¿Es usted alérgico a la proteína de leche de vaca o intolerante a la lactosa?: La pregunta que salva vidas

Y es que la diferencia es ciertamente importante. Tan importante como que una de ellas puede ser potencialmente mortal. ¿Sabrías decir a cuál de las dos nos referimos?

Comencemos por los términos importantes:

  • Leche: según la definición de la RAE:
    • Líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimento de sus crías.
    • Leche de algunos animales que se emplea como alimento de las personas.
    • Jugo blanco obtenido de algunas plantas, frutos o semillas.
      •  Es decir, CUIDADO, la leche puede ser de origen ANIMAL (vaca, oveja, cabra, búfala…) o VEGETAL (soja, arroz, avena, almendra, coco…).
  • Lactosa: según la definición de la RAE:
    • Azúcar (disacárido) que contiene la leche, formado por glucosa y galactosa.
      • Presente en leches de mamíferos.
      • La lactosa se “destruye” (es decir, se separa en glucosa y galactosa) mediante la acción de una enzima digestiva llamada lactasa.
  • Leche de vaca (composición): agua, proteínas (beta-lactoglobulina, alfa-lactoalbúmina, caseína…), grasas, vitaminas, hidratos de carbono (entre ellos, la lactosa) y minerales.
  • Yogures y quesos de origen animal: producto lácteo obtenido al fermentar la leche de animales mediante bacterias que transforman la lactosa en ácido láctico, por tanto, el contenido de lactosa en estos productos es menor. Pero siguen conteniendo lactosa (salvo aquellos específicos sin lactosa) y proteínas de leche de animales.
  •  Leche/yogures/quesos sin lactosa: leche de animales a los que se ha añadido lactasa de forma artificial (pero siguen conteniendo proteínas de leche).
  •  Leches/yogures vegetales (composición): NO contienen Contienen proteínas diferentes a las de la leche de animales.

 DIFERENCIAS FUNDAMENTALES ENTRE AMBAS (ver cuadro)

 

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 La alergia a las proteínas de la leche de vaca:

  1. Los pacientes pueden tener reacción con leches de otros mamíferos (vaca, cabra, oveja…).
  2. Reaccionan con pequeñas cantidades (el 50% con menos de 4.1 ml de leche).
  3. Pueden detectar trazas (menos de 0.1 ml de leche). Los pacientes altamente sensibilizados pueden reaccionar con mínimas cantidades e incluso con contaminaciones indirectas.
  4. Toleran leches vegetales (excepto si tienen además de su APLV, alergia a alguna de éstas).
  5. Las reacciones aparecen generalmente en las 2 primeras horas tras la ingesta.
  6. Los síntomas pueden ser cutáneos (habones, hinchazón de labios…), respiratorios (congestión nasal, dificultad para respirar…), digestivos (dolor abdominal, vómitos, diarrea…) y/o cardiovasculares (mareo, pérdida de conocimiento…).
  7. Las reacciones pueden ser potencialmente mortales en el caso de afectar a 2 o más órganos o sistemas (ANAFILAXIA).
  8. Requieren tratamiento urgente específico (por ejemplo, si la afectación es exclusivamente cutánea puede ser tratada con antihistamínicos y corticoides en caso de edema asociado, si los síntomas son respiratorios habrá que utilizar broncodilatadores de rescate y si estamos ante una anafilaxia, el tratamiento de elección será la adrenalina intramuscular).

La intolerancia a lactosa:

  1. Los pacientes toleran leche sin lactosa.
  2. Pueden consumir yogures sin lactosa y quesos con bajo contenido en lactosa (queso curado, parmesano, gruyere, mozzarella…). Pero es recomendable preguntar si pueden consumirlo.
  3. Pueden toleran leche y derivados lácteos con lactosa si toman previamente comprimidos de lactasa.
  4. Toleran leches vegetales.
  5. Suelen tener reacciones de tipo digestivo (dolor abdominal, diarrea, flatulencias…).

La cantidad SÍ importa:

3.2 mg de proteína de leche (unos 0.1 ml de leche de vaca) pueden desencadenar una reacción alérgica en al menos el 5% de los pacientes alérgicos a proteínas de leche de vaca. Al menos el 50% reaccionan con 133 mg de proteína de leche (unos 4.1 ml de leche).

EN RESUMEN: el conocimiento es poder. Y en este caso, el uso correcto del lenguaje es de vital importancia.

Grabémonos la pregunta clave:

¿Es usted alérgico a la proteína de la leche de vaca o intolerante a la lactosa?

  • Si la respuesta es SOY ALÉRGICO: CUIDADO, pueden tener reacciones alérgicas potencialmente mortales, incluso con trazas, que requieran tratamiento urgente. Tendremos que evitar cualquier contacto con leche de mamíferos y aquellos productos que puedan contenerla.
  • Si la respuesta es SOY INTOLERANTE: podemos dar leche y productos lácteos SIN lactosa. Podemos también preguntar por el grado de tolerancia, es decir, si tolera yogures o quesos.
  • Si tenemos DUDAS: es mejor SER PRECAVIDOS y EVITAR cualquier contacto con leche de mamíferos o aquellos productos que puedan contenerlos.

Porque hay preguntas que salvan vidas. Usémoslas.

 

Dra. Laura Argiz Álvarez. Clínica Universidad de Navarra (Madrid).

 

Bibliografía:

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Microbiota y alergia alimentaria – una nueva herramienta para su tratamiento

Lo primero, ¿Qué es eso de la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal se define como la comunidad de microorganismos que habita en nuestro tracto digestivo. Esta comunidad está formada por una gran variedad de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos que desempeñan un papel fundamental en la salud humana.

La composición de la microbiota intestinal depende de factores como la genética, la dieta, el modo de nacimiento, el tipo de lactancia y la toma de antibióticos entre otros, sobre todo en los tres primeros años de vida, que es cuando se establece la composición de nuestra microbiota intestinal que tiende a persistir en la vida adulta.

Nuestro estilo de vida urbano e industrializado nos expone a una menor diversidad microbiana y hace que esa exposición microbiana sea frente a una serie ¿concreta? O ¿microorganismos específicos? de microorganismos, lo que se traduce en una menor diversidad de nuestra microbiota intestinal y el desarrollo de una microbiota intestinal ¿específica? concreta que a su vez se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar una patología alérgica en general y alergia alimentaria en concreto.

En los últimos años, se ha demostrado que la microbiota intestinal juega un papel importante en la alergia alimentaria, lo que hace plantearnos si este papel podría aprovecharse a nuestro favor para prevenir e incluso llegar a tratar la alergia alimentaria.

Pero… ¿y qué es exactamente la alergia alimentaria?

La alergia alimentaria es una reacción exagerada e inapropiada del sistema inmunológico ante la proteína de un alimento específico. Puede producir diferentes síntomas desde los más leves (ej. picor en la boca) hasta las reacciones más graves potencialmente mortales llamadas anafilaxias.

¿Qué relación existe entre la microbiota intestinal y la alergia alimentaria?

Entre las funciones de la microbiota intestinal se encuentra el desarrollo y mantenimiento de un sistema inmunológico saludable.

Cuando se produce la introducción de la alimentación complementaria en los lactantes, la microbiota intestinal juega un papel fundamental en el desarrollo de tolerancia oral a los alimentos. Se trata de un momento crucial en el que una microbiota intestinal alterada puede contribuir a la aparición y desarrollo de la alergia alimentaria. A continuación, resumimos los hallazgos más relevantes obtenidos en estudios observacionales y preclínicos que apuntan al papel de la microbiota intestinal en el desarrollo de alergia alimentaria:

  • Determinadas exposiciones microbianas en la primera infancia se asocian a menor o mayor riesgo de desarrollar alergia alimentaria. Así, tener hermanos mayores o perro en domicilio durante el primer año de vida se asocia a un menor riesgo de desarrollar alergia a huevo al año de edad, mientras que nacer mediante cesárea se asocia a un mayor riesgo de tener alergia alimentaria.
  • La composición de la microbiota intestinal en los primeros meses de vida, se asocia a riesgo de desarrollar sensibilización alimentaria (el paso previo a una posible alergia alimentaria) en los primeros años de vida.
  • La composición de la microbiota intestinal de niños con alergia alimentaria es distinta a la de niños sin alergia alimentaria.
  • En niños con alergia alimentaria, la composición de su microbiota intestinal en los primeros meses de vida podría estar asociada a la adquisición de tolerancia espontánea en los siguientes años.
  • Modelos murinos han demostrado que: (i) la microbiota intestinal tiene un papel supresor y evita la sensibilización y el desarrollo de alergia alimentaria y que (ii) la susceptibilidad de tener alergia alimentaria se transmite a través de la microbiota fecal.

Los conocimientos adquiridos en estos estudios han sentado las bases para llevar a cabo ensayos clínicos en humanos en los que se emplean probióticos, prebióticos y simbióticos con el fin de manipular la microbiota intestinal existente como herramienta preventiva o terapéutica en la alergia alimentaria. Sin embargo, a día de hoy no existe evidencia científica suficiente que avale el empleo de estas terapias microbianas para prevenir o tratar la alergia alimentaria aunque sin duda es un campo prometedor en el que seguir trabajando.

Para ampliar: video en youtube de la Dra. Venter sobre el papel de la microbiota en la alergia alimentaria: (2023) Youtube.com: https://www.youtube.com/watch?v=IpZXU-iKF9A (Accessed: 14 February 2023).

Dra. Isabel Fernández de Alba Porcel, Hospital HLA Inmaculada, Granada. Comité de Alergia Infantil

Bibliografía

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Nuevos alimentos, viejos alérgenos

Los insectos forman parte de la cocina de muchos países del mundo y su consumo dentro de Europa va avanzando en últimos años. Aproximadamente dos mil millones de personas en todo el mundo consumen insectos especialmente en países como Asia, América Latina y África1.

El consumo de insectos es en la actualidad una tendencia alimentaria en auge. Desde el 1 de enero de 2018 la legislación europea cataloga a los insectos como “nuevo alimento” y según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), les considera “el alimento del futuro”.
Hoy en día, son cuatro los insectos autorizados en el mercado europeo: las larvas del gusano de la harina (en forma congelada, desecada y en polvo), la langosta migratoria (en forma congelada, desecada y en polvo), el grillo doméstico (en forma congelada, desecada, en polvo y polvo parcialmente desgrasado) y las larvas del escarabajo del estiércol (en forma congelada, en pasta, desecada y en polvo) 2. Aunque a nivel general este habito de consumo no está muy extendido, en nuestra dieta, consumimos de forma inadvertida el componente “E12” o carmín, una sustancia que se obtiene del insecto cochinilla, que se utiliza para teñir diversos alimentos de confiterías, pasteles y mermeladas, jarabes, yogures, bebidas y carnes.
Además, hay ocho solicitudes pendientes para insectos destinados a ser comercializados en diferentes formas que actualmente están siendo objeto de una evaluación de seguridad2.
Los insectos representan una alternativa a la carne y el pescado para satisfacer la creciente demanda de fuentes sostenibles de nutrición 1.

Desde el punto de vista nutricional, los estudios científicos avalan que los insectos son una fuente de nutrientes muy saludables con alto contenido en proteínas, vitaminas B1, B2 y B3, contienen omega 3 y 6, todos los aminoácidos esenciales y son una fuente importante de minerales como el hierro.
Hay otro factor que debe tenerse en cuenta y que juega a favor del consumo de insectos: el impacto medioambiental. La producción de proteína de insectos supone una importante reducción de gases de efecto invernadero y supone una menor contaminación respecto a otras proteínas de origen animal.

Respecto a la seguridad de su consumo, la Comisión Europea con el reglamento sobre nuevos alimentos, asegura que se disponga de la información alimentaria obligatoria para que sean seguros para los consumidores y estén debidamente etiquetados, incluyendo la identificación correcta de alérgenos.

Al igual que las proteínas de otros alimentos, las contenidas en los insectos, son susceptibles de desencadenar reacciones alérgicas graves. Cada vez son más los pacientes que llegan a nuestras consultas por reacciones alérgicas, incluyendo reacciones anafilácticas, tras la ingestión de insectos.

Se han identificado varios alérgenos implicados en la alergia a insectos, entre ellos la tropomiosina y la arginina quinasa, ambos panalérgenos conocidos por su reactividad cruzada con proteínas homólogas en crustáceos y ácaros del polvo doméstico. Se ha demostrado reactividad cruzada y/o cosensibilización de la tropomiosina de insectos y la arginina quinasa en pacientes alérgicos a los ácaros del polvo doméstico y a los mariscos (p. ej., langostinos, gambas). También se ha demostrado que el procesamiento térmico y la digestión no eliminaron la alergenicidad de las proteínas de insectos1.

Algunos estudios señalan que la proteína de la cutícula de la larva del gusano, podría ser un alérgeno importante en la sensibilización primaria al gusano de la harina. Otros alérgenos, como la actina,insectoo la cadena ligera similar a la miosina, también se identifican como factor de riesgo de reactividad cruzada entre crustáceos y gusanos de la harina 3.

La disponibilidad de este tipo de alimentos en supermercados y su venta on-line, esta haciendo que cada vez su consumo sea más frecuente.
Es importante el papel que juega el alergólogo en este momento en el que el consumo de insectos empieza a instaurarse poco a poco en nuestra dieta para poder asesorar adecuadamente a los pacientes.

Rocío Candón Morillo. Hospital Universitario de Jerez. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Bibliografía

1.-Insect (food) allergy and allergens. Steffie de Gier , Kitty Verhoeckx .Molecular Immunology. Volume 100, August 2018, Pages 82-106
2.- Los insectos como nuevos alimentos: claves para asesorar adecuadamente a la población sobre su consumo. Diario medico.
3.-Mankouri F1, Sereme Y2,3, Michel M2,3, Piarroux R4, Pahus , Chanez P1,6, Vitte J2,3, Gouitaa MJ Investig . Immediate Hypersensitivity to Mealworm and Cricket: Beyond Shrimp and House Dust Mite
Cross-Reactivity. Allergol Clin Immunol 2022; Vol. 32(1): 56-78

 

 

Telealergia: ¿vino para quedarse?

Artículo: Teleallergy: Where Have We Been and Where Are We Going? Ramsey A, Chen Wu A, Bender B, Portnoy J. J Allergy Clin Immunol Pract 2023;11:126-31.

La telemedicina se puede definir, como el uso de las tecnologías de la información, por medio de los sistemas telemáticos, para proporcionar asistencia médica, independientemente de la distancia que separa al paciente del profesional médico.

Los primeros datos de telemedicina aplicados al campo de la Alergología son muy escasos a partir de los años 90. Sin embargo, el uso de la telemedicina se incrementa de forma exponencial a partir del año 2020. Este año, queda marcado en la historia por la extensión de la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2019 (COVID-19), lo que condicionó un cierre de la actividad socioeconómica mundial casi global. Tras declararse la pandemia por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020, el gobierno español decretó el estado de alarma con el consiguiente confinamiento domiciliario, que se prolongó hasta junio de 2020. Posteriormente se han sucedido diversas olas pandémicas que han ido afectando de forma diversa la asistencia médica.

El modelo de acceso y prestación de la asistencia sanitaria cambió bruscamente, primero en la Atención Primaria, y posteriormente en las diferentes especialidades médicas. El patrón clásico de asistencia presencial, ha sido sustituido por un patrón mixto, en el que las herramientas de telemedicina han desempeñado un papel determinante. Centrándonos en el campo de la Alergología, investigadores norteamericanos dirigidos por Ramsey y cols., han llevado a cabo una revisión sobre el impacto de la telemedicina en la satisfacción de los pacientes alérgicos, en el coste de la asistencia, así como en el entorno normativo que debe regular en el futuro la telemedicina.

1.- Satisfacción del paciente

  • Satisfacción del paciente antes de la epidemia COVID:

Hay diversos estudios en los primeros años del siglo XXI. Así, en 2015, Portnoy y cols., compararon las visitas presenciales frente a la teleasistencia, en 169 pacientes pediátricos con asma bronquial. El 90% de los pacientes consideraban satisfactoria la asistencia sanitaria, y un 88% la recomendaría para las revisiones médicas.

  • Satisfacción durante la epidemia COVID:

Diversos estudios muestran una opinión favorable. En el estudio de Mustafa y cols., con 251 pacientes alérgicos, la satisfacción fue general para todos los tipos de enfermedades alérgicas, salvo en la alergia a alimentos, donde los pacientes consideraron óptima la visita presencial. En otro estudio dirigido por Emory con 269 pacientes, la satisfacción fue plena con la consulta telemática para el 79% de los pacientes, siendo el dato mas relevante la facilidad para poder asistir a la cita. No obstante, incluso con datos satisfactorios, los investigadores refieren que determinados procedimientos en el campo de la Alergología, como la realización de las pruebas cutáneas o los estudios de pruebas de tolerancia con alimentos o medicamentos requieren de la visita presencial. Otros estudios, sin embargo, muestran una mayor satisfacción con las visitas presenciales, especialmente en pacientes con dermatitis atópica, múltiples alergias a alimentos o pacientes pediátricos con asma bronquial.

2.- Satisfacción del médico

Tradicionalmente los alergólogos no han utilizado la telemedicina, por lo que se les deben facilitar herramientas que permitan su uso. Sin embargo, salvo en algunos países, no se han desarrollado programas de formación para los especialistas ni tampoco la asistencia mediante aplicaciones informáticas.

La principal ventaja de utilizar la telemedicina en la práctica clínica habitual es el ahorro de tiempo que supone para el médico disminuir las horas de consulta dedicadas a labores burocráticas. Este tiempo podría reinvertirse en reducir las listas de espera dedicadas a dar resultados analíticos, resolver dudas a pacientes a cerca de tratamientos de una forma más rápida, así como conseguir una comunicación más fluida con pacientes y médicos de Atención Primaria. De esta manera, se agilizarían procedimientos ordinarios y mejoraría la calidad asistencial del paciente.

3.- Coste socioeconómico de la telemedicina

Por un lado, la telemedicina puede reducir los costes de las enfermedades alérgicas ya que disminuye los gastos en el transporte hasta la consulta médica, así como el absentismo escolar y laboral. Sin embargo, tiene otras desventajas que pueden incrementar el coste como es la falta de acceso directo al profesional sanitario y su supervisión, lo que puede implicar una peor evolución clínica de la enfermedad. Existen pocos estudios durante la pandemia Covid de telemedicina y coste sanitario. En un estudio sobre pacientes pediátricos diagnosticados de asma bronquial, se observó que tras realizar un programa de telemedicina en el primer año de la pandemia Covid, hubo una reducción en las reagudizaciones asmáticas. Este hecho puede ser atribuible no a la telemedicina en si misma, sino a la escolarización en casa durante los primeros meses Covid, así como el uso de la mascarilla, ya que ambas situaciones redujeron la exposición a diferentes virus durante ese periodo de tiempo, lo que puede explicar la reducción en las exacerbaciones asmáticas. Por otro lado, es conocido que la telealergia tiene su mayor potencial de mejora del gasto sanitario en las zonas rurales o áreas que no disponen de alergólogo cercano, por lo que requieren un desplazamiento importante para la asistencia médica. Así, en un estudio alemán hecho con 112 pacientes con rinitis alérgica, la telemedicina generó un ahorro de 60.000 euros por año y redujo en 2.3 los días perdidos de trabajo o escuela, por paciente y año.

4.- Cambios en el marco regulatorio

La introducción y el uso progresivo de la telemedicina aplicado al campo de la Alergología, debe acompañarse de una actualización en el marco legislativo, así como de la cobertura y coste de los seguros de asistencia médica, tanto en la Sanidad Privada como Pública, que deben ir acometiéndose durante los próximos años.

CONCLUSIONES

Tras la pandemia Covid, la telemedicina aplicada al campo de la Alergología es una realidad. Esta herramienta ofrece ventajas, las principales, la reducción de absentismo laboral/escolar y transporte, la mejor adherencia en el seguimiento y la mayor agilidad en las revisiones médicas.  Ofrece también una posible mejoría en la educación continuada del paciente alérgico con las diferentes herramientas informáticas, así como en el seguimiento del cumplimiento terapéutico. Sin embargo, pese a estas ventajas, la asistencia presencial seguirá siendo vital en nuestra especialidad, para la realización de muchos de nuestros procedimientos diagnósticos y terapéuticos, así como para aquellos pacientes que requieran un diagnóstico inicial, una valoración directa por parte del alergólogo o cuando la gravedad o el control de la enfermedad así lo requiera.

Marta Reche.  Servicio de Alergología. Hospital Universitario Infanta Sofía. San Sebastián de los Reyes. Madrid. Comité de Alergia Infantil

Alergia al veneno de himenópteros en niños

La picadura de insectos en la población pediátrica es una causa frecuente de búsqueda de asistencia médica en época estival. La alergia al veneno de los himenópteros es una reacción del sistema inmunitario frente al veneno tras la picadura de éstos.

Las picaduras de himenópteros, principalmente de abejas y avispas, son los principales responsables de las reacciones alérgicas tras picadura de insectos en nuestro medio. Según la Guía Alergia al Veneno de los Himenópteros de la EAACI (Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica) las reacciones alérgicas sistémicas a picaduras de estos insectos afectan al 3,4% de los niños. La alergia a su veneno suele aparecer a partir de una segunda picadura, que es cuando el menor habrá quedado sensibilizado a su veneno, por lo que es más frecuente en niños mayores.

 

Las reacciones que suelen producirse son de dos tipos:

Locales cuando aparece enrojecimiento, hinchazón y dolor en la zona y puede afectar hasta a dos articulaciones.  El tratamiento es la limpieza de la zona con agua y jabón, se puede aplicar amoniaco y frío local, además de antihistamínicos y corticoides orales.

–  Sistémicas o generalizadas cuando los síntomas afectan a otras partes del cuerpo, suelen aparecer lesiones habonosas y mucho picor, inflamación en los ojos y la boca, síntomas respiratorios, dificultad para tragar, mareo, bajada de tensión e incluso pérdida de conocimiento. Estaríamos ante una anafilaxia que puede ser peligrosa para la vida si no se trata a tiempo. Por ello hay que administrar de forma rápida adrenalina intramuscular, además de corticoides y antihistamínicos orales y se debe acudir de inmediato a urgencias para una valoración por el equipo médico y completar el tratamiento si fuera necesario.

La alergia al veneno de avispa o de abeja puede diagnosticarse mediante una prueba de punción cutánea y/o con una analítica en sangre de anticuerpos en suero (IgE).

Una vez diagnosticada la alergia a veneno de himenópteros y con antecedentes de reacción anafiláctica,  la vacuna con veneno es el único tratamiento existente para prevenir futuros episodios y evitar las reacciones. Además, goza de muy buena reputación entre los pacientes pues claramente mejora su calidad de vida.

Los riesgos de reacción alérgica a picaduras de himenópteros en niños diagnosticados de alergia a su veneno, se incrementan durante los meses de verano debido al mayor tiempo que pasan al aire libre. El campo, la piscina y todos aquellos lugares con mucha vegetación o aguas estancadas son el ambiente ideal para este tipo de insectos.

Para evitar que estas picaduras se produzcan, sobre todo durante el verano, lo aconsejable es evitar en la medida de lo posible la proximidad a los nidos de avispas o abejas. Además, es recomendable que el niño no ande descalzo por el césped, sacudir la ropa antes de ponérsela, comprobar que los asientos, vasos u otros utensilios están limpios de insectos, evitar que lleven ropas llamativas o colonias y cremas muy perfumadas en el campo o tener los cubos de basura bien cerrados en lugares con vegetación.

Dra. Paula Méndez Brea. Médico adjunto del Servicio de Alergología. Complexo hospitalario universitario De Santiago de Compostela. Comité de Alergia Infantil SEAIC

 

Bibliografía:

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Actualización en Anafilaxia (guía GALAXIA)

Recientemente, se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, la tercera actualización de la Guía Galaxia, un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico y el tratamiento de la anafilaxia, en esta edición se presentan novedades relevantes como la perspectiva del paciente y la implicación de la sociedad para la creación de ambientes seguros.

La anafilaxia es la presentación clínica aguda más grave de una reacción alérgica y puede comprometer la vida del paciente, es una emergencia médica que requiere de una actuación inmediata, con el reconocimiento de la clínica y un tratamiento precoz, y de un manejo a medio y, largo plazo  que incluya  medidas de educación y prevención, en algunos casos se puede conseguir la curación, como la anafilaxia por veneno de himenópteros, o en algunas alergias alimentarias

Todo paciente que ha sufrido una anafilaxia debe ser derivado a un especialista de Alergología para realizar un estudio completo, confirmar el desencadenante sospechoso, prevenir nuevos episodios, evaluando la posibilidad del paciente de volver a desarrollarlos y recibir información, y un tratamiento adecuado.

El paciente diagnosticado de anafilaxia debe ser valorado por el especialista

por lo menos una vez al año, y en esa consulta se le debe explicar y dar por escrito:

  • Normas estrictas de evitación de los alérgenos (sustancias que provoca la reacción alérgica) implicados o sospechosos que incluyan los alergenos específicos y su reactividad cruzada con otros productos, esta información debe ser revisada en cada visita
  • Educación para el reconocimiento precoz de los síntomas típicos de la anafilaxia incluyendo un plan de actuación que indique al paciente que tratamiento administrar dependiendo de la clínica que presente en el momento de la reacción, y que le permita una actuación lo más rápida posible, para evitar un desenlace fatal
  • Educación y entrenamiento sobre el uso de autoinyectores de adrenalina. En los siguientes casos es necesario llevar dos dispositivos:  si hay coexistencia de asma inestable o moderada-grave persistente y alergia a alimentos, si hay coexistencia de enfermedad mastocitaria y/o triptasa basal elevada, falta de acceso rápido a asistencia sanitaria por barreas geográficas o idiomáticas, requerimiento previo de más de una dosis antes de llegar a un hospital, reacción previa casi mortal, dosis del autoinyector inferior a la calculada por peso del paciente.  Se deben administrar de forma precoz.

Existe un uso deficiente de los autoinyectores, por escasa información, miedo o aversión al tratamiento intramuscular, dificultades económicas o afectación en la calidad de vida por la dificultad de llevarlo consigo.  Los padres, tutores y docentes deben estar entrenados en su uso en el caso de los niños. El alergólogo debe informar de que la adrenalina tiene una vida útil corta, por lo que se debe revisar la fecha de caducidad y la reposición de los dispositivos caducados

  • Recibir información sobre las enfermedades o tratamientos (comorbilidades) que pueden provocar una sintomatología más grave, o disminuir la atención del paciente ante los síntomas. El asma mal controlada, las enfermedades cardiovasculares, algunos fármacos como los betabloqueantes, los IECA (inhibidores del enzima convertidor de la angiotensina), ansiolíticos, pueden aumentar el riesgo de desarrollar una anafilaxia fatal
  • Medidas de prevención: Tratamientos que pueden curar o mitigar la sensibilización a alérgenos específicos, como la inmunoterapia oral con alimentos en casos seleccionados, desensibilización a fármacos, o inmunoterapia con venenos de himenópteros. Llevar una pulsera o tarjeta de identificación médica en la cartera, recomendar llevar teléfono móvil si el paciente está solo

También es labor de los especialistas, pacientes, y asociaciones de pacientes impulsar medidas de salud pública, como exigir la mejora del etiquetado de los alimentos, exigir planes de acción en colegios, restaurantes ( información disponible y accesible para los ingredientes del alimento no envasado) y centros de ocio ( recomendar espacios alergoprotegidos que dispongan de lo necesario para asistir a una persona que sufra un episodio de anafilaxia ) e intentar conseguir que en edificios públicos, centros de ocio , y comerciales se disponga de autoinyectores de adrenalina, como ahora se dispone de desfibriladores.

Se aconseja al lector visualizar los siguientes videos sobre

Auto inyectores de adrenalina:

Anapen: https://youtu.be/8I-r_ftcUMc

Jext::  https://youtu.be/QDXRhZBNjFw

Altellus:  https://www.epinefrina.es/es-es/epinefrinaguide?userstate=public#

Emerade: https://youtu.be/NzyNoUeiu9o

Dra. M.ª Isabel Alvarado Izquierdo. Alergóloga del Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres. Miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC 

CÓMO ENFRENTARSE A UNA EPIDEMIA DE BRONQUIOLITIS Y EL ASMA INFANTIL.

Hemos superado una pandemia en los últimos años de un virus respiratorio que nos ha traído de cabeza y cuando estábamos “descuidados” nos encontramos con que nuestros niños ahora están “en peligro”. ¿Es así?, ¿nos debemos preocupar los padres/madres? ¿Y si nuestros hijos tienen asma?, ¿hay algo que podamos hacer?

Tenemos las UCI pediátricas y los servicios de urgencia saturados con casos de esta enfermedad respiratoria. Se ha estimado que hasta un 40% más que en años anteriores a la pandemia. Entonces: ¿Qué debemos saber?, ¿podemos prevenir esta infección? ¿Si nuestro hijo/a tiene asma, debemos tener especial precaución?

Esto era algo que podíamos prever, pues hemos pasado 2 años en los que los niños han estado con medidas de aislamiento estrictas que han ido desapareciendo, tales como mascarillas y la distancia social, han estado menos expuestos a virus y ahora, se enfrentan de nuevo a los virus típicos de estas fechas: la bronquiolitis, que aunque es una enfermedad epidémica y por tanto, todos los años hay muchos casos, este año parece que se están detectando con mayor frecuencia; la gripe, que se trata de otra enfermedad epidémica y se puede solapar con la anterior y además la Covid-19. Y los 3, pueden solaparse y darse en la misma época.

La bronquiolitis es una enfermedad de la vía respiratoria inferior que suele darse en menores de 2 años y que es causada fundamentalmente por el virus respiratorio sincitial (VRS) aunque también pueden influir otros virus respiratorios. Las pequeñas vías respiratorias bajas llamadas bronquios y bronquiolos se inflaman debido a esta infección, se llenan de moco y esto causa dificultad respiratoria. Suele ocurrir en los meses de invierno pero también puede tener un pico en los meses de primavera. Llamamos “bronquiolitis” al primer episodio y el resto ya serían episodios de “bronquitis”.

Lo primero que debemos saber es que no debemos alarmarnos a priori. Nos preocuparían sobre todo los niño/as más pequeñitos, fundamentalmente entre 2 y 6 meses o aquellos con algún factor de riesgo (inmunodeprimidos, prematuros, enfermedades cardiológicas, asma no controlada…) pero debemos ser conscientes, que aunque no existe un tratamiento específico, podemos tomar ciertas medidas para “prevenir” o tratar de la forma más adecuada. Generalmente en niños mayores y adultos, el cuadro suele pasarse como un simple cuadro catarral leve con mucosidad.

Ya que no existe un tratamiento específico, pues sobre todo en lactantes muy pequeños, los broncodilatadores no son eficaces, y no se trata con antibióticos, puede ser que estos niños precisen de oxigenoterapia y tengan que acudir a urgencias y que ingresar en el hospital. De ahí el “colapso” de urgencias y la atención hospitalaria. La buena noticia es que recientemente la Comisión Europea acaba de aprobar un anticuerpo monoclonal, llamado nirsevimab, que ha demostrado eficacia y seguridad en la prevención de enfermedad e ingreso por VRS para toda la población de recién nacidos y lactantes sanos o con enfermedades previas, aunque todavía no es de uso generalizado y habrá que esperar, por el momento, en la mayoría de casos.

Debemos estar atentos a las señales de alarma: decaimiento, falta de apetito, adormecimiento, fiebre de varios días que no cede (aunque no siempre tiene que haber fiebre) que puede significar una sobreinfección bacteriana, respiración superficial con taquipnea y tiraje subcostal (respiración rápida, podemos ver como las costillas suben y el abdomen sube y baja) y ante éstas, acudir a nuestro pediatra o médico especialista, y establecer las medidas de confort más adecuadas (tenerlos nutridos e hidratados, antitérmicos en caso de fiebre, etc).

Para prevenir estas infecciones podemos realizar lavado frecuente de manos, evitar el contacto con personas que presenten síntomas de catarro (no visitar o coger a niños de riesgo o bebés muy pequeños si tenemos un leve catarro aunque sea con síntomas leves) o evitar espacios con humo de tabaco, entre otras.

El 50% de los niños que tienen un episodio de bronquiolitis tiene más probabilidades de sufrir nuevos episodios de bronquitis y tener bronquitis de repetición, aunque normalmente conforme van creciendo y sobre todo a partir de los 3 años estos cuadros se reducen y dejan de ocurrir. Esto no quiere decir que todos vayan a ser asmáticos con el tiempo, pero evidentemente, habrá que vigilar y seguir su curso para ver evolución, pues un pequeño porcentaje de estos niños podrán desarrollar un asma infantil en el futuro.

En el caso de niños con episodios de broncoespasmos de repetición y/o asma  debemos tener la precaución de mantener su tratamiento de base en el caso de que lo tengan, bien con inhaladores u otros fármacos, seguir las instrucciones en cuanto al tratamiento del pediatra o especialista (alergólogo, neumólogo) que les trate y establecer las medidas anteriormente descritas.

En definitiva, mucho ánimo a esos padres y madres que se enfrentan a esta época de virus; recomendando información veraz y actualizada y trabajo en equipo, padres/madres y personal sanitario.

 

Margarita Tomás Pérez. Médico adjunto de Alergología. Hospital Universitario La Paz. Comité de Alergia Infantil. SEAIC

 

1-. Susana Rodríguez M. Bronchiolitis in the year of COVID-19. Arch Argent Pediatr.2020;118(3):222-223.

2-. Gómez C, Alarcón G, Cifuentes L. Beta-2 agonists for the treatment of bronchiolitis. Beta-2 agonistas para el tratamiento de bronquiolitis. Medwave. 2020;20(8):e7945. Published 2020 Sep 3. doi:10.5867/medwave.2020.08.7947.

3-. Hammitt LL, Dagan R, Yuan Y, Baca Cots M, Bosheva M, Madhi SA, et al;MELODY Study Group. Nirsevimab for Prevention of RSV in Healthy Late-Preterm and Term Infants. N Engl J Med. 2022;386(9):837-846.

4-. Garcia-Garcia ML, Calvo Rey C, Rabes T. Pediatric Asthma and viral infection. Arch Bronconeumol. 2016; 52(5): 269–273.

Más allá de la piel

La dermatitis atópica es una condición dermatológica cuya cronicidad afecta la calidad de vida de pacientes pediátricos y de sus cuidadores.

A menudo nuestros esfuerzos terapéuticos se centran en tratar lo más visible, olvidándonos o subestimando las heridas y cicatrices más profundas e invisibles.

El artículo “Skin Disease in Children: Effects on Quality of Life, Stigmatization, Bullying, and Suicide Risk in Pediatric Acne, Atopic Dermatitis, and Psoriasis Patients” se centra en investigar las consecuencias emocionales que pueden desencadenaralgunas patologías dermatológicas crónicas, entre ellas la dermatitis atópica.

El peso emocional de la dermatitis atópica es más extenso que el prurito que puede manifestar. La carga emocional producida por la percepción negativa de la propia imagen corporal dificulta las relaciones sociales con otros coetáneos o incluso con los familiares más cercanos.

Los padres u otros familiares manifiestan a menudo sensación de frustración, agotamiento, culpabilidad e impotencia que inconscientemente puede repercutir  en la relación con el menor y alterar las dinámicas familiares.

Se ha observado que pacientes los pediátricos con dermatitis atópica sufren alteraciones del comportamiento (mayor dependencia, aflicción, trastornos del sueño) similares a las que pueden padecer los pacientes pediátricos con otras enfermedades crónicas de mayor afectación sistémica.

El prurito les limita no sólo en sus casas, sino también fuera, en las actividades de ocio y extraescolares. Les exponen a actos de bulling que a veces conllevan a estados de ansiedad e incluso depresión que, en ocasiones, por suerte raras, pueden conducir a ideas autolíticas e intento de suicidio.

Para frenar esa deriva  es necesario implantar herramientas para aquellas figuras que a todos los niveles son referencia en la vida del menor:

  • A los padres, cuidadores principales, hay que educarles sobre los diferentes aspectos de la enfermedad y ofrecerles herramientas saludables para saber resolver conflictos y asegurar una armonía familiar.
  • A los educadores hay que instruirles para que sean capaces de desarrollar un ambiente escolar que ofrezca apoyo al menor. Programas escolares dirigidos a entrenar al profesorado a reconocer precozmente actos de bulling y favorecer la inclusión y relación entre compañeros.
  • A los médicos para que seamos capaces de tratar el paciente de manera global y no sólo las lesiones físicas de la enfermedad. Para que no nos limitemos en la apariencia del cuadro cutáneo, sino investigando también componentes emocionales, derivar a otros especialistas si fuera necesario, o poniendo en contacto al paciente y la familia con otros pacientes que sufran o haya sufrido de la misma condición. Además de intentar una decisión compartida médico-paciente de la mejor línea terapéutica que tenga en cuenta las prioridades del paciente, y así fortalecer la relación médico-paciente.

Concluyendo, la dermatitis atópica es una patología con gran impacto en todos los niveles de la vida del paciente, tanto físico como psicológicos. Se necesita de una visión multidisciplinar que incluya a todas las figuras capaces de mejorar la calidad de vida del paciente y limitar las afecciones de la dermatitis atópica, que va “mas allá de la piel”.

 

Nicola Giangrande, Hospital público da Mariña, Burela, Lugo. Comité de Alergia Infantil. SEAIC.

Reacciones adversas a vacunas en la era COVID-19

Las vacunas son elementos fundamentales en las estrategias de salud pública, pues ayudan a reducir la expansión, morbilidad y mortalidad asociadas a las enfermedades infecciosas. La vacunación es importante no sólo a nivel individual, sino también a nivel poblacional. Los programas de vacunación COVID-19 son un ejemplo del gran valor de esta estrategia de salud pública a todos los niveles.

Se administran millones de dosis de vacunas al año en todo el mundo, siendo el riesgo de reacciones adversas bajo y, en el caso de reacciones alérgicas  graves como la anafilaxia, el riesgo es aún menor. Esta baja incidencia de reacciones adversas observadas, incluso en las nuevas vacunas COVID-19, es otra de las razones para no retrasar o cancelar la administración de posteriores dosis.

Las reacciones a vacunas pueden ser de tipo alérgico o no alérgico, y ser debidas tanto al agente infeccioso que contienen como a alguno de los componentes utilizados en el proceso de fabricación de esa vacuna.

El estudio alergológico sólo es necesario en aquellas personas con historia de alergia a uno de los componentes de la vacuna que se desea administrar o que hayan presentado reacción alérgica con una vacuna en el pasado. El análisis detallado de la composición y el estudio alergológico adecuado, pueden ayudar a identificar el alérgeno responsable y el riesgo individual de sufrir una reacción posterior.

Recientemente hemos publicado una revisión donde se recogen los tipos y riesgos de reacciones adversas asociados con las vacunas anti-infecciosas, incluidas las nuevas vacunas COVID-19. Nuestro estudio también proporciona pautas para el diagnóstico preciso de estas reacciones e indicaciones para la administración controlada de nuevas dosis.

El objetivo final es mejorar la seguridad individual, asegurar la vacunación del mayor número posible de personas y que las personas con alergia puedan ser vacunadas en la misma medida que el resto de la población, ofreciéndoles alternativas si es necesario.

Todos estos enfoques podrían ayudar a eliminar barreras a la vacunación en personas con reacciones adversas a vacunas y a planificar su administración de manera segura.

Acceso al artículo completo en el siguiente enlace:  https://link.springer.com/article/10.1007/s40521-022-00311-8

Dra. Patricia Prieto Montaño. Facultativo Especialista Alergología. Hospital General Universitario Albacete. Comité de Alergia Infantil SEAIC

 

Mapa de inmunoterapia con alimentos en Europa

La relevancia tanto en términos de prevalencia, como en impacto socioeconómico de la alergia a alimentos está creciendo no solo en España, sino en todo el mundo, afectando a millones de pacientes. Hasta hace apenas dos décadas, la única solución para este problema era la identificación del agente causal, su evitación y la aplicación del tratamiento adecuado en caso de producirse un contacto accidental.

Sin embargo, en las últimas décadas, la comunidad científica ha puesto mucho esfuerzo en el desarrollo de terapias activas para tratar a los pacientes con alergia alimentaria, siendo la más relevante la inmunoterapia con alimentos. Estos esfuerzos han sido liderados mediante proyectos de investigación y ensayos clínicos que, a medida que iban publicándose, se  aplicaban en la práctica clínica diaria de algunos centros europeos.

Actualmente la inmunoterapia con alimentos, especialmente la inmunoterapia por ruta oral, se ha consolidado como un tratamiento eficaz y ya se incluye en las guías de la EAACI como tratamiento indicado en pacientes con alergia persistente a leche, huevo o cacahuete en centros con experiencia. Este paso adelante se ha visto reforzado por la reciente comercialización en Estados Unidos del primer producto para tratar la alergia a cacahuete con inmunoterapia oral. Sin embargo, el tratamiento, aunque eficaz, sigue siendo objeto de debate debido a su controvertido perfil de seguridad y su implementación en la práctica clínica diaria aún plantea ciertos dilemas.

En este contexto, desde el Board of Pediatrics de la EAACI se puso en marcha un grupo de trabajo con el objetivo de saber el nivel de implementación del tratamiento en Europa, y poder hacer una valoración del grado de experiencia que atesora el continente ante la probable alta expansión que sufrirá la aplicación del tratamiento fuera del ensayo clínico en los próximos años.

La metodología consistió en identificar a través de abstracts a congresos europeos y nacionales de los últimos 5 años, centros en los que se practicase la inmunoterapia, además de identificar autores en la literatura. Adicionalmente, se enviaron 3 rondas de emails desde la secretaría de la EAACI a todos los miembros, para intentar identificar más centros con experiencia. Los voluntarios participaron rellenando una encuesta extensa sobre la práctica general de la inmunoterapia, y más específica sobre la práctica de la inmunoterapia con leche, huevo y cacahuete.

Un total de 102 centros en 18 países en toda Europa participaron en el proyecto. El primer dato llamativo es la gran disparidad en la distribución por todo el territorio, siendo España el país con un mayor número de centros (n=39), seguido de Francia (n=16) e Italia (n=7), y con una escasísima representación en países con una gran población como por ejemplo Alemania, con un solo centro. Se indagó sobre la experiencia en el tratamiento de alergia a alimentos menos estudiados habitualmente, y se encontró un interesante patrón geográfico marcado por los hábitos de consumo. En el sur de Europa, se trataba con frecuencia la alergia a melocotón, en el centro de Europa la alergia a la avellana, y en el norte la alergia a pescados. La experiencia acumulada estimada de pacientes tratados para todos los alimentos identificados es 24,875 pacientes, lo que se puede considerar una cifra muy baja, teniendo en cuenta la prevalencia global de la alergia a alimentos.

El perfil de un centro “medio” europeo que realiza inmunoterapia con alimentos es un servicio que trabaja en la sanidad pública (80,4% de los centros identificados), que lleva 9 años realizando el tratamiento y ha tratado aproximadamente a 100 pacientes en total, por ruta oral eminentemente. El tratamiento se aplica de rutina en la práctica clínica habitual en el 80,4% de los centros, principalmente en hospitales terciarios (77,5%). El número de médicos medio por centro es de 3 alergólogos/pediatras y 2 enfermeras con todo el equipo médico necesario para atender eventuales reacciones. El 98% de los centros realizan pruebas de exposición oral previa al inicio de la inmunoterapia, y evaluaciones alternativas relevantes de la eficacia, como son el estudio de la calidad de vida o la tolerancia mantenida (sustained unresponsiveness) solo se realizan en el 20,6% y 54,9% de los centros, respectivamente. Las alergias alimentarias más frecuentemente tratadas en los centros son alergia a leche y huevo (91,2% y 78,4%, respectivamente), mientras que la implementación de la inmunoterapia con cacahuete no llega a la mitad de los centros (46,1%).

En conclusión, más allá de la disparidad de procedimientos, entornos y experiencia de los centros identificados, y teniendo en cuenta que no todos los centros europeos han participado en el proyecto, debemos reflexionar sobre si los recursos sanitarios están preparados para asumir la alta demanda de tratamiento prevista en los próximos años.

Por último, querría agradecer profundamente a todos los centros españoles que colaboraron en este estudio y que dedicaron tiempo a completar la encuesta. Muchas gracias a todos vosotros.

Pablo Rodríguez del Río, Facultativo especialista de área en Alergia Hospital Niño Jesús, Madrid, España. Comité de Alergia Infantil

REFERENCIAS RELEVANTES:

.- Hossny E, Ebisawa M, El-Gamal Y, et al. Challenges of managing food allergy in the developing world. World Allergy Organ J. 2019;12(11):100089.

.- Pajno GB, Fernández-Rivas M, Arasi S, et al. EAACI Guidelines on allergen immunotherapy: IgE-mediated food allergy. Allergy.2018;73(4):799-815

.- Chu KD, Wood RA, French S et al. Oral immunotherapy for peanut allergy (PACE): a systematic review and meta-analysis of efficacy and safety. Lancet. 2019 Jun 1;393(10187): 2222-2232

.- Rodríguez del Río P, Álvarez-Perea A, Blumchen K, et al. Food immunotherapy practice: Nation differences across Europe, The FIND project. Allergy. 2021; 00:1–13. https://doi.org/10.1111/all.15016

Estudio de alergia a betalactámicos en niños

La sospecha de alergia a betalactámicos es un motivo frecuente de consulta en niños, descartándose en la mayoría de los casos tras el estudio alergológico. Seguir el mismo algoritmo diagnóstico que en el adulto consume tiempo y pruebas que son molestas para el niño. En los últimos años diferentes grupos han investigado el valor de las pruebas cutáneas y serológicas, recomendándose en algunos casos la prueba de exposición oral directa.

El grupo de trabajo de la EAACI ha publicado una revisión valorando el diagnóstico de alergia a betalactámicos en niños. Diferencia las formas clínicas en función del mecanismo inmunológico y la cronología de la reacción:

  • Reacciones cutáneas benignas de aparición inmediata mediadas por IgE.

Las más frecuentes son leves con urticaria y/o angioedema, causadas en muchos casos por la infección subyacente. Diferenciarlas es difícil a pesar de la historia clínica, siendo necesario el estudio alergológico mediante pruebas cutáneas, seguidas de una prueba de exposición. Algunos autores proponen realizar la exposición oral sin pruebas cutáneas previas en las reacciones leves. A pesar de los estudios publicados, la evidencia para realizar prueba de exposición directa en niños con reacción inmediata es limitada.

  • Reacciones sistémicas de aparición inmediata mediadas por IgE.

Los fármacos son una posible causa de anafilaxia en niños, pero el riesgo de reacción mortal es extremadamente bajo. El diagnóstico precisa un estudio alergológico completo, que incluya pruebas in vitro (IgE específica, prueba de activación de basófilos) y pruebas cutáneas. Cuando estas pruebas son positivas, el riesgo de reacción con la prueba de exposición es alto. En los casos graves esta prueba solo se realizará si no hay alternativa terapéutica segura, comenzando por dosis muy bajas, estando contraindicada si durante la reacción índice se produjo un shock anafiláctico.

  • Reacciones no inmediatas leves, urticaria no inmediata/exantema maculopapular.

Las pruebas cutáneas en estos casos tienen muy baja sensibilidad y no están bien estandarizadas, pero el valor predictivo positivo es alto. Por otro lado, para las pruebas in vitro (prueba de transformación de linfocitos) se dispone de una evidencia limitada. Dada su baja sensibilidad, algunos autores realizan una prueba exposición oral directa, confirmando la seguridad del procedimiento. No hay acuerdo en el protocolo a seguir, administrándose generalmente la dosis fraccionada seguida de uno o varios días de administración domiciliaria. Haciendo referencia a un estudio que sugiere que los niños con reacción no inmediata leve podrían superar su alergia, podría indicarse la realización de una prueba de exposición tras al menos un año de la prueba de exposición positiva.

  • Enfermedad del suero-like.

Se observa generalmente en niños menores de 5 años, especialmente con cefaclor. El diagnóstico es fundamentalmente clínico. En estos pacientes se debe evaluar la tolerancia a otros betalactámicos que, generalmente, son bien tolerados.

  • Reacciones graves no inmediatas.

Incluyen el síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica, reacción a fármaco con eosinofilia y síntomas sistémicos, y la pustulosis exantemática aguda generalizada. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, junto a pruebas histológicas y analíticas. Se pueden realizar pruebas epicutáneas tras 6 meses de la reacción a pesar de tener una sensibilidad baja. Si estas son negativas, se pueden realizar pruebas intradérmicas, estando contraindicadas si durante la reacción índice hubo riesgo vital. En general, la prueba de exposición se realiza para excluir el diagnóstico de alergia en los casos de baja sospecha.

El grupo de trabajo concluye que hay una amplia variabilidad clínica en las reacciones a betalactámicos en niños, siendo la más común la reacción cutánea leve no inmediata con exantema maculopapular o urticaria tardía. En estos casos se recomienda el diagnóstico mediante la prueba de exposición, existiendo suficiente evidencia para realizarla sin pruebas cutáneas previas. Para poder definir una reacción como leve o de bajo riesgo hay que tener en cuenta la fiabilidad de los datos obtenidos de la historia clínica, la edad del niño, el tiempo transcurrido hasta realizar el estudio y las comorbilidades que pueda presentar el paciente. No hay un protocolo óptimo para la realización de la prueba de exposición ni consenso en su duración, por lo que es imperativo establecer un protocolo unificado.

Con respecto a las reacciones inmediatas leves, es necesario realizar más estudios para poder confirmar la seguridad de realizar la exposición sin pruebas cutáneas previas.

Finalmente, en relación con la posibilidad de que los niños con reacción no inmediata leve puedan superar su alergia, el consenso se recomienda la realización de estudios multicéntricos que incluyan un gran número de niños para investigar la historia natural de la alergia a betalactámicos.

Dos trabajos realizados en nuestro país repiten el estudio con prueba de exposición en niños tras el diagnóstico de alergia a betalactámico con reacción no inmediata leve. En ellos, el 50% y el 80% de los pacientes toleran el betalactámico en la segunda prueba de exposición controlada, realizada al menos 6-12 meses tras una primera prueba de exposición positiva. Todos los pacientes incluidos son menores de 8 años, predominando preescolares en los que en muchos casos un cuadro viral subyacente podría ser la causa de la reacción. Ante estos resultados y dado que los betalactámicos son de primera elección en la mayoría de los procesos infecciosos de origen bacteriano en el niño, se podría proponer repetir la prueba de exposición controlada tras un año de evitación, al menos en los niños de menor edad, siempre que la reacción inicial al betalactámico sea no inmediata y leve.

Candelaria Muñoz Román. Alergología Pediátrica, UGC Pediatría, H. Materno Infantil, Hospital Regional Universitario de Málaga. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Bibliografía

  • Blanca-López N, Atanaskovic-Markovid M, Gomes ER, Kidon M, Kuyucu S, Mori F, et al. An EAACI Task Force report on allergy to beta-lactams in children: Clinical entitisand diagnostico procedures. Pediatr Allergy Immunol. 2021; 32: 1426-1436.
  • Tonson la Tour A, Michelet M, Eigenmann P, Caubet JC. Natural history of benign nonimmeediate allergy to beta-lactams in children: a prospective study in retreated patiens after a positive and a negative provocation test. J Allergy Clin Immunol Pract. 2018; 6: 1321-1326.
  • Berroa F, Callero A, Fuentes-Aparicio V, Infante S, Alonso-Lebrero E, Zapatero L. Rechallenge in Pediatric Patients Diagnosed with delayed hypersensitivity to penicillins. J Investig Allergol Clin Immunol. 2013; 23: 369-370.
  • Sánchez de Toro MA, Muñoz Román C, Corzo Higueras JL. Negativización de estudio alérgológico en pacientes en edad pediátrica diagnosticados de reacción alérgica no inmediata frente a amoxicilina. Allergol et Immunopathol Proceedings. 2017; 166. ISSN 2014-9859. 41º Congreso SEICAP.
  • Ibáñez MD, Rodríguez del Río P, Lasa EM, Joral A, Ruiz-Hornillos J, Muñoz, C, et al. Prospective assessment of diagnostic tests for pediatric penicillin allergy: From clinical history to challenge tests. Ann Allergy Asthma Immunol. 2018;121(2):235-244.

 

Anafilaxia en el lactante.

En los últimos meses se han publicado varios artículos acerca de la anafilaxia en el lactante.

Cárdenas Morales y Hernández Trujillo (1) nos dan una visión global a través de una revisión. Carlisle y Lieberman (2) se centran en el manejo del episodio y Frith y colaboradores actualizan las guías de la  Australasian Society of Clinical Immunology and Allergy (ASCIA) (3).

La incidencia de la anafilaxia está  aumentando particularmente en los lactantes y preescolares, aunque los datos son limitados y las cifras varían según los diferentes autores.

Las peculiaridades del lactante incluyen diferencias en la presentación clínica, las comorbilidades asociadas, dificultades en el diagnóstico y en el tratamiento, siendo por todo ello aún menor la frecuencia de utilización de adrenalina que en otras edades.

Como factores de riesgo en lactantes hay que considerar comorbilidades como el asma, la bronquiolitis y la laringotraqueobronquitis. Entre los posibles cofactores se incluyen la fiebre, infecciones respiratorias y el estrés. No parece haber acuerdo (1,2) en el papel del eccema atópico como comorbilidad de interés en anafilaxia.

Los síntomas más frecuentes en lactantes suelen ser cutáneos, seguidos de los respiratorios y digestivos. Los síntomas cardiovasculares parecen ser menos frecuentes o peor detectados. Además, la sintomatología puede pasar de tener valor diagnóstico a ser inespecífica según el contexto clínico, o pasar desapercibida por ser específica del lactante (Tabla 1) (2). También debemos tener en cuenta que el diagnóstico diferencial es amplio, con entidades propias de esta edad (Tabla 2)(1).

La alergia alimentaria es el principal desencadenante, destacando la leche y el huevo como los principales implicados. Sin embargo, hay que tener en cuenta los hábitos de consumo local. En nuestro medio las frutas y pescados son también causa frecuente de anafilaxia (1).

En cuanto al diagnóstico en el lactante, se han identificado varias dificultades

  • La imposibilidad a esta edad de comunicar síntomas verbalmente
  • Las diferencias entre las distintas definiciones de anafilaxia. Aunque los criterios de Sampson et al está muy extendidos y se consideran aplicables también en este grupo de edad, algunas sociedades como la ASCIA no incluyen la sintomatología digestiva como criterio de anafilaxia
  • La determinación de triptasa suele tener limitaciones en el caso de la anafilaxia inducida por alimentos y no se han determinado puntos de cortes específicos a esta edad.

El tratamiento se basa en el reconocimiento de síntomas, y en la administración precoz de adrenalina. Como medidas adicionales, la guía ASCIA recomienda específicamente  evitar que los lactantes estén en brazos sobre el hombro de sus cuidadores y recomienda que se mantengan horizontales sobre los brazos del cuidador (3). Aunque pueden ser necesarias medidas adicionales como la fluidoterapia, apenas se mencionan otros fármacos, como los antihistamínicos y corticoides (2), acerca de los que sí se discutía en revisiones previas (4,5).

La infrautilización de adrenalina se ha atribuido a un peor reconocimiento de los síntomas, pero también a una menor  prescripción de dispositivos de adrenalina. Una de las razones se debe a que en lactantes hay discordancia entre el peso y la dosis de los autoinyectores disponibles (0.15 y 0.3 mg). Tanto la guía de anafilaxia pediátrica de EAACI de 2007(6) como la australiana proponen la prescripción de dispositivos de 0.15mg lactantes-niños a partir de los 7.5 kg de peso (3). En 2017 la Food and Drug Administration autorizó la comercialización de dispositivos de 0.1mg en Estados Unidos, por lo que las recomendaciones en este punto varían según la guía consultada (1,2,4).

Finalmente, desconocemos aun el efecto de las recomendaciones actuales de introducción precoz de la alimentación complementaria en la incidencia y prevalencia futuras de anafilaxia en lactantes.

 

Órgano Diana Síntoma Típico propio de otras edades Síntoma poco frecuente…o propio de lactante
Piel Habones, rash, picor, angioedema Roce ocular, picor ocular, rascado de las orejas, sacar la lengua, lamido repetido de labios o de las manos
Digestivos Vómitos, diarrea, dolor abdominal Escupir, arquear la espalda, llevarse las rodillas al pecho, hipo
Respiratorios Tos, sibilancias taquipnea Llanto, afonía, meterse los dedos en la orejas, tirarse de las orejas
Cardiovascular Hipotensión, desmayo, sincope Piel moteada
Neurológico Irritabilidad, llanto inconsolable, letargo

Tabla 1. Síntomas de anafilaxia en lactantes. De A Carlisle y J. Lieberman

Signo/Síntoma  Guía Diagnóstico alternativo
Angioedema Angioedema Hereditario

Celulitis

Diarrea Gastroenteritis
Habones/Rash Dermatitis de contacto

Eritema multiforme

Mastocitosis

Síndrome de piel escaldada estafilocócica

Síndrome de shock tóxico

Hipotensión Shock séptico
Neurológico Intoxicación por fármacos o alcohol

Encefalitis

Hemorragia intracraneal

Meningitis

Traumatismo no accidental (maltrato)

Convulsión

Dificultad respiratoria Asma

Espasmo del Sollozo

Bronquiolitis

Crup

Aspiracion de cuerpo extraño

Membrana laríngea

Traqueolaringomalacia

Anillo vascular

Vómitos Enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (FPIES)

Intoxicación alimentaria

Gastroenteritis

Reflujo gasotroesofágico

Otros BRUE (episodios breves resueltos inexplicado: brief resolved unexplained) **

Síndrome de Munchausen

Síndrome de muerte súbita del lactante

Tabla 2. Diagnóstico diferencial de anafilaxia en lactantes **Denominación actual del Episodio Aparentemente Letal

 

 Esozia Arroabarren Aleman. Servicio de Alergología. Complejo Hospitalario de Navarra. Comité de Alergia Infantil SEAIC

Bibliografía

  1. Cardenas-Morales M, Hernandez-Trujillo V. Infant Anaphylaxis: A Diagnostic Challenge. Curr Allergy Asthma Rep. 2021 Feb 23;21(2):12. doi: 10.1007/s11882-021-00990-4.

 

  1. Carlisle A, Lieberman J. Clinical Management of Infant Anaphylaxis. J Asthma Allergy. 2021 Jul 8;14:821-827. doi: 10.2147/JAA.S286692.

 

  1. Frith K, Smith J, Joshi P, Ford LS, Vale S. Updated anaphylaxis guidelines: management in infants and children. Aust Prescr. 2021 Jun;44(3):91-95. doi: 10.18773/austprescr.2021.016.

 

  1. Greenhawt M, Gupta RS, Meadows JA, Pistiner M, Spergel JM, Camargo CA, Jr, et al. Guiding principles for the recognition, diagnosis, and management of infants with anaphylaxis: an expert panel consensus. J Allergy Clin Immunol Pract 2019;7:1148-1156.e5. 10.1016/j.jaip.2018.10.052 –

 

  1. Simons FE, Sampson HA. Anaphylaxis: Unique aspects of clinical diagnosis and management in infants (birth to age 2 years). J Allergy Clin Immunol. 2015 May;135(5):1125-31. doi: 10.1016/j.jaci.2014.09.014.

 

  1. Muraro A, Roberts G, Clark A, Eigenmann PA, Halken S, Lack G, Moneret-Vautrin A, Niggemann B, Rancé F; EAACI Task Force on Anaphylaxis in Children. The management of anaphylaxis in childhood: position paper of the European academy of allergology and clinical immunology. Allergy. 2007 Aug;62(8):857-71. doi: 10.1111/j.1398-9995.2007.01421.x.

 

BABY LED WEANING. VISION DEL ALERGÓLOGO

En los últimos 15 años una nueva forma de alimentación del bebé, Baby led weaning (BLW), ha ido creciendo en popularidad. Se inició en Reino Unido y Nueva Zelanda y después se ha ido extendiendo por el resto de los países de Europa, así que en la actualidad no es raro que atendamos a pacientes cuyos padres están siguiendo este método de alimentación.

BLW se define como el proceso de iniciar la alimentación complementaria del niño con alimentos del tamaño y textura adecuados para comer por sí mismo, comenzando aproximadamente a los 6 meses de edad. Se define también como “auto-weaning” lo cual significa ofrecer los alimentos individuales troceados o triturados que toma habitualmente la familia. El bebé decide qué, cuánto, y en qué tiempo come, siendo así un compañero activo en el proceso de su alimentación en lugar de un recipiente pasivo al que hay que llenar de alimentos.

En general, es más fácil para los cuidadores, ahorra dinero y tiempo, ya que los bebés pueden comer la comida familiar con algunos ajustes menores (como reservar una porción para el bebé antes de agregarle sal), reduciendo la necesidad de comprar o preparar comida específica para ellos.

Sin embargo, este procedimiento causa preocupación a los pediatras por el riesgo de una ingesta deficitaria en vitaminas y minerales, como el hierro, u otros nutrientes, así como por el riesgo de atragantamiento.

La Sociedad Europea de Gastroenterología pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) en 2021 ha declarado que no hay suficiente evidencia para concluir acerca de la conveniencia de este procedimiento. Una revisión no sistemática de 2016 había llegado a conclusiones similares. En el año 2018, una revisión sistemática analizó la evidencia publicada hasta entonces, para valorar si este método es seguro y recomendable, así como la necesidad de futuras investigaciones. Esta revisión concluyó que, para evitar riesgos en el bebé, los padres que deseen seguir este método necesitan una cuidadosa y profunda educación nutricional, particularmente sobre cómo preparar los alimentos para que resulten seguros, saludables y nutritivos. Esta revisión sistemática concluye que existe insuficiente evidencia para determinar si es adecuada la ingesta de nutrientes y energía. De hecho, persiste la preocupación de estudios previos observacionales en los que se determina que los padres que siguen BLW estiman que sus hijos toman más lácteos y menos alimentos sólidos comparados con los que siguen el método tradicional. Sin embargo, estudios más recientes sugieren que un método de BLW modificado, que incluya recomendaciones sobre la introducción de alimentos ricos en hierro y evitando aquellos con riesgo de atragantamiento, pueden tener efectos preventivos de estos riesgos y posibles deficiencias. En cualquier caso, se necesitan investigaciones con estudios más grandes y randomizados.

Sin embargo, en estas revisiones no se contempla la influencia que puede tener el seguimiento de este método en la incidencia de alergia a alimentos; particularmente en los niños con riesgo alto de atopia, es decir, aquellos con antecedentes personales o familiares de primer grado (padres o hermanos) con dermatitis atópica, alergia alimentaria o alergia respiratoria en forma de rinoconjuntivitis y/o asma.

En estos niños habría que considerar de forma especial por una parte, el momento y la forma de introducción de los alimentos y por otra, la exposición epicutánea temprana a dichos  alimentos.

Se han publicado múltiples estudios controlados, randomizados, prospectivos, que muestran evidencia de que la introducción temprana de cacahuete y huevo cocinado disminuye la incidencia de alergia a estos alimentos en niños de alto riesgo de presentarla, aunque la cantidad y la forma precisa de introducción requiere más investigación. Varios estudios de prevención de alergia a otros alimentos han mostrado evidencia de seguridad, pero no de eficacia. El estudio EAT (Enquiring About Tolerance) randomizó a lactantes de la población general para una intervención en la cual se introducía leche, huevo, cacahuete, sésamo, pescado y trigo desde los 3 meses de edad, pero tuvo una moderada adherencia y el análisis estadístico no mostró significación estadística para la prevención de alergia alimentaria. No obstante, no hubo un riesgo aumentado de alergia a ninguno de estos alimentos comparado con el grupo de introducción estándar. Otro estudio (“HealthNuts study”) demostró que la introducción del anacardo antes del año de edad se asocia a la ausencia de alergia a este alimento a los 6 años. Hasta la actualidad no hay estudios de seguridad y eficacia de la introducción temprana de otros frutos secos, soja o mariscos. Varios estudios han indicado que los niños con dieta más diversa de forma temprana tienen una incidencia inferior de alergia a alimentos.

Recientemente la Sociedad europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) ha publicado una guía de prevención de desarrollo de alergia a alimentos en lactantes y preescolares basada en una revisión sistemática de la evidencia actual y en la opinión de expertos. En ella se recomienda lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses de vida, aunque la introducción de alimentos sólidos entre los 4 a 6 meses es también recomendada. Como novedad respecto a la guía anterior de 2014, sugieren evitar suplementos de fórmula de leche de vaca en la primera semana de vida, la introducción temprana de huevo bien cocinado (evitando huevo crudo o pasteurizado sin cocinar) y la introducción de cacahuete en una forma apropiada para el lactante, aunque no está claro el beneficio de la introducción de cacahuete en países sin alta prevalencia de alergia a este alimento. Tampoco está claro el beneficio en la introducción temprana de otros frutos secos y otros alérgenos alimentarios.

La mayoría de otras guías sugieren también no retrasar la introducción en la dieta de los alimentos alergénicos. Aunque el orden de introducción depende de las guías de cada país, es común en todas ellas, al igual que en la guía de la EAACI, la recomendación de introducir precozmente el huevo y cacahuete basados en la evidencia actual. Otros alimentos evaluados, como la leche, trigo, sésamo y pescados en los que se ha descartado riesgo de alergia con su introducción precoz, podrían ser la siguiente prioridad. Habría que analizar la influencia en la introducción precoz en niños de alto riesgo de aquellos otros aún sin evidencia actual, como los frutos secos, soja y mariscos.

Esta introducción temprana podría verse favorecida por el método BLW siempre que se hiciese en la forma, cantidad y frecuencia adecuada. Una vez que la introducción de un alimento se ha iniciado, es muy importante que se mantenga de forma regular en la dieta. No hay que olvidar, por otra parte, que el objetivo de la alimentación complementaria temprana con alimentos alergénicos es ofrecerlos sin exceder las necesidades calóricas en este periodo de alimentación y sin desplazar a otros alimentos ricos en nutrientes como frutas, verduras, carnes y cereales.

En conclusión, aunque existe interés creciente en la introducción temprana de los alimentos alergénicos, las decisiones con respecto a la eficacia preventiva, seguridad, momento de introducción, dosis y formas de estos alimentos alergénicos son difíciles dado que aún no disponemos de la evidencia científica suficiente para todos ellos y suponen un reto para pediatras, alergólogos y familias.

Por otra parte, este método en el que el lactante se autoalimenta, podría aumentar la exposición epicutánea temprana a los alimentos a través del traspaso de las manos al cuerpo del bebé. Actualmente hay una creciente evidencia de la exposición epicutánea temprana, particularmente en aquellos pacientes con barrera cutánea alterada, favorece la sensibilización y la exposición oral favorece la tolerancia.

En modelos animales se ha demostrado que la exposición epicutánea sensibiliza a los animales de manera más efectiva que la oral e intraperitoneal y que la alteración de la barrera cutánea juega un papel importante en el desarrollo de alergia alimentaria y puede contribuir a la gravedad de las reacciones.

La sensibilización a través de la piel puede ser explicada por la exposición de los alimentos a través del ambiente (polvo, superficies…) o a la transferencia de los alérgenos a través del contacto mano-cuerpo. En este sentido, un estudio demostró que la aplicación de cremas que contenían cacahuete era un factor de riesgo independiente para el desarrollo de alergia a este alimento y varios estudios han encontrado relación entre la exposición a cacahuete en el ambiente del bebé (ropa de cama, zona de juegos) y la alergia al mismo, llegándose a cuantificar el aumento del riesgo de sensibilización a cacahuete por cada unidad de su concentración en el ambiente.

Otros estudios en humanos muestran que la alteración de la barrera cutánea en la dermatitis atópica, debida a la mutación del gen de la filagrina, puede favorecer la penetración de los antígenos y la inflamación tipo2. Actualmente hay una evidencia creciente de la importancia de la inflamación de la barrera cutánea en el desarrollo de sensibilización y alergia a alimentos, de ahí el interés reciente de la restauración de esta barrera cutánea en la prevención de la alergia alimentaria.

De todas estas consideraciones deducimos que el seguimiento del método BLW debería ser, en los pacientes de alto riesgo de alergia alimentaria, consensuado y supervisado por pediatras y/o alergólogos.

Atendiendo a los datos de los que hasta ahora tenemos evidencia deberían seguirse las siguientes recomendaciones:

  • Introducir de manera prioritaria el huevo cocinado que es el alimento sólido con mayor incidencia de alergia en niños en nuestro medio.
  • Posteriormente se introducirían otros alimentos alergénicos: pescado, legumbres, etc.
  • Respecto a los frutos secos distintos de cacahuete o mariscos, no existen suficientes datos para recomendar su introducción temprana, aunque hipotéticamente podría ser también preventiva si se introducen en forma y cantidad segura.
  • Los alimentos se deben introducir de manera progresiva y no deberían introducirse más de uno cada día. Una vez introducidos es importante que se mantengan de forma regular en la dieta. 
  • Por otra parte, habría que evitar que el método BLW conlleve una mayor exposición epicutánea por el contacto de los alimentos con la piel, lo que favorecería la sensibilización. No debemos olvidar el control de la dermatitis atópica en estos niños para evitar la alteración en la barrera cutánea de la piel inflamada.

Dra. Soledad Terrados, Hospital Ramón y Cajal. Comité de Alergia Infantil SEAIC

BIBLIOGRAFIA 

-Enza D’Auria1* , Marcello Bergamini et all Baby-led weaning: what a systematic review of the literature adds on. Italian Journal of Pediatrics (2018) 44:49

-Susanne Halken, Antonella Muraro, Debra de Silva et all. EAACI guideline: Preventing the development of food allergy in infants and young children (2020 update) Pediatr Allergy Immunol. 2021;32:843–858

-Brian Schroer, MDa, Marion Groetch, MS et all Practical Challenges and Considerations for Early Introduction of Potential Food Allergens for Prevention of Food Allergy .J Allergy Clin Immunol Pract 2021;9:44-56

-H.A. Brough,  K.C. Nadeau et all  Epicutaneous sensitization in the development of food allergy: what is the evidence and how can this be prevented? Allergy. 2020 September ; 75(9): 2185–2205.

Un paso más cerca de definir la anafilaxia

La falta de una definición universalmente aceptada o unos criterios diagnósticos claros de anafilaxia ha conllevado a lo largo de estos años importantes fallos en su reconocimiento y tratamiento.

Recientemente, se ha avanzado en este sentido con el consenso de la World Allergy Organization (WAO) y 50 sociedades de alergología de diferentes países 1:

En este consenso mundial, se ha definido la anafilaxia como una reacción alérgica generalizada, grave, de inicio rápido y que puede causar la muerte. La anafilaxia grave se caracteriza por el compromiso potencialmente mortal de la vía aérea, respiratorio o cardiovascular y puede ocurrir en ausencia de síntomas cutáneos o shock circulatorio.

Además, ha simplificado los criterios diagnósticos en:

  1. Síntomas cutáneos típicos + síntomas significativos que afecten al menos a otro órgano

ó

  1. Exposición a un conocido o probable alérgeno para ese paciente, con compromiso respiratorio y/o cardiovascular.

La propuesta del comité de anafilaxia de la WAO consiste simplificar los criterios diagnósticos combinando los dos primeros de NIAID/FAAN y modificando el tercero, teniendo una alta probabilidad de anafilaxia si cumple al menos 1 de los 2 criterios:

1.-Inicio agudo (de minutos a varias horas) de una enfermedad con afectación simultánea de la piel, mucosas o ambos (ej. urticaria generalizada, picor, eritema, edema de labios, lengua, úvula), más al menos 1 de los siguientes:

  1. Compromiso respiratorio (ej. disnea, sibilancias, broncoespasmo, estridor, hipoxemia, PEF reducido).
  2. Hipotensión* o síntomas de disfunción orgánica (ej. hipotonía, síncope, incontinencia).
  3. Síntomas gastrointestinales graves (ej. dolor abdominal intenso, vómitos repetidos), especialmente tras exposición a alérgenos no alimentarios.

2.- Inicio agudo (de minutos a varias horas) de hipotensión, broncoespasmo o espasmo laríngeo tras la exposición a un alérgeno conocido o probable para ese paciente, incluso en ausencia de afectación cutánea.

* Hipotensión: descenso de TAS >30% de la basal. Niños <10 años: TAS < (70 mmHg + (2 x edad en años)). Adultos y >10 años: TAS <90 mmHg.

Los agentes causales de la anafiliaxia varían en función de la edad y del área geográfica. En los primeros meses de vida la principal causa es la alergia a las proteínas de la leche de vaca, y en los niños más mayores son el huevo, los cereales y los frutos secos.

La gravedad de la anafilaxia depende de la causa, la dosis ingerida y de los cofactores, que pueden ser endógenos (sexo, edad, enfermedad cardiovascular, mastocitosis, atopia, triptasa sérica  elevada, infección concomitante, estado hormonal) o exógenos (ejercicio, estrés, insomnio, alcohol, IECA, IBP, etc.).

La anafilaxia es una emergencia médica que requiere una identificación y tratamiento rápidos.

El tratamiento de primera línea es la ADRENALINA INTRAMUSCULAR. Los dispositivos denominados autoinyectores de adrenalina son fundamentales para poder aplicar de forma rápida y segura la medicación en cualquier medio. Las dosis recomendadas según edad/peso son:

  • <10 kg: 0,01 mg/kg.
  • Niños 1-5 años: 0,15 mg.
  • Niños 6-12 años: 0,3 mg.
  • Adolescentes y adultos: 0,5 mg.

* 0.01 mg/kg con dosis máxima de 0,5 mg.

El automanejo de la reacción por el paciente/padre/tutor es imprescindible: debe saber reconocer la reacción, portar el autoinyector de adrenalina y saber usarlo. Además, deberá solicitar asistencia sanitaria urgente para recibir tratamientos complementarios si fuera preciso (adrenalina, corticoide, etc.) y observación.

Se recomienda portar un plan de acción ante una anafilaxia, por escrito y específico para cada paciente (https://www.seaic.org/documentos/protocolo-de-actuacion-en-ninos-que-sufran-una-reaccion-alergica-en-la-escuela), así como recordar y entrenar periodicamente sobre el uso de los autoinyectores: “Cómo aplicar adrenalina autoinyectable en un menor” (https://www.youtube.com/watch?v=g_l7ECDN-W8&list=PLhBG2DbcGZJ-eyG1X5mGvBmfMvcJyanle&index=2).

Dra. Laura Argiz Álvarez de la Cínica Universitaria de Navarra en Madrid. Comité de Alergia Infantil SEAIC

Bibliografía:

1.Cardona V, Ebisawa M, El-Gamal Y, Fernandez-Rivas M, Fineman S,et al.  World allergy organization anaphylaxis guidance 2020. World Allergy Organization Journal2020;13:100472.

 

Abreviaturas:

FAAN: Food Allergy Anaphylaxis Network.

IECA: inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina.

IBP: inhibidores de la bomba de protones.

NIAID: National Institute of Allergy and Infectious Diseases.

PEF: pico del flujo espiratorio.

TAS: tension arterial sistólica.

WAO: World Allergy Organization.

FOBIA A LOS CORTICOIDES EN DERMATITIS ATÓPICA

La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica recidivante. La mayoría de los casos son leves y se tratan en Atención Primaria por médicos generales, mientras que los casos moderados a graves o resistentes al tratamiento, se derivan a dermatólogos, pediatras especializados y alergólogos para estudio y tratamiento adicional.

Recientemente se ha demostrado que el uso de medicamentos podría predecir la persistencia de Dermatitis atópica en los niños. Una identificación temprana de niños con un mayor riesgo de enfermedad grave y persistente puede mejorar el manejo de la enfermedad y reducir su carga.

La fobia a los corticoides tópicos es un problema común, tanto en pacientes pediátricos como en adultos con dermatitis atópica, y contribuye, no solo a una baja adherencia al tratamiento y a un control deficiente de la enfermedad, sino que, en última instancia, aumenta la necesidad de atención médica. Informaciones erróneas por parte de medios públicos, familia, amigos y profesionales de la salud, pueden agravar aún más la fobia a los corticoides tópicos.

Se ha publicado recientemente un estudio danés en el que se evaluó, a partir de un cuestionario, la estructura familiar de los pacientes pediátricos con dermatitis atópica, lugar de residencia, nivel educativo de los padres, enfermedades cutáneas actuales y anteriores, predisposición al tratamiento de la dermatitis atópica, fobia a los corticoides (Topical Corticosteroid Phobia, TOPICOP) y gravedad de la DA (Patient-Orient Eczema Measure, POEM).

De las conclusiones se puede extraer que ni el número de visitas previas a consultas médicas generales ni la edad del niño en la primera visita al médico de cabecera o al dermatólogo, se asociaron con la gravedad de la dermatitis atópica en el futuro. Por el contrario sí que se objetivó una asociación significativa entre una puntuación alta del test de fobia a los corticoides y un nivel educativo bajo de los padres, dando como resultado en estos casos un retraso en el tratamiento de los brotes de dermatitis atópica.

Estas conclusiones destacan la importancia de una buena educación a los padres por parte de los especialistas que atendemos a niños con esta enfermedad crónica, que ayuda a reducir los gastos de atención médica, así como la carga de la enfermedad.

Articulo aconsejado:

Dra. Elena Villalba Lorenzo, del hospital Hospital Público Marina Baixa, Villajoyosa (Alicante). Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Puede consultarse el artículo:

Trine Gerner, Jeanette Halskou Haugaard, Christian Vestergaard, Mette Deleuran, Gregor Borut Jemec, Charlotte Gotthard Mortz, Tove Agner, Alexander Egeberg, Lone Skov, Jacob P. Thyssen Healthcare utilization in Danish children with atopic dermatitis and parental topical corticosteroid phobia. Pediatr Allergy Immunol. 2021 Feb;32(2):331-341

 

 

Alergia a antibióticos en niños, más que una simple etiqueta

Las reacciones adversas a medicamentos son frecuentes en los niños, con una incidencia mayor en los ingresados (9.53%) con respecto a los que siguen un tratamiento en domicilio (1.46%). De ellas, sólo una minoría se catalogan como graves (12.29%), con un porcentaje bajo de ingresos por esta causa (2.09%). En la actualidad, se considera que son un problema de salud pública.

Basándonos únicamente en las manifestaciones clínicas, a menudo es difícil distinguir entre una reacción causada por un virus o por un medicamento, pero es importante ser conscientes que la principal causa de urticaria en los niños son las infecciones virales.

Dentro del gran espectro de reacciones adversas a medicamentos en los niños, últimamente el foco de atención se está centrando en la evaluación de la alergia a antibióticos, en particular de los beta-lactámicos. La amoxicilina es el fármaco más prescrito en los niños, y por ello, el implicado en la mayoría de las reacciones, aunque sólo una pequeña parte son reacciones alérgicas. Con frecuencia la alergia a antibióticos en los niños está sobrediagnosticada.

Los factores predisponentes son la inmunosupresión, la fibrosis quística, las exposiciones previas al mismo fármaco, la duración extensa del tratamiento y la vía de administración, siendo más sensibilizantes la vía parenteral y la cutánea. Recientemente se ha descrito una fuerte asociación de los genotipos HLA-B, HLA-C y HLA-DRB1 con reacciones inmediatas y tardías con beta-lactámicos en niños. La edad, el género, y la presencia de patología alérgica no parecen ser factores de riesgo.

Para el estudio alergológico, las guías recomiendan la realización de pruebas cutáneas intraepidérmicas e intradérmicas, seguidas de la prueba de provocación oral controlada, si son negativas. Tras la realización del estudio sólo se confirma alergia en el 2-2.5% de los niños. Además, por este motivo, varios grupos de trabajo han propuesto realizar las pruebas de administración oral sin la realización de las pruebas cutáneas previas.

Ser etiquetado de “alérgico a penicilinas” tiene consecuencias adversas en la salud y en la economía. Se asocia a la prescripción de antibióticos alternativos de amplio espectro que tienen un alto riesgo de efectos adversos y aumentan el riesgo de resistencias a antibióticos, precisan ingresos hospitalarios de mayor duración y condicionan un coste de cuidados de salud mucho mayor.

Por ello, en nuestro trabajo como alergólogos es primordial la evaluación de los niños con reacciones por beta-lactámicos, por el beneficio que recibirán en la calidad de sus tratamientos futuros.

Lectura recomendada: Antibiotic Allergy in Children: More than Just a Label. Abrams E, Netchiporouk E, Miedzybrodki B, Ben-Shoshan M. Int Arch Allergy Immunol. 2019;180(2):103-112. doi: 10.1159/000501518.

María Rueda García. Alergóloga, MD, PhD. Servicio de Alergología, Hospital Quirón, Barcelona. Miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, grupo de interés en Alergia a Medicamentos.

El impacto emocional del diagnóstico de anafilaxia por alimentos en población infantil y cómo influye la ansiedad de los padres al transmitirla a sus hijos. Parte I: Análisis de la situación, factores desencadenantes y potenciales agravantes.

“Curar a veces, aliviar a menudo y consolar siempre”.

“Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours”.

Es un famoso aforismo atribuido al psicólogo Claude Bernard que empleó de epitafio el Dr. Edward Trudeau y utilizaba con frecuencia el médico francés Adolphe Gubler. Estos célebres clínicos del siglo XIX apostaban por la relación médico-paciente como base.

Recuperando la esencia de esta relación medico-paciente, como especialistas en Alergología infantil nos enfrentamos a diario ante nuevos diagnósticos que trascienden lo meramente inmunológico para abarcar también el plano psicológico.

Haber vivido una anafilaxia en el entorno familiar puede tener un impacto psicológico significativo, pudiendo generar tal sobrecarga psíquica a diferentes niveles que afecta habitualmente el funcionamiento social, académico y la salud emocional del infante. En multitud de casos esta aflicción es transferida en gran medida de padres a hijos.

Un estudio publicado en The Journal of Paediatrics and Child Health acerca de los factores que suponen una carga parental en niños alérgicos a alimentos en Australia concluye, tras examinar cuestionarios de seguimiento, que alrededor del 65% de los participantes aseguró que la prescripción del autoinyector de adrenalina no supuso un empeoramiento en la calidad de vida del paciente ni en la libertad familiar. Sin embargo, al considerar factores tales como la gravedad de la alergia alimentaria, el número de alimentos a los que se es alérgico, así como haber sufrido dos o más episodios de anafilaxia en los últimos seis meses, se confirmaba un mayor impacto familiar en el control de la alergia que la prescripción de adrenalina por sí misma.

En esta línea, el Dr. Eyal Shemesh, Jefe de la División de Comportamiento Social del Departamento de Psiquiatría Pediátrica del Hospital Mount Sinaí de Nueva York, publicó recientemente en The Journal of Allergy and Clinical Immunology: In Practice un artículo sobre la importancia de las intervenciones psicológicas relacionadas con la alergia alimentaria, de recomendable lectura.

En esta revisión proporciona una visión general de las preocupaciones psicosociales comunes entre los niños con alergia alimentaria y sus familias en todo el espectro del desarrollo y ofrece orientación a los médicos con respecto a la identificación y el tratamiento de los desafíos psicosociales relacionados.

Resumiendo a grandes rasgos la literatura científica acerca de este tema, se pueden concluir como agravantes y potenciales desencadenantes de ansiedad los siguientes elementos:

  • Un mayor número de alimentos a los que el paciente está sensibilizado aumenta potencialmente el temor ante una nueva reacción.
  • Aquellos niños que han experimentado una anafilaxia suelen describir su enfermedad como más grave, reconocen mayor preocupación a diferencia de los jóvenes alérgicos que nunca habían sufrido una. Asimismo, a mayor número de anafilaxias ocurridas, mayor preocupación.
  • La manipulación de alimentos y utensilios de cocina en el domicilio e incluso las muestras de afectividad al individuo alérgico tras contacto con el alimento prohibido, pueden recrear una nueva reacción.
  • Etiquetados poco claros suponen un estrés añadido familiar a la hora de comprar nuevos productos. Ante la obligación de declarar los etiquetados, la industria alimentaria a veces opta por el “puede contener” para evadir incidencias legales.
  • Nutrición deficitaria. Toda restricción dietética crea un miedo desproporcionado a un insuficiente aporte nutritivo. Como consecuencia, los niños siguen dietas monótonas y rutinarias con las que se sientes cómodos.
  • El miedo a la introducción de alimentos nuevos, descrita como neofobia a alimentos, desencadena manías y rituales obsesivos con la alimentación. El término de trastorno de alimentación selectiva fue introducido en el DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría).
  • Incremento de la carga económica familiar.
  • Fiestas de cumpleaños, eventos sociales, visitas a amigos, comidas fuera de domicilio suponen un sobreesfuerzo y una amenaza para adaptarse y enfrentar el miedo.

 

En la segunda parte de este artículo estudiaremos las consecuencias implícitas de los factores anteriores. Asimismo, se evaluarán las habilidades que pueden enfocar al profesional o familiar del paciente para enfrentarse de la mejor manera posible a estos casos.

Dra. Talía María de Vicente Jiménez

Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Madrid

Comité de Alergia infantil SEAIC – Grupo de interés anafilaxia

Obesidad, dieta y asma infantil.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Es un problema a nivel mundial cuya prevalencia está aumentando a un ritmo alarmante. Este incremento de la prevalencia de obesidad en niños y en modo paralelo una incidencia cada vez mayor en los mismos de asma han motivado el planteamiento de que ambos procesos pudieran estar relacionados. Diversos estudios han demostrado un efecto de temporalidad entre estados obesogénicos y el posterior desarrollo de asma y de igual modo un efecto de dosis-respuesta, estableciéndose una relación directa entre el grado de obesidad y la severidad con la que cursa el asma.

El asma relacionado con la obesidad pediátrica causa una gran carga de enfermedad y se asocia con anomalías metabólicas. La mala calidad de la dieta, a su vez, parece estar relacionada con el asma, sin embargo, la asociación entre el estado nutricional y la carga de la enfermedad entre los niños con asma relacionada con la obesidad no se conoce bien.

En el estudio de Tobias et al1 se plantea valorar el estado nutricional, definido como concentraciones de carotenoides séricos y ácidos grasos omega-3, y su asociación con la función pulmonar y los marcadores metabólicos entre los niños asmáticos obesos.

Se cuantificaron los carotenoides y ácidos grasos séricos en una cohorte de estudio de 158 adolescentes de minorías urbanas, incluyendo 39 asmáticos obesos, 39 asmáticos con peso saludable, 38 controles obesos y 42 controles con peso saludable y comparados entre los grupos. Se correlacionaron los niveles de carotenoides y ácidos grasos con los índices de función pulmonar y con la resistencia a la insulina y la dislipidemia.

Como resultados se obtuvieron que la media de carotenoides totales fue más baja en niños asmáticos obesos (0,41 μg/ml) frente a asmáticos con un peso inferior al saludable (0,52 μg/ml, p <0,05) y a los controles de peso saludable (0,60 μg/ml, p <0,001). La proporción de ácidos grasos poliinsaturados omega-6/omega-3 también fue distinta entre los grupos (p <0.05) correlacionándose de forma inversa con el pronosticado en los niños asmáticos obesos.

Los carotenoides totales se correlacionaron positivamente con el porcentaje de FEV1 predicho y se correlacionaron inversamente con la resistencia a la insulina sólo entre los asmáticos obesos

En definitiva, estos hallazgos sugieren que los carotenoides, que son más bajos en niños asmáticos obesos, pueden tener efectos protectores sobre la salud metabólica y la función pulmonar y de manera similar, los ácidos grasos omega-3 también parecen ser protectores de la función pulmonar.

Sería deseable y necesario poner en marcha estudios que profundizasen y aclarasen los entresijos aún por conocer de la relación existente entre la obesidad y las alteraciones respiratorias como el asma. Desde una temprana edad seria necesario inculcar a los niños una dieta saludable con el fin de prevenir enfermedades crónicas futuras, entre ellas, el asma bronquial. Además, resultará igualmente necesario establecer colaboraciones entre los profesionales de las distintas especialidades (Endocrinología, Cardiología, etc.), todo ello orientado a poner en marcha programas de acción y prevención coordinados.

1.-Tobias TAM, Wood LG, Rastogi D. Carotenoids, fatty acids, and disease burden in obese minority adolescents with asthma. Clin Exp Allergy. 2019 Mar 25.

Margarita Tomás Pérez. Médico Adjunto Alergología Hospital General Universitario La Paz. Madrid.  Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Eficacia y seguridad de la provocación oral durante 5 días para la evaluación de la alergia a la amoxicilina no grave en niños

La alergia a antibióticos betalactámicos es la alergia medicamentosa  más frecuente, entre las cuales las aminopenicilinas son causa de erupciones tardías en los niños, particularmente en el contexto de las infecciones virales.

Una proporción significativa de individuos continúa evitando los antibióticos betalactámicos por temor a una reacción alérgica a pesar de tener un estudio negativo frente a ellos.

Efficacy and Safety of 5-Day Challenge for the Evaluation of Nonsevere Amoxicillin Allergy in Children. Labrosse R, Paradis L, Lacombe J, Samaan K, Graham F, Paradis J, Bégin P, Des Roches A.

En este estudio, se comparó la seguridad y la eficacia de la prueba de exposición oral con amoxicilina durante 5 días respecto a la administración de una dosis única de este antibiótico durante la prueba. Asimismo se evaluó la proporción de pacientes que a posteriori utilizaron la amoxicilina una vez confirmada su tolerancia

En el estudio se reclutaron prospectivamente pacientes pediátricos menores de 18 años con historia previa de reacción en el contexto de la administración de amoxicilina. Todos los pacientes siguieron una prueba de exposición frente a este antibiótico, y aquellos con respuesta negativa se sometieron a una prueba oral ambulatoria de 5 días para descartar reacciones no inmediatas. Los pacientes fueron llamados 2 años después de su evaluación inicial para evaluar el uso posterior de amoxicilina y su tolerancia.

Los resultados fueron los siguientes: de los ciento treinta niños con antecedentes de alergia a amoxicilina todos se sometieron a una prueba de exposición oral frente a amoxicilina. 3 pacientes tuvieron una prueba inmediata positiva,  otros 3 una prueba positiva no inmediata y en 2 pacientes los resultados fueron ambiguos. De los 122 pacientes con una prueba de exposición negativa, 114 (93,4%)  fueron valorados vía telefónica 2 años después de su evaluación inicial: 75 niños habían usado antibióticos con posterioridad, de los cuales solo 1 (1,3%) se había negado a reutilizar amoxicilina por temor a una reacción alérgica . Finalmente, la prueba de exposición oral de 5 días dio como resultado en la prevención futura de la evitación de betalactámicos un 25,4% en comparación con la prueba oral clásica de dosis única (1,3%) realizada durante 1 día en una cohorte histórica p <0,0001).

La provocación oral durante 5 días es una forma segura y efectiva de descartar la alergia a la amoxicilina no inmediata, y garantiza un mejor cumplimiento del uso futuro de la penicilina.

Sara Martínez Molina. Comité de Alergia Infantil SEAIC.

Cuándo recomendar una dieta de eliminación de alimentos en niños dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad muy prevalente en niños, calculándose que hasta un 20% de la población infantil podría padecerla. Afecta notablemente a la calidad de vida del paciente y sus familiares por las repercusiones en su vida social y familiar y porque puede afectar a la autoestima del niño.

El carácter recurrente de esta enfermedad y la falta de un tratamiento definitivo han animado a pacientes, familiares y comunidad científica a detectar sus posibles desencadenantes o factores agravantes, tanto ambientales como alimentarios. A lo largo de nuestra experiencia probablemente se nos haya sugerido por parte de algunos padres la posible relación de algún alimento o grupo de alimentos con los brotes que padece su hijo, pudiendo generarnos dudas sobre la necesidad o conveniencia de realizar dietas de exclusión en dichos casos.

Para intentar responder a la pregunta sobre la posible implicación de los alimentos o el beneficio de determinadas dietas en la evolución de la dermatitis atópica, se ha publicado una revisión sistemática de la literatura médica que comprende hasta julio 2016 (Lim et al. The role of elimination diets in atopic dermatitis -a comprehensive review. Pediatric Dermatology 2017; 34:516-527). Los autores han agrupado los estudios según el tipo de dieta utilizada y las características de pacientes (sensibilizados o no sensibilizados a los alimentos). La metodología de los estudios es variable , lo que hace difícil obtener conclusiones claras, siendo la mayoría no controlados con placebo y con resultados contradictorios. Teniendo en cuenta solo aquellos con nivel I de evidencia, sí se detecta una mejoría en la dermatitis atópica en pacientes con alergia confirmada mediante provocación oral doble ciego controlada con placebo, teniendo en cuenta tanto reacciones inmediatas como tardías. No hay datos que apoyen aconsejar dietas de eliminación estrictas de varios alimentos en pacientes con dermatitis atópica no alérgicos a los alimentos.

Teniendo en cuenta estos resultados solo deberían eliminarse los alimentos a los que el paciente se ha confirmado alérgico. La evitación de dichos alimentos no ofrece ninguna duda en el caso de las reacciones inmediatas, pero varios de los estudios de la referida revisión incluyen también las respuestas tardías, y con frecuencia no se especifican los criterios de positividad tenidos en cuenta en las prueba de exposición oral con el alimento. Hay que recordar que, según recomendaciones de la EAACI (Allergy 2007; 62: 723-728) para evaluar el empeoramiento de la dermatitis atópica por un alimento deben realizarse dietas de exclusión con el mismo durante al menos 4-6 semanas y en caso de mejoría, reintroducirlo a continuación para detectar, mediante datos objetivos (SCORAD), el empeoramiento o no de la dermatitis en los días siguientes  a la prueba de exposición.

Por otro lado, la cada vez más amplia experiencia con la inmunoterapia oral con alimentos contradice la idea de que el alimento que provoca una reacción inmediata en el paciente también podría empeorar la dermatitis atópica ya que, entre los efectos adversos de este tipo de inmunoterapia no se describe, al menos como frecuente, el empeoramiento de la dermatitis atópica que padecen con cierta frecuencia estos pacientes .

De todo ello podría concluirse que, en los pacientes con dermatitis atópica, debe valorarse muy cuidadosamente la recomendación de una dieta de exclusión de uno o varios alimentos. No deberá indicarse si solo hay una sensibilización detectada mediante pruebas cutáneas en prick o determinación de IgE específica sino cuando exista una verdadera alergia al alimento, con una respuesta clínica inmediata o tardía que, en este último caso, requerirá de una dieta de exclusión durante varias semanas y la reintroducción del alimento bajo control del especialista, ante la eventualidad de una reacción inmediata por pérdida de tolerancia durante el periodo sin exposición oral al alimento.

Rosa García Rodríguez. Facultativa especialista de área del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Comité de Alergia Infantil