérgicas causadas por pólenes, y durante los meses de primavera buscamos información sobre cómo de alto está ese día el polen que nos preocupa, de cara a protegernos, tomar medicación o planificar un viaje, pero, ¿cómo se realizan esos contajes?
El comité de Aerobiología cuenta con una red de colectores repartidos por todo el país, con el objetivo de potenciar el estudio de los pólenes y hongos ambientales. Se trata de captadores volumétricos que succionan el aire ambiente, impactando las partículas sobre una superficie que posteriormente se recoge, se prepara sobre un portaobjetos, y finalmente se realiza un contaje de manera manual utilizando un microscopio óptico.
Aquí un video publicado por Canal Sur el 26 de abril de 2023 en el que Manuel Alcántara, vocal de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, explica y muestra el proceso.
Dra. Alicia López Guerrero, Hospital Universitario de Jaén, Jaén. Comité Aerobiología Clínica.
Estimados socios,
El ilustre Dr. Antonio Sastre Castillo falleció el día 4 de Julio de 2015 en Madrid, a los 85 años de edad.
Fue el fundador junto con los Dres Fernando Lahoz Navarro, José Pérez Guerrero y Francisco Marín Núñez del Servicio de Alergología de la Fundación Jiménez Díaz en 1955, cuando se fundó la Clínica de la Concepción por el doctor Jiménez Díaz. Por entonces se llamaba Servicio de Alergia y Terapéutica Respiratoria. Además ocupó el cargo de Presidente de SEAIC desde 1978 a 1982, así como la Jefatura del Servicio de Alergia.
Desde la SEAIC queremos transmitir nuestro más sentido pésame a su familia y amigos. Su muerte es una pérdida irreparable para nuestra especialidad, para la que trabajó incansablemente a lo largo de su vida profesional. Descanse en paz.
Darío Antolín Amérigo
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
La Fundación de la SEAIC colabora científicamente con la edición y difusión de publicaciones. Desde 1990 ha publicado diversas obras que ofrecen actualizaciones sobre destacados temas de estudio de Alergia Clínica.
Títulos publicados:
(*) Números disponibles para los socios en la biblioteca virtual.
Hoy toca presentar el captador de Córdoba, pertenece a la red de captadores de pólenes de la SEAIC.
La Dra Cristina De Castro Gómez, alergóloga en el Hospital San Juan De Dios, así como actual secretaria del comité de Aerobiología, nos aporta los datos en www.pólenes.com desde 2019.

La Fundación de la SEAIC convoca ayudas para trabajos de investigación con aplicación clínica, así como para la formación continua con estudios en el extranjero, destinadas a los miembros de la SEAIC que justifiquen su condición de tales en el momento de cursar su solicitud. La fecha límite de presentación de solicitudes es el 14 de noviembre de 2014. Se deben enviar por correo electrónico a seaic@seaic.org.
Algunos alergólogos nos quejamos de que no tenemos tiempo para realizar autocuidados en consulta. A veces, nos gustaría poder escribir en una receta “autocuidados en asma” y que el paciente se fuera a “una farmacia” o a cualquier otro sitio y recibiera educación en autocuidados, quizás, realmente, exista esa posibilidad para los niños con asma en algunos sitios de España…
Una de las alergólogas de la que más he aprendido, me enseñó que “cuando hacemos educación en asma estamos empleando nuestro escaso tiempo, pero cuando no la hacemos lo estamos simplemente malgastando…” ya que, se da la paradoja de que, aunque existen tratamientos que permiten alcanzar el control, éste no se logra en muchos de los casos debido al inadecuado uso de los dispositivos de inhalación, insuficiente adherencia terapéutica e infrautilización de medicamentos que controlan la inflamación bronquial.
Numerosos factores contribuyen a dificultar el buen control, muchos de ellos dependen de la educación sanitaria deficitaria. De ahí la importancia que dan en todas las guías a la educación sanitaria de padres, cuidadores y del propio niño, según su edad, para el control del asma.
La educación individual se puede completar con una educación grupal. En este punto tienen su razón de ser los campamentos para niños con asma y alergia, estos son, probablemente, el lugar más adecuado para impartir un programa de autocuidados en grupo y conseguir el cambio de actitud en el niño asmático.
Los campamentos de verano ofrecen una educación sanitaria complementaria a la asistencia médica habitual, de una forma divertida en un entorno adecuado.
Estos campamentos están especialmente indicados en aquellos niños con un mal control de su asma, con un mal cumplimiento terapéutico. Los niños que viven en ambiente familiar de sobreprotección así como en niños o padres que a pesar de los consejos médicos persistan en limitar sus actividades cotidianas. Los niños asmáticos que más se pueden beneficiar de la educación sanitaria realizada en los campamentos son aquellos que presentan mayor gravedad y peor control de su asma.
Hay al menos 4 campamentos que continúan realizándose en España, organizados por AEPNAA en Girona, Fundació Hospital Sant Pere Claver en Barcelona, Hospital General Universitario de Valencia y Sociedad de Madrid y Castilla La Mancha de Alergología e Inmunología Clínica en Madrid.
Si crees que es importante la educación en autocuidados en los niños asmáticos, solo tienes que “prescribir una receta“ y remitir al niño a uno de estos campamentos, seguro que contribuirá a mejorar su control del asma y mejorar su calidad de vida.Esto no requiere mucho tiempo…
1. Ayudas a la investigación: 15 ayudas a la investigación científica para aspirantes predoctorales de nacionalidad española, que estén en proceso de realización de la tesis doctoral en cualquier universidad española o extranjera, destinadas a la promoción y el desarrollo de trabajos científicos y otras actividades relacionades con la tesis doctoral en campos de las ciencias sociales y humanidades.
Hasta el 1 de abril de 2024. Bases de la convocatoria:
bsf-ayudas-2024-ES.pdf (1195 descargas )
2. Convocatoria premios de la Fundación Banco Sabadell: reconocen el saber, la innovación y el talento en diferentes ámbitos, como la investigación económica, la biomédica, las ciencias y la ingeniería, y la sostenibilidad marina.
Hasta el 1 de abril 2024. Toda la información: Premios Fundación Sabadell