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ESOFAGITIS EOSINOFÍLICA EN PACIENTES PEDIÁTRICOS

La esofagitis eosinofílica (EoE) se considera una enfermedad crónica emergente; en la actualidad, ha pasado a ser una de las condiciones más comunes en la valoración y diagnóstico de problemas alimentarios en niños así como en la evaluación de disfagia y/o impactación en la edad adulta.

Se ha estudiado más extensamente en países occidentales, pero, aunque existen datos de prevalencia, se precisan estudios más amplios para consensuar datos epidemiológicos reales. Una revisión sistemática reciente mostró que la prevalencia poblacional de esofagitis eosinofílica en niños es 19,1 casos por 100.000 niños/año (1), con gran variabilidad de los datos según la localización geográfica y, probablemente, de otros factores como el diseño del estudio, los criterios diagnósticos utilizados, etc.

Fisiopatogénicamente se caracteriza por una inflamación Th2 en la que intervienen mecanismos mixtos mediados y/o no mediados por IgE dando lugar a una inflamación eosinofílica en el epitelio esofágico que origina una disfunción del mismo, dando lugar a los síntomas clínicos característicos.

En la población pediátrica los síntomas más prevalentes son los vómitos, dolor abdominal, disfagia, odinofagia e impactación del bolo alimenticio. Estas características clínicas difieren también según la edad del niño, siendo en niños más pequeños (2-8 años) más frecuente: el fallo de medro, rechazo del alimento, dolor abdominal, vómitos, trastornos del sueño, etc. En niños mayores y adolescentes los síntomas se asemejan más a los adultos, presentando disfagia, impactación, odinofagia, regurgitación, etc.

La prueba de oro para el diagnóstico es la toma de biopsias tanto de esófago proximal como distal (aumentando así el rendimiento del estudio) mediante una endoscopia digestiva. Esta técnica precisa de la sedación del paciente, lo que supone un “inconveniente” sobre todo en población pediátrica. Por ello se están estudiando otras técnicas menos invasivas como:

Prueba del hilo esofágico (EST: esophageal string test), técnica basada en cápsulas que capturan las proteínas asociadas a los eosinófilos de la luz esofágica.

Citoesponja: tecnología basada también en cápsulas, diseñada originalmente para la evaluación de la mucosa esofágica en el esófago de Barrett.

Endoscopia transnasal sin sedación.

Estas técnicas y algunas otras en estudio también, podrían tener un papel importante en el control regular de la esofagitis, pero es muy poco probable que reemplacen la confirmación de un diagnóstico dudoso y/o actos terapéuticos realizables durante una endoscopia convencional como una dilatación.

Las opciones terapéuticas, ambas consideradas de primera línea son: tratamiento dietético y farmacológico:

– Terapias dietéticas: la fórmula de aminoácidos se describe como una terapia eficaz en niños con EoE, lo que indica la implicación de antígenos dietéticos en su patogenia. Se han descrito diversos enfoques dietéticos: dieta elemental, dieta dirigida según sensibilización alergénica, dietas empíricas, etc. La dieta de eliminación es una opción no farmacológica de primera línea para el manejo de la EoE; sin embargo, el orden y el número de antígenos específicos a evitar, así como su posterior reintroducción sigue siendo un área activa de investigación.

Corticoides tópicos: este tipo de fármaco actúa a diversos niveles en esta patología: vías/genes inducidos por IL-13, reducción de la eosinofilia esofágica e infiltración mastocitaria, regulación a la baja de los genes de los mastocitos, reducción de células T y citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral (TNF), etc.  Los metanálisis realizados utilizando fluticasona o budesonida demuestran la superioridad de los corticoides frente a placebo para la eosinofilia esofágica, los hallazgos endoscópicos y los síntomas tanto en pacientes adultos como pediátricos. No están exentos de efectos adversos como puede ser la candidiasis, insuficiencia suprarrenal, etc. Los estudios abogan por una terapia que debe ser mantenida a largo plazo por la alta tasa de recaídas tras su retirada. Sigue en estudio la dosis y duración óptima de cada terapia.

Tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP): la tasa de respuesta varía ampliamente desde un 30 a un 70%.Están en estudio las posibles diferencias fisiopatológicas entre la EoE sensible y/o resistente a los IBP. Algunos ejemplos incluyen:

– Técnicas de biología molecular demuestran que la expresión del transcrito para el canal de potasio Kir2.1 (gen KCNJ2) es menor en los pacientes que responden a los IBP. Si se valida, esto podría proporcionar una detección potencial para terapias personalizadas.

–  Los pacientes con rinitis alérgica y metabolizadores rápidos CYP2C19 tienen un mayor riesgo de pérdida del control de la EoE a pesar de la terapia continua con IBP.

Dilatación esofágica: destinada a aliviar complicaciones como la estenosis; técnica destinada a modificar cambios estructurales sin alivio histológico.

Terapias emergentes:

* Nuevas formulaciones de esteroides: budesonida viscosa, budesonida en comprimidos bucodispersables, etc.

* Tratamientos biológicos: ANTICUERPOS MONOCLONALES

Anti-L5: benralizumab, mepolizumab, reslizumab. Se están realizando estudios para valorar la mejoría tanto clínica como histológica de estos tratamientos, por la involucración de la IL-5 en la infiltración y supervivencia del eosinófilo, sin resultados científicamente concluyentes aún.

Anti-IL13: la IL-13 es un mediador claramente implicado en la patogénesis de la EoE, mediante la activación y quimiotaxis de los eosinófilos  a través del aumento de los niveles de eotaxina-3 y periostina. El anticuerpo QAX576 parece reducir los síntomas pero no se ha demostrado efecto significativo en la actividad clínica de la enfermedad; mientras que  RPC4046 consigue una reducción significativa de la eosinofilia esofágica y la actividad de la enfermedad endoscópica así como en la reducción de síntomas.

Anti-IL4 y Anti-IL-13: Dupilumab (aprobado por la FDA en > 12 años). Se están llevando a cabo ensayos que parecen demostrar mejoría sintomática, endoscópica e histológica significativa.

Anti-IgE (omalizumab) y Anti-TNF (infliximab). No existe ningún ensayo clínico con evidencia científica que apoye su uso en la EoE.

*Otras dianas moleculares en estudio: Integrina α4β7, Siglec 8, TSLP, TGFβ, canales de calcio, IL- 9, 15 y 33, receptor de eotaxina anti CCR3.

Dra. Guacimara Hernández Santana,  Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife. Comité de Alergia Infantil SEAIC

 BIBLIOGRAFÍA:

  1. Arias A, Perez-Martinez I, Tenias JM, Lucendo AJ. Systematic review with meta-analysis: the incidence and prevalence of eosinophilicesophagitis in children and adults in population-based studies. Aliment Pharmacol Ther 2016; 43(1): 3-15.
  2. Alfredo J Lucendo (2019): Pharmacological treatments for eosinophilic esophagitis: current options and emerging therapies, Expert Review of Clinical Immunology, DOI:10.1080/1744666X.2019.1705784
  3. Nirmala P. Gonsalves, Seema S. Aceves. Diagnosis and Treatment of Eosinophilic Esophagitis. J Allergy Clin Immunol. 2020 January ; 145(1): 1–7.
  4. Thomas Greuter, Ikuo Hirano, Evan S. Dellon. Emerging therapies for eosinophilic esophagitis. J Allergy Clin Immunol. 2020 January ; 145(1): 38–45.
  5. Arianna De Matteis et al. Eosinophilic Esophagitis in Children: Clinical Findings and Diagnostic Approach.Current Pediatric Reviews, 2020, 16, 206-214.

Cuándo recomendar una dieta de eliminación de alimentos en niños dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad muy prevalente en niños, calculándose que hasta un 20% de la población infantil podría padecerla. Afecta notablemente a la calidad de vida del paciente y sus familiares por las repercusiones en su vida social y familiar y porque puede afectar a la autoestima del niño.

El carácter recurrente de esta enfermedad y la falta de un tratamiento definitivo han animado a pacientes, familiares y comunidad científica a detectar sus posibles desencadenantes o factores agravantes, tanto ambientales como alimentarios. A lo largo de nuestra experiencia probablemente se nos haya sugerido por parte de algunos padres la posible relación de algún alimento o grupo de alimentos con los brotes que padece su hijo, pudiendo generarnos dudas sobre la necesidad o conveniencia de realizar dietas de exclusión en dichos casos.

Para intentar responder a la pregunta sobre la posible implicación de los alimentos o el beneficio de determinadas dietas en la evolución de la dermatitis atópica, se ha publicado una revisión sistemática de la literatura médica que comprende hasta julio 2016 (Lim et al. The role of elimination diets in atopic dermatitis -a comprehensive review. Pediatric Dermatology 2017; 34:516-527). Los autores han agrupado los estudios según el tipo de dieta utilizada y las características de pacientes (sensibilizados o no sensibilizados a los alimentos). La metodología de los estudios es variable , lo que hace difícil obtener conclusiones claras, siendo la mayoría no controlados con placebo y con resultados contradictorios. Teniendo en cuenta solo aquellos con nivel I de evidencia, sí se detecta una mejoría en la dermatitis atópica en pacientes con alergia confirmada mediante provocación oral doble ciego controlada con placebo, teniendo en cuenta tanto reacciones inmediatas como tardías. No hay datos que apoyen aconsejar dietas de eliminación estrictas de varios alimentos en pacientes con dermatitis atópica no alérgicos a los alimentos.

Teniendo en cuenta estos resultados solo deberían eliminarse los alimentos a los que el paciente se ha confirmado alérgico. La evitación de dichos alimentos no ofrece ninguna duda en el caso de las reacciones inmediatas, pero varios de los estudios de la referida revisión incluyen también las respuestas tardías, y con frecuencia no se especifican los criterios de positividad tenidos en cuenta en las prueba de exposición oral con el alimento. Hay que recordar que, según recomendaciones de la EAACI (Allergy 2007; 62: 723-728) para evaluar el empeoramiento de la dermatitis atópica por un alimento deben realizarse dietas de exclusión con el mismo durante al menos 4-6 semanas y en caso de mejoría, reintroducirlo a continuación para detectar, mediante datos objetivos (SCORAD), el empeoramiento o no de la dermatitis en los días siguientes  a la prueba de exposición.

Por otro lado, la cada vez más amplia experiencia con la inmunoterapia oral con alimentos contradice la idea de que el alimento que provoca una reacción inmediata en el paciente también podría empeorar la dermatitis atópica ya que, entre los efectos adversos de este tipo de inmunoterapia no se describe, al menos como frecuente, el empeoramiento de la dermatitis atópica que padecen con cierta frecuencia estos pacientes .

De todo ello podría concluirse que, en los pacientes con dermatitis atópica, debe valorarse muy cuidadosamente la recomendación de una dieta de exclusión de uno o varios alimentos. No deberá indicarse si solo hay una sensibilización detectada mediante pruebas cutáneas en prick o determinación de IgE específica sino cuando exista una verdadera alergia al alimento, con una respuesta clínica inmediata o tardía que, en este último caso, requerirá de una dieta de exclusión durante varias semanas y la reintroducción del alimento bajo control del especialista, ante la eventualidad de una reacción inmediata por pérdida de tolerancia durante el periodo sin exposición oral al alimento.

Rosa García Rodríguez. Facultativa especialista de área del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Comité de Alergia Infantil