Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) son los fármacos más frecuentemente implicados en las reacciones de hipersensibilidad. Estas reacciones son muy complejas, ya que pueden estar producidas por mecanismos diferentes: por un lado, pueden ser reacciones de intolerancia cruzada (IC), en las que el paciente reacciona a varios AINEs pertenecientes a grupos químicos diferentes en ausencia de un mecanismo inmunológico específico; y por otro, reacciones selectivas, que están inducidas por uno o más AINEs del mismo grupo químico por un mecanismo inmunológico específico (IgE o células T). Las reacciones de IC son las más frecuentes y con un mayor impacto en la calidad de vida de los pacientes ya que, al estar implicados diferentes grupos químicos, se reducen de manera significativa las alternativas terapéuticas. Estas reacciones pueden clasificarse en diferentes categorías en función de los síntomas clínicos manifestados y la presencia o ausencia de enfermedades subyacentes: (i) Enfermedad respiratoria exacerbada por AINEs (EREA); (ii) Enfermedad cutánea exacerbada por AINEs (ECEA); (iii) Urticaria/angioedema inducido por AINE (UAIA).
La hipersensibilidad a los AINEs puede aparecer en cualquier momento de la vida, y aunque se han realizado pocos estudios para analizar la historia natural de esta afección, los datos disponibles son diferentes dependiendo de la entidad clínica.
En las reacciones mediadas por IgE, al igual que ocurre con otros medicamentos como las penicilinas, se ha descrito una pérdida de sensibilidad con el paso del tiempo cuando los pacientes no están expuestos al fármaco. Esta pérdida de sensibilidad se ha visto que ocurre en más de la mitad de los pacientes con reacciones por metamizol tras 6 meses de seguimiento. Sin embargo, hoy en día se desconoce si estos pacientes tolerarían el fármaco y si una nueva exposición daría lugar a que las pruebas resultasen otra vez positivas.
Por otro lado, en las reacciones de IC, hay estudios publicados donde se ha comprobado que a lo largo del tiempo algunos pacientes pueden adquirir de nuevo tolerancia a estos fármacos.
En la ECEA, en la que los pacientes presentan urticaria crónica de base que se exacerba tras la toma del AINE, se ha observado que la intensidad de la reacción a estos medicamentos puede fluctuar dependiendo de la actividad de la urticaria crónica subyacente, y que incluso en hasta un tercio de los pacientes, la hipersensibilidad a los AINEs puede resolverse durante los periodos de remisión de la urticaria crónica.
En la UAIA, se ha descrito que más del 60% de los pacientes pueden tolerar los AINEs en los 6 años siguientes a su última reacción.
Estos resultados ponen de manifiesto la importancia del seguimiento de los pacientes con IC a AINEs y la necesidad de ser reevaluados periódicamente por un alergólogo tras el diagnóstico inicial, ya que un gran número de pacientes podrían estar evitando los AINEs a pesar de no ser ya hipersensibles. Esta cuestión es importante porque los AINEs son uno de los fármacos más consumidos en todo el mundo y en algunos casos son la única opción terapéutica disponible. Sin embargo, a día de hoy no se sabe cuánto tiempo mantendrán los pacientes la tolerancia a los antiinflamatorios y si el contacto repetido con los mismos podría volver a inducir hipersensibilidad a estos fármacos.
Inmaculada Doña
Hospital Regional Universitario de Málaga
Bibliografía:
Fuente: CadenaGlobal.com.ar
Si bien las vacaciones son el mejor momento para distenderse y pasarla de maravillas, la pediculosis, hongos, infecciones y problemas respiratorios son algunas de las patologías que pueden arruinarlas. Conozca cuáles son sus riesgos y cómo prevenirlos.
Las piletas, los vestuarios y el cambio de costumbres alimenticias durante el verano, son algunos de los factores que influyen en la aparición de enfermedades que se incrementan en esta época.
Las colonias veraniegas son una buena opción para que los chicos realicen actividades y se mantengan divertidos y ocupados. Pero también son lugares donde fácilmente pueden contraer piojos, ya que el contagio aumenta en un 80% durante el verano.
Para evitar que esto suceda se recomienda que en el caso de las chicas lleven siempre el pelo atado y los chicos corto. Que no compartan peines ni cepillos y los laven bien luego de usarlos. Así mismo, es recomendable cambiar frecuentemente las fundas de las almohadas, y aspirar los sillones y los asientos del auto.
Las dermatomicosis hongos de la piel son más frecuentes en verano porque se reúnen las condiciones de aumento de temperatura y humedad que facilitan la proliferación de estos microorganismos.
El ser humano busca más el contacto con la naturaleza, y con determinados lugares públicos como piscinas, saunas, vestuarios, etcétera, que son espacios en donde es común encontrar hongos.
Debido a que el contagio puede ser de forma directa (de persona a persona) o indirecta (a través de objetos contaminados), es recomendable evitar compartir objetos personales como toallas, ojotas, maquinitas de afeitar, ropa interior,y demás. También hay que evitar la exposición prolongada a aguas calientes (porque reblandecen la piel y facilita la penetración del hongo); lavar diariamente las zonas de roce, como los pliegues, y los espacios interdigitales que son los más predispuestos; evitar andar descalzo en lugares públicos.
Las picaduras de insectos y las alergias son otro problema frecuente durante la época estival. Ya que las personas pasan más tiempo al aire libre es preciso tomar medidas precautorias, como el uso de insecticidas no tóxicos y de dispositivos del tipo ?enchufes?, para prevenir durante el día y la noche las picaduras de insectos, además de los productos tipificados como repelentes.
Las alergias más comunes son los prurigos, urticarias y el denominado ?shock alérgico?, causado por las temidas mordeduras de la avispa chaqueta amarilla.
Las infecciones intestinales son de las más frecuentes durante el verano, ya que los hábitos alimenticios cambian y la forma de manejarse es distinta a la que uno está acostumbrado.
Las mismas pueden deberse a alimentos contaminados, ya sean productos crudos o alimentos listos para consumir, o bien alimentos en mal estado que en verano son más usuales debido a las altas temperaturas y la falta de refrigeración.
Una alimentación ligera, rica en frutas y verduras resulta favorable ante las infecciones de este tipo.
Para prevenirlas es recomendable al momento de hacer las compras en caso de no tener luz eléctrica, heladera u otro medio de conservación-comprar solamente aquello que va a consumirse en el día; dejar para el final la compra de los productos congelados y los perecederos (como lácteos y carnes); no cortar la cadena de frío, el tiempo que transcurre desde la compra de alimentos hasta que se los coloca en la heladera debe ser el mínimo posible y nunca superar las dos horas; no consumir leche ni productos lácteos sin pasteurizar; guardar las comidas listas para consumir separadas de la carne cruda
Así también es importante lavarse las manos con agua y jabón antes de comer o manipular los alimentos y después de ir al baño.
Cuando una enfermedad infectocontagiosa presenta una amplia capacidad de diseminarse, el aumento de la morbi-mortalidad puede llegar a ser considerable. Los efectos adversos relacionados con la administración de una vacuna en desarrollo durante dicho período pueden ser aceptados por un balance riesgo-beneficio (efecto secundario vs efecto protector) para alcanzar el control de la enfermedad y su diseminación. Una vez que el uso de la vacuna lleva al descenso dramático de la enfermedad, los efectos adversos parecen presentarse de forma más frecuente, disminuyendo la aceptación de la misma por parte de la población.
Pandemia y enfermedad
El coronavirus es un patógeno importante que afecta tanto a los humanos como a los animales. A finales del año 2019 se identificó una nueva cepa de coronavirus como causa de brotes de Neumonía en Wuhan (China), con una rápida diseminación, resultando en una epidemia a lo largo de todo el país. En febrero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) asignó a la enfermedad el término de infección por la COVID-19, caracterizado por el desarrollo de un síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) con alta tasa de morbimortalidad. Como ha ocurrido con otras pandemias en la historia de la humanidad se comenzó a desarrollar una vacuna para erradicar dicha enfermedad.
Las vacunas utilizadas durante la fase de emergencia (la pandemia COVID-19) fueron sometidas de manera rigurosa a los mismos pasos preclínicos y clínicos estandarizados que requiere todo ensayo clínico.
El punto clave en la creación de la vacuna contra el SARS-CoV-2 fue la proteína de superficie denominada Spike, dicho antígeno mayoritario se encuentra en la superficie del virus y es la que se une al receptor de la enzima de angiotensina tipo 2 (ECA-2) localizado en la superficie celular del huésped, favoreciendo la infección y replicación del mismo. Los anticuerpos generados durante las fases de la respuesta inmune, van dirigidos contra dicha proteína evitando así la unión de la proteína spike a la célula huésped (ECA-2) y la fusión de las partículas víricas a la membrana celular, favoreciendo de esta manera la neutralización del virus.
En la actualidad se dispone de dos tipos de vacunas: 2 vacunas de ARNm (Ácido Ribonucleico mensajero), la vacuna de COVID-19 Moderna y PFizer-BioNTech y por otro lado, la vacuna de proteína recombinante monovalente ( Novavax COVID-19).
Según las recomendaciones de la CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades) y la OMS (Noviembre 2023), establecen vacunar a todos los individuos a partir de los seis meses de edad con las vacunas disponibles del período actual 2023-2024 (nuevas variantes del virus). En particular, individuos mayores de 65 años, inmunocomprometidos y con diferentes comorbilidades asociadas, debido a que dicha población presenta mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave al contraer la COVID-19.
El uso de las vacunas actuales se ha asociado a una reducción sustancial de desarrollar enfermedad grave, hospitalizaciones y muerte por dicha causa, incluso en el contexto de otras variantes que evaden parcialmente la respuesta inmune del huésped. Sin embargo, no todos los individuos presentan el mismo riesgo de presentar la enfermedad de forma grave.
Las personas con inmunodepresión moderada o grave tienen un mayor riesgo de padecer la COVID-19 (grave), independientemente de la edad, aunque el riesgo aumenta aún más con la edad. En la categoría de las personas con inmunodepresión moderada o grave se incluye a las personas con patología oncológica activa o trasplante de órgano, así como las personas con inmunodeficiencias que reciben tratamiento inmunosupresor. También se incluye a las personas con infección por el VIH con un recuento de linfocitos CD4+ inferior a 200 células/µl, con indicios de infección oportunista y que no reciben tratamiento contra el VIH o con una carga viral detectable.
Entre el grupo de riesgo alto, también cabe mencionar, pacientes con tratamiento inmunosupresor en curso para tumores sólidos o neoplasias hematológicas (leucemia, linfoma o mieloma), o que lo hayan recibido en los 12 meses siguientes a la finalización de dicho tratamiento. También individuos receptores de trasplantes, es decir, personas que hayan recibido un trasplante de víscera u órgano sólido y que estén tomando un tratamiento inmunosupresor; personas que hayan recibido un trasplante de células madre (si no han pasado dos años desde el trasplante o si están tomando fármacos inmunosupresores). Inmunodeficiencias como por ejemplo, inmunodeficiencia primaria grave y diálisis crónica también se incluye en este grupo de riesgo.
La hoja de ruta de la OMS sobre el uso de las vacunas contra el SARS-CoV-2 en el contexto de la variante ómicron y de la elevada inmunidad de la población incluida en la lista OMS de uso en emergencias, apuntan a que la eficacia real y la inmunogenicidad de las vacunas son menores en las personas inmunodeprimidas que en las inmunocompetentes, sin embargo, los nuevos datos probatorios indican que administrar una dosis adicional como parte de una pauta de primovacunación ampliada, refuerza la respuesta inmunitaria de algunas personas inmunodeprimidas. Las pruebas científicas publicadas, indican que en el caso de las personas inmunodeprimidas es necesario ampliar la pauta de primovacunación, por ejemplo, administrándoles más dosis que a las personas inmunocompetentes. El momento más adecuado para administrar la dosis adicional varía en función del entorno epidemiológico y del alcance y el momento del tratamiento inmunosupresor, y debe analizarse con el médico tratante.
Las adultas y adolescentes embarazadas conforman un grupo de prioridad alta, debido a los posibles efectos adversos de la COVID-19 para la madre, el feto y el bebé. Aunque el riesgo de enfermedad grave en la época de la variante ómicron es menor que en la época anterior, las mujeres embarazadas que han contraído la COVID-19 siguen teniendo un mayor riesgo de morbilidad materna grave o de desenlace adverso del embarazo, como el parto prematuro. También pueden presentar un mayor riesgo de mortalidad materna.
La cobertura de vacunación en los trabajadores de la salud ha aumentado considerablemente en todo el mundo. Se debe dar prioridad a los trabajadores de la salud, en particular a los que se encuentran en primera línea, que tienen contacto directo con los pacientes y a los empleados de los centros de atención de salud.
Al igual que en la población general, la tasa de letalidad por la COVID-19 entre los trabajadores de la salud aumenta con la edad. Todos los trabajadores de la salud que son adultos mayores o tienen comorbilidades o enfermedades que ocasionan inmunodepresión de moderada a grave deben permanecer en la categoría de prioridad alta para vacunarse.
Como ocurre con todos los productos farmacológicos, medicamentos, tratamientos de inmunoterapia, fármacos biológicos y vacunas, existe el riesgo de presentar reacciones adversas o reacciones de hipersensibilidad. En relación con la vacuna contra el SARS-CoV-2, una contraindicación absoluta de administrar la misma, sería haber presentado una reacción alérgica grave (anafilaxia) o presentar alergia con algún componente de la misma de forma previa.
Dado que las vacunas disponibles actualmente confieren una reducción escasa y de corta duración de los síntomas de la enfermedad y tienen poco efecto en disminuir la transmisión en dicha población, se deben adoptar otras medidas de control de infecciones para disminuir la transmisión y proteger a los pacientes vulnerables, como el uso de la mascarilla y el lavado de manos, entre otras medidas de protección. Así como asegurar que los familiares y contactos estrechos de dichos pacientes, estén vacunados para la enfermedad.
Beneficios de la vacunación
Protección contra el desarrollo de la enfermedad grave y muerte:
Se ha demostrado de forma amplia en los estudios observacionales basado en poblaciones, una reducción de las tasas de hospitalización y muerte en paciente vacunados en comparación con los no vacunados, así como una reducción del desarrollo de enfermedad grave (COVID-19). Además, una dosis de refuerzo genera el llamado efecto “booster”, protegiendo aún más el individuo y manteniendo la respuesta inmune a lo largo del tiempo.
En el estudio de Link-Gelles R. (Updates on COVID-19 Vaccine Effectiveness during Omicron), se observó un riesgo de muerte mayor a causa de la COVID-19, de 7.3 a 16.3 veces más en pacientes no vacunados en comparación con los sujetos vacunados, con variaciones dependiendo de la cepa de SARS CoV-2 involucrada. En un estudio en Estados Unidos (Lin DY, Gu Y, Xu Y, et al. Association of Primary and Booster Vaccination and Prior Infection With SARS-CoV-2. Infection and Severe COVID-19 Outcomes, JAMA 2022), el riesgo de enfermedad grave en pacientes vacunados y muerte por la COVID-19 fue de 1.5 y 0.3 respectivamente. De igual forma se ha visto baja prevalencia de eventos cardiovasculares (infarto agudo de miocardio, ictus, etc) en pacientes vacunados con infección aguda por la COVID-19.
En conclusión, las vacunas contra el SARS CoV-2 son esenciales en la prevención y transmisión de la enfermedad, sobre todo en la población de riesgo anteriormente nombrada. Mantener la respuesta inmune a lo largo del tiempo mediante los planes de vacunación, favorece una mejor evolución clínica de la enfermedad, haciéndola más corta, menos sintomática y con menos posibilidad de diseminar el virus.
BIBLIOGRAFÍA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Inmunoterapia (IT) con alergenos como el único tratamiento que puede alterar el curso natural de la patología alérgica y prevenir el desarrollo del asma en pacientes con rinitis alérgica. Es el único tratamiento dirigido a la causa de la patología, a diferencia de los tratamientos de los síntomas, siendo fundamental que los extractos de las vacunas sean de alta calidad para que sean efectivas.1
Es importante cuando administremos dichos tratamientos tener una noción básica de los tipos de vacunas específicas de alergia. Con este documento tratamos de mostrar una clasificación breve de los tipos de IT especifica de alergia que en este momento se utilizan en su uso clínico en los servicios de alergología de nuestro país.
Los extractos para inmunoterapia subcutánea (ITSC) pueden ser acuosos, depot, polimerizados o modificación combinada. En la inmunoterapia sublingual (ITSL) la composición del extracto alergénico es la misma que en la ITSC, pero se modifica el excipiente. Los excipientes pueden ser líquidos o comprimidos liofilizados.
Se debe seguir las indicaciones realizadas por los laboratorios fabricantes en su forma de administración y las posibles modificaciones de la pauta que realice el clínico en atención a las características específicas de cada paciente.
Bibliografía:
La tradición de celebrar Halloween cada 31 de octubre se está popularizando en España, con niños y adultos disfrutando de disfraces y recogiendo dulces. La noche de Halloween es una oportunidad para disfrutar, pero para las personas con alergias alimentarias, tanto niños como adultos, puede suponer un riesgo importante si no se toman precauciones. Las reacciones alérgicas van desde síntomas leves, como picor y vómitos, hasta la anafilaxia, una reacción grave que puede ser mortal Desde el Comité de Alergia Alimentaria de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), te ofrecemos algunas recomendaciones clave para que esta festividad sea segura y divertida.
1. Opta por actividades alternativas sin comida
En lugar de centrar la celebración en el típico "truco o trato", organiza actividades sin alimentos, como concursos de disfraces, manualidades o juegos. Repartir juguetes pequeños, lápices o calcomanías puede ser una opción divertida y segura para todos los niños.
2. Lee siempre las etiquetas de los productos
Asegúrate de leer con cuidado las etiquetas de los dulces y alimentos que se intercambien. Deshecha aquellos que no tengan una etiqueta clara o los que puedan contener alérgenos comunes como leche, frutos secos o huevo. Considera llevar tus propias golosinas seguras para intercambiarlas y evitar cualquier riesgo.
3. Lleva contigo medicación de rescate
No olvides llevar siempre contigo la medicación indicada por tu alergólogo, incluyendo la adrenalina autoinyectable si es necesaria.
En caso de que tu hijo sea alérgico, y disfrute del día con autonomía, aAsegúrate de que reconoce los síntomas, los comunique bien y si hay algún adulto que los acompañe rápidamente en caso de una reacción.
4. Evita la contaminación cruzada
Si organizas una fiesta, pregunta a los invitados sobre posibles alergias y ofrece opciones aptas para todos. Separa los alimentos seguros de aquellos que puedan contener alérgenos y
usa recipientes bien identificados.
5. Cuidado con los disfraces y el maquillaje
Muchos disfraces y maquillajes de Halloween pueden contener látex, al cual algunas personas alérgicas a alimentos también pueden ser sensibles. Opta por materiales alternativos y evita el uso de máscaras que puedan dificultar la identificación de una reacción alérgica o causar problemas respiratorios.
6. Educación y prevención en el colegio
Si tus hijos celebran Halloween en el colegio, asegúrate de que los profesores y monitores estén informados sobre las alergias alimentarias y sepan cómo actuar en caso de emergencia. Si se van a compartir dulces, es recomendable que lleves opciones seguras identificadas para evitar cualquier incidente.
7. En caso de emergencia, actúa rápido
Comprueba antes de salir que llevas toda la medicación de rescate que tu alergólogo/a te ha recomendado, especialmente la adrenalina autoinyectable.
Ante cualquier síntoma de reacción alérgica, como picor, hinchazón o dificultad para respirar, mantén la calma y sigue las indicaciones de tu especialista: pedir ayuda si estás solo, administrar la medicación, acudir al centro sanitario más próximo o llamar al 112. Si no sabes en ese momento cómo usar el autoinyector de adrenalina, llama al 112 explica la situación y te ayudarán.
Siguiendo estos consejos, puedes disfrutar de una noche de Halloween divertida y segura, evitando sustos relacionados con las alergias alimentarias.
¡Feliz Halloween!
Sofía Carreras Katcheff
Ante el fuerte descenso de las temperaturas en el mes de enero
LA SEAIC RECOMIENDA A LOS PACIENTES CON URTICARIA
POR FRÍO EVITAR LOS CAMBIOS BRUSCOS DE
TEMPERATURA Y LLEVAR LA MEDICACIÓN ADECUADA
· Estímulos como el viento, la inmersión en agua a baja temperatura, el
contacto con objetos congelados o la ingestión de alimentos o bebidas
frías son los principales desencadenantes de la urticaria por frío.
· La urticaria inducida por frío, urticaria a frigore, provoca ronchas en el
cuerpo de los alérgicos que aparecen de manera inmediata y desaparecen
en las dos horas siguientes.
· El diagnóstico es sencillo y puede evitar situaciones que ponen en riesgo
la vida del paciente.
Madrid, 21 de enero de 2013.- Aunque es poco frecuente, existe la urticaria por frío.
Se denomina urticaria a frigore y en realidad se trata de una reacción cutánea ante el
contacto con frío tales como el viento, las bajas temperaturas, el lavado o inmersión en
agua, el contacto con objetos fríos o la ingestión de bebidas o alimentos fríos.
“La `urticaria a frigore´ es un tipo de urticaria física que se define porque en la zona de
contacto con temperaturas bajas aparece picor, ronchas, habones e hinchazón”,
explica la doctora Marta Ferrer, coordinadora del Comité de Alergia Cutánea de la
Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). “Aparece de
forma inmediata y desaparece entre 30 minutos y las dos horas siguientes a la
reacción, cuando la piel se calienta de nuevo”.
La incidencia no es muy elevada, pero durante los meses de invierno se observa un
aumento en el número de casos. “Desde la Sociedad recomendamos a estos
pacientes prevenir la exposición al frío con ropa de abrigo adecuada así como llevar la
medicación necesaria”, añade la experta.
Test del “cubito de hielo”
La prueba más utilizada para confirmar el diagnóstico de una alergia al frío es el “test
del cubito de hielo”. Consiste en aplicar hielo, de manera controlada, en el antebrazo
del paciente durante 5 minutos y pasados 10 observar si se produce reacción.
“Aunque a priori la prueba parece sencilla debe realizarse de manera controlada y en
la consulta del alergólogo. Es él quien puede interpretar de manera correcta la
reacción y evitar que se produzcan quemaduras con el hielo”, advierte la doctora
Ferrer.
Respecto al tratamiento, y una vez cubiertas las zonas expuestas, es con
antihistamínicos. La coordinadora del Comité de Alergia Cutánea apunta que “las dosis
terapéuticas de las fichas técnicas no siempre resultan suficientes y deben aumentarse en
función de cada paciente”.
Situaciones peligrosas
Hay que tener la precaución, si uno padece este tipo de urticaria, de no tomar bebidas
frías, cubitos de hielo o helados, ya que se podría provocar un edema de glotis.
Asimismo, es muy importante en los casos en que la urticaria por frío sea intensa,
evitar sumergirse de golpe en agua fría lanzándose a la piscina o al mar, ya que, al
estar toda la superficie corporal en contacto con frío, se produciría una reacción
generalizada (anafilaxia) por la liberación repentina y masiva de histamina o la muerte
por ahogo.
“Es muy raro que la primera manifestación sea una anafilaxia al tirarse a la piscina o
bañarse en el mar –también en verano-. El paciente se da cuenta que cuando llega el
invierno y sale a la calle, las zonas expuestas al frío (cara, cuello y manos
fundamentalmente)se le enrojecen o le salen ronchas; o por ejemplo que cuando coge
cosas de la nevera le pican las palmas de las manos o le salen habones”, cuenta la
experta. “Ante este tipo de síntomas debe acudirse al alergólogo. Es una forma muy
fácil de evitar complicaciones”.
Asimismo, la doctora Ferrer concluye explicando que “en algunas cirugías se precisa
inducir un descenso de la temperatura corporal, por lo que estos pacientes deben
advertirlo con el fin de evitar una reacción grave asociada a la urticaria”.
Tras la evaluación previa de los agentes agravantes y probables desencadenantes de sobrecarga psíquica familiar en torno a este diagnóstico (Parte I), abordaremos las consecuencias que se generan y las posibles herramientas de mejora.
Consecuencias frecuentemente generadas:
Por otro lado, a continuación pueden describirse una serie de intervenciones cuya intención final pretende reducir el miedo exagerado y mejorar la calidad de vida del paciente.
Pese a las limitaciones de tiempo en las consultas, es importante que los médicos nos ganemos la confianza del paciente, lo que llevará siempre a un mejor cumplimiento de los consejos y tratamientos que se prescriban y una mayor seguridad para el paciente ante los potenciales riesgos de sufrir una nueva reacción.
En conclusión, intentemos mirar a los ojos al paciente y a su familia y sentar una buena comunicación que profundice en la empatía, la transferencia, abarque los aspectos emocionales y establezca esas relaciones humanas; pues no debemos olvidar que el médico trata enfermos, no simplemente enfermedades.
Dra. Talía María de Vicente Jiménez
Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Madrid
Comité de Alergia infantil SEAIC – Grupo de interés anafilaxia
La amoxicilina es uno de los antibióticos más utilizados para el tratamiento de infecciones respiratorias, urinarias, dentales, de la piel, etc. También se utilizan para prevenir infecciones, o antes de algunos procedimientos diagnósticos o intervenciones quirúrgicas.
Pertenece a la familia de los antibióticos betalactámicos, y a este grupo pertenece también la penicilina, que es el antibiótico más antiguo conocido, así como otros muchos antibióticos pertenecientes a diferentes subfamilias como cefalosporinas, carbapenems o monobactams.
Cualquier antibiótico puede producir diferentes tipos de reacciones adversas, algunas conocidas y relacionadas con la dosis del antibiótico, por ejemplo, dolor abdominal, deposiciones diarreicas o infecciones por hongos en mucosa oral o genital. Tras este tipo de reacciones, y según la intensidad de la sintomatología, puede ser necesario suspender el tratamiento. Hay otro tipo de reacciones no predecibles, como son las reacciones alérgicas o de hipersensibilidad, que pueden aparecer incluso a dosis mínimas, y pueden ser desde muy leves a graves.
Cuando un paciente en tratamiento con amoxicilina presenta síntomas no relacionados con la infección que está tratando, debe consultar en un centro sanitario. Si los síntomas que presenta son efectos secundarios conocidos, será su médico el que valore la continuación de ese antibiótico, o el cambio a uno de la misma familia o de otra familia, según la infección que esté tratando. En estos casos se podría seguir tomando antibióticos de la familia de los betalactámicos.
Cuando su médico considere que presenta síntomas sugestivos de una reacción alérgica a la amoxicilina siempre debe ser valorado y estudiado en una Unidad de Alergología, y hasta entonces no debe tomar ningún antibiótico de la familia de los antibióticos betalactámicos. Hoy en día existen múltiples alternativas como antibióticos del grupo quinolonas, macrólidos, lincosamidas, aminoglucósidos, tetraciclinas y sulfamidas entre otros.
Es muy importante que este tipo de reacciones sean estudiadas ya que la sospecha de ser alérgico a antibióticos betalactámicos implica la evitación de un gran número de fármacos que son muy utilizados en la actualidad, y tras el estudio nos podrán dar alternativas dentro de este mismo grupo terapéutico.
María Salas Cassinello
Hospital Regional Universitario de Málaga
Se ha recibido en esta Secretaría notificación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición que por su importancia para los posible consumidores de un lote del producto Damira 2000 se reproduce a continuación:
Estimado Sr. Ojeda:
El motivo de mi carta es informarle de que, el pasado miércoles 20 de enero, se recibió en esta Agencia a través del SCIRI (Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información) una notificación por parte de las Autoridades Sanitarias de Cataluña comunicando que la empresa Nutrition & Santé Ibérica SL les había informado que tuvo conocimiento, a través de una reclamación de un particular, de la reacción alérgica producida en un consumidor del producto Damira 2000. La empresa procedió a inmovilizar el producto en stock informando a mayoristas y farmacias que han recibido el producto de la necesidad de bloquear su comercialización.
Por parte de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se procedió con esa misma fecha a informar de los hechos a las autoridades sanitarias competentes de las Comunidades Autónomas, a través de la red de Alerta Alimentaria Nacional (SCIRI), así como a los servicios de la Comisión a través de la Red de Alerta Europea (RASFF).
No obstante, y como medida de precaución, por parte de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se recomienda a aquellos consumidores alérgicos a las proteínas de leche, que pudieran tener cualquiera de los productos anteriormente mencionados en sus hogares, que se abstengan de consumir dichos productos.
Quedo a su disposición para cualquier aclaración que necesite sobre este asunto.
Ana María Troncoso González
Directora Ejecutiva
En Madrid, a 21 de enero de 2010.
Importante:
Únicamente existe un lote afectado (Damira 2000, envase de 400 g, lote 18309698, fecha de consumo preferente 28.10.2011), donde se detectó caseína y lactoglobulina en cantidades significativas.
La empresa fabricante ha notificado que ha bloqueado las existencias del producto implicado y ha informado a mayoristas y farmacias destinatarios del producto al objeto de que se retire de la venta al cosumidor.
En las últimas décadas, la prevalencia y la complejidad de las patologías alérgicas han aumentado significativamente. Este incremento se observa no solo en el número de pacientes, sino también en la aparición de casos con perfiles complejos, como los pacientes polisensibilizados, aquellos con remodelado epitelial y quienes muestran una respuesta insuficiente a los tratamientos convencionales. El manejo de estos pacientes representa un desafío para los especialistas en alergología (1).
Entre ellos, un grupo considerable presenta formas graves de alergia. La gravedad no se limita únicamente a aquellos que desarrollan reacciones anafilácticas, que representan un riesgo de vida evidente, sino también a aquellos que experimentan reacciones exacerbadas, como en el caso del asma alérgico grave, caracterizado por su difícil control y alta morbilidad (1). Nuestro grupo de investigación lleva más de una década estudiando los mecanismos subyacentes a estos fenotipos graves de alergia con un doble objetivo: 1) Identificar potenciales dianas terapéuticas para el manejo y control de estos pacientes y 2) la identificación y clasificación de estos pacientes.
Son pacientes que por sus características no responden a la mayoría de los tratamientos disponibles, que no suelen tolerar el tratamiento con AIT, tiene una baja calidad de vida y que, además, al tratarse de pacientes crónicos con muchos años de evolución suponen una importante carga económica para el Sistema Nacional de Salud.
Las características geográficas y climatológicas de nuestro país han permitido el estudio detallado de perfiles graves a lo largo de la geografía española. En Extremadura existe un porcentaje significativo de pacientes con alergia al polen de gramíneas que desarrollan reacciones graves a profilina (2); en Córdoba pacientes con alergia al polen de olivo sensibilizados a alergenos menores como Ole e 7 (3) o en las Islas Canarias, pacientes alérgicos a ácaros que además desarrollan reacciones graves (4) al entrar en contacto con harinas contaminadas con ácaros. Todos estos fenotipos alérgicos comparten características comunes: una respuesta inflamatoria persistente y exacerbada.
La inflamación persistente y no resuelta es un factor subyacente común observado en varias enfermedades humanas aparentemente no relacionadas, incluidas las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas (5).
Algunos de los mecanismos asociados con la respuesta inflamatoria y que hemos demostrado en pacientes con alergia respiratoria grave son: Metabolismo de Warburg, aumento del metabolismo de los esfingolípidos y lisofosfolipidos, potenciación de las células T efectoras, desregulación de las células T reguladoras y cambios en las características biológicas de las plaquetas (4, 6, 7,8).
Estos hallazgos no solo abren nuevas vías de investigación en el campo de la alergia, facilitando una mejor comprensión de los procesos en estos pacientes, sino que también son relevantes para entender mecanismos subyacentes en otras patologías inflamatorias, como la artritis reumatoide o incluso la esclerosis múltiple, que comparten algunas de estas características inflamatorias. Es por este motivo que en España contamos con la Red de Enfermedades Inflamatorias (REI), financiada por el ISCII, que se dedica a la identificación y traslación de biomarcadores dirigidos a implantar estrategias de medicina personalizada en patologías inflamatorias, incluyendo las alérgicas. Su objetivo es proporcionar nuevas herramientas a los profesional para el tratamiento de estos pacientes y optimizar el uso de recursos de forma efectiva.
Contenido disponible sólo para socios.
Apreciados socios:
Hoy viernes 1 de abril a las 17:00 h acaba el plazo para votar a los candidatos que se presentan a los grupos de interés de la EAACI. Tenemos varios miembros españoles que se presentan a estos grupos y sería importante contar con tu apoyo a las candidaturas españolas. Si eres socio de la EAACI, entra con tus datos de acceso en su página web y vota, si estás de acuerdo, a los alergólogos españoles que os indicamos a continuación: Javier Fernández, Miguel Blanca, Marta Ferrer, Montserrat Fernández-Rivas, Carmen Rondón, Ángel Mazón.
Muchas gracias por tu apoyo.
Un cordial saludo,
Dr. P. Ojeda
Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
LTP simplemente quiere decir “Lipid Transfer Protein”, es decir, proteína de transferencia de lípidos. A continuación, 3 datos claves para entenderla:
1) ¿Qué es? Es una proteína vegetal que cumple múltiples funciones en frutas, verduras, hortalizas y frutos secos, fundamentalmente. Esta proteína se encuentra en mayor concentración en la piel de la fruta que en su pulpa. En el caso de la fruta, si has tolerado su pulpa, seguramente te recomendaran que siempre la tomes pelada.
2) Es muy importante entender que no hay unas recomendaciones generales para todos los pacientes sensibilizados o alérgicos a la proteína LTP. Es decir, cada paciente recibe unas pautas completamente personalizadas. Tu especialista te ha diagnosticado y ha ajustado el tratamiento y las normas de evitación de manera individualizada.
3) La alergia a la LTP puede ser un fenómeno mediado o no por cofactores.
Los cofactores son una serie de agentes (o factores) que unidos a la ingestión de un alimento que contiene LTP hacen que desencadene una reacción alérgica, que no hubiese ocurrido, o hubiese sido menos grave, si no hubiesen estado presentes.
Los cofactores ayudan a que se liberen mediadores de la inflamación a través de la “rotura” o degranulación de las células que intervienen en una reacción alérgica (como los mastocitos o basófilos).
Los más habituales son: el ejercicio físico, la fiebre, las infecciones o la toma de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como, por ejemplo: Ibuprofeno, metamizol, ácido acetilsalicílico, etc. Además, hay otros cofactores que pueden llegar a ser importantes tras la ingestión de alimentos con LTP como son: el estrés intenso, la falta de sueño extrema, la menstruación, la toma de alcohol o el uso de drogas como la marihuana.
Una vez que conozcamos estos datos, debemos intentar, cuando sea posible, separar los cofactores y la ingestión del alimento que pueda contener LTP al menos 2 horas.
¿Existe tratamiento para la alergia a LTP?
El principal tratamiento de la alergia a LTP es su evitación. Como hemos comentado previamente, la dieta de evitación será individualizada y específica para cada paciente. El alergólogo debe informar claramente de aquellos alimentos y situaciones que se deben evitar.
En segundo lugar, todo paciente con alergia a alimentos debe llevar consigo un plan y medicación de rescate acompañado de un correcto adiestramiento, para saber cómo actuar en el caso de que acontezca una reacción alérgica por ingesta inadvertida.
En último lugar, es posible que hayas leído que existe una opción de inmunoterapia frente a esta proteína. Es cierto: existe la opción de tratamiento con inmunoterapia frente a rPrup p3 (la proteína específica de LTP de melocotón). Este tratamiento está indicado para pacientes con “síndrome LTP”, es decir, aquellos pacientes que deben evitar la ingesta de múltiples alimentos de diferentes grupos no relacionados entre sí (frutos secos, hortalizas o frutas). Es tu alergólogo el que debe decidir si este tratamiento es adecuado para ti, de forma completamente personalizada.
Dra. Isabel Fernández de Alba Porcel, Hospital HLA Inmaculada de Granada. Comité de Alergia Infantil SEAIC
Fuentes:
Artículo: Teleallergy: Where Have We Been and Where Are We Going? Ramsey A, Chen Wu A, Bender B, Portnoy J. J Allergy Clin Immunol Pract 2023;11:126-31.
La telemedicina se puede definir, como el uso de las tecnologías de la información, por medio de los sistemas telemáticos, para proporcionar asistencia médica, independientemente de la distancia que separa al paciente del profesional médico.
Los primeros datos de telemedicina aplicados al campo de la Alergología son muy escasos a partir de los años 90. Sin embargo, el uso de la telemedicina se incrementa de forma exponencial a partir del año 2020. Este año, queda marcado en la historia por la extensión de la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2019 (COVID-19), lo que condicionó un cierre de la actividad socioeconómica mundial casi global. Tras declararse la pandemia por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020, el gobierno español decretó el estado de alarma con el consiguiente confinamiento domiciliario, que se prolongó hasta junio de 2020. Posteriormente se han sucedido diversas olas pandémicas que han ido afectando de forma diversa la asistencia médica.
El modelo de acceso y prestación de la asistencia sanitaria cambió bruscamente, primero en la Atención Primaria, y posteriormente en las diferentes especialidades médicas. El patrón clásico de asistencia presencial, ha sido sustituido por un patrón mixto, en el que las herramientas de telemedicina han desempeñado un papel determinante. Centrándonos en el campo de la Alergología, investigadores norteamericanos dirigidos por Ramsey y cols., han llevado a cabo una revisión sobre el impacto de la telemedicina en la satisfacción de los pacientes alérgicos, en el coste de la asistencia, así como en el entorno normativo que debe regular en el futuro la telemedicina.
1.- Satisfacción del paciente
Hay diversos estudios en los primeros años del siglo XXI. Así, en 2015, Portnoy y cols., compararon las visitas presenciales frente a la teleasistencia, en 169 pacientes pediátricos con asma bronquial. El 90% de los pacientes consideraban satisfactoria la asistencia sanitaria, y un 88% la recomendaría para las revisiones médicas.
Diversos estudios muestran una opinión favorable. En el estudio de Mustafa y cols., con 251 pacientes alérgicos, la satisfacción fue general para todos los tipos de enfermedades alérgicas, salvo en la alergia a alimentos, donde los pacientes consideraron óptima la visita presencial. En otro estudio dirigido por Emory con 269 pacientes, la satisfacción fue plena con la consulta telemática para el 79% de los pacientes, siendo el dato mas relevante la facilidad para poder asistir a la cita. No obstante, incluso con datos satisfactorios, los investigadores refieren que determinados procedimientos en el campo de la Alergología, como la realización de las pruebas cutáneas o los estudios de pruebas de tolerancia con alimentos o medicamentos requieren de la visita presencial. Otros estudios, sin embargo, muestran una mayor satisfacción con las visitas presenciales, especialmente en pacientes con dermatitis atópica, múltiples alergias a alimentos o pacientes pediátricos con asma bronquial.
2.- Satisfacción del médico
Tradicionalmente los alergólogos no han utilizado la telemedicina, por lo que se les deben facilitar herramientas que permitan su uso. Sin embargo, salvo en algunos países, no se han desarrollado programas de formación para los especialistas ni tampoco la asistencia mediante aplicaciones informáticas.
La principal ventaja de utilizar la telemedicina en la práctica clínica habitual es el ahorro de tiempo que supone para el médico disminuir las horas de consulta dedicadas a labores burocráticas. Este tiempo podría reinvertirse en reducir las listas de espera dedicadas a dar resultados analíticos, resolver dudas a pacientes a cerca de tratamientos de una forma más rápida, así como conseguir una comunicación más fluida con pacientes y médicos de Atención Primaria. De esta manera, se agilizarían procedimientos ordinarios y mejoraría la calidad asistencial del paciente.
3.- Coste socioeconómico de la telemedicina
Por un lado, la telemedicina puede reducir los costes de las enfermedades alérgicas ya que disminuye los gastos en el transporte hasta la consulta médica, así como el absentismo escolar y laboral. Sin embargo, tiene otras desventajas que pueden incrementar el coste como es la falta de acceso directo al profesional sanitario y su supervisión, lo que puede implicar una peor evolución clínica de la enfermedad. Existen pocos estudios durante la pandemia Covid de telemedicina y coste sanitario. En un estudio sobre pacientes pediátricos diagnosticados de asma bronquial, se observó que tras realizar un programa de telemedicina en el primer año de la pandemia Covid, hubo una reducción en las reagudizaciones asmáticas. Este hecho puede ser atribuible no a la telemedicina en si misma, sino a la escolarización en casa durante los primeros meses Covid, así como el uso de la mascarilla, ya que ambas situaciones redujeron la exposición a diferentes virus durante ese periodo de tiempo, lo que puede explicar la reducción en las exacerbaciones asmáticas. Por otro lado, es conocido que la telealergia tiene su mayor potencial de mejora del gasto sanitario en las zonas rurales o áreas que no disponen de alergólogo cercano, por lo que requieren un desplazamiento importante para la asistencia médica. Así, en un estudio alemán hecho con 112 pacientes con rinitis alérgica, la telemedicina generó un ahorro de 60.000 euros por año y redujo en 2.3 los días perdidos de trabajo o escuela, por paciente y año.
4.- Cambios en el marco regulatorio
La introducción y el uso progresivo de la telemedicina aplicado al campo de la Alergología, debe acompañarse de una actualización en el marco legislativo, así como de la cobertura y coste de los seguros de asistencia médica, tanto en la Sanidad Privada como Pública, que deben ir acometiéndose durante los próximos años.
CONCLUSIONES
Tras la pandemia Covid, la telemedicina aplicada al campo de la Alergología es una realidad. Esta herramienta ofrece ventajas, las principales, la reducción de absentismo laboral/escolar y transporte, la mejor adherencia en el seguimiento y la mayor agilidad en las revisiones médicas. Ofrece también una posible mejoría en la educación continuada del paciente alérgico con las diferentes herramientas informáticas, así como en el seguimiento del cumplimiento terapéutico. Sin embargo, pese a estas ventajas, la asistencia presencial seguirá siendo vital en nuestra especialidad, para la realización de muchos de nuestros procedimientos diagnósticos y terapéuticos, así como para aquellos pacientes que requieran un diagnóstico inicial, una valoración directa por parte del alergólogo o cuando la gravedad o el control de la enfermedad así lo requiera.
Marta Reche. Servicio de Alergología. Hospital Universitario Infanta Sofía. San Sebastián de los Reyes. Madrid. Comité de Alergia Infantil
Llevo más de un mes en el hospital. Perdí el conocimiento en plena calle y cuando desperté ya estaba aquí. Al principio me hacían pruebas, que si un “tac”, unos análisis, una resonancia, pero creo que ya me han dado por imposible, porque todo está bien y no saben que me pasa. Por las mañanas rodean mi cama varias batas blancas que discuten sobre enfermedades raras: ¡no!, en ese síndrome no hay visión borrosa, ¡no!, ese cuadro nunca se acompaña de vómitos, ¡no!, en esa patología jamás se ha visto pérdida de conciencia. Y así. Es mi momento de gloria, porque aunque nunca me hablan ni me miran, me hacen sentir importante. Me gustaría que me descubrieran algo, aunque sólo fuese para darles esa satisfacción.
Yo me encuentro bien; no se come mal y total, tampoco tenía trabajo…, aquí nadie me obliga a levantarme, ni me manda al supermercado o a sacar la basura. Al revés, todos son muy agradables y si necesito algo sólo tengo que tocar el timbre.
Cuando tiene turno de noche la enfermera rubia de las tetas estupendas, mando a mi mujer a dormir a casa; que descanse la pobre, lleva mucho tiempo a mi lado en un sillón y amanece como una alcayata. Piropeo a la sanitaria y ella hace que se enfada, pero yo sé que le encanta. Cosas de mujeres.
Si me aburro mucho, me pongo rígido, me cimbreo un poco, vuelvo los ojos y dejo que se me caiga la baba. Entonces me ponen algo que me deja flotando varias horas. Gratis, y mejor que la buena hierba, o sea que no puedo quejarme.
En fin, ellos siguen enredando. Vuelven a preguntarme si me ha pasado otras veces, y yo que sí, que cuántas, y yo que dos o tres, que desde cuándo, y yo que desde la Comunión de mi chico…, después que cuantos años hace de la Primera Comunión de mi niño, ¡qué importará eso! Tendrán muchos estudios, pero conmigo no aciertan.
Me parece, (es mi modesta opinión), que esto que me pasa es porque tengo alergia a las avispas y cuando me pican me quedo muerto, pero ellos sabrán, que son los médicos. Mientras tanto yo aquí, como un señor: a mesa y mantel.
Virginia Reguera Parra
Ganador del I Certamen de Alergia y Humanidades en la categoría de «Relatos»
Ante la reciente noticia sobre la constitución de un «Comité de Alergias» en las Islas Baleares sin contar con un sólo alergólogo, la SEAIC responde exigiendo que se solucione la ausencia de alergólogos en la Comunidad Balear, respuesta que ha tenido una importante difusión en los medios de comunicación.
El pasado 4 de mayo se celebró el día de Star Wars (May the 4th) que coincidió con el día internacional de concienciación de la Enterocolitis Inducida por Proteínas de la Dieta (FPIES).
La FPIES es una alergia a alimentos no mediada por IgE, que típicamente comienza en la infancia, y que se caracteriza por vómitos repetidos, prolongados en el tiempo, que comienzan entre 1 y 4 horas tras la ingesta del alimento y que a menudo se acompañan de decaimiento, letargia o palidez y deposiciones diarreicas.
Los datos epidemiológicos referentes a esta enfermedad son escasos y variables, esto es debido a que, hasta finales de los años 70 no se había reconocido ni definido formalmente este síndrome y también a que no ha recibido una codificación adecuada hasta octubre de 2015 cuando se implementó el código K52.2 en la décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10).
El diagnóstico de FPIES se basa fundamentalmente en la presencia de síntomas característicos que mejoran tras la retirada del alimento causal de la dieta. Estos criterios se han ido modificando según ha ido avanzando el conocimiento y reconocimiento de esta enfermedad. Actualmente están en vigor los propuestos por el Consenso Internacional para el Diagnóstico y Manejo de la Enterocolitis Inducida por Proteínas de la Dieta, elaborado por el grupo de trabajo de reacciones adversas a alimento de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI).
Actualmente se reconocen dos presentaciones clínicas:
Cualquier alimento es susceptible de producir FPIES, los alimentos más frecuentemente implicados son las proteínas de leche de vaca, y en nuestro medio el pescado. El alimento implicado varia en función de la localización geográfica y no resultan extrapolables las series anglosajonas o japonesas publicadas. En el área mediterránea no es tan frecuente la asociación de FPIES por leche de vaca y la FPIES por soja, por lo que la evitación de este último alimento es discutible y debe ser evaluarse de manera individual. En cuanto a los alimentos sólidos, el pescado es si duda el principal agente causal de FPIES en el área mediterránea. En estos casos se pueden evitar dietas restrictivas innecesarias testando pescados alternativos, minimizando los riesgos de déficits nutricionales en nuestros pacientes para mas información sobre este punto: Infante et al. Food protein-induced enterocolitis syndrome by fish: Not necessarily a restricted diet. Allergy. 2017;00:1-5.
Dado que las manifestaciones clínicas son exclusivamente gastrointestinales y la edad más frecuente de presentación es la infancia, el retraso diagnóstico o un diagnóstico erróneo suele ser habitual. La mayoría de los niños sufren mas de una reacción, en ocasiones grave y con necesidad de acudir a Urgencias, antes de que sean correctamente diagnosticados. Por ello es importante tener presente esta patología ante cuadros exclusivamente digestivos y con resolución en las siguientes 24 horas.
Para un mejor conocimiento de esta patología recomendamos la lectura de:
Ambos artículos, de acceso libre, resumen de manera práctica y didáctica el conocimiento actual de FPIES. “Aquello que no se conoce no se diagnostica”
Sonsoles Infante Herrero. Médico Adjunto. Unidad de Alergia Pediátrica. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
La esofagitis eosinofílica (EoE) se considera una enfermedad crónica emergente; en la actualidad, ha pasado a ser una de las condiciones más comunes en la valoración y diagnóstico de problemas alimentarios en niños así como en la evaluación de disfagia y/o impactación en la edad adulta.
Se ha estudiado más extensamente en países occidentales, pero, aunque existen datos de prevalencia, se precisan estudios más amplios para consensuar datos epidemiológicos reales. Una revisión sistemática reciente mostró que la prevalencia poblacional de esofagitis eosinofílica en niños es 19,1 casos por 100.000 niños/año (1), con gran variabilidad de los datos según la localización geográfica y, probablemente, de otros factores como el diseño del estudio, los criterios diagnósticos utilizados, etc.
Fisiopatogénicamente se caracteriza por una inflamación Th2 en la que intervienen mecanismos mixtos mediados y/o no mediados por IgE dando lugar a una inflamación eosinofílica en el epitelio esofágico que origina una disfunción del mismo, dando lugar a los síntomas clínicos característicos.
En la población pediátrica los síntomas más prevalentes son los vómitos, dolor abdominal, disfagia, odinofagia e impactación del bolo alimenticio. Estas características clínicas difieren también según la edad del niño, siendo en niños más pequeños (2-8 años) más frecuente: el fallo de medro, rechazo del alimento, dolor abdominal, vómitos, trastornos del sueño, etc. En niños mayores y adolescentes los síntomas se asemejan más a los adultos, presentando disfagia, impactación, odinofagia, regurgitación, etc.
La prueba de oro para el diagnóstico es la toma de biopsias tanto de esófago proximal como distal (aumentando así el rendimiento del estudio) mediante una endoscopia digestiva. Esta técnica precisa de la sedación del paciente, lo que supone un “inconveniente” sobre todo en población pediátrica. Por ello se están estudiando otras técnicas menos invasivas como:
– Prueba del hilo esofágico (EST: esophageal string test), técnica basada en cápsulas que capturan las proteínas asociadas a los eosinófilos de la luz esofágica.
–Citoesponja: tecnología basada también en cápsulas, diseñada originalmente para la evaluación de la mucosa esofágica en el esófago de Barrett.
– Endoscopia transnasal sin sedación.
Estas técnicas y algunas otras en estudio también, podrían tener un papel importante en el control regular de la esofagitis, pero es muy poco probable que reemplacen la confirmación de un diagnóstico dudoso y/o actos terapéuticos realizables durante una endoscopia convencional como una dilatación.
Las opciones terapéuticas, ambas consideradas de primera línea son: tratamiento dietético y farmacológico:
– Terapias dietéticas: la fórmula de aminoácidos se describe como una terapia eficaz en niños con EoE, lo que indica la implicación de antígenos dietéticos en su patogenia. Se han descrito diversos enfoques dietéticos: dieta elemental, dieta dirigida según sensibilización alergénica, dietas empíricas, etc. La dieta de eliminación es una opción no farmacológica de primera línea para el manejo de la EoE; sin embargo, el orden y el número de antígenos específicos a evitar, así como su posterior reintroducción sigue siendo un área activa de investigación.
– Corticoides tópicos: este tipo de fármaco actúa a diversos niveles en esta patología: vías/genes inducidos por IL-13, reducción de la eosinofilia esofágica e infiltración mastocitaria, regulación a la baja de los genes de los mastocitos, reducción de células T y citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral (TNF), etc. Los metanálisis realizados utilizando fluticasona o budesonida demuestran la superioridad de los corticoides frente a placebo para la eosinofilia esofágica, los hallazgos endoscópicos y los síntomas tanto en pacientes adultos como pediátricos. No están exentos de efectos adversos como puede ser la candidiasis, insuficiencia suprarrenal, etc. Los estudios abogan por una terapia que debe ser mantenida a largo plazo por la alta tasa de recaídas tras su retirada. Sigue en estudio la dosis y duración óptima de cada terapia.
– Tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP): la tasa de respuesta varía ampliamente desde un 30 a un 70%.Están en estudio las posibles diferencias fisiopatológicas entre la EoE sensible y/o resistente a los IBP. Algunos ejemplos incluyen:
– Técnicas de biología molecular demuestran que la expresión del transcrito para el canal de potasio Kir2.1 (gen KCNJ2) es menor en los pacientes que responden a los IBP. Si se valida, esto podría proporcionar una detección potencial para terapias personalizadas.
– Los pacientes con rinitis alérgica y metabolizadores rápidos CYP2C19 tienen un mayor riesgo de pérdida del control de la EoE a pesar de la terapia continua con IBP.
– Dilatación esofágica: destinada a aliviar complicaciones como la estenosis; técnica destinada a modificar cambios estructurales sin alivio histológico.
– Terapias emergentes:
* Nuevas formulaciones de esteroides: budesonida viscosa, budesonida en comprimidos bucodispersables, etc.
* Tratamientos biológicos: ANTICUERPOS MONOCLONALES
Anti-L5: benralizumab, mepolizumab, reslizumab. Se están realizando estudios para valorar la mejoría tanto clínica como histológica de estos tratamientos, por la involucración de la IL-5 en la infiltración y supervivencia del eosinófilo, sin resultados científicamente concluyentes aún.
Anti-IL13: la IL-13 es un mediador claramente implicado en la patogénesis de la EoE, mediante la activación y quimiotaxis de los eosinófilos a través del aumento de los niveles de eotaxina-3 y periostina. El anticuerpo QAX576 parece reducir los síntomas pero no se ha demostrado efecto significativo en la actividad clínica de la enfermedad; mientras que RPC4046 consigue una reducción significativa de la eosinofilia esofágica y la actividad de la enfermedad endoscópica así como en la reducción de síntomas.
Anti-IL4 y Anti-IL-13: Dupilumab (aprobado por la FDA en > 12 años). Se están llevando a cabo ensayos que parecen demostrar mejoría sintomática, endoscópica e histológica significativa.
Anti-IgE (omalizumab) y Anti-TNF (infliximab). No existe ningún ensayo clínico con evidencia científica que apoye su uso en la EoE.
*Otras dianas moleculares en estudio: Integrina α4β7, Siglec 8, TSLP, TGFβ, canales de calcio, IL- 9, 15 y 33, receptor de eotaxina anti CCR3.
Dra. Guacimara Hernández Santana, Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife. Comité de Alergia Infantil SEAIC
BIBLIOGRAFÍA:
En esta primera entrada del blog del Comité de Anafilaxia parece lógico que hablemos acerca de lo que es la anafilaxia.
La anafilaxia es una respuesta inmunológica extrema del sistema inmunitario ante una sustancia alergénica a la que el paciente ha desarrollado alergia.
En esta reacción se libera una gran cantidad de histamina y otras sustancias químicas en el cuerpo, lo que causa una serie de síntomas graves, de instauración rápida y potencialmente mortales, especialmente si no se reconocen los síntomas a tiempo y no se actúa rápidamente.
En este caso la reacción alérgica afecta a todo el organismo, y puede manifestarse con síntomas variados y simultáneos en diversos sistemas; por tanto, sus síntomas pueden variar ampliamente, pero comúnmente incluyen síntomas sugestivos de alergia que afectan a la vez la piel, el aparato respiratorio, el tracto digestivo o sistema cardiovascular.
La afectación de la piel, con urticaria, enrojecimiento, picor o hinchazón, es la manifestación más frecuente en la anafilaxia; está presente en el 80 % de los casos.
La anafilaxia es una emergencia médica que requiere atención inmediata. El tratamiento principal es la inyección precoz de adrenalina intramuscular en el muslo.
Es crucial, una vez tratado el cuadro, identificar y evitar los desencadenantes conocidos de la reacción para prevenir futuros episodios de anafilaxia. El especialista adecuado para ello es alergólogo, a quien debe ser remitido todo paciente que haya presentado una anafilaxia.
Es importante que las personas alérgicas que hayan presentado una anafilaxia y sus familiares estén preparados para actuar en caso de una nueva reacción anafiláctica. Esto implica llevar siempre consigo una inyección de adrenalina y saber cómo administrarla correctamente
En Verano aumenta el consumo de futas de la familia de las prunáceas, que son aquellas que tienen un hueso que contiene en su interior una especie de almendra, como el melocotón, albaricoque, cereza, ciruela, paraguayo o nectarina. Se consideran responsables del 70 % de todas las reacciones alérgicas a las frutas.
Algunos tips importantes a tener en cuenta son:
La reacción alérgica a las prunáceas como el melocotón se suele producir después de su ingesta y, con menor frecuencia, tras su inhalación o tras el contacto cutáneo. Cuando provoca síntomas, suelen aparecer en la primera hora, habitualmente a los pocos minutos. Los síntomas que puede desencadenar incluyen:
Es importante un buen diagnóstico para evitar los alimentos con los que el paciente presente síntomas. Así mismo, siempre llevar consigo la medicación de rescate como antihistamínicos, corticoides y por supuesto la adrenalina autoinyectable.