Cuando un médico necesita prescribir un fármaco debe asumir de entrada dos grandes problemas: muchos fármacos sólo son efectivos en una parte de los pacientes, y algunos de ellos producen efectos indeseados, a veces peligrosos, en algunos pacientes. En la actualidad sabemos que gran parte de las diferencias interindividuales tanto en efecto como en toxicidad son genéticas. La farmacogenética y la farmacogenómica (FG) estudian las interacciones entre los fármacos y los genes. En la era post genoma humano y sabiendo que los genotipos personales difieren en millones de bases (polimorfismos genéticos), la aplicación de la genética para explicar las diferencias interindividuales en la respuesta clínica a un fármaco parece ofrecer una gran promesa. Los genes más estudiados son los implicados en el metabolismo (farmacocinética) y en la acción de los fármacos (farmacodinámica).
En el metabolismo de una gran cantidad de fármacos intervienen enzimas del citocromo p450 (CYP) y la existencia de numerosos polimorfismos en los CYP condiciona la diferente respuesta en cada persona frente estos fármacos. En función de cómo sea este metabolismo, se han descrito diferentes fenotipos: lento, intermedio, rápido y ultrarrápido. En general se puede resumir que el efecto de un fármaco es mayor en los metabolizadores lentos y mucho menor en los metabolizadores rápidos. Con dosis estándares, el fármaco puede no tener efecto en los metabolizadores ultrarápidos, y los metabolizadores lentos pueden tener efectos de sobredosis.
Las reacciones adversas a medicamentos siguen siendo una de las principales causas de morbi-mortalidad, por lo que en la actualidad gran parte de los esfuerzos de la investigación biomédica se centran en optimizar la eficacia de los fármacos y minimizar sus efectos adversos.
En los últimos años se ha producido un aumento significativo en las recomendaciones de dosificación guiadas por FG, no sólo para nuevos medicamentos, sino también para otros más antiguos; sin embargo, la mayor parte de esta información se concentra en los fármacos que son utilizados para tratar a los adultos. La elección de la dosis adecuada de un fármaco puede ser un desafío en el caso de poblaciones pediátricas, donde el conocimiento de los efectos de la maduración (ontogenia) sobre la eficacia de los medicamentos y la práctica basada en la evidencia en este área son limitados.
La dieta, la edad, el estilo de vida, el estado de salud y el medio ambiente influyen en la respuesta de una persona a los medicamentos. Pero si conociésemos además datos acerca de su constitución genética, aumentaríamos la probabilidad de obtener resultados positivos y reduciríamos el riesgo de que se produjesen reacciones adversas graves. Los avances en FG permitirán seleccionar el medicamento y la dosis apropiada para cada paciente, con el objetivo de adaptar el tratamiento según la genética del individuo, lo que se conoce como Medicina Personalizada.
Para saber más: Pediatric pharmacogenomics: challenges and opportunities: on behalf of the Sanford Children’s Genomic Medicine Consortium. Gregornik D, Salyakina D, Brown M, Roiko S, Ramos K. Pharmacogenomics J. 2021 Feb;21(1):8-19.
María Rueda García. Alergóloga, MD, PhD. Servicio de Alergología, Hospital Quironsalud, Barcelona. Miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, grupo de interés en Alergia a Medicamentos.
Posse JM. Contribución al Estudio de la Alergia Respiratoria en Vizcaya. 1ª ed. Bilbao: Santo Hospital Civil del Generalísimo Franco; 1946
Las reacciones alérgicas perioperatorias (RAP) son las reacciones alérgicas que surgen en quirófano o en el área de reanimación. La incidencia es baja, varía entre 1:353 hasta 1:18600 anestesias, sin embargo, pueden ser graves e implicar un retraso en la cirugía. Tienen un diagnóstico diferencial amplio y precisan un estudio extenso ya que hay múltiples causas que pueden simular una RAP además de recibir un gran número de fármacos en este periodo.
Las reacciones pueden surgir en cualquier momento de la anestesia, pero la mayoría, aproximadamente el 90% de ellas, aparecen en la fase de inducción. Además de los fármacos anestésicos recibidos, cualquier medicamento administrado en ese periodo (antibióticos, antiinflamatorios no esteroideos, contrastes yodados, antisépticos, látex, etc.) puede ser responsable de la RAP.
Clásicamente los relajantes musculares están descritos como la causa más frecuente de RAP y en algunos países como Francia, Noruega, Bélgica lo siguen siendo. Sin embargo, los antibióticos se han convertido en la primera causa de RAP en países como, Estados Unidos, España y el Reino Unido, siendo los betalactámicos, especialmente la amoxicilina y la cefazolina los agentes más implicados.
Anteriormente el látex era una de las principales causas, pero en la última década, debido a la mejora de la calidad del látex y a la reducción de la exposición al mismo, el número de casos ha disminuido de forma muy importante siendo anecdótica en los últimos estudios.
La clorhexidina, el desinfectante más utilizado, representa una causa relativamente frecuente de RAP en algunos países como Reino Unido o Dinamarca. Por este motivo, actualmente en muchos centros se recomienda incluir la clorhexidina en el estudio alergológico de rutina de una RAP.
Las reacciones por propofol son raras a pesar de ser el anestésico intravenoso más utilizado. También, los anestésicos locales, a pesar de su uso muy frecuente, raramente causan RAP.
Entre los fármacos utilizados para el control del dolor, los antiinflamatorios no esteroideos son otras de las causas, aunque no muy frecuentes, estando el metamizol entre los más implicados de este grupo en España.
En los últimos años se han presentado casos de RAP por excipientes y cada vez más casos por gelatinas y sugammadex.
Otras causas raras de RAP pueden ser las heparinas, el ácido tranexámico, la atropina o la oxitocina.
En conclusión, las RAP representan un problema importante para el paciente y suponen en muchas ocasiones un reto diagnóstico. Es recomendable por tanto que los hospitales tengan protocolos de actuación en esta situación que contemplen la colaboración estrecha entre alergólogos y anestesistas.
Cosmin Boteanu
Hospital Central de la Cruz Roja, Madrid.
Posse JM. Diagnóstico Etiológico de las Enfermedades Alérgicas. 1ª ed. Bilbao: Santo Hospital Civil del Generalísimo Franco; 1949.
Fuente: EUROPA PRESS
Un tercio de los pacientes que sufren una reacción alérgica grave por veneno de avispas o abejas no acude al alergólogo, según ha alertado la presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Teresa Alfaya.
Aunque las reacciones suelen ser locales, con picor, enrojecimiento e inflamación circunscrita a la zona donde pica el insecto, cuando el área de inflamación es mayor de 10 centímetros de diámetro nos encontramos ante una reacción alérgica que se considera patológica. En algunos casos se producen lesiones en la piel a distancia del lugar de la picadura, dificultad para respirar, mareo o síntomas digestivos, lo que constituye una reacción alérgica generalizada grave o anafilaxia.
«En la mayoría de los casos los afectados son atendidos por médicos de Urgencias o Atención Primaria que no siempre recomiendan la consulta con el especialista. Cuando un sujeto experimenta una reacción local importante, y sobre todo si sufre una reacción generalizada tras la picadura de uno de estos insectos debe dirigirse a un servicio de alergia hospitalario para su evaluación, donde se le someterá a pruebas diagnósticas, y se le pautará tratamiento con inmunoterapia en caso de estar indicado», ha comentado Alfaya.
Y es que, prosigue, la consulta con el alergólogo después de haber sufrido una reacción alérgica por picadura de himenópteros es «fundamental», ya que el 60 por ciento de los pacientes que han sufrido una reacción alérgica generalizada (anafilaxia) por picadura de avispas o abejas, sufrirán una reacción similar o más grave con la siguiente picadura.
«Las proteínas del veneno se unirán a los anticuerpos IgE específicos del paciente, ocasionando la degranulación del mastocito y la liberación de histamina, triptasa y otros muchos mediadores responsables directos o indirectos de la reacción alérgica», ha añadido la doctora. LA ALERGIA QUE MEJOR SE CURA.
En España, según los datos de la SEAIC, aproximadamente el 3 por ciento de la población sufre reacciones alérgicas generalizadas por el veneno de avispas y abejas, y la tasa de mortalidad anual se estima en un 0,08 por millón de habitantes, lo que significa que unas tres o cuatro personas podrían fallecer cada año por esta causa.
La vacunación con veneno de himenópteros es probablemente la forma de inmunoterapia más eficaz. «El tratamiento para los pacientes que ya han sido diagnosticados de alergia al veneno de avispas o de abejas es muy efectivo. Se realiza con el veneno del insecto responsable de la reacción alérgica y consigue que el paciente tratado deje de ser alérgico y no presente ninguna reacción en caso de una nueva picadura», ha subrayado Alfaya.
Y es que, tal y como ha asegurado, su efectividad, superior al 90 por ciento, está probada mediante la repicadura con el insecto, que puede ser espontánea (accidental) o bien de forma controlada en el hospital. Esta eficacia se alcanza «rápidamente» tras llegar a una dosis de mantenimiento mínima de 100 gramos aunque para consolidar esta respuesta de tolerancia hay que administrar el tratamiento en dosis mensuales o cada dos meses durante aproximadamente 5 años.
Finalmente, la SEAIC ha recordado que el alergólogo es el especialista mejor cualificado para diagnosticar y tratar la alergia al veneno de los himenópteros en particular y todas las enfermedades alérgicas en general, y en todos los grupos de edad, ya que esta especialidad está orientada a considerar al paciente alérgico de forma general y no centrándose sólo en un órgano como ocurre con otras especialidades.
1ª Convención Nacional de Pacientes Respiratorios FENAER.
Objetivo: Fomentar un espacio de colaboración e intercambio de información entre pacientes, sus asociaciones y otros actores clave del sector.
1 y 2 de marzo Hospital de La Princesa.
AVANCE-PROGRAMA-CONVENCION-PACIENTES-FENAER-2024.pdf
El enlace a la inscripción gratuita: formulario de inscripción
¿Qué es la quimioterapia?
La quimioterapia es un tipo de tratamiento farmacológico contra el cáncer y funciona destruyendo las células cancerosas o frenando su proliferación. Se trata de un tratamiento sistémico, ya que, una vez administrada, circula a través del torrente sanguíneo pudiendo alcanzar casi cualquier parte del cuerpo. Existen más de 100 quimioterápicos diferentes, como las antraciclinas (doxorubicina, epirubicina), las sales de platino (oxaliplatino, carboplatino, cisplatino) o los taxanos (paclitaxel, docetaxel), entre otras. En función del tipo de cáncer, del grado de extensión y del estado de salud general en el que se encuentre, su oncólogo prescribirá una quimioterapia u otra, sola o en combinación con otros tratamientos.
¿Por qué la quimioterapia causa efectos secundarios?
La quimioterapia no solamente ataca a células cancerosas, sino que también actúa sobre células de tejidos sanos, especialmente aquellos que estén continuamente produciendo células nuevas, por ejemplo, la médula ósea, las mucosas del tracto digestivo o respiratorio, la piel, el cabello, o las uñas. Esto puede conllevar a la aparición de efectos secundarios, como la disminución del nivel de glóbulos rojos y blancos o de las plaquetas en la sangre, vómitos, diarreas, erupciones en la piel, pérdida del cabello, cansancio, mareo, o debilidad. Cada quimioterapia tiene un perfil de efectos secundarios propio, y la mayoría de estos estarán relacionados con su mecanismo de acción y la dosis prescrita. La mayoría de estos efectos secundarios aparecen durante los días posteriores a la administración del ciclo, son temporales y mejoran con el reajuste de la dosis o añadiendo medicación para aliviar los síntomas.
¿Qué es la alergia a la quimioterapia?
La alergia a la quimioterapia es una reacción adversa poco frecuente y está causada por una respuesta inusual del sistema inmunitario frente al fármaco. La mayoría de las reacciones alérgicas a la quimioterapia aparecen inmediatamente o durante la administración al fármaco, y normalmente, aunque no siempre, se acompañan de síntomas en la piel como picor, enrojecimiento o erupciones. En ocasiones, pueden producirse reacciones alérgicas graves, como la anafilaxia, esto es, una reacción de inicio brusco y con síntomas generalizados como la dificultad respiratoria o la hipotensión, pudiendo evolucionar rápidamente a cuadros más graves.
¿Todas las reacciones adversas a la quimioterapia son por alergia?
No, como cualquier medicamento, la quimioterapia puede producir reacciones adversas con síntomas similares a los de una alergia, pero no todas se producen por una respuesta del sistema inmunitario y se deben a otro motivo, por ejemplo, un efecto secundario al propio mecanismo del fármaco.
¿Qué ocurre si tengo alergia a la quimioterapia?
La re-exposición a la quimioterapia en un paciente que se ha vuelto alérgico puede ser potencialmente grave. Por este motivo es importante que los pacientes que han presentado una reacción a su quimioterapia sean estudiados por un especialista en alergología antes de continuar con el tratamiento, para poder confirmar o descartar el origen alérgico de la reacción. En caso de que se confirme la alergia, la desensibilización es un procedimiento que permite que un paciente alérgico a la quimioterapia continúe recibiéndola de forma segura a pesar de su alergia. Este procedimiento no está exento de riesgos y debe realizarse siempre en manos de personal experto, con recursos apropiados y en un entorno preparado.
En resumen, la quimioterapia puede desencadenar distintos efectos secundarios, siendo la alergia a la quimioterapia una reacción poco común pero potencialmente grave. Sin embargo, no todas las reacciones adversas a la quimioterapia son causadas por alergia, ya que pueden deberse a otros factores, como los efectos secundarios propios del fármaco. La identificación precoz de las reacciones alérgicas y el diagnóstico preciso son esenciales para poder elegir la mejor estrategia de tratamiento y garantizar la seguridad de los pacientes.
Paula Vázquez Revuelta
Facultativa Especialista – Servei d’Al·lergologia | Hospital Universitari Bellvitge
Reacciones inmediatas <1h (1-6h)
Reacciones no inmediatas: >1h (>24h)

*Esta guía pretende ser un complemento a los protocolos habituales desde la perspectiva de la telemedicina (TM) y por tanto no incide en aquellos aspectos que pertenezcan a la práctica clínica habitual en el diagnóstico y tratamiento de la alergia a fármacos.
Fuente: http://noticias.lainformacion.com/
La coordinadora del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Arantza Vega, ha asegurado que la alergia al veneno de avispas y abejas es la patología alérgica que mejor se cura. La vacunación es «eficaz» en el 95% de los casos.
La coordinadora del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Arantza Vega, ha asegurado que la alergia al veneno de avispas y abejas es la patología alérgica que mejor se cura, ya que la vacunación es «eficaz» en el 95 por ciento de los casos.
En España, según los datos de la SEAIC, aproximadamente el 3 por ciento de la población es alérgica al veneno de avispas y abejas, y la tasa de mortalidad se estima en un 0,4 por millón de habitantes, lo que significa que entre 15 y 20 personas podrían morir cada año por esta causa.
«Aunque, la mayoría de los pacientes sufre reacciones locales, existen personas que sufren una reacción sistémica llamada anafilaxia, con hipotensión, broncoespasmo y pérdida de conciencia», ha comentado la experta, para avisar de que estos pacientes no suelen ser enviados al alergólogo y, por tanto, no reciben «correcto» diagnóstico y tratamiento para su enfermedad.
En concreto, las reacciones a picaduras de himenópteros suelen ser locales, con picor, enrojecimiento y edema circunscrito en la zona donde pica el insecto. En personas susceptibles puede producirse hinchazón intensa y de larga duración, aunque esto generalmente no conlleva riesgos de reacción grave en siguientes picaduras.
Por el contrario, las reacciones alérgicas de importancia médica son las denominadas sistémicas o generalizadas, que se manifiestan por picor y erupción a distancia de la picadura o por toda la piel y, en ocasiones, dificultad para respirar, mareo, vómitos y alteración del nivel de conciencia.
TRATAMIENTO Y TEST DE REPICADURA
Ahora bien, la vacunación con veneno de himenópteros es probablemente la forma de inmunoterapia más eficaz. «El tratamiento para los pacientes que ya han sido diagnosticados de alergia al veneno de avispas o de abejas es muy efectivo. Se realiza con el veneno del insecto responsable de la reacción alérgica. Consigue que el paciente tratado deje de ser alérgico y no presente ninguna reacción en caso de una nueva picadura», ha subrayado Vega.
De hecho, prosigue, su efectividad superior al 95 por ciento, está probada mediante la repicadura con el insecto, que puede ser espontánea o bien de forma controlada en el hospital.
En este sentido, la experta ha explicado que el test de repicadura es una prueba en la que el alergólogo pica al paciente alérgico al veneno de abeja o de avispa con el insecto causante de su alergia de forma controlada y monitorizada en un medio hospitalario porque puede producirse una reacción alérgica grave.
«Se realiza una vez alcanzada la dosis de mantenimiento de la inmunoterapia para comprobar la eficacia de la misma, bien durante el curso del tratamiento, o al finalizar los 5 años, para comprobar que el paciente está totalmente protegido. Por motivos éticos, no se realiza para el diagnóstico ya que puede provocarse una anafilaxia en un paciente alérgico no tratado», ha añadido la alergóloga.
La importancia del test de repicadura es que permite verificar que el paciente está curado. A diferencia de la picadura espontánea, en la que no hay certeza sobre el tipo de insecto picador o la cantidad de veneno que ha recibido el paciente, en la repicadura controlada el insecto está perfectamente identificado y se garantiza un tiempo adecuado para que el paciente reciba todo el veneno contenido en el saco del himenóptero.
INTRODUCCIÓN
La alergia a marisco es una de las alergias alimentarias más frecuentes. Es más frecuente en adultos que en niños y en éstos últimos suele debutar en la infancia tardía o adolescencia. Su prevalencia varía entre países, siendo del 1.3% en Europa en niños entre 2 y 17 años1.
CLASIFICACION TAXONÓMICA
Marisco se define como animal marino invertebrado, por ello es importante conocer su clasificación taxonómica. El marisco se divide en dos reinos: moluscos y artrópodos2-4.
Los crustáceos producen reacciones alérgicas más frecuentemente que los moluscos y dentro de ellos, la gamba es el crustáceo que con más frecuencia produce reacciones alérgicas2.
REACCIONES ADVERSAS
En cuanto a las reacciones adversas al marisco, hemos de diferenciar las reacciones adversas inmunológicas de las no inmunológicas:
IgE mediadas: ocurren en las 2 horas siguientes a la ingesta del alimento. Pueden producir desde picor oral (60-95%), ronchas, inflamación facial; síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos, dolor abdominal (20%); síntomas respiratorios como congestión nasal, tos, dificultad para respirar o dificultad para tragar o anafilaxia (21-33%)1,2. La reacción alérgica no sólo ocurre tras la ingesta, sino que también puede desencadenarse con la inhalación de los vapores de cocción. También es importante saber que el ejercicio físico es un cofactor muy frecuente en la anafilaxia por marisco en niños1,2.
La sensibilización puede producirse bien a través de la ingesta o bien a través de la piel (sobre todo en pacientes con dermatitis atópica)2,3.
No IgE-mediadas: El Síndrome de enterocolitis por proteínas de la dieta (FPIES en inglés) por marisco en niños es poco frecuente (0,8% de los casos de FPIES) 5. Los síntomas consisten en vómitos proyectivos, repetidos, entre 1 y 4 horas de la ingesta del alimento, que pueden ir asociados a letargia, hipotensión, palidez y/o diarrea. Los síntomas se repiten cada vez que el niño toma el alimento y se resuelve una vez se retira el alimento implicado de la dieta5-6.
Estos animales invertebrados pueden ingerir toxinas (algas tóxicas), contaminantes o parásitos. Dependiendo de la cantidad de toxina ingerida, los síntomas y duración de la clínica varía. Los síndromes más frecuentes son los síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea), intoxicación paralítica (hormigueo o adormecimiento de lengua, cuello y dedos, debilidad, dificultad respiratoria), neurotoxicidad (síntomas gastrointestinales y neurológicos, como parálisis y coma), ciguatera (síntomas neurológicos y cardiovasculares) e intoxicación amnésica (síntomas gastrointestinas seguidos de síntomas neurológicos)1.
ALERGENOS DEL MARISCO
Un alérgeno es una sustancia antigénica que induce una reacción alérgica en un organismo. Los alérgenos más importantes del marisco son1,2:
Reactividad cruzada
TRATAMIENTO
Los pacientes alérgicos a algún tipo de marisco deben evitar el consumo de todo tipo de marisco hasta que sea estudiado en Alergología1.
ENTONCES, ¿MI HIJO PUEDE COMER PESCADO?
El principal responsable de la alergia al pescado es la parvalbúmina. Es un alérgeno distinto al alérgeno principal del marisco (tropomiosina). Como diría una sabia compañera: «en lo único en que se parece el marisco y el pescado es que ambos viven en el mar». Por tanto, los pacientes alérgicos a marisco sí pueden comer pescado1.
Dra. Paloma Jaqueti Moreno. Hospital La Mancha Centro, Alcázar de San Juan, Ciudad Real. Comité de Alergia Infantil SEAIC.
BIBLIOGRAFÍA
Puede consultar los hospitales en cada Comunidad Autónoma seleccionando el área geográfica correspondiente en el mapa del margen izquierdo. Para cada comunidad los centros se agrupan por provincias siguiendo un orden alfabético.
En caso de no encontrar un hospital que incluya asistencia alergológica le rogamos se ponga en contacto con el webmaster del sitio.
Publicado el día 1/8/2014
Actualizado el día 26/10/2014
La relevancia tanto en términos de prevalencia, como en impacto socioeconómico de la alergia a alimentos está creciendo no solo en España, sino en todo el mundo, afectando a millones de pacientes. Hasta hace apenas dos décadas, la única solución para este problema era la identificación del agente causal, su evitación y la aplicación del tratamiento adecuado en caso de producirse un contacto accidental.
Sin embargo, en las últimas décadas, la comunidad científica ha puesto mucho esfuerzo en el desarrollo de terapias activas para tratar a los pacientes con alergia alimentaria, siendo la más relevante la inmunoterapia con alimentos. Estos esfuerzos han sido liderados mediante proyectos de investigación y ensayos clínicos que, a medida que iban publicándose, se aplicaban en la práctica clínica diaria de algunos centros europeos.
Actualmente la inmunoterapia con alimentos, especialmente la inmunoterapia por ruta oral, se ha consolidado como un tratamiento eficaz y ya se incluye en las guías de la EAACI como tratamiento indicado en pacientes con alergia persistente a leche, huevo o cacahuete en centros con experiencia. Este paso adelante se ha visto reforzado por la reciente comercialización en Estados Unidos del primer producto para tratar la alergia a cacahuete con inmunoterapia oral. Sin embargo, el tratamiento, aunque eficaz, sigue siendo objeto de debate debido a su controvertido perfil de seguridad y su implementación en la práctica clínica diaria aún plantea ciertos dilemas.
En este contexto, desde el Board of Pediatrics de la EAACI se puso en marcha un grupo de trabajo con el objetivo de saber el nivel de implementación del tratamiento en Europa, y poder hacer una valoración del grado de experiencia que atesora el continente ante la probable alta expansión que sufrirá la aplicación del tratamiento fuera del ensayo clínico en los próximos años.
La metodología consistió en identificar a través de abstracts a congresos europeos y nacionales de los últimos 5 años, centros en los que se practicase la inmunoterapia, además de identificar autores en la literatura. Adicionalmente, se enviaron 3 rondas de emails desde la secretaría de la EAACI a todos los miembros, para intentar identificar más centros con experiencia. Los voluntarios participaron rellenando una encuesta extensa sobre la práctica general de la inmunoterapia, y más específica sobre la práctica de la inmunoterapia con leche, huevo y cacahuete.
Un total de 102 centros en 18 países en toda Europa participaron en el proyecto. El primer dato llamativo es la gran disparidad en la distribución por todo el territorio, siendo España el país con un mayor número de centros (n=39), seguido de Francia (n=16) e Italia (n=7), y con una escasísima representación en países con una gran población como por ejemplo Alemania, con un solo centro. Se indagó sobre la experiencia en el tratamiento de alergia a alimentos menos estudiados habitualmente, y se encontró un interesante patrón geográfico marcado por los hábitos de consumo. En el sur de Europa, se trataba con frecuencia la alergia a melocotón, en el centro de Europa la alergia a la avellana, y en el norte la alergia a pescados. La experiencia acumulada estimada de pacientes tratados para todos los alimentos identificados es 24,875 pacientes, lo que se puede considerar una cifra muy baja, teniendo en cuenta la prevalencia global de la alergia a alimentos.
El perfil de un centro “medio” europeo que realiza inmunoterapia con alimentos es un servicio que trabaja en la sanidad pública (80,4% de los centros identificados), que lleva 9 años realizando el tratamiento y ha tratado aproximadamente a 100 pacientes en total, por ruta oral eminentemente. El tratamiento se aplica de rutina en la práctica clínica habitual en el 80,4% de los centros, principalmente en hospitales terciarios (77,5%). El número de médicos medio por centro es de 3 alergólogos/pediatras y 2 enfermeras con todo el equipo médico necesario para atender eventuales reacciones. El 98% de los centros realizan pruebas de exposición oral previa al inicio de la inmunoterapia, y evaluaciones alternativas relevantes de la eficacia, como son el estudio de la calidad de vida o la tolerancia mantenida (sustained unresponsiveness) solo se realizan en el 20,6% y 54,9% de los centros, respectivamente. Las alergias alimentarias más frecuentemente tratadas en los centros son alergia a leche y huevo (91,2% y 78,4%, respectivamente), mientras que la implementación de la inmunoterapia con cacahuete no llega a la mitad de los centros (46,1%).
En conclusión, más allá de la disparidad de procedimientos, entornos y experiencia de los centros identificados, y teniendo en cuenta que no todos los centros europeos han participado en el proyecto, debemos reflexionar sobre si los recursos sanitarios están preparados para asumir la alta demanda de tratamiento prevista en los próximos años.
Por último, querría agradecer profundamente a todos los centros españoles que colaboraron en este estudio y que dedicaron tiempo a completar la encuesta. Muchas gracias a todos vosotros.
Pablo Rodríguez del Río, Facultativo especialista de área en Alergia Hospital Niño Jesús, Madrid, España. Comité de Alergia Infantil
REFERENCIAS RELEVANTES:
.- Hossny E, Ebisawa M, El-Gamal Y, et al. Challenges of managing food allergy in the developing world. World Allergy Organ J. 2019;12(11):100089.
.- Pajno GB, Fernández-Rivas M, Arasi S, et al. EAACI Guidelines on allergen immunotherapy: IgE-mediated food allergy. Allergy.2018;73(4):799-815
.- Chu KD, Wood RA, French S et al. Oral immunotherapy for peanut allergy (PACE): a systematic review and meta-analysis of efficacy and safety. Lancet. 2019 Jun 1;393(10187): 2222-2232
.- Rodríguez del Río P, Álvarez-Perea A, Blumchen K, et al. Food immunotherapy practice: Nation differences across Europe, The FIND project. Allergy. 2021; 00:1–13. https://doi.org/10.1111/all.15016
En los últimos 15 años una nueva forma de alimentación del bebé, Baby led weaning (BLW), ha ido creciendo en popularidad. Se inició en Reino Unido y Nueva Zelanda y después se ha ido extendiendo por el resto de los países de Europa, así que en la actualidad no es raro que atendamos a pacientes cuyos padres están siguiendo este método de alimentación.
BLW se define como el proceso de iniciar la alimentación complementaria del niño con alimentos del tamaño y textura adecuados para comer por sí mismo, comenzando aproximadamente a los 6 meses de edad. Se define también como “auto-weaning” lo cual significa ofrecer los alimentos individuales troceados o triturados que toma habitualmente la familia. El bebé decide qué, cuánto, y en qué tiempo come, siendo así un compañero activo en el proceso de su alimentación en lugar de un recipiente pasivo al que hay que llenar de alimentos.
En general, es más fácil para los cuidadores, ahorra dinero y tiempo, ya que los bebés pueden comer la comida familiar con algunos ajustes menores (como reservar una porción para el bebé antes de agregarle sal), reduciendo la necesidad de comprar o preparar comida específica para ellos.
Sin embargo, este procedimiento causa preocupación a los pediatras por el riesgo de una ingesta deficitaria en vitaminas y minerales, como el hierro, u otros nutrientes, así como por el riesgo de atragantamiento.
La Sociedad Europea de Gastroenterología pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) en 2021 ha declarado que no hay suficiente evidencia para concluir acerca de la conveniencia de este procedimiento. Una revisión no sistemática de 2016 había llegado a conclusiones similares. En el año 2018, una revisión sistemática analizó la evidencia publicada hasta entonces, para valorar si este método es seguro y recomendable, así como la necesidad de futuras investigaciones. Esta revisión concluyó que, para evitar riesgos en el bebé, los padres que deseen seguir este método necesitan una cuidadosa y profunda educación nutricional, particularmente sobre cómo preparar los alimentos para que resulten seguros, saludables y nutritivos. Esta revisión sistemática concluye que existe insuficiente evidencia para determinar si es adecuada la ingesta de nutrientes y energía. De hecho, persiste la preocupación de estudios previos observacionales en los que se determina que los padres que siguen BLW estiman que sus hijos toman más lácteos y menos alimentos sólidos comparados con los que siguen el método tradicional. Sin embargo, estudios más recientes sugieren que un método de BLW modificado, que incluya recomendaciones sobre la introducción de alimentos ricos en hierro y evitando aquellos con riesgo de atragantamiento, pueden tener efectos preventivos de estos riesgos y posibles deficiencias. En cualquier caso, se necesitan investigaciones con estudios más grandes y randomizados.
Sin embargo, en estas revisiones no se contempla la influencia que puede tener el seguimiento de este método en la incidencia de alergia a alimentos; particularmente en los niños con riesgo alto de atopia, es decir, aquellos con antecedentes personales o familiares de primer grado (padres o hermanos) con dermatitis atópica, alergia alimentaria o alergia respiratoria en forma de rinoconjuntivitis y/o asma.
En estos niños habría que considerar de forma especial por una parte, el momento y la forma de introducción de los alimentos y por otra, la exposición epicutánea temprana a dichos alimentos.
Se han publicado múltiples estudios controlados, randomizados, prospectivos, que muestran evidencia de que la introducción temprana de cacahuete y huevo cocinado disminuye la incidencia de alergia a estos alimentos en niños de alto riesgo de presentarla, aunque la cantidad y la forma precisa de introducción requiere más investigación. Varios estudios de prevención de alergia a otros alimentos han mostrado evidencia de seguridad, pero no de eficacia. El estudio EAT (Enquiring About Tolerance) randomizó a lactantes de la población general para una intervención en la cual se introducía leche, huevo, cacahuete, sésamo, pescado y trigo desde los 3 meses de edad, pero tuvo una moderada adherencia y el análisis estadístico no mostró significación estadística para la prevención de alergia alimentaria. No obstante, no hubo un riesgo aumentado de alergia a ninguno de estos alimentos comparado con el grupo de introducción estándar. Otro estudio (“HealthNuts study”) demostró que la introducción del anacardo antes del año de edad se asocia a la ausencia de alergia a este alimento a los 6 años. Hasta la actualidad no hay estudios de seguridad y eficacia de la introducción temprana de otros frutos secos, soja o mariscos. Varios estudios han indicado que los niños con dieta más diversa de forma temprana tienen una incidencia inferior de alergia a alimentos.
Recientemente la Sociedad europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) ha publicado una guía de prevención de desarrollo de alergia a alimentos en lactantes y preescolares basada en una revisión sistemática de la evidencia actual y en la opinión de expertos. En ella se recomienda lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses de vida, aunque la introducción de alimentos sólidos entre los 4 a 6 meses es también recomendada. Como novedad respecto a la guía anterior de 2014, sugieren evitar suplementos de fórmula de leche de vaca en la primera semana de vida, la introducción temprana de huevo bien cocinado (evitando huevo crudo o pasteurizado sin cocinar) y la introducción de cacahuete en una forma apropiada para el lactante, aunque no está claro el beneficio de la introducción de cacahuete en países sin alta prevalencia de alergia a este alimento. Tampoco está claro el beneficio en la introducción temprana de otros frutos secos y otros alérgenos alimentarios.
La mayoría de otras guías sugieren también no retrasar la introducción en la dieta de los alimentos alergénicos. Aunque el orden de introducción depende de las guías de cada país, es común en todas ellas, al igual que en la guía de la EAACI, la recomendación de introducir precozmente el huevo y cacahuete basados en la evidencia actual. Otros alimentos evaluados, como la leche, trigo, sésamo y pescados en los que se ha descartado riesgo de alergia con su introducción precoz, podrían ser la siguiente prioridad. Habría que analizar la influencia en la introducción precoz en niños de alto riesgo de aquellos otros aún sin evidencia actual, como los frutos secos, soja y mariscos.
Esta introducción temprana podría verse favorecida por el método BLW siempre que se hiciese en la forma, cantidad y frecuencia adecuada. Una vez que la introducción de un alimento se ha iniciado, es muy importante que se mantenga de forma regular en la dieta. No hay que olvidar, por otra parte, que el objetivo de la alimentación complementaria temprana con alimentos alergénicos es ofrecerlos sin exceder las necesidades calóricas en este periodo de alimentación y sin desplazar a otros alimentos ricos en nutrientes como frutas, verduras, carnes y cereales.
En conclusión, aunque existe interés creciente en la introducción temprana de los alimentos alergénicos, las decisiones con respecto a la eficacia preventiva, seguridad, momento de introducción, dosis y formas de estos alimentos alergénicos son difíciles dado que aún no disponemos de la evidencia científica suficiente para todos ellos y suponen un reto para pediatras, alergólogos y familias.
Por otra parte, este método en el que el lactante se autoalimenta, podría aumentar la exposición epicutánea temprana a los alimentos a través del traspaso de las manos al cuerpo del bebé. Actualmente hay una creciente evidencia de la exposición epicutánea temprana, particularmente en aquellos pacientes con barrera cutánea alterada, favorece la sensibilización y la exposición oral favorece la tolerancia.
En modelos animales se ha demostrado que la exposición epicutánea sensibiliza a los animales de manera más efectiva que la oral e intraperitoneal y que la alteración de la barrera cutánea juega un papel importante en el desarrollo de alergia alimentaria y puede contribuir a la gravedad de las reacciones.
La sensibilización a través de la piel puede ser explicada por la exposición de los alimentos a través del ambiente (polvo, superficies…) o a la transferencia de los alérgenos a través del contacto mano-cuerpo. En este sentido, un estudio demostró que la aplicación de cremas que contenían cacahuete era un factor de riesgo independiente para el desarrollo de alergia a este alimento y varios estudios han encontrado relación entre la exposición a cacahuete en el ambiente del bebé (ropa de cama, zona de juegos) y la alergia al mismo, llegándose a cuantificar el aumento del riesgo de sensibilización a cacahuete por cada unidad de su concentración en el ambiente.
Otros estudios en humanos muestran que la alteración de la barrera cutánea en la dermatitis atópica, debida a la mutación del gen de la filagrina, puede favorecer la penetración de los antígenos y la inflamación tipo2. Actualmente hay una evidencia creciente de la importancia de la inflamación de la barrera cutánea en el desarrollo de sensibilización y alergia a alimentos, de ahí el interés reciente de la restauración de esta barrera cutánea en la prevención de la alergia alimentaria.
De todas estas consideraciones deducimos que el seguimiento del método BLW debería ser, en los pacientes de alto riesgo de alergia alimentaria, consensuado y supervisado por pediatras y/o alergólogos.
Atendiendo a los datos de los que hasta ahora tenemos evidencia deberían seguirse las siguientes recomendaciones:
Dra. Soledad Terrados, Hospital Ramón y Cajal. Comité de Alergia Infantil SEAIC
BIBLIOGRAFIA
-Enza D’Auria1* , Marcello Bergamini et all Baby-led weaning: what a systematic review of the literature adds on. Italian Journal of Pediatrics (2018) 44:49
-Susanne Halken, Antonella Muraro, Debra de Silva et all. EAACI guideline: Preventing the development of food allergy in infants and young children (2020 update) Pediatr Allergy Immunol. 2021;32:843–858
-Brian Schroer, MDa, Marion Groetch, MS et all Practical Challenges and Considerations for Early Introduction of Potential Food Allergens for Prevention of Food Allergy .J Allergy Clin Immunol Pract 2021;9:44-56
-H.A. Brough, K.C. Nadeau et all Epicutaneous sensitization in the development of food allergy: what is the evidence and how can this be prevented? Allergy. 2020 September ; 75(9): 2185–2205.
Estimados socios,
El próximo 7 de Noviembre se celebrará la XX edición del Curso de Patología Ocupacional Respiratoria organizada en el Hospital Vall d’Hebron. Se adjunta más información a continuación.
Dr. Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
Programa XX Edición Patología Ocupacional Respiratoria (2219 descargas )
Estimados socios,
El 25 de Noviembre de 2016 se celebrará en Sagunto (Valencia) la II Jornada Saguntina de Inmunoterapia: Regulación y Situación Actual, organizada por los servicios de Alergia y Alergia Pediátrica del Hospital de Sagunto, en colaboración con el Comité de Inmunoterapia de la SEAIC. Podéis encontrar el programa y el link para inscribiros en el documento que se enlaza a continuación. Esperamos sea de vuestro interés.
Dr. Darío Antolín
Secretario de la Junta Directiva de la SEAIC
Tríptico II Jornada Saguntina de Inmunoterapia (3112 descargas )
Desde el CAJMIR queremos agradecer la amplia participación de residentes y jóvenes alergólogos en la recogida de datos llevada a cabo durante el Symposium Internacional de Alergia Alimentaria.
Como recordareis, se llevó a cabo el sorteo de el libro de Alergia Alimentaria: Metcalfe D, Sampson HA, Simon RA, FOOD ALLERGY – Adverse Reactions to Foods and Foods Additives. Y la ganadora ha sido: Esther Domínguez Domínguez, del hospital virgen de las montañas de Cáceres.
Enhorabuena Esther, en unos dias recibirás el libro!!
Las reacciones adversas a medicamentos son frecuentes en los niños, con una incidencia mayor en los ingresados (9.53%) con respecto a los que siguen un tratamiento en domicilio (1.46%). De ellas, sólo una minoría se catalogan como graves (12.29%), con un porcentaje bajo de ingresos por esta causa (2.09%). En la actualidad, se considera que son un problema de salud pública.
Basándonos únicamente en las manifestaciones clínicas, a menudo es difícil distinguir entre una reacción causada por un virus o por un medicamento, pero es importante ser conscientes que la principal causa de urticaria en los niños son las infecciones virales.
Dentro del gran espectro de reacciones adversas a medicamentos en los niños, últimamente el foco de atención se está centrando en la evaluación de la alergia a antibióticos, en particular de los beta-lactámicos. La amoxicilina es el fármaco más prescrito en los niños, y por ello, el implicado en la mayoría de las reacciones, aunque sólo una pequeña parte son reacciones alérgicas. Con frecuencia la alergia a antibióticos en los niños está sobrediagnosticada.
Los factores predisponentes son la inmunosupresión, la fibrosis quística, las exposiciones previas al mismo fármaco, la duración extensa del tratamiento y la vía de administración, siendo más sensibilizantes la vía parenteral y la cutánea. Recientemente se ha descrito una fuerte asociación de los genotipos HLA-B, HLA-C y HLA-DRB1 con reacciones inmediatas y tardías con beta-lactámicos en niños. La edad, el género, y la presencia de patología alérgica no parecen ser factores de riesgo.
Para el estudio alergológico, las guías recomiendan la realización de pruebas cutáneas intraepidérmicas e intradérmicas, seguidas de la prueba de provocación oral controlada, si son negativas. Tras la realización del estudio sólo se confirma alergia en el 2-2.5% de los niños. Además, por este motivo, varios grupos de trabajo han propuesto realizar las pruebas de administración oral sin la realización de las pruebas cutáneas previas.
Ser etiquetado de “alérgico a penicilinas” tiene consecuencias adversas en la salud y en la economía. Se asocia a la prescripción de antibióticos alternativos de amplio espectro que tienen un alto riesgo de efectos adversos y aumentan el riesgo de resistencias a antibióticos, precisan ingresos hospitalarios de mayor duración y condicionan un coste de cuidados de salud mucho mayor.
Por ello, en nuestro trabajo como alergólogos es primordial la evaluación de los niños con reacciones por beta-lactámicos, por el beneficio que recibirán en la calidad de sus tratamientos futuros.
Lectura recomendada: Antibiotic Allergy in Children: More than Just a Label. Abrams E, Netchiporouk E, Miedzybrodki B, Ben-Shoshan M. Int Arch Allergy Immunol. 2019;180(2):103-112. doi: 10.1159/000501518.
María Rueda García. Alergóloga, MD, PhD. Servicio de Alergología, Hospital Quirón, Barcelona. Miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, grupo de interés en Alergia a Medicamentos.
Centros con actividad asistencial pública en Alergología
El estudio de alergia a medicamentos incluye además de una historia clínica detallada en la que se recoge el nombre del fármaco implicado, el tipo de reacción, el tiempo transcurrido desde el episodio, etc., la realización de pruebas diagnósticas específicas:
Aunque las pruebas cutáneas conllevan poco riesgo, por sí solas no suelen ser concluyentes, y deben ir acompañadas de una prueba de exposición. En caso de que exista una verdadera alergia, la paciente embarazada podría presentar una reacción grave, con riesgo vital tanto para ella como para el feto
Además del riesgo de la prueba, durante el embarazo existen cambios en el sistema inmunológico de la gestante. Se modula y adapta la respuesta protectora del organismo, cambian las células defensivas, y se reduce la inflamación, todo ello para proteger la viabilidad del feto. Estos cambios pueden alterar la fiabilidad de algunas pruebas diagnósticas, entre ellas las mencionadas en el punto anterior, tanto las cutáneas como las pruebas de exposición.
Por todo esto no se recomienda realizarlas si el fármaco sospechoso no es necesario durante la gestación. Sin embargo, existen situaciones en las que el medicamento es imprescindible y no puede sustituirse por otro sin comprometer la salud materna o fetal. Algunos ejemplos podrían ser la Penicilina en la sífilis gestacional, el Ácido acetilsalicílico (AAS) en mujeres con riesgo de preeclampsia, o la Heparina de bajo peso molecular en casos de trombofilia o síndrome antifosfolípido.
Años atrás las pecientes con estas circunstancias debían someterse a los estudios mencionados, asumiendo el riesgo de presentar una reacción alérgica y de recibir medicación para tratar la reacción contraindicada durante el embarazo. Pero, desde hace más de una década, existe una alternativa segura y eficaz, la desensibilización. Este procedimiento permite administrar el fármaco al que el paciente es alérgico. Consiste en dar el medicamento a dosis y velocidades crecientes, lo que modifica temporalmente la respuesta inmunológica del sujeto permitiendo la tolerancia. Aunque la tasa de éxito de la desensibilización es extraordinariamente alta debe realizarse en entornos hospitalarios controlados, bajo estricta monitorización y supervisión, y por personal altamente cualificado. En el caso de las gestantes, suele realizarse en UCI (unidad de cuidados intensivos) con monitorización materna y fetal.
En conclusión, no se recomienda realizar el estudio de alergia a medicamentos durante el embarazo porque :
Sònia Gelis, MD, PhD.
Hospital Clínic de Barcelona
El riesgo de presentar una reacción alérgica a picaduras de insectos, como las avispas o las abejas, aumenta durante los meses de verano y los niños son los más propensos a sufrirlas, según ha informado la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP).
Por ello, la asociación ha aconsejado a los padres tomar precauciones, sobre todo si sus hijos ya han sufrido una primera picadura, ya que las reacciones alérgicas suelen aparecer en la segunda. Y es que, durante la época estival aumenta la actividad de determinados insectos como avispas, abejas, moscas o mosquitos y es, por tanto, cuando más riesgo de sufrir picaduras existe. «Los niños son los más propensos a recibir picaduras y mordiscos de insectos ya que tienen menos cuidado, pasan más tiempo al aire libre y van descalzos por el césped, donde anidan las avispas», ha explicado el presidente de la SEICAP y jefe de la Unidad de Alergia del Hospital de Terrassa, Marcel Íbero. Las reacciones alérgicas al veneno de los himenópteros, entre los que se incluyen las avispas y las abejas, se producen tras una segunda picadura y pueden tener consecuencias fatales. De hecho, la primera vez el niño puede quedar sensibilizado al veneno y sólo sufrir una hinchazón local de la zona, pero si ya ha desarrollado alergia, la segunda vez que sufra una picadura puede tener, en pocos minutos, una reacción sistémica o anafiláctica con síntomas como el ahogo, picazón generalizado en todo el cuerpo, taquicardia, bajada de tensión arterial, mareo y peligro de muerte. Según datos del SEICAP, el 3 por ciento de la población española tiene riesgo de padecer una reacción sistémica por una picadura de estos insectos. «Se producen al año entre 2 y 20 muertes por una reacción anafiláctica tras la picadura de un himenóptero», ha comentado el experto. En este sentido, un estudio publicado en el último número de la revista ‘Allergy and Asthma Proceedings’ y realizado por la Universidad del Noroeste de Chicago, ha demostrado que entre el 20 y el 32 por ciento de los niños con antecedentes de picadura de avispas o abejas y pruebas cutáneas positivas al veneno, desarrollarán anafilaxia por una picadura posterior. PONER FRÍO EN LA ZONA PARA EVITAR LA ABSORCIÓN DEL VENENO En el caso en el que un niño sin antecedentes de alergia sufra una picadura de insecto y empiece a sufrir síntomas graves, más allá de la hinchazón local, el experto ha recomendado acudir de inmediato al servicio de urgencias más cercano que le derivará al Servicio de Alergia Pediátrica y, mientras tanto, es importante poner frío en la zona para evitar que se absorba el veneno con rapidez. También se puede practicar un torniquete si la picadura se ha producido en un brazo o pierna. Para aquellos pacientes que ya han sido diagnosticados de ser alérgicos al veneno de avispas o abejas, el tratamiento es «muy efectivo», ya que consigue abortar las reacciones alérgicas al estar basado en la inmunoterapia específica a través de vacunas con los venenos de los himenópteros. «Dura al menos cinco años y su efectividad es probada mediante la picadura controlada del insecto. Los alergólogos pediátricos enseñan a estos niños y a sus padres a inyectarse adrenalina mediante un autoinyector que siempre deben llevar consigo para casos de reacción», ha comentado Íbero. NO VESTIR CON COLORES LLAMATIVOS Para evitar sufrir los síntomas de una picadura de insectos de este tipo, los alergólogos pediátricos han recomendado extremar la precaución cuando se esté al aire libre y evitar, en la medida de lo posible, realizar comidas en el campo pues los insectos acuden a ella. «En el caso de los que tengan riesgo de sufrir alergia, es recomendable no vestir con colores llamativos ni estampados y con manga larga y pantalón largo», ha aconsejado el presidente de la SEICAP. Asimismo, aunque no son tan frecuentes como las de avispa o abeja, en verano también se pueden desarrollar alergias a las picaduras de otros insectos como las cucarachas, los mosquitos, las hormigas o las pulgas. «Las reacciones a las picaduras de mosquitos suelen ser molestas y en algunos casos espectaculares, pero no son peligrosas para la vida. En cualquier caso, se aconseja el uso de insecticidas, repelentes para la piel cuando se está en el exterior y, en caso de picadura, el uso de alguna crema de tipo corticoide y antihistamínico para los picores», ha concluido este experto.