Durante décadas, el tratamiento de las alergias alimentarias se basaba exclusivamente en la evitación rigurosa del alimento causante y en la intervención de emergencia en caso de exposición accidental. Aunque este enfoque preventivo ha sido útil, conlleva importantes limitaciones, tanto por su impacto en la calidad de vida como por el riesgo constante de reacciones graves. Afortunadamente, en los últimos años, la medicina ha comenzado a ofrecer alternativas más avanzadas, efectivas y personalizadas dando pasos importantes hacia tratamientos más eficaces y seguros. Actualmente, ya no se trata solo de evitar los alérgenos, sino de ayudar al organismo a tolerarlos mejor y reducir el riesgo de reacciones severas.
Una de ellas es la inmunoterapia oral (OIT), que consiste en dar al paciente pequeñas cantidades del alimento al que es alérgico, aumentando la dosis poco a poco, con el objetivo de que el cuerpo se acostumbre y no reaccione con tanta intensidad. Si bien puede ayudar a reducir la gravedad de las reacciones, la OIT no está exenta de efectos adversos, por lo que debe llevarse a cabo bajo estricta supervisión del alergólogo.
Otro avance importante ha sido el uso de medicamentos biológicos, como omalizumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea la inmunoglobulina E (IgE), una molécula clave en las reacciones alérgicas. Recientemente aprobado por la FDA para personas con múltiples alergias alimentarias, ha demostrado que puede aumentar la cantidad de alimento tolerada sin provocar síntomas, mejorando así la seguridad y la calidad de vida.
La combinación de este tratamiento biológico con inmunoterapia oral ha mostrado beneficios adicionales: reduce la frecuencia e intensidad de las reacciones durante el tratamiento, lo que facilita su seguimiento y mejora la adherencia. Este enfoque combinado representa un cambio de paradigma, al pasar de la simple evitación a una intervención activa sobre el sistema inmune.
La investigación continúa avanzando. Se están estudiando nuevos biológicos como: Ligelizumab y UB-221, Dupilumab, Etokimab y Tezepelumab.
Estos tratamientos prometen ser más específicos y seguros, abriendo la puerta a una medicina personalizada, adaptada a las características inmunológicas de cada paciente.
Estamos viviendo un momento esperanzador. Las nuevas terapias no solo buscan prevenir las reacciones alérgicas, sino mejorar la vida diaria de quienes conviven con estas condiciones. Tanto pacientes como familias y profesionales sanitarios tienen ahora a su disposición opciones más eficaces, seguras y ajustadas a las necesidades individuales.
Dra. Guacimara Lucia Hernandez Santana. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife. Comité de Alergia Infantil
Bibliografía:
La doctora M.ª Teresa Caballero Molina, facultativa Especialista de Área del Servicio de Alergología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, jefe del Grupo U754 del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) y miembro del comité de inmunología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, ha sido distinguida con el Premio Internacional “For HAE (Hereditary Angioedema) Patient Award” otorgado por el Comité Científico del “11th C1-inhibito Deficiency and Angioedema Workshop” durante la gala celebrada el pasado 23 de mayo en Budapest (Hungría)
Estimados socios:
Nos llega información a la SEAIC de la convocatoria pública para provisión temporal de puesto de FEA de Alergología en el Hospital Regional Universitario de Málaga, que se ha hecho pública el dia 24/01/2014. El plazo es de 20 días.
Podeis acceder al enlace con todas las condiciones desde aquí.
Un cordial saludo
Dr. Pedro Ojeda
Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
La prevalencia de alergia a sésamo (Sesamum indicum) se está incrementado a nivel mundial, en buena parte debido al uso cada vez mayor de esta semilla como parte de la dieta Mediterránea.
Se estima que la incidencia de alergia a sésamo en EEUU es del 0,2% (1). En 2021 se hizo pública una actualización legislativa referente a la declaración del sésamo como alérgeno y a la obligatoriedad de etiquetarlo en los productos que se exporten a EE.UU.
Además de las semillas de sésamo, en alimentación se emplea su aceite como saborizante y decorativo de las comidas preparadas. Puede encontrarse sésamo en margarinas, productos de panadería y bollería, chips, galletas y otros productos de aperitivo, comidas preparadas, etc. Además, la exposición a sésamo puede pasar inadvertida en la medida en que se utiliza también para la elaboración de perfumes, cosméticos, lubricantes, insecticidas o fungicidas.
El aceite de sésamo se ha empleado incluso como disolvente para inyecciones intramusculares, fomentos, emulsiones, suspensiones farmacológicas y preparaciones oftálmicas (3).
En 2005 se aprobó en nuestro país el Real Decreto 2220/2004 en el que se obligaba a que en el etiquetado de los alimentos se informase de la presencia de 12 alérgenos, ampliado a 14 en 2006. El actual reglamento Europeo, en vigor desde el 13 de diciembre de 2014, obliga a que no solo los productos envasados informen de la presencia de alérgenos, sino también los distribuidos en bares, hospitales, restaurantes, colegios y los vendidos a granel y a distancia.
La legislación actual debería contribuir a reducir el potencial riesgo de reacciones anafilácticas tras exposiciones inadvertidas a sésamo y al mismo tiempo incrementar las pruebas de detección de trazas del mismo en los alimentos.
Por tanto, el incremento en el consumo de productos derivados de sésamo y la frecuencia de reactividad cruzada de esta semilla con frutos secos, hace que sea fundamental diferenciar entre individuos sensibilizados, pero tolerantes, de los verdaderamente alérgicos.
Goldberg y cols. (2) evaluaron las ventajas del uso combinado del diagnóstico molecular (IgE frente a Ses i 1, albumina 2S, alérgeno mayoritario del sésamo) y del test de activación de basófilos (TAB) en una cohorte de 42 pacientes con sospecha de alergia a sésamo, con el fin de minimizar el número de pruebas de exposición oral .
Estas pruebas diagnósticas fueron validadas mediante prueba de exposición oral en todos los pacientes excepto en 1 que había presentado una reacción anafiláctica que requirió ingreso hospitalario en los 9 meses previos al estudio alergológico.
Se realizaron pruebas cutáneas con un extracto de sésamo de alta concentración proteica (100 mg/mL), determinaciones de IgE sérica específica frente a extracto completo de sésamo y frente a Ses i 1 (ImmunoCAP, Thermo Fisher Scientific) (niveles por debajo de 0,1 KU/L se consideraban negativos). Para el TAB se utilizaron CPA anti CD63 para detectar activación de basófilos (pacientes con menos del 10% de basófilos expresando CD63 en su superficie eran considerados no respondedores).
El 64% (27/42) de los pacientes fueran considerados alérgicos a sésamo, bien por una prueba de exposición oral controlada positiva (26), o por el antecedente de una reacción grave documentada tras su ingestión (1). La dosis umbral para la prueba de exposición fue de 120 mg de media de proteína de sésamo. Los síntomas mayoritariamente referidos fueron gastrointestinales (56%), respiratorios (41%) y cutáneos (37%). El tratamiento con adrenalina fue necesario en el 15% (4/26) de los pacientes. Respecto a la gravedad de la reacción, el 41% experimentaron una reacción grado 1, el 7% grado 2 y el 52% grado 3, sin que se hubiese ninguna reacción grado 4.
Se evaluó la precisión de las 4 pruebas (IgE frente a Ses i 1, IgE frente al extracto completo de sésamo, TAB y prick test con un extracto altamente concentrado de sésamo), para el diagnóstico de alergia a sésamo. La media de IgE frente a Ses i 1 de los pacientes alérgicos fue de 6,8 kUA/L (1,8-39) vs 0,85 kUA/L (0-1,2) en los no alérgicos (p=0,0001). El TAB-CD63 fue del 56% vs 1,6% (p=0,0001) y el prick test fue de 11 mm (10-15 mm) vs 6 (4,5-11) (p=0,0008) para los alérgicos comparado con los no alérgicos respectivamente.
El análisis de la curva ROC de cada una de estas pruebas proporcionó unos niveles de precisión diagnóstica (AUC) de 0,87+/- 0,07 para el TAB, 0,88+/-0,05 para la IgE frente a Ses i 1; 0,84+/-0,06 para la IgE frente al extracto completo de sésamo y 0,82+/-0,07 para el prick test.
El uso INDIVIDUAL de la IgE frente a Ses i 1 utilizando el punto de corte de 2,01 KU/L (valor predictivo positivo (VPP) del 95%) condujo al diagnóstico en 21 de los 42 pacientes, con 1 falso positivo. Un abordaje dual clasificando al paciente como alérgico (punto de corte > 2,01 KU/L, con un VPP del 95%) y no alérgico (punto de corte < 0,27 KU/L correspondiente a una sensibilidad del 100%), permitía clasificar correctamente a 20 pacientes en alérgicos (verdadero positivo) y 6 no alérgicos (verdadero negativo). Quince pacientes no pudieron ser clasificados en base a este abordaje.
Entre los pacientes alérgicos, la determinación de IgE frente a Ses i 1 se correlacionaba con los resultados del TAB pero no con los del prick. Por tanto, los autores estudiaron un abordaje conjunto de ambas pruebas utilizando el punto de corte del 95% de sensibilidad para cada una de ellas y clasificando a los pacientes como alérgicos si tenían las 2 pruebas positivas y no alérgicos si tenían las 2 negativas. En caso de disparidad entre ambas, los pacientes eran sometido a una prueba de exposición.
Utilizando ambas pruebas, se obtuvo una clasificación correcta para 25 de los 27 pacientes alérgicos con un VPP del 93%.
A pesar de las limitaciones del estudio, el uso conjunto de la determinación serológica de Ses i 1 y el TAB podría ser útil para el diagnóstico de alergia a sésamo, obviando la prueba de exposición y los riesgos que ésta conlleva en un alto porcentaje de pacientes. No obstante, antes de su incorporación en la práctica clínica, deberían realizarse estudios prospectivos con un mayor número de pacientes para validar estos hallazgos en diferentes poblaciones.
Sandra Blanco Bermejo. Hospital Universitario Infanta Elena (Valdemoro). Comité de Alergia Infantil
Bibliografía:
Las vacunas son elementos fundamentales en las estrategias de salud pública, pues ayudan a reducir la expansión, morbilidad y mortalidad asociadas a las enfermedades infecciosas. La vacunación es importante no sólo a nivel individual, sino también a nivel poblacional. Los programas de vacunación COVID-19 son un ejemplo del gran valor de esta estrategia de salud pública a todos los niveles.
Se administran millones de dosis de vacunas al año en todo el mundo, siendo el riesgo de reacciones adversas bajo y, en el caso de reacciones alérgicas graves como la anafilaxia, el riesgo es aún menor. Esta baja incidencia de reacciones adversas observadas, incluso en las nuevas vacunas COVID-19, es otra de las razones para no retrasar o cancelar la administración de posteriores dosis.
Las reacciones a vacunas pueden ser de tipo alérgico o no alérgico, y ser debidas tanto al agente infeccioso que contienen como a alguno de los componentes utilizados en el proceso de fabricación de esa vacuna.
El estudio alergológico sólo es necesario en aquellas personas con historia de alergia a uno de los componentes de la vacuna que se desea administrar o que hayan presentado reacción alérgica con una vacuna en el pasado. El análisis detallado de la composición y el estudio alergológico adecuado, pueden ayudar a identificar el alérgeno responsable y el riesgo individual de sufrir una reacción posterior.
Recientemente hemos publicado una revisión donde se recogen los tipos y riesgos de reacciones adversas asociados con las vacunas anti-infecciosas, incluidas las nuevas vacunas COVID-19. Nuestro estudio también proporciona pautas para el diagnóstico preciso de estas reacciones e indicaciones para la administración controlada de nuevas dosis.
El objetivo final es mejorar la seguridad individual, asegurar la vacunación del mayor número posible de personas y que las personas con alergia puedan ser vacunadas en la misma medida que el resto de la población, ofreciéndoles alternativas si es necesario.
Todos estos enfoques podrían ayudar a eliminar barreras a la vacunación en personas con reacciones adversas a vacunas y a planificar su administración de manera segura.
Acceso al artículo completo en el siguiente enlace: https://link.springer.com/article/10.1007/s40521-022-00311-8
Dra. Patricia Prieto Montaño. Facultativo Especialista Alergología. Hospital General Universitario Albacete. Comité de Alergia Infantil SEAIC
El 2 de febrero de 2018, se celebrará en el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja el II Curso Estado actual en el manejo de las Rinosinusitis, organizado por los servicios de ORL y Alergología.
El próximo viernes 15 de Diciembre tendrá lugar la VI Reunión de Humanidades de la SEAIC en el Hospital Universitario La Paz.
Más info: VI Reunion De Humanidades SEAIC.pdf (841 descargas )
-. Arantza Vega Castro [ Alergóloga]
Hospital Universitario, Guadalajara
-. Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española
de Alergología e Inmunología Clínica
La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) ha elegido como presidenta a la Prof.ª María José Torres, jefa de Servicio de Alergología del Hospital Regional Universitario de Málaga. Su nombramiento abre las puertas a la SEAIC a participar en nuevas iniciativas europeas.
Se estima que la alergia a alimentos afecta a un 6-8% de los niños y hay evidencia de un incremento global en la prevalencia. Los alimentos que con mayor frecuencia causan reacciones anafilácticas en los niños mayores son los frutos secos. Hasta hace pocos años, el tratamiento se basaba en la evitación del alimento y el tratamiento de las reacciones alérgicas. La inmunoterapia con alimentos supone una alternativa de tratamiento en pacientes con alergia persistente, aunque no está aprobado como tratamiento en la práctica clínica habitual.
La inmunoterapia sublingual podría representar, a diferencia de la inmunoterapia oral o epicutánea, una alternativa viable por su vía de administración sencilla y el buen perfil de seguridad y eficacia observado en pequeños ensayos clínicos.
En esta publicación (Long-term sublingual immunotherapy for peanut allergy in children: Clinical and immunologic evidence of desensitization. J Allergy Clin Immunol 2019;144:1320-6.) se evalúa la eficacia y seguridad de la inmunoterapia sublingual con cacahuete a largo plazo en niños de 1 a 11 años que recibieron una dosis de mantenimiento de 2 mg/d de proteína de cacahuete durante 5 años. Los criterios de inclusión eran los siguientes: niños de 1 a 11 años, con anamnesis de reacción tras ingesta de cacahuete e IgE específica de 7 KU/L o mayor.
Treinta y siete de los cuarenta y ocho pacientes (77,1%) completaron el estudio y once (22,9%) abandonaron antes de finalizar.
Hubo reacción en 4,78% de las dosis. La mayoría de los síntomas se resolvieron espontáneamente y solo un 0,21% requirió tratamiento con antihistamínicos, no requiriendo el uso de adrenalina en ninguno de los casos. El prurito orolingual fue el síntoma más frecuente (3,6% de las dosis), y fue disminuyendo con las siguientes dosis. El edema labial se reportó en un 0,15% de las dosis y los síntomas gastrointestinales en 0,3% de las dosis.
El 67% de los sujetos toleraron al menos 750 mg de proteína de cacahuete, un 48% toleraron al menos 1750 mg y un 35% toleraron 2750 mg o más. Doce de los cuarenta y ocho sujetos (25%) tuvieron una prueba de provocación controlada negativa con 5000 mg de cacahuete. Tras un período de evitación de 2-4 semanas, diez de los doce sujetos tuvieron una prueba de provocación negativa, demostrando tolerancia permanente.
La media de la reactividad cutánea para los diez pacientes que demostraron tolerancia permanente fue de 11,5 mm al inicio del estudio, al finalizar el tratamiento dicha reactividad cutánea se redujo a 5,8 mm.
El nivel basal de IgE específica a cacahuete para los diez pacientes con una prueba de provocación oral negativa fue de media 28 KU/L y al finalizar el tratamiento la media de IgE específica fue de 7,8 KU/L.
Para los diez pacientes que alcanzan tolerancia permanente los niveles basales de IgG4 fueron de 0,4 mg/L y al finalizar el estudio se incrementan a 10,9 mg/L.
También se redujo de forma significativa el test de activación de basófilos al finalizar el estudio, comparativamente con el basal.
Entre los posibles sesgos del estudio destacar la falta de un grupo placebo control y la no realización de una prueba de exposición controlada al inicio del estudio.
En este estudio el tratamiento con inmunoterapia sublingual durante 5 años alcanzó desensibilización clínicamente significativa en la mayoría de los pacientes alérgicos a cacahuete compensado con una fácil administración y un favorable perfil de seguridad.
Dra. Sandra Blanco Bermejo
Hospital Universitario Infanta Elena
Comité de Alergia Infantil SEAIC
Alergólogos celebran el primer servicio de alergología en Baleares (1918 descargas )
La mayoría de las guías nacionales e internacionales de anafilaxia recomiendan a nuestros pacientes acudir a urgencias después de un episodio de anafilaxia, independientemente de que se hayan tratado o no.
La puerta de entrada de todos ellos en Urgencias es el triaje. Allí, el personal, habitualmente de enfermería, decidirá en pocos minutos, cuándo, quién y donde serán atendidos. En esto consiste la priorización o triaje.
Todos sabemos que la anafilaxia es una reacción de hipersensibilidad potencialmente mortal y que por ello requiere el máximo nivel de prioridad. Sin embargo, los pocos datos disponibles muestran que estos pacientes no se identifican correctamente, reciben una prioridad menor que la merecen y reciben tratamiento tarde, con riesgo de empeorar su pronóstico.
Hasta la fecha, los datos disponibles acerca de la priorización del paciente con anafilaxia se han limitado a hospitales seleccionados y a sistemas de triaje específicos.
Desde el Comité de Alergia Infantil de Seaic, nuestro objetivo ha sido conocer y describir la priorización que reciben los niños con anafilaxia en España. Este es el primer estudio que revisa la priorización de la anafilaxia pediátrica más allá de un solo centro, superando las barreras de los múltiples sistemas de triaje existentes en España. Los participantes en el estudio trabajan en 36 hospitales de 12 comunidades autónomas distintas. Su conocimiento acerca de que anafilaxia es una emergencia que merece atención médica inmediata es correcto. Sin embargo, su aplicación práctica no lo es al analizar la prioridad que recibirían casos reales. Asi, los niños con anafilaxia probablemente son identificados de forma incorrecta en los servicios de urgencias pediátricas en España, lo que puede empeorar su pronóstico.
La anafilaxia debería identificarse en triaje para garantizar un tratamiento precoz y adecuado.
Los alergólogos podemos ayudar a mejorar el triaje del niño con anafilaxia por nuestro conocimiento acerca de sus peculiaridades, variedades en la presentación clínica, ausencia de datos patognomónicos, y porque aportamos un punto de vista que complementa la visión del especialista en Urgencias.
“Anaphylaxis must be suspected in triage. Triage advice regarding anaphylaxis identification should be included in anaphylaxis guidelines”
J Investig Allergol Clin Immunol 2025; Vol. 35(4)(enlace a la versión del artículo) doi10.18176_jiaci.1064.pdf
Esozia Arroabarren Aleman. Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Navarra. Comité de Alergia Infantil de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica
Aunque las infecciones más conocidas en la infancia y potencialmente graves son el sarampión, las paperas, la varicela y la rubeola, gracias a las vacunaciones periódicas mediante el calendario vacunal, están prácticamente erradicadas en los países que de forma regular siguen estas recomendaciones. Habitualmente, las infecciones más comunes por virus suelen ser leves y se resuelven satisfactoriamente en la mayoría de los casos.
El sistema inmunológico de los niños está en desarrollo durante la infancia y, debido a la alta exposición en guarderías y colegios, frecuentemente desarrollan infecciones que pueden durar más de los periodos típicos que suelen ser otoño e invierno, e incluso pueden aparecer varias veces al año.
Entre estas está la gripe, también conocida como influenza estacional, el resfriado común, la gastroenteritis, la enfermedad boca-mano-pie, conjuntivitis, faringoamigdalitis, y en algunos casos, particularmente en niños menores de dos años, la bronquiolitis. Los síntomas típicos que pueden aparecer en estos cuadros infecciosos son tos, dolor de garganta, congestión nasal, malestar general, fiebre que puede llegar a ser alta, y menos frecuentemente manifestaciones gastrointestinales.
Generalmente el tratamiento es paracetamol y/o ibuprofeno que alivian el dolor y el malestar general y controlan la fiebre. Para la mayoría de los casos no hay tratamientos antivirales específicos, aunque a veces se prescriben o auto consumen antibióticos, a pesar de que estos solo están indicados en infecciones bacterianas.
En el curso del tratamiento con antibióticos durante una infección viral pueden aparecer manifestaciones cutáneas como eritema o enrojecimiento generalizado, exantema o urticaria (ronchas), que puede estar acompañadas de edema (hinchazón), y más raramente manifestaciones en las mucosas. Generalmente estos síntomas aparecen tras varios días de haber iniciado el tratamiento antibiótico, aunque a veces pueden suceder tras un periodo más corto de tiempo, incluso en menos de 24 horas. En la mayoría de estos casos se interrumpe el tratamiento con antibióticos y las manifestaciones cutáneas desaparecen en poco tiempo. En la mayoría de los casos, una vez que se ha resuelto la infección viral, los niños que toman de nuevo el antibiótico por alguna otra indicación lo toleran sin problema.
En cualquier caso, toda manifestación cutánea o de otro tipo que aparezca cuando se toman antibióticos en el curso de una infección viral, una vez resuelta, debería ser evaluada por un alergólogo para verificar que realmente el niño afectado no es alérgico. En muchos casos, de no realizarse esta valoración, se considera erróneamente el caso como alérgico con los consiguientes perjuicios que esto puede tener.
Natalia Blanca
Servicio de Alergia
Hospital Universitario Infanta Leonor, Madrid
El día 31 de mayo se celebra la Jornada de Clausura de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica, que este año tendrá lugar en el Hospital Universitario de La Ribera en Alzira (Valencia). Para realizar la inscripción visite el sitio www.avaic.org.
El Hospital Universitario Regional de Málaga precisa contratar un alergólogo para un contrato de intensificación del Instituto de Salud Carlos III.
Fuente: http://www.eldecano.es
El Hospital Universitario de Guadalajara participa este martes, a través de la alergóloga Arantza Vega, en una charla que, bajo el título ‘Alergia a abejas y avispas: situación actual’, acercará a los asistentes cuestiones fundamentales sobre estos animales.
La cita comenzará a las 20:00 horas en el hotel Tryp de la capital, y cuenta con la colabroación de la Asociación de Apicultores de La Alcarria y demás Comarcas de Castilla-La Mancha (ASAPIA), cuyo secretario, Sergio Viñuelas, dará a conocer a los presentes las características sociales de abejas y avispas, diferenciando entre los distintos grupos y realizando un acercamiento a los motivos por los que pueden llevarles a realizar una picadura.
Por su parte, la doctora Vega expondrá las principales características de la alergia al veneno de los himenópteros, las distintas reacciones que se pueden dar según el caso y las cuestiones que se tienen que tener en cuenta para un correcto diagnóstico de este tipo de alergia.
Según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), alrededor de un millón de personas son alérgicas al veneno de estos insectos en toda España. Además, debido a la gran tradición apícola presente en la provincia de Guadalajara, no son infrecuentes las consultas por este tipo de alergias.
La jornada celebrada está dirigida esencialmente a personal sanitario, especialmente personal de Urgencias, Pediatría o facultativos de Atención Primaria
El impacto de una etiqueta de alergia a antibióticos betalactámicos es significativo y puede tener consecuencias negativas tanto para la salud del paciente como para el manejo de su tratamiento médico. Los betalactámicos (penicilinas, cefalosporinas, carbapenemas) son los antibióticos más utilizados para tratar diversas infecciones bacterianas. Las penicilinas son también los antibióticos que producen con mayor frecuencia reacciones alérgicas. Sin embargo, la mayoría de los pacientes etiquetados como alérgicos a penicilinas realmente no lo son. En un porcentaje importante de casos, la colocación de una etiqueta de alergia se realiza a partir de cualquier reacción adversa coincidente con la administración del antibiótico, sin haber realizado un estudio alergológico. Si un paciente es etiquetado incorrectamente como alérgico a este tipo de antibióticos, puede conllevar varios problemas asociados:
1. Limitación de opciones terapéuticas: Los antibióticos betalactámicos son una de las opciones más efectivas para tratar infecciones bacterianas. Si un paciente es etiquetado erróneamente como alérgico, los médicos pueden verse limitados en las opciones de tratamiento disponibles, lo que podría resultar en el uso de antibióticos menos efectivos o más costosos.
2. Mayor riesgo de infecciones: El uso de antibióticos alternativos podría no ser tan efectivo en el tratamiento de ciertas infecciones. Esto podría resultar en una mayor duración de la enfermedad, recurrencias de infecciones y un mayor riesgo de complicaciones.
3. Mayor resistencia a antibióticos: El uso inapropiado y excesivo de antibióticos alternativos debido a una etiqueta de alergia falsa podría contribuir al problema global de la resistencia a los antibióticos. Esto sucede cuando las bacterias desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los medicamentos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones futuras.
4. Costos económicos: El uso de antibióticos alternativos o más avanzados puede ser más caro que el uso de antibióticos betalactámicos estándar. Esto podría aumentar los costes de la atención médica tanto para el paciente como para el sistema de salud a nivel global.
En definitiva, un diagnóstico preciso es esencial para garantizar que los pacientes reciban el tratamiento adecuado y evitar las consecuencias negativas asociadas con una etiqueta de alergia incorrecta. Por ello es fundamental realizar un estudio de alergia tanto para descartar como para confirmar el diagnóstico de alergia a betalactámicos, y en este último caso, ofrecer una alternativa de tratamiento.
Alicia Gallardo Higueras
Hospital Universitario de Salamanca
Estimados socios:
Desde la SEAIC queremos expresar nuestro más sincero pésame a los familiares, amigos, compañeros y conocidos del Dr. Daniel Muñoz Lejarazu, Jefe de Servicio del Hospital Universitario de Álava (Vitoria), que falleció ayer. Dadas sus cualidades humanas y científicas siempre ocupará un puesto relevante en la historia de la Alergología Española. Descanse en paz.
Un cordial saludo,
Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
El próximo 22 de abril de 2023 tendrá lugar la XXV edición de la Reunión Anual de pacientes con Angioedema Hereditario AEDAF en el Hospital Universitario La Paz, en Madrid. Aquellas personas interesadas en asistir, pueden comunicarlo al e-mail dir@angioedema-aedaf.org.
La sospecha de alergia a betalactámicos es un motivo frecuente de consulta en niños, descartándose en la mayoría de los casos tras el estudio alergológico. Seguir el mismo algoritmo diagnóstico que en el adulto consume tiempo y pruebas que son molestas para el niño. En los últimos años diferentes grupos han investigado el valor de las pruebas cutáneas y serológicas, recomendándose en algunos casos la prueba de exposición oral directa.
El grupo de trabajo de la EAACI ha publicado una revisión valorando el diagnóstico de alergia a betalactámicos en niños. Diferencia las formas clínicas en función del mecanismo inmunológico y la cronología de la reacción:
Las más frecuentes son leves con urticaria y/o angioedema, causadas en muchos casos por la infección subyacente. Diferenciarlas es difícil a pesar de la historia clínica, siendo necesario el estudio alergológico mediante pruebas cutáneas, seguidas de una prueba de exposición. Algunos autores proponen realizar la exposición oral sin pruebas cutáneas previas en las reacciones leves. A pesar de los estudios publicados, la evidencia para realizar prueba de exposición directa en niños con reacción inmediata es limitada.
Los fármacos son una posible causa de anafilaxia en niños, pero el riesgo de reacción mortal es extremadamente bajo. El diagnóstico precisa un estudio alergológico completo, que incluya pruebas in vitro (IgE específica, prueba de activación de basófilos) y pruebas cutáneas. Cuando estas pruebas son positivas, el riesgo de reacción con la prueba de exposición es alto. En los casos graves esta prueba solo se realizará si no hay alternativa terapéutica segura, comenzando por dosis muy bajas, estando contraindicada si durante la reacción índice se produjo un shock anafiláctico.
Las pruebas cutáneas en estos casos tienen muy baja sensibilidad y no están bien estandarizadas, pero el valor predictivo positivo es alto. Por otro lado, para las pruebas in vitro (prueba de transformación de linfocitos) se dispone de una evidencia limitada. Dada su baja sensibilidad, algunos autores realizan una prueba exposición oral directa, confirmando la seguridad del procedimiento. No hay acuerdo en el protocolo a seguir, administrándose generalmente la dosis fraccionada seguida de uno o varios días de administración domiciliaria. Haciendo referencia a un estudio que sugiere que los niños con reacción no inmediata leve podrían superar su alergia, podría indicarse la realización de una prueba de exposición tras al menos un año de la prueba de exposición positiva.
Se observa generalmente en niños menores de 5 años, especialmente con cefaclor. El diagnóstico es fundamentalmente clínico. En estos pacientes se debe evaluar la tolerancia a otros betalactámicos que, generalmente, son bien tolerados.
Incluyen el síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica, reacción a fármaco con eosinofilia y síntomas sistémicos, y la pustulosis exantemática aguda generalizada. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, junto a pruebas histológicas y analíticas. Se pueden realizar pruebas epicutáneas tras 6 meses de la reacción a pesar de tener una sensibilidad baja. Si estas son negativas, se pueden realizar pruebas intradérmicas, estando contraindicadas si durante la reacción índice hubo riesgo vital. En general, la prueba de exposición se realiza para excluir el diagnóstico de alergia en los casos de baja sospecha.
El grupo de trabajo concluye que hay una amplia variabilidad clínica en las reacciones a betalactámicos en niños, siendo la más común la reacción cutánea leve no inmediata con exantema maculopapular o urticaria tardía. En estos casos se recomienda el diagnóstico mediante la prueba de exposición, existiendo suficiente evidencia para realizarla sin pruebas cutáneas previas. Para poder definir una reacción como leve o de bajo riesgo hay que tener en cuenta la fiabilidad de los datos obtenidos de la historia clínica, la edad del niño, el tiempo transcurrido hasta realizar el estudio y las comorbilidades que pueda presentar el paciente. No hay un protocolo óptimo para la realización de la prueba de exposición ni consenso en su duración, por lo que es imperativo establecer un protocolo unificado.
Con respecto a las reacciones inmediatas leves, es necesario realizar más estudios para poder confirmar la seguridad de realizar la exposición sin pruebas cutáneas previas.
Finalmente, en relación con la posibilidad de que los niños con reacción no inmediata leve puedan superar su alergia, el consenso se recomienda la realización de estudios multicéntricos que incluyan un gran número de niños para investigar la historia natural de la alergia a betalactámicos.
Dos trabajos realizados en nuestro país repiten el estudio con prueba de exposición en niños tras el diagnóstico de alergia a betalactámico con reacción no inmediata leve. En ellos, el 50% y el 80% de los pacientes toleran el betalactámico en la segunda prueba de exposición controlada, realizada al menos 6-12 meses tras una primera prueba de exposición positiva. Todos los pacientes incluidos son menores de 8 años, predominando preescolares en los que en muchos casos un cuadro viral subyacente podría ser la causa de la reacción. Ante estos resultados y dado que los betalactámicos son de primera elección en la mayoría de los procesos infecciosos de origen bacteriano en el niño, se podría proponer repetir la prueba de exposición controlada tras un año de evitación, al menos en los niños de menor edad, siempre que la reacción inicial al betalactámico sea no inmediata y leve.
Candelaria Muñoz Román. Alergología Pediátrica, UGC Pediatría, H. Materno Infantil, Hospital Regional Universitario de Málaga. Comité de Alergia Infantil SEAIC.
Bibliografía