Recientemente se ha publicado un artículo que evalúa la posibilidad de que niños con alergia a proteínas de leche de vaca puedan tomar leche horneada.
Esmaeilzadeh H, Alyasin S, et al. The effect of Baked milk on Accelerating Unheated Cow´s Milk Tolerance: A Control Randomized Trial. Pediatr Allergy Immunol. 2018 Jul 20. doi: 10.1111/pai.12958.
Objetivo: valorar el efecto de añadir productos con leche horneada en la dieta de los pacientes con alergia a proteínas de leche de vaca (APLV) en la adquisición de tolerancia frente a este alimento.
Método: ensayo clínico randomizado en 84 pacientes (6 meses-3 años de edad) diagnosticados de APLV tolerantes a leche horneada en forma de muffin comprobada mediante prueba de exposición oral controlada (PEOC). Los participantes fueron divididos de manera randomizada en grupo de casos y controles ajustados por edad y sexo. A los pacientes del grupo activo se les solicitó consumir leche horneada en forma de muffin durante 6 meses y después consumir queso en forma de pizza durante otros 6 meses. El grupo control fue instruido para evitar estrictamente cualquier producto con contenido en leche durante 1 año. Se realizaron, antes y después del estudio, pruebas intraepidérmicas (PC), determinación de IgE específicas (IgEe) (ImmunoCAP) frente a leche, caseína y betalactoglobulina. Además, aquellos en el grupo activo que toleraron satisfactoriamente los productos horneados durante el estudio y todos aquellos participantes del grupo control, llevaron a cabo una PEOC para evaluar la tolerancia a leche fresca al final del estudio.
Resultados: se observó al final de periodo del estudio de 1 año, que el 88.1% (37/42) de los pacientes del grupo activo y 66.7% (28/42) del grupo control desarrollaron tolerancia a leche fresca (p: 0.018). Los resultados de las PC e IgEe mostraron un descenso significativo en el grupo activo. Los niveles iniciales de IgEe no pudieron predecir la tolerancia a leche fresca en ninguno de los dos grupos.
Conclusión: la introducción de productos horneados en la dieta de los pacientes con APLV puede acelerar la tolerancia a leche fresca en estos pacientes. La IgEe frente a leche, caseína y betalactoglobulina no predicen la tolerancia a leche fresca.
Este estudio muestra que, independientemente de que aquellos pacientes que toleran la leche horneada pudieran ser pacientes con APLV de mejor pronóstico, la ingesta de productos horneados acelera la tolerancia frente a leche fresca.
Eva Mª Lasa Luaces. Médico Adjunto de la Unidad de Alergología Infantil (Sº Alergologái). Hospital Universitario Donostia. San Sebastián. Comité de Alergia Infantil SEAIC.
El día 28 de septiembre de 2011 se imparte en el Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) un Curso-Taller para mejorar el control del asma y de la alergia en deportistas, organizado por ASMAMADRID y EDUCASMA.
El estudio de alergia a fármacos es un procedimiento complejo, que incluye una historia clínica alergológica detallada y la realización de pruebas alergológicas como las pruebas in vivo, aquellas que se realizan en el paciente, y las pruebas de laboratorio.
Las pruebas de laboratorio requieren de una muestra de sangre, por lo que no representan un riesgo para los pacientes ni en este caso para mujeres en periodo de lactancia.
Las pruebas in vivo incluyen la realización de tests cutáneos y de la prueba de exposición, que consiste en la administración controlada del fármaco sospechoso. Sin embargo, aunque estas pruebas se realizan según los estándares de seguridad y por personal con experiencia, no están exentas de riesgos y existe la posibilidad de que la paciente presente una reacción alérgica que precise de tratamiento para su resolución. En este sentido, la mayoría de los antihistamínicos modernos (como loratadina, desloratadina o fexofenadina) son seguros durante la lactancia, ya que pasan a la leche en cantidades mínimas. Los corticoides, en dosis bajas, también son compatibles. La adrenalina, aunque puede pasar a la leche y no se conocen del todo sus efectos en el bebé, es un medicamento vital en caso de anafilaxia, por lo que su uso está plenamente justificado. Si se necesita administrarla, lo que se recomienda es suspender temporalmente la lactancia.
Dado que el diagnóstico de confirmación de alergia en ocasiones requiere de su administración, no debería realizarse si el fármaco a estudiar tiene la contraindicación durante la lactancia materna.
En conclusión, sí es posible realizar un estudio de alergia a medicamentos durante la lactancia. Lo fundamental es que el procedimiento lo valore y supervise su alergólogo, y que se tomen las precauciones necesarias para garantizar tanto su seguridad como la del bebé.
Esther Barrionuevo
Especialista en Alergología
Hospital Regional Universitario de Málaga
La alergia al cacahuete es una alergia grave y a menudo persistente que, en la mayoría de los casos, se mantiene hasta la vida adulta. Los contactos accidentales con cacahuete o alimentos que lo contienen pueden dar lugar a reacciones alérgicas graves e incluso anafilácticas, que pongan en riesgo la vida del paciente. De hecho, la primera causa de muerte por anafilaxia en pacientes adolescentes a nivel mundial, es la alergia a cacahuete.
Hasta ahora, el único tratamiento disponible era la dieta de evitación, eliminando tanto el cacahuete como sus trazas, así como los alimentos que lo contienen de la dieta del paciente. Cantidades tan pequeñas como 0,05 gramos de cacahuete pueden desencadenar reacciones alérgicas en algunos pacientes con alergia a este alimento.
Por tanto, el seguimiento de una dieta de exclusión es un proceso complicado que disminuye la calidad de vida de los pacientes con alergia a cacahuete, puesto que la industria alimentaria actual, lo utiliza en numerosos productos envasados, especialmente dentro del campo de la repostería, salsas y alimentos pre-cocinados.
Por todo ello, en los últimos años, diferentes grupos de investigación han desarrollado diversos ensayos clínicos para conseguir una vacuna frente a la alergia al cacahuete que permita modificar el curso clínico de esta enfermedad. La inmunoterapia o vacuna para la alergia al cacahuete, consiste en la administración por vía oral, sublingual o epicutánea, de cantidades crecientes del alimento hasta conseguir que el paciente no reaccione a la ingestión del mismo.
El principal inconveniente que detectan los autores de los diversos trabajos de la inmunoterapia con alimentos², es que, al finalizarlos, no conseguimos una tolerancia real del alimento, sino una desensibilización al mismo. Es decir, los pacientes mientras realizan el tratamiento, pueden tolerar dosis mayores de cacahuete que antes de la inmunoterapia. Con esta vacuna el organismo desarrolla anticuerpos bloqueantes de la respuesta alérgica, pero en el momento en que se suspende, el paciente vuelve a la situación basal, pudiendo volver a sufrir reacciones alérgicas tras la ingestión de cacahuete.
Esta observación es compatible con las conclusiones de un grupo de investigadores del Reino Unido, para quienes esta inmunoterapia realmente no cura la alergia al cacahuete, sino que proporciona un grado de protección frente a la misma. Es decir, mientras el paciente lleva a cabo la inmunoterapia con cacahuete, si tiene un contacto accidental con el alimento, será necesaria una dosis mayor del alimento para inducir la misma respuesta alérgica³.
Por todo ello, la inmunoterapia con cacahuete no busca sólo desensibilizar al paciente, sino modificar la respuesta de su sistema inmune, para conseguir desviar el fenotipo alérgico del paciente hacia una verdadera tolerancia inmunológica. En este sentido, en nuestro país, el primer ensayo autorizado por la Agencia Española del Medicamento fue el desarrollado por la Clínica Universidad de Navarra y el Complejo Hospitalario de Navarra (CHN). La vacuna, desarrollada por la compañía biotecnológica InnoUp Farma y dirigido por las Drs. Tabar y Ferrer, pretende modificar el sistema inmunológico para superar la alergia a cacahuete en un tiempo determinado. La nueva vacuna INP20 es un preparado de nanopartículas de extracto de cacahuete capaces de actuar a nivel celular. Al ser nanopartículas, tras ser ingeridas, su pequeño tamaño evita provocar una respuesta alérgica, consiguiendo llegar hasta las células T, un tipo de células inmunitarias, y regular su activación hacia un fenotipo T regulador, no alérgico. De este modo, el sistema inmune no reconoce como extrañas a las proteínas del cacahuete y éstas se convierten en toleradas por el organismo4.
Se requieren, por tanto, más estudios con un número mayor de pacientes, para una mejor comprensión de los mecanismos inmunológicos subyacentes en la alergia grave al cacahuete, y conseguir así, una vacuna lo más eficaz posible que nos ayude a mejorar el pronóstico y manejo de esta enfermedad alérgica.
Dra. Marta Reche Frutos. Hospital Universitario Infanta Sofía de Madrid. Comité de Alergia Infantil.
Bibiliografía
Estimados socios,
Os adjuntamos información del Programa de XIX Curso de Patología Ocupacional Respiratoria que tendrá lugar el día 2 de Noviembre en el Salón de Actos del Hospital Universitario Vall d’Hebrón. Podéis consultar el programa, por si fuera de vuestro interés.
Un cordial saludo,
Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
Programa XIX Curso de Patología Ocupacional (1895 descargas )
La doctora M.ª Teresa Caballero Molina, facultativa Especialista de Área del Servicio de Alergología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, jefe del Grupo U754 del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) y miembro del comité de inmunología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, ha sido distinguida con el Premio Internacional “For HAE (Hereditary Angioedema) Patient Award” otorgado por el Comité Científico del “11th C1-inhibito Deficiency and Angioedema Workshop” durante la gala celebrada el pasado 23 de mayo en Budapest (Hungría)
Estimados socios:
Nos llega información a la SEAIC de la convocatoria pública para provisión temporal de puesto de FEA de Alergología en el Hospital Regional Universitario de Málaga, que se ha hecho pública el dia 24/01/2014. El plazo es de 20 días.
Podeis acceder al enlace con todas las condiciones desde aquí.
Un cordial saludo
Dr. Pedro Ojeda
Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
La prevalencia de alergia a sésamo (Sesamum indicum) se está incrementado a nivel mundial, en buena parte debido al uso cada vez mayor de esta semilla como parte de la dieta Mediterránea.
Se estima que la incidencia de alergia a sésamo en EEUU es del 0,2% (1). En 2021 se hizo pública una actualización legislativa referente a la declaración del sésamo como alérgeno y a la obligatoriedad de etiquetarlo en los productos que se exporten a EE.UU.
Además de las semillas de sésamo, en alimentación se emplea su aceite como saborizante y decorativo de las comidas preparadas. Puede encontrarse sésamo en margarinas, productos de panadería y bollería, chips, galletas y otros productos de aperitivo, comidas preparadas, etc. Además, la exposición a sésamo puede pasar inadvertida en la medida en que se utiliza también para la elaboración de perfumes, cosméticos, lubricantes, insecticidas o fungicidas.
El aceite de sésamo se ha empleado incluso como disolvente para inyecciones intramusculares, fomentos, emulsiones, suspensiones farmacológicas y preparaciones oftálmicas (3).
En 2005 se aprobó en nuestro país el Real Decreto 2220/2004 en el que se obligaba a que en el etiquetado de los alimentos se informase de la presencia de 12 alérgenos, ampliado a 14 en 2006. El actual reglamento Europeo, en vigor desde el 13 de diciembre de 2014, obliga a que no solo los productos envasados informen de la presencia de alérgenos, sino también los distribuidos en bares, hospitales, restaurantes, colegios y los vendidos a granel y a distancia.
La legislación actual debería contribuir a reducir el potencial riesgo de reacciones anafilácticas tras exposiciones inadvertidas a sésamo y al mismo tiempo incrementar las pruebas de detección de trazas del mismo en los alimentos.
Por tanto, el incremento en el consumo de productos derivados de sésamo y la frecuencia de reactividad cruzada de esta semilla con frutos secos, hace que sea fundamental diferenciar entre individuos sensibilizados, pero tolerantes, de los verdaderamente alérgicos.
Goldberg y cols. (2) evaluaron las ventajas del uso combinado del diagnóstico molecular (IgE frente a Ses i 1, albumina 2S, alérgeno mayoritario del sésamo) y del test de activación de basófilos (TAB) en una cohorte de 42 pacientes con sospecha de alergia a sésamo, con el fin de minimizar el número de pruebas de exposición oral .
Estas pruebas diagnósticas fueron validadas mediante prueba de exposición oral en todos los pacientes excepto en 1 que había presentado una reacción anafiláctica que requirió ingreso hospitalario en los 9 meses previos al estudio alergológico.
Se realizaron pruebas cutáneas con un extracto de sésamo de alta concentración proteica (100 mg/mL), determinaciones de IgE sérica específica frente a extracto completo de sésamo y frente a Ses i 1 (ImmunoCAP, Thermo Fisher Scientific) (niveles por debajo de 0,1 KU/L se consideraban negativos). Para el TAB se utilizaron CPA anti CD63 para detectar activación de basófilos (pacientes con menos del 10% de basófilos expresando CD63 en su superficie eran considerados no respondedores).
El 64% (27/42) de los pacientes fueran considerados alérgicos a sésamo, bien por una prueba de exposición oral controlada positiva (26), o por el antecedente de una reacción grave documentada tras su ingestión (1). La dosis umbral para la prueba de exposición fue de 120 mg de media de proteína de sésamo. Los síntomas mayoritariamente referidos fueron gastrointestinales (56%), respiratorios (41%) y cutáneos (37%). El tratamiento con adrenalina fue necesario en el 15% (4/26) de los pacientes. Respecto a la gravedad de la reacción, el 41% experimentaron una reacción grado 1, el 7% grado 2 y el 52% grado 3, sin que se hubiese ninguna reacción grado 4.
Se evaluó la precisión de las 4 pruebas (IgE frente a Ses i 1, IgE frente al extracto completo de sésamo, TAB y prick test con un extracto altamente concentrado de sésamo), para el diagnóstico de alergia a sésamo. La media de IgE frente a Ses i 1 de los pacientes alérgicos fue de 6,8 kUA/L (1,8-39) vs 0,85 kUA/L (0-1,2) en los no alérgicos (p=0,0001). El TAB-CD63 fue del 56% vs 1,6% (p=0,0001) y el prick test fue de 11 mm (10-15 mm) vs 6 (4,5-11) (p=0,0008) para los alérgicos comparado con los no alérgicos respectivamente.
El análisis de la curva ROC de cada una de estas pruebas proporcionó unos niveles de precisión diagnóstica (AUC) de 0,87+/- 0,07 para el TAB, 0,88+/-0,05 para la IgE frente a Ses i 1; 0,84+/-0,06 para la IgE frente al extracto completo de sésamo y 0,82+/-0,07 para el prick test.
El uso INDIVIDUAL de la IgE frente a Ses i 1 utilizando el punto de corte de 2,01 KU/L (valor predictivo positivo (VPP) del 95%) condujo al diagnóstico en 21 de los 42 pacientes, con 1 falso positivo. Un abordaje dual clasificando al paciente como alérgico (punto de corte > 2,01 KU/L, con un VPP del 95%) y no alérgico (punto de corte < 0,27 KU/L correspondiente a una sensibilidad del 100%), permitía clasificar correctamente a 20 pacientes en alérgicos (verdadero positivo) y 6 no alérgicos (verdadero negativo). Quince pacientes no pudieron ser clasificados en base a este abordaje.
Entre los pacientes alérgicos, la determinación de IgE frente a Ses i 1 se correlacionaba con los resultados del TAB pero no con los del prick. Por tanto, los autores estudiaron un abordaje conjunto de ambas pruebas utilizando el punto de corte del 95% de sensibilidad para cada una de ellas y clasificando a los pacientes como alérgicos si tenían las 2 pruebas positivas y no alérgicos si tenían las 2 negativas. En caso de disparidad entre ambas, los pacientes eran sometido a una prueba de exposición.
Utilizando ambas pruebas, se obtuvo una clasificación correcta para 25 de los 27 pacientes alérgicos con un VPP del 93%.
A pesar de las limitaciones del estudio, el uso conjunto de la determinación serológica de Ses i 1 y el TAB podría ser útil para el diagnóstico de alergia a sésamo, obviando la prueba de exposición y los riesgos que ésta conlleva en un alto porcentaje de pacientes. No obstante, antes de su incorporación en la práctica clínica, deberían realizarse estudios prospectivos con un mayor número de pacientes para validar estos hallazgos en diferentes poblaciones.
Sandra Blanco Bermejo. Hospital Universitario Infanta Elena (Valdemoro). Comité de Alergia Infantil
Bibliografía:
-. Arantza Vega Castro [ Alergóloga]
Hospital Universitario, Guadalajara
-. Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española
de Alergología e Inmunología Clínica
La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) ha elegido como presidenta a la Prof.ª María José Torres, jefa de Servicio de Alergología del Hospital Regional Universitario de Málaga. Su nombramiento abre las puertas a la SEAIC a participar en nuevas iniciativas europeas.
Se estima que la alergia a alimentos afecta a un 6-8% de los niños y hay evidencia de un incremento global en la prevalencia. Los alimentos que con mayor frecuencia causan reacciones anafilácticas en los niños mayores son los frutos secos. Hasta hace pocos años, el tratamiento se basaba en la evitación del alimento y el tratamiento de las reacciones alérgicas. La inmunoterapia con alimentos supone una alternativa de tratamiento en pacientes con alergia persistente, aunque no está aprobado como tratamiento en la práctica clínica habitual.
La inmunoterapia sublingual podría representar, a diferencia de la inmunoterapia oral o epicutánea, una alternativa viable por su vía de administración sencilla y el buen perfil de seguridad y eficacia observado en pequeños ensayos clínicos.
En esta publicación (Long-term sublingual immunotherapy for peanut allergy in children: Clinical and immunologic evidence of desensitization. J Allergy Clin Immunol 2019;144:1320-6.) se evalúa la eficacia y seguridad de la inmunoterapia sublingual con cacahuete a largo plazo en niños de 1 a 11 años que recibieron una dosis de mantenimiento de 2 mg/d de proteína de cacahuete durante 5 años. Los criterios de inclusión eran los siguientes: niños de 1 a 11 años, con anamnesis de reacción tras ingesta de cacahuete e IgE específica de 7 KU/L o mayor.
Treinta y siete de los cuarenta y ocho pacientes (77,1%) completaron el estudio y once (22,9%) abandonaron antes de finalizar.
Hubo reacción en 4,78% de las dosis. La mayoría de los síntomas se resolvieron espontáneamente y solo un 0,21% requirió tratamiento con antihistamínicos, no requiriendo el uso de adrenalina en ninguno de los casos. El prurito orolingual fue el síntoma más frecuente (3,6% de las dosis), y fue disminuyendo con las siguientes dosis. El edema labial se reportó en un 0,15% de las dosis y los síntomas gastrointestinales en 0,3% de las dosis.
El 67% de los sujetos toleraron al menos 750 mg de proteína de cacahuete, un 48% toleraron al menos 1750 mg y un 35% toleraron 2750 mg o más. Doce de los cuarenta y ocho sujetos (25%) tuvieron una prueba de provocación controlada negativa con 5000 mg de cacahuete. Tras un período de evitación de 2-4 semanas, diez de los doce sujetos tuvieron una prueba de provocación negativa, demostrando tolerancia permanente.
La media de la reactividad cutánea para los diez pacientes que demostraron tolerancia permanente fue de 11,5 mm al inicio del estudio, al finalizar el tratamiento dicha reactividad cutánea se redujo a 5,8 mm.
El nivel basal de IgE específica a cacahuete para los diez pacientes con una prueba de provocación oral negativa fue de media 28 KU/L y al finalizar el tratamiento la media de IgE específica fue de 7,8 KU/L.
Para los diez pacientes que alcanzan tolerancia permanente los niveles basales de IgG4 fueron de 0,4 mg/L y al finalizar el estudio se incrementan a 10,9 mg/L.
También se redujo de forma significativa el test de activación de basófilos al finalizar el estudio, comparativamente con el basal.
Entre los posibles sesgos del estudio destacar la falta de un grupo placebo control y la no realización de una prueba de exposición controlada al inicio del estudio.
En este estudio el tratamiento con inmunoterapia sublingual durante 5 años alcanzó desensibilización clínicamente significativa en la mayoría de los pacientes alérgicos a cacahuete compensado con una fácil administración y un favorable perfil de seguridad.
Dra. Sandra Blanco Bermejo
Hospital Universitario Infanta Elena
Comité de Alergia Infantil SEAIC
Alergólogos celebran el primer servicio de alergología en Baleares (2038 descargas )
La mayoría de las guías nacionales e internacionales de anafilaxia recomiendan a nuestros pacientes acudir a urgencias después de un episodio de anafilaxia, independientemente de que se hayan tratado o no.
La puerta de entrada de todos ellos en Urgencias es el triaje. Allí, el personal, habitualmente de enfermería, decidirá en pocos minutos, cuándo, quién y donde serán atendidos. En esto consiste la priorización o triaje.
Todos sabemos que la anafilaxia es una reacción de hipersensibilidad potencialmente mortal y que por ello requiere el máximo nivel de prioridad. Sin embargo, los pocos datos disponibles muestran que estos pacientes no se identifican correctamente, reciben una prioridad menor que la merecen y reciben tratamiento tarde, con riesgo de empeorar su pronóstico.
Hasta la fecha, los datos disponibles acerca de la priorización del paciente con anafilaxia se han limitado a hospitales seleccionados y a sistemas de triaje específicos.
Desde el Comité de Alergia Infantil de Seaic, nuestro objetivo ha sido conocer y describir la priorización que reciben los niños con anafilaxia en España. Este es el primer estudio que revisa la priorización de la anafilaxia pediátrica más allá de un solo centro, superando las barreras de los múltiples sistemas de triaje existentes en España. Los participantes en el estudio trabajan en 36 hospitales de 12 comunidades autónomas distintas. Su conocimiento acerca de que anafilaxia es una emergencia que merece atención médica inmediata es correcto. Sin embargo, su aplicación práctica no lo es al analizar la prioridad que recibirían casos reales. Asi, los niños con anafilaxia probablemente son identificados de forma incorrecta en los servicios de urgencias pediátricas en España, lo que puede empeorar su pronóstico.
La anafilaxia debería identificarse en triaje para garantizar un tratamiento precoz y adecuado.
Los alergólogos podemos ayudar a mejorar el triaje del niño con anafilaxia por nuestro conocimiento acerca de sus peculiaridades, variedades en la presentación clínica, ausencia de datos patognomónicos, y porque aportamos un punto de vista que complementa la visión del especialista en Urgencias.
“Anaphylaxis must be suspected in triage. Triage advice regarding anaphylaxis identification should be included in anaphylaxis guidelines”
J Investig Allergol Clin Immunol 2025; Vol. 35(4)(enlace a la versión del artículo) doi10.18176_jiaci.1064.pdf
Esozia Arroabarren Aleman. Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Navarra. Comité de Alergia Infantil de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica
Aunque las infecciones más conocidas en la infancia y potencialmente graves son el sarampión, las paperas, la varicela y la rubeola, gracias a las vacunaciones periódicas mediante el calendario vacunal, están prácticamente erradicadas en los países que de forma regular siguen estas recomendaciones. Habitualmente, las infecciones más comunes por virus suelen ser leves y se resuelven satisfactoriamente en la mayoría de los casos.
El sistema inmunológico de los niños está en desarrollo durante la infancia y, debido a la alta exposición en guarderías y colegios, frecuentemente desarrollan infecciones que pueden durar más de los periodos típicos que suelen ser otoño e invierno, e incluso pueden aparecer varias veces al año.
Entre estas está la gripe, también conocida como influenza estacional, el resfriado común, la gastroenteritis, la enfermedad boca-mano-pie, conjuntivitis, faringoamigdalitis, y en algunos casos, particularmente en niños menores de dos años, la bronquiolitis. Los síntomas típicos que pueden aparecer en estos cuadros infecciosos son tos, dolor de garganta, congestión nasal, malestar general, fiebre que puede llegar a ser alta, y menos frecuentemente manifestaciones gastrointestinales.
Generalmente el tratamiento es paracetamol y/o ibuprofeno que alivian el dolor y el malestar general y controlan la fiebre. Para la mayoría de los casos no hay tratamientos antivirales específicos, aunque a veces se prescriben o auto consumen antibióticos, a pesar de que estos solo están indicados en infecciones bacterianas.
En el curso del tratamiento con antibióticos durante una infección viral pueden aparecer manifestaciones cutáneas como eritema o enrojecimiento generalizado, exantema o urticaria (ronchas), que puede estar acompañadas de edema (hinchazón), y más raramente manifestaciones en las mucosas. Generalmente estos síntomas aparecen tras varios días de haber iniciado el tratamiento antibiótico, aunque a veces pueden suceder tras un periodo más corto de tiempo, incluso en menos de 24 horas. En la mayoría de estos casos se interrumpe el tratamiento con antibióticos y las manifestaciones cutáneas desaparecen en poco tiempo. En la mayoría de los casos, una vez que se ha resuelto la infección viral, los niños que toman de nuevo el antibiótico por alguna otra indicación lo toleran sin problema.
En cualquier caso, toda manifestación cutánea o de otro tipo que aparezca cuando se toman antibióticos en el curso de una infección viral, una vez resuelta, debería ser evaluada por un alergólogo para verificar que realmente el niño afectado no es alérgico. En muchos casos, de no realizarse esta valoración, se considera erróneamente el caso como alérgico con los consiguientes perjuicios que esto puede tener.
Natalia Blanca
Servicio de Alergia
Hospital Universitario Infanta Leonor, Madrid
El día 31 de mayo se celebra la Jornada de Clausura de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica, que este año tendrá lugar en el Hospital Universitario de La Ribera en Alzira (Valencia). Para realizar la inscripción visite el sitio www.avaic.org.
Recientemente, se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, la tercera actualización de la Guía Galaxia, un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico y el tratamiento de la anafilaxia, en esta edición se presentan novedades relevantes como la perspectiva del paciente y la implicación de la sociedad para la creación de ambientes seguros.
La anafilaxia es la presentación clínica aguda más grave de una reacción alérgica y puede comprometer la vida del paciente, es una emergencia médica que requiere de una actuación inmediata, con el reconocimiento de la clínica y un tratamiento precoz, y de un manejo a medio y, largo plazo que incluya medidas de educación y prevención, en algunos casos se puede conseguir la curación, como la anafilaxia por veneno de himenópteros, o en algunas alergias alimentarias
Todo paciente que ha sufrido una anafilaxia debe ser derivado a un especialista de Alergología para realizar un estudio completo, confirmar el desencadenante sospechoso, prevenir nuevos episodios, evaluando la posibilidad del paciente de volver a desarrollarlos y recibir información, y un tratamiento adecuado.
El paciente diagnosticado de anafilaxia debe ser valorado por el especialista
por lo menos una vez al año, y en esa consulta se le debe explicar y dar por escrito:
Existe un uso deficiente de los autoinyectores, por escasa información, miedo o aversión al tratamiento intramuscular, dificultades económicas o afectación en la calidad de vida por la dificultad de llevarlo consigo. Los padres, tutores y docentes deben estar entrenados en su uso en el caso de los niños. El alergólogo debe informar de que la adrenalina tiene una vida útil corta, por lo que se debe revisar la fecha de caducidad y la reposición de los dispositivos caducados
También es labor de los especialistas, pacientes, y asociaciones de pacientes impulsar medidas de salud pública, como exigir la mejora del etiquetado de los alimentos, exigir planes de acción en colegios, restaurantes ( información disponible y accesible para los ingredientes del alimento no envasado) y centros de ocio ( recomendar espacios alergoprotegidos que dispongan de lo necesario para asistir a una persona que sufra un episodio de anafilaxia ) e intentar conseguir que en edificios públicos, centros de ocio , y comerciales se disponga de autoinyectores de adrenalina, como ahora se dispone de desfibriladores.
Se aconseja al lector visualizar los siguientes videos sobre
Auto inyectores de adrenalina:
Anapen: https://youtu.be/8I-r_ftcUMc
Jext:: https://youtu.be/QDXRhZBNjFw
Altellus: https://www.epinefrina.es/es-es/epinefrinaguide?userstate=public#
Emerade: https://youtu.be/NzyNoUeiu9o
Dra. M.ª Isabel Alvarado Izquierdo. Alergóloga del Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres. Miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC
Estimados socios:
Desde la SEAIC queremos expresar nuestro más sincero pésame a los familiares, amigos, compañeros y conocidos del Dr. Daniel Muñoz Lejarazu, Jefe de Servicio del Hospital Universitario de Álava (Vitoria), que falleció ayer. Dadas sus cualidades humanas y científicas siempre ocupará un puesto relevante en la historia de la Alergología Española. Descanse en paz.
Un cordial saludo,
Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
El valor nutricional de la carne se debe a que está formada por proteínas de alto valor biológico como fuente de aminoácidos esenciales, vitamina B y hierro, muy aprovechables por nuestro organismo.
La alergia a las carnes es una alergia alimentaria poco frecuente en los países desarrollados, a pesar de su elevado consumo. En la infancia, suele asociarse con dermatitis atópica y tiende a desaparecer en los primeros años de vida. No obstante, la alergia a la carne también puede aparecer “de novo” en la edad adulta.
En la actualidad, se desconoce la incidencia general y la prevalencia de la alergia a las carnes en la población general. Entre los pacientes con alergia alimentaria, se ha informado de alergia a la carne en el 3-15% de casos pediátricos y en el 3% de casos adultos.
Su baja prevalencia puede atribuirse, en parte, al hecho de que la mayoría de las carnes se consumen cocidas, y cocinarlas, normalmente aunque no siempre, reduce su alergenicidad.
Las reacciones pueden ser muy variables, desde un cuadro leve de picor en la boca y garganta o algunos habones aislados, pasando por angioedema (inflamación) de labios, párpados… hasta urticaria más extensa, rinoconjuntivitis, asma, síntomas digestivos, y/o cuadros muy graves de anafilaxia.
El tipo de carne que causa la alergia, presenta variabilidad geográfica, en relación con los diferentes hábitos de consumo. En nuestro medio, la alergia a las carnes de mamíferos es más frecuente que la alergia a las aves de corral. De acuerdo con esto, se ha descrito alergia a carne de canguro en Australia y a carne foca y ballena en Alaska.
La alergia a carne de vaca es la más comúnmente reportada, con una prevalencia que oscila entre el 1,5 y el 6,5% entre los niños con dermatitis atópica o con alergia alimentaria. Sin embargo, la alergia a carne de ternera, puede llegar al 20% en niños con alergia a leche de vaca. También se han informado casos de alergia a carne de cerdo, cordero, conejo, pollo y pavo, pudiendo ser alérgico a la carne de una especie o de varias.
En la alergia a las carnes, a diferencia de lo que sucede con otros alimentos, se han identificado alérgenos tanto de proteínas como de carbohidratos. Las albúminas séricas y las inmunoglobulinas parecen ser las principales proteínas alergénicas en la carne de ternera y otras carnes de mamíferos (cerdo, cordero, conejo), con una gran homología entre sí, lo que explicaría la alta reactividad cruzada entre carnes de mamíferos. Estas proteínas también podemos encontrarlas en aves como el pollo, aunque con una menor homología con las de los mamíferos, lo que explicaría que los individuos tiendan a reaccionar a carnes de mamíferos o aves pero rara vez a ambas.
El diagnóstico general de alergia a las carnes se realizará en base a la historia clínica y mediante la realización de pruebas cutáneas (prick-test) con extractos de las distintas carnes y la medición en sangre de los niveles de anticuerpos IgE específicos para cada uno de ellos. En ocasiones es necesaria la realización de una prueba cutánea con el alimento en freso (prick-prick) y si hay dudas, también puede ser necesario realizar un test de exposición oral controlada, siempre bajo supervisión del especialista.
En las reacciones con preparados cárnicos, como embutidos o salchichas, habrá que descartar una alergia a algún alimento o compuesto añadido o en el proceso de elaboración, como las proteínas de la leche, el huevo o los hongos.
Ante un diagnóstico confirmado, hoy por hoy, el tratamiento es evitar la ingesta de la carne responsable y los productos elaborados con ella (embutidos, salchichas, gelatinas,…). No obstante, conocer los alérgenos responsables, puede permitir una dieta más flexible, de manera que hay pacientes, cuya alergia depende de las albúminas séricas, que toleran la carne bien cocinada, y otros, presentan síntomas o no dependiendo del grado de cocinado y otro grupo no la tolera de ninguna forma. En algunos casos, se deberán eliminar de la dieta varios tipos de carnes, en cuyo caso, podría ser necesario aportar a la dieta suplementos de hierro y vitamina B.
Dra. Angélica Feliú Vila. Hospital Universitario del Tajo, Madrid. Comité de Alergia Infantil. SEAIC
Bibliografía